domingo, 21 de junio de 2015

CICATRIZ



              “Cicatriz”. Sara Mesa. Anagrama. 2015. 196 páginas.

Tras su destacada “Cuatro por Cuatro” (Anagrama, 2012), finalista del Premio Herralde de Novela, Sara Mesa (Madrid, 1975) acaba de publicar, también en Anagrama, su nueva novela “Cicatriz”. Poeta, autora de libros de relatos y de varias narraciones largas, la escritora madrileña, afincada desde niña en Sevilla, es una de las figuras emergentes de la nueva generación de autores españoles que están hoy en torno a los cuarenta años.

 “Cicatriz” es una novela con sólo dos personajes y gran escasez de acción. Es, en buena medida, un relato epistolar entre dos jóvenes que se relacionan a través de mensajes de Internet. Sonia conoce a Knut Hamsum –su pseudónimo cibernético– en un foro literario virtual. Ambos viven en lugares alejados entre sí: ella, en una población más pequeña; Knut, en Cárdenas, una ciudad grande que cuenta con los principales centros comerciales y que ya ha aparecido en otras narraciones de la autora. Tras varias conversaciones literarias en la red, Knut comienza a enviarle a Sonia, por correo postal, paquetes de libros que roba en librerías y grandes superficies. A esos envíos se añaden otros regalos suntuosos de objetos también robados con la pericia de un profesional: zapatos, perfumes, ropa, lencería. Aunque a ella no siempre le gustan, los acepta y se siente halagada por tantas atenciones. Sin embargo, al cabo de un tiempo comienzan a surgirle cada vez más dudas y temores. Knut es un hombre perfeccionista hasta la neurosis y un hábil manipulador que consigue ir dominando la voluntad de Sonia, quien se ha casado y ha tenido un hijo pero no logra romper con esa extraña relación que parece oscilar pendularmente entre la fascinación y la repulsión. En algún momento decidirán verse y su relación y dependencia mutua se verán sometidas a nuevas vueltas de tuerca.

Aunque pueda parecerlo, el acoso cibernético no es el tema principal de la novela. Otros temas asoman a ella con mayor fuerza a lo largo de sus páginas: el robo en los centros comerciales y las reflexiones que hace el ladrón sobre su propia actividad, las obsesiones, el lujo, el fetichismo, la manipulación y las maneras de ejercer el dominio mental de unas personas sobre otras y, también en muchos momentos, las referencias literarias a diversos escritores (Onetti, Clarice Lispector, Proust o Flaubert, entre otros) y las reflexiones mutuas sobre la lectura y la escritura en las que Knut adopta el papel de consejero y guía de Sonia.

Con un claro distanciamiento del narrador, el relato está escrito desde la perspectiva de la protagonista, pero con la abundante reproducción en cursiva del contenido de los continuos correos electrónicos que Knut le envía a ella. En los capítulos del libro, se suceden los saltos en el tiempo que hacen que la narración no siga un orden cronológico lineal.

“Cicatriz” es una novela inquietante y extraña, que pretende contar unas relaciones humanas, casi siempre virtuales, en las que se mezclan la atracción por lo diferente y el deseo de lo nuevo, pero que pueden derivar en una asfixiante y compleja mezcla de transacciones económicas y sentimentales. En este sentido, el protagonista de la novela llega a sentenciar, con buena dosis de fatalismo, que “la senda del conocimiento es la senda de la corrupción espiritual desde el día en que se mordió la manzana”.

Tal vez las relaciones entre Sonia y Knut que se cuentan en “Cicatriz” no sean otra cosa que el reflejo de las que se dan en las modernas sociedades de consumo y consumismo en que vivimos. Y, como ha dicho su autora, la cicatriz que da título al libro podría entenderse como una metáfora doble, tanto de la imperfección física de la protagonista como de la culpa que acabará atenazándola.


Carlos Bravo Suárez

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