domingo, 4 de julio de 2021

LA CASA HERIDA


“La casa herida” es uno de los grandes clásicos de la literatura alemana del siglo XX. Fue publicado en 1966 y recientemente ha sido reeditado en Alemania con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de su autor, Horst Krüger (Magdeburgo, 1919 – Frankfurt, 1999). Hace unos meses, ha sido publicado en España por Siruela, en su colección Nuevos Tiempos, con traducción de Virginia Maza Castán.

Horst Krüger estudió Literatura y Filosofía en Berlín y Friburgo y trabajó como periodista durante gran parte de su vida. Tuvo una amplia trayectoria literaria y sus libros están dedicados en su mayor parte a los viajes y a un completo y complejo trabajo de reconstrucción de la memoria de la sociedad alemana desde el ascenso del nazismo en los años treinta hasta los años sesenta del pasado siglo. “La casa herida” es su obra maestra y un verdadero hito de la literatura alemana contemporánea. Su reciente reedición ha sido recibida en Alemania como un verdadero acontecimiento cultural.

Porque, como se dice en su promoción, “La casa herida” es “un libro fundamental en la historia de las letras germánicas de posguerra en el que Krüger no solo relataba con agudeza su propia infancia bajo el Tercer Reich, sino que proponía al mismo tiempo una lúcida radiografía de toda una clase social, de esa pequeña burguesía a la que su familia y él mismo pertenecían, «el prototipo de hijo de esos alemanes inocuos que nunca fueron nazis, pero sin los cuales los nazis nunca hubieran podido hacer su trabajo»”.

Escrito en primera persona, “La casa herida” es una autobiografía fragmentada del autor, pues este elige algunos episodios de su vida y omite voluntariamente otros. El libro comienza con la visita del autor al barrio berlinés de Eichkamp y a la casa donde pasó la infancia y juventud con su familia, de clase media más o menos acomodada, amante de la ley y el orden,  creyentes en Dios y en el trabajo, y encajonados en un clasismo que aceptaban ajustándose al nivel social que ocupaban y en el que se movían, mirando con desprecio a los más pobres y con envidia a quienes estaban por encima de ellos. Sus padres no eran nazis, más bien apolíticos, pero recuerda a su progenitor leyendo “Mi lucha” y aceptando sumisamente el avance imparable del nazismo.

Un episodio de su vida que tiene importante presencia en el libro es el suicidio de su joven hermana y la desaforada respuesta religiosa de la madre ante esa tragedia. También su fugaz coqueteo juvenil con la resistencia antinazi o su condición de soldado alemán al final de la Segunda Guerra Mundial y su relación con el ejército estadounidense. Y su posterior trabajo como periodista y su asistencia a los juicio de Auschwitz en 1965, un año antes de la publicación del libro, donde se juzgó a veintidós personas por los crímenes perpetrados por iniciativa personal en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. El autor observa con estupor que es incapaz de diferenciar a los fiscales de los acusados.

El libro nace del intento de explicarse a sí mismo y a sus lectores cómo buena parte de los alemanes asistieron impasibles y consintieron sin rechistar el ascenso del nazismo. Por eso, en buena medida, “La casa herida” constituye “el relato de cómo paso a paso fueron seducidos por la visión mesiánica de Hitler e intoxicados por las promesas del nacionalsocialismo, y se entregaron cómodamente a su delirio, y conforma un drama aún más escalofriante por su falta de violencia, tanto más condenable por su total ausencia de maldad consciente”.

“La casa herida” es un libro muy recomendable, en el que se ejemplifica con el caso particular de Krüger y su familia a esa sociedad alemana que no supo o no quiso ver lo que el nazismo de verdad significaba. Pero no se trata de un libro político, sino de una magnífica novela en la que se abordan también otros temas y se relatan diversos episodios con enorme fuerza narrativa y con una encomiable capacidad de síntesis. La edición de Siruela se cierra con un apéndice del también escritor y guionista alemán Martin Mosebach, en el que reflexiona sobre el libro, su génesis y varios aspectos de su contenido. Hay que celebrar que esta importantísima novela alemana y europea de nuestro tiempo haya sido editada ahora en nuestro país. Su lectura puede considerarse en cualquier momento un ejercicio muy necesario que resulta siempre aleccionador.

          “La casa herida”. Horst Krüger. Siruela. 2021. 272 páginas.


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