viernes, 14 de octubre de 2011

UN VIAJE AL ÁRTICO

En mares salvajes. Javier Reverte. Plaza y Janés. 448 páginas.

Los libros de viajes de Javier Reverte están entre mis devociones literarias. Tras su magnífico El río de la vida, en que narraba su viaje por Alaska y Canadá siguiendo el curso del río Yukon y las huellas de la fiebre del oro y de la literatura de Jack London, el escritor madrileño ha publicado recientemente En mares salvajes, donde describe su periplo por el océano Ártico y las tierras más septentrionales del Canadá.

El progresivo calentamiento del planeta ha permitido desde el año 2007 la navegación por el océano Ártico durante el corto verano boreal. A causa del cambio climático, el legendario Paso del Noroeste que une el océano Atlántico con el Pacífico puede ahora ser atravesado surcando los diversos canales marítimos del norte canadiense. En el año 2008, Javier Reverte consiguió billete en el Akademik Ioffe, un barco ruso, alquilado por una compañía turística australiana, que iba a ser el segundo crucero en la historia que navegaba, con cerca de un centenar de pasajeros, desde el Atlántico hasta el Pacífico por los fríos y salvajes, aunque cada vez menos helados, mares del Ártico.

Como siempre, Javier Reverte narra su viaje con destreza y amenidad, no pocas dosis de ironía y unas precisas descripciones de los lugares que visita y de las gentes que conoce en su recorrido. Además, con su habitual tono exquisitamente didáctico y pedagógico, ilustra al lector sobre diversos aspectos geográficos e históricos relacionados con el itinerario de su viaje por el Gran Norte canadiense. En este caso no hay una referencia literaria que seguir y el principal contenido de las informaciones, muchas y completas, versa sobre la larga y trágica epopeya del descubrimiento de esas ignotas tierras septentrionales y los sucesivos intentos por encontrar un paso hacia el noroeste que abriera una ruta marítima más corta entre Occidente y Oriente. Conocemos las historias y peripecias de numerosos navegantes que ya desde el siglo XVI intentaron surcar esas heladas aguas nórdicas. Muchos de esos aventureros han quedado para siempre en los mapas de la zona, dando nombre a islas, estrechos, penínsulas, bahías o poblaciones costeras. Algunos, como John Franklin, representan las numerosas tragedias que acaecieron en esos remotos lugares hasta que el noruego Roald Amundsen, a principios del siglo XX, logró completar el recorrido del mítico Paso del Noroeste.

Javier Reverte escribe como un viajero que aúna sencillez y cultura, totalmente alejado de la insoportable pedantería de muchos de los turistas de hoy, nuevos ricos de dudoso gusto estético y muy escasa sensibilidad.

Carlos Bravo Suárez

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