domingo, 12 de febrero de 2012

EL CASTILLO DE SERRADUY ENTRE LA VILETA Y LA FEIXA

Serraduy es una pequeña población ribagorzana cuyo caserío se dispone en varios barrios por la ladera que desde la orilla izquierda del río Isábena asciende hacia el este por las faldas de la sierra de Sis, en dirección al Coll de Vent y la Paúl de Iscles.

Junto a la carretera A-1605 se encuentra el barrio conocido como Serraduy del Pon, que toma su nombre del bonito puente medieval de tres ojos que atraviesa el río Isábena. Al otro lado del puente topamos con la pequeña iglesia de San Lorenzo, construcción popular con amplia y llamativa puerta de arco de medio punto. La estrecha conjunción de roca y agua convierte a este barrio ribereño en un rincón verdaderamente hermoso y pintoresco.

La iglesia parroquial de Serraduy es la dedicada a San Martín que hoy está en ruinas. Se halla situada al noreste del Pon, en otra pequeña agrupación de casas que se denomina el Barrio o el Barri. La iglesia, aunque profundamente modificada con formas neoclásicas durante el siglo XVIII, tiene orígenes románicos, con presencia todavía visible del arranque de la antigua bóveda.

A poca distancia del Barrio se encuentra el pequeño núcleo de la Vileta, situado a algo más de dos kilómetros de Serraduy del Pon. La carretera llega hasta la casa Olario y, a escasa distancia de ésta, en dirección al este, se halla la pequeña ermita románica dedicada también a San Martín y restaurada hace unos años, con criterios tal vez discutibles pero con resultados funcionales, por mosén José María Lemiñana, el famoso párroco de Roda que restauró numerosas iglesias ribagorzanas antes de su fallecimiento en 2009. Si bien históricamente sólo se usaría para el culto del caserío aledaño, hoy, tras su restauración y a causa del estado ruinoso de la parroquial, hace las veces de ésta para la escasa y dispersa población de la localidad. Es de nave rectangular con bóveda de cañón y ábside semicircular canónicamente orientada al este. En su lado occidental, tiene una pequeña espadaña simple dotada de campana. La puerta de acceso a la ermita, originariamente situada en el muro meridional, se abre hoy en dirección al norte.

Desde la casa Olario de la Vileta, sale una pista de tierra que en aproximadamente media hora nos lleva a la ermita de la virgen de la Feixa, un lugar con gran belleza y encanto. La construcción religiosa se halla situada debajo de las impresionantes paredes verticales de la sierra de Sis, en cuyas elevadas oquedades suelen anidar los buitres. La ermita de la Feixa (palabra cuyo significado es faja o pequeña explanada) es de datación muy antigua. La construcción originaria se remonta probablemente a los inicios del siglo XI. Es de nave rectangular, con bóveda de cañón de cinco tramos, orientada al este, aunque su ábside original le fue amputado en algún momento del pasado para construir allí, detrás del altar, una sacristía. Esta fue derribada en el año 2003 por el citado mosén José María Lemiñana, que reconstruyó el desaparecido ábside imitando su forma semicircular románica. Una espadaña con añadido reciente de ladrillo y doble vano se levanta mirando al mediodía. Hoy se accede al interior de la ermita por dos puertas, una abierta al sur y otra a poniente. Sobre esta última destaca una preciosa ventana geminada, probablemente el elemento del templo con más antigüedad y mayor belleza de todo el conjunto. Junto a la ermita se levanta la vivienda del ermitaño, que estuvo habitada hasta no hace demasiado tiempo. Aún hoy una persona de Serraduy, conocedor como nadie de todos los rincones de la zona, es conocida con el sobrenombre de “El ermitaño” por haber nacido y vivido un tiempo en esa casa de la Feixa.

Mucho menos conocidos que los lugares hasta aquí descritos son los restos del antiguo castillo de Serraduy. Conseguí llegar hasta ellos gracias a la guía y las informaciones de mi amigo Joaquín Sesé, de Capella. Se sitúan a la izquierda del camino que lleva desde la casa Olario de la Vileta hasta la ermita de la virgen de la Feixa. Poco después de la citada casa hay que subir campo a través, andando alrededor de media hora, hasta lo alto de un cerro rocoso que se conoce en el lugar como el Castell. El topónimo parece corroborar, por tanto, la existencia de lo que sería un pequeño castillo o torre de vigilancia del que, sin embargo, apenas hay documentación escrita.

En el lado norte del citado cerro puede verse lo que son al menos tres hileras de sillares que, aunque mimetizados en parte con la roca, resultan evidentes al acercarse más al lugar. No es mucho el espacio que queda en lo alto del cerro del Castell, pero desde allí se domina buena parte del valle del Isábena en su tramo medio. Desde esta magnífica atalaya se divisan perfectamente las poblaciones de Roda de Isábena y La Puebla de Roda, así como los cuatro barrios de Serraduy: el Pon, el Barri, la Vileta y Riguala. Por otro lado, hay también una perfecta conexión visual con el cerro donde se hallan los escasos restos del castillo de Güel y con la ermita de la virgen de las Rocas de esta misma localidad. También con lugares donde pudo haber otros puntos de vigilancia como Rin de la Carrasca o Chordal. Rodeando la base del cerro del Castell, nos encontramos en su parte occidental con un pequeño túnel, que al menos a primera vista más parece ser obra de la propia naturaleza que de la mano del hombre.

Como ya he dicho, no he encontrado documentación alguna sobre el castillo de Serraduy, pero su existencia parece segura a la vista de los restos descritos y del topónimo con que se conoce el emplazamiento en que éstos se hallan. Este y otros lugares como los aquí referidos hacen de Serraduy uno de los pueblos más interesantes del tranquilo y solitario valle del Isábena.

Carlos Bravo Suárez.

Artículo publicado hoy en Diario del Alto Aragón.

Imágenes: Cerro del Castell, restos de un muro del castillo, túnel en el cerro del Castell, ermita de la Feixa -cuatro, la cuarta es la bonita ventana geminada, ermita de la Vileta y puente de Serraduy e iglesia de San Lorenzo.

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