domingo, 8 de julio de 2012

CANCIÓN DE TUMBA



Canción de tumba. Julián Herbert. Literatura Mondadori. 2011. 206 páginas.

Canción de tumba ganó el prestigioso Premio Jaén de Novela del pasado año. Su autor es el mejicano Julián Herbert (Acapulco, 1971), hasta ahora poco conocido en España, a pesar de haber publicado en su país otra novela  -Un mundo infiel-, una colección de cuentos, un ensayo y varios libros de poesía.

En Canción de tumba, Herbert novela en primera persona, y no sabemos con cuánta dosis de autobiografía, la compleja relación que a lo largo de su vida ha mantenido con su madre, una mujer ingresada en un hospital mejicano porque padece una leucemia que la tiene al borde de la muerte. Las largas horas junto al lecho de la madre enferma llevan al narrador a realizar un heterodoxo ejercicio literario en el que mezcla recuerdos de su infancia, un repaso de su relación con las mujeres y sus gustos sexuales, su afición a varias drogas, y algunas sugerentes reflexiones sobre la situación social y política de su país, un México corrupto y violento que a veces tiene un tratamiento casi surrealista de reminiscencias buñuelescas.

Desde la infancia, la vida del narrador ha estado marcada por la profesión de su madre. Guadalupe Chávez –también conocida como Marisela Acosta, entre otras identidades falsas–, que  ejerció la prostitución durante buena parte de su vida. Quien narra la historia del libro es, por tanto, en el sentido literal de la expresión y sin eufemismos edulcorantes, un auténtico hijo de puta.

La novela puede caer tal vez en algunos momentos en un excesivo verbalismo retórico poco productivo narrativamente, pero esta misma inclinación esteticista la dota de una mayor modernidad en su hibridación de géneros literarios, su enfoque misceláneo y su notable musicalidad poética. Hay también, por otro lado aunque en la misma línea, una considerable presencia en el texto de un lenguaje coloquial mejicano, que recoge el habla de la calle y puede resultar en ocasiones algo difícil para el lector español.

Canción de tumba es una narración original ya desde su título, con esa antítesis implícita respecto a una posible “canción de cuna” referida a una infancia feliz. La del escritor consistió sin embargo, debido a la itinerante profesión de su madre, en un continuo ir y venir por la vasta geografía mejicana. No a todo el mundo gustará este libro que mezcla elementos muy diversos con una intención literariamente innovadora, y que se aleja en muchos aspectos de las corrientes narrativas más convencionales y ortodoxas.

Carlos Bravo Suárez

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