domingo, 20 de julio de 2014

EL CAMINO COMO TERAPIA

       
 “Salvaje”. Cheryl Strayed. Roca Editorial. 2013. 368 páginas.

“Salvaje” no es estrictamente una novela, pero se lee como si lo fuera. El libro es, en realidad, el apasionante relato en primera persona del viaje a pie que su autora, Cheryl Strayed, realizó en 1995, cuando tenía 26 años, por el Sendero del Macizo del Pacífico. Durante más de tres meses, la joven, nacida en Pennsylvania y criada en Minnesota, recorrió en solitario casi dos mil kilómetros de este largo itinerario que discurre, de sur a norte, desde el desierto de Mojave hasta la frontera con Canadá, siguiendo la larga cadena montañosa que se extiende por la zona más occidental de los Estados Unidos. Un itinerario que constituye, en palabras de la autora, “un mundo cuyas dimensiones eran medio metro de ancho y 4.285 kilómetros de largo”. Tal como había proyectado desde el principio, Cheryl Strayed caminó por los estados de California y Oregón, desde el inicio del SMP –así se abrevia al sendero en el libro– hasta el llamado Puente de los Dioses, sobre el río Columbia, en la frontera entre los estados de Oregón y Washington.

Pero “Salvaje” no es en absoluto una guía para montañeros o el relato contado por una excursionista experta. Todo lo contrario. Para Cheryl Strayed el camino se convierte en un aprendizaje y en una terapia. Cuatro años antes de iniciar su caminata, la joven había perdido a su madre, víctima de un cáncer. A ello siguió un periodo de inestabilidad emocional que le llevó a separarse de su marido, a la promiscuidad sexual y a un peligroso coqueteo con la heroína. La aventura en solitario por el SMP supondrá para ella una ruptura con su vida anterior y una especie de renacimiento desde sus propias cenizas.

En el libro, la narradora va alternando el relato lineal de la aventura excursionista con retazos de su vida pasada. Sin ninguna experiencia previa como caminante, con una pesadísima mochila –a la que llama Monstruo– cargada a sus espaldas y unas botas demasiado pequeñas que le harán perder una tras otra casi todas las uñas de sus pies, Cheryl Strayed inicia un recorrido en el que vivirá agotamientos, penalidades y privaciones junto a algunos reconfortantes momentos de alegría. Padecerá días de calor intenso y jornadas de lluvia y frío, deberá desviarse momentáneamente de la ruta principal por la mucha nieve que ese año batió todos los récords en la Sierra Nevada, verá algunos osos y numerosas serpientes de cascabel y conocerá a otros excursionistas con quienes, en general y salvo alguna excepción, confraternizará en buena camaradería. Ellos le harán ganar confianza en sí misma y en la bondad y amabilidad de las personas desconocidas y el género humano en su conjunto.

Al final de su relato, la escritora hace una relación de los libros que ha leído durante el camino y que ha ido quemando a medida que terminaba su lectura para aligerar el peso de su descomunal mochila. De esas lecturas en las noches solitarias, a la luz de una linterna en el interior de una pequeña tienda de campaña, se va forjando en la joven excursionista la decidida voluntad de hacerse escritora.

Escrito con sinceridad, mucha pasión y buenas dosis de intriga y sentido del humor, “Salvaje” es un libro muy recomendable por su componente geográfica y excursionista y, sobre todo, por la fuerza de un personaje que decide con determinación dejar atrás el pasado y, superando todos los obstáculos, seguir el camino emprendido mirando ya siempre hacia adelante.

Carlos Bravo Suárez   

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