Las dos localidades cuentan con un bello casco urbano de trazado medieval, con callejuelas, plazas, soportales y rincones de gran encanto. Tanto en uno como en otro lugar hubo en el pasado una notoria presencia religiosa. En Benabarre tuvieron convento agustinos, dominicas y dominicos; estos últimos a las afueras de la población, en el importante convento de Linares, hoy completamente arruinado. A la entrada de Lascuarre quedan los restos de un antiguo convento trinitario.
Lascuarre y Benabarre se encuentran separadas por la sierra del Castillo de Laguarres. Esta modesta estribación meridional pirenaica, de orientación este-oeste, puede atravesarse por una pequeña carretera (la A-1606) y por varios caminos, el más importante de los cuales es el GR-18.1, que la cruza por el denominado Coll y está balizado con marcas blancas y rojas. Voy a referirme sin embargo aquí a otro itinerario menos conocido que permite unir las dos poblaciones atravesando la sierra de Laguarres por su parte más oriental, por la denominada sierra de La Mellera.
Se trata de un recorrido con una distancia de unos dieciocho kilómetros, de los que prácticamente la mitad son de subida y la otra mitad en sentido descendente. Este camino, tal como aquí se propone, sólo se encuentra balizado, como PR-HU131, en su segunda parte, desde el mirador de La Mellera y la Font Freda hasta Benabarre. Lascuarre se halla a 648 metros de altitud y Benabarre a 788; el mirador de La Mellera, punto más alto de nuestro itinerario, se sitúa a 1105 metros.
Empezaremos nuestro recorrido en Lascuarre en dirección sureste, tomando un camino que sale desde la fuente pública de la localidad. Descartamos a nuestra izquierda la pista que va a Luzás y tomamos el GR-1 que se dirige a Laguarres. Justo un kilómetro después de haber abandonado Lascuarre, dejamos a la derecha el GR-1 y seguimos por la izquierda, por una pista en buen estado que en el lugar denominan del Ubago. Por un bosque de pinos y algunos robles centenarios, siempre en subida, alcanzamos el extremo oriental de la sierra de La Mellera. Aquí, el camino gira a la derecha y continúa, por pista de tierra y en dirección al oeste, hasta la llamada “caseta bllanca”, un antiguo refugio forestal frente al que se levanta un vértice geodésico. Antes habremos dejado a nuestra izquierda y bastante cerca de nuestro camino la ermita de San Justo y Pastor, con ábside poligonal y construcción aparentemente moderna. Sin hacer caso a la pista que sale por la izquierda de la “caseta bllanca” y que nos llevaría a Tolva, continuamos hacia el oeste por una ligera bajada. Siguiendo el camino, encontraremos enseguida el llamado roble de la Mellera, un gran árbol centenario que se levanta en medio de un campo y cuya silueta solitaria recortada en lo alto de la sierra se reconoce desde la lejanía al acercamos a Lascuarre. Muy cerca de este árbol majestuoso y singular veremos las casas de la denominada aldea ecológica. Son varias construcciones modernas, distanciadas entre sí, con orientación al mediodía y habitadas por familias alemanas.
Aquí nos encontraremos con el PR-HU131 que viene de Benabarre y unas tablillas indicadoras del mirador de la Mellera y la Font Freda. La Font Freda (Fuente Fría) está descendiendo unos metros en dirección al norte por una pista en mal estado que va a parar a la que nosotros hemos utilizado para subir hasta aquí, y que puede usarse como atajo si se quiere acortar el camino. Se trata de una pequeña fuente situada en una oquedad de la roca, en un paraje que, como su nombre indica, rezuma frescura y humedad. Si volvemos sobre nuestros pasos hasta el citado indicador, andando unos metros hacia el oeste llegamos al mirador de la Mellera y a los restos del castillo del mismo nombre.
Desde este punto se contemplan unas inmejorables vistas del valle del Isábena, con la cordillera pirenaica como magnífico telón de fondo. Justo en la cortada que cae hacia el norte, quedan restos de una de las paredes del que fuera el antiguo castillo de La Mellera. Se trata de una fortaleza ya documentada en el siglo XI como perteneciente al rey Ramiro I, que tal vez la habría heredado de su padre Sancho el Mayor. En lo alto de la roca y por los alrededores quedan esparcidas algunas piedras de lo que sería el viejo castillo, que probablemente contaría con una torre defensiva y un recinto amurallado.
Para descender a Benabarre seguiremos siempre las marcas amarillas y blancas del PR-HU131. Pasaremos primero junto a una de las casas de la aldea ecológica y al cabo de unos minutos atravesaremos un amplio complejo ganadero con almacenes y establos para ovejas. Siguiendo la pista llegaremos al Coll Nuevo, donde, atentos a las señales, tomaremos a nuestra derecha un estrecho sendero que desciende en fuerte pendiente entre un bosque de pinos. Al final de la bajada se llega a la Fuente de Catró. Allí, junto a una pequeña presa que retiene las aguas del barranco de dicho nombre, se ha habilitado un agradable rincón con un par de mesas de madera. Desde aquí el camino transita durante un rato en paralelo al barranco de Catró, cuyo pequeño cauce encajonado entre rocas dejamos siempre a nuestra izquierda. Tras girar a la derecha y pasar junto a unos campos de labor, nuestro camino confluye con el GR-18 que, procedente de Benabarre, sube a la sierra por el llamado Coll. A pocos metros de esta confluencia de caminos, vemos a nuestra derecha las ruinas del antiguo convento dominico de Nuestra Señora de Linares, sobre el que escribí un artículo en estas mismas páginas hace ya varios años. Fue construido en 1413 y llegó a ser panteón de los condes de Ribagorza. Se expropió en el siglo XIX con motivo de la desamortización. Una interesante lápida procedente de este convento se guarda en el pequeño museo parroquial de Benabarre.
A medio kilómetro de Linares se encuentra el parque-merendero de San Medardo. Es éste un agradable lugar de esparcimiento y descanso, muy apreciado por los benabarrenses por estar dedicado a su santo patrón, un obispo medieval de procedencia francesa. En el parque, con abundantes árboles, algunas barbacoas y mesas para realizar comidas campestres, destaca la ermita dedicada al santo. Es una curiosa construcción del siglo XVIII, de planta hexagonal con tejado en forma de pirámide. Junto a la ermita se halla la antigua casa del ermitaño y un enorme nogal o “nuguera” de más de veinticinco metros de altura. Desde San Medardo a Benabarre quedan unos dos kilómetros de camino para concluir nuestro itinerario. Un tranquilo paseo por la bonita villa ribagorzana es el mejor colofón para la excursión que aquí hemos propuesto.
Carlos Bravo Suárez
(Artículo publicado en Diario del Alto Aragón)
(Fotos: Lascuarre desde La Mellera, la ermita de los santos Justo y Pastor, restos del castillo de La Mellera (dos fotos), mirador de La Mellera con "el puro" en su extremo, la Font Freda, el roble de La Mellera y la ermita de San Medardo de Benabarre)