domingo, 23 de septiembre de 2012

CUANDO EL AMOR SE ACABA



Nadie se salva solo. Margaret Mazzantini. Alfaguara. 2012. 220 páginas.

Aunque nacida en Dublín en 1961, Margaret Mazzantini es otro de los nombres importantes de la exitosa narrativa italiana actual. Actriz de cine y de teatro además de escritora, Mazzantini ha publicado seis novelas en su país, dos de las cuales  -No te muevas y La palabra más hermosa-,  han sido llevadas al cine por su marido Sergio Castellitto y protagonizadas por la actriz española Penélope Cruz. Nadie se salva solo ha tenido un gran éxito de ventas en Italia y en muchos países europeos. Su última novela, Mare al mattino, ha sido ya publicada en italiano y Alfaguara anuncia su próxima aparición en España.

Hay que empezar diciendo que Nadie se salva solo es una novela intimista que cuenta, con crudo realismo y gran verosimilitud, el proceso de separación de una pareja, el derrumbe sentimental de una relación que en unos años ha pasado del amor al odio, del pasional enamoramiento juvenil a la ruptura sin posible retorno. Delia y Gaetano son una pareja de treintañeros que lleva un tiempo separada y se junta ocasionalmente una noche para cenar en un restaurante y hablar del reparto de sus dos hijos en las próximas vacaciones veraniegas

En realidad la novela transcurre solamente en esa noche, durante la tensa cena de los dos protagonistas del relato. Todo lo demás constituye una sucesión de flashbacks, con continuas vueltas al pasado que permiten conocer el proceso completo de la relación hasta su traumático final. Uno de los mayores logros de la novela es la manera narrativa de activar en los personajes esas transiciones temporales del presente al pasado; cualquier detalle mínimo de uno de ellos lleva al otro al recuerdo de algún momento, amargo o dulce, vivido antes conjuntamente o por separado.

Margaret Mazzantini construye una crónica muy creíble del fracaso de una relación con un estilo literario sobrio y conciso, que sin embargo permite ahondar en los matices y detalles del proceso que conduce al desamor y en la compleja personalidad de los dos personajes con sus respectivos pasados y presentes a cuestas. La novela intenta aprehender, y en buena medida lo consigue, toda la dificultad que entrañan las relaciones de pareja en el mundo contemporáneo. Y eso, sobre todo, dejando hablar y recordar a los personajes por sí mismos, con una presencia secundaria y casi mínima  del narrador externo. Su atinada voz, sin embargo, deja frases como esta que resumen la propia perplejidad y confusión de la pareja: “Ahora son como dos boxeadores asombrados por ese odio -¿o acaso es amor?- que sienten y no comprenden”. Lo dicho: a veces del amor al odio solo hay un pequeño paso.

Carlos Bravo Suárez

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