sábado, 24 de abril de 2010

CONVULSIONES EN ARGELIA


Lo que el día debe a la noche. Yasmina Khadra. Destino. 2009. 380 páginas

Yasmina Khadra es en realidad Mohammed Moulessehoul (1955), un ex comandante del ejército argelino cuyas novelas obtienen desde hace unos años un considerable éxito en el mundo occidental. Tras revelar su verdadera identidad, el autor magrebí se refugió en Francia donde continúa escribiendo con el pseudónimo femenino que lo dio a conocer.

Si en libros anteriores cultivó el género policiaco y profundizó en el islamismo y los conflictos del mundo árabe actual, en Lo que el día debe a la noche roza por momentos el melodrama y se adentra en el convulso periodo de la guerra de liberación de Argelia y su traumático nacimiento como país. Salvo el corto capítulo final que se sitúa en 2008, la novela sucede entre los años treinta y el inicio de la década de los sesenta del pasado siglo XX.


El protagonista del libro es Younes o Jonás, quien narra el relato en primera persona desde que era un niño y vivía con sus padres en la Argelia rural. Arruinadas sus cosechas, la familia buscó refugio en la ciudad de Orán. Allí se desarrolla la primera parte de la novela. En unas páginas espléndidas que recuerdan al mejor Naguib Mahfuz, se describe el ambiente mísero de la barriada de Jenane Jato y se traza un magnífico retrato del padre, un campesino orgulloso y trabajador que es destruido por la vorágine despiadada de la gran urbe. Younes es confiado a un tío suyo, casado con una cristiana, que disfruta de una desahogada situación económica. El joven pasa a ser Jonás y entra en relación con el privilegiado mundo de los occidentales que viven en Argelia. Se relatan las relaciones de amistad y camaradería de un grupo de amigos modernos y sin problemas económicos, cuya armoniosa convivencia quedará rota por la presencia de Emilie, una fascinante mujer de la que todos ellos se enamoran y ninguno logra conquistar del todo, y por el estallido de la revolución argelina, cuya violencia los salpicará inevitablemente y marcará para siempre sus vidas. La relación de Younes con Emilie adquiere un tono tal vez en exceso melodramático y ocupa la parte posiblemente más endeble de la novela. Más atractivo resulta el dilema interior de Younes/Jonás, quien por su situación y su pasado participa en parte de los dos mundos enfrentados en la sociedad argelina de aquel tiempo. Aunque Khadra reniega de la violencia terrible y aniquiladora en la que derivó el conflicto, no deja de mostrar la injusta situación económica y social que provocó aquel estallido de odios. Estallido que se llevó todo por delante, incluso los sueños de un futuro que, en buena medida y tras un doloroso y traumático parto, nació ya muerto.


Novela densa, apasionada, escrita en una prosa rica y llena de metáforas, tal vez algo desigual pero en su conjunto de lectura muy satisfactoria.


Carlos Bravo Suárez

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