sábado, 15 de junio de 2024

POLILLA


Nacida en Barcelona en 1985, Alba Muñoz es periodista y escritora y trabaja en comunicación y como guionista en diversos proyectos audiovisuales. Ha sido también reportera independiente en los Balcanes, Oriente Medio y Sudeste Asiático entre otras zonas del mundo. En 2018 y 2019, vivió en Sudáfrica y ha colaborado en diferentes medios de comunicación y diarios españoles. Ahora, la editorial Alfaguara acaba de publicar “Polilla”, su primera novela.

Narrada en primera persona, “Polilla” es una novela que mezcla el reportaje periodístico con la autobiografía. Se trata, en cierto modo, de una crónica periodística convertida en ficción. O, como ha expresado la propia autora en alguna entrevista, de “una autobiografía novelada, una no ficción escrita con las herramientas de la ficción, de la novela”. A partir de una investigación periodística, la autora indaga también sobre sí misma en el pasado y el presente, sobre sus relaciones familiares y su propia vida sentimental, amorosa y sexual.

 Buena parte de “Polilla” transcurre en Bosnia. Con 21 años, la autora, a través de un anuncio en el tablón de la Universidad de Barcelona, se apunta a una expedición periodística a Bosnia, con la intención de investigar el tráfico de mujeres que, según algunos informes devastadores, situaban al nuevo país balcánico como el burdel de Europa. Tras los acuerdos de paz de diciembre de 1998, la presencia de numerosos funcionarios internacionales y de cascos azules de la ONU y soldados de la OTAN propició la llegada de gran número de mujeres procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas, que acabaron trabajando como prostitutas en los burdeles bosnios. El escándalo internacional hizo que el nuevo gobierno bosnio cerrara esos prostíbulos, pero ello supuso la creación de redes clandestinas de prostitutas bosnias, controladas por las siniestras y violentas mafias locales. Algunas organizaciones trabajan para ayudar a esas mujeres sacándolas de la influencia de las mafias y protegiéndolas en secretas casas de acogida. Sobre ese problema y su situación presente pretende investigar la narradora en su primer y sus sucesivos viajes a Bosnia. Alba conocerá a una mujer bosnia que trabaja en las casas secretas de acogida y ella la pondrá en contacto con algunas jóvenes que habían sido prostituidas.

Por otro lado, en su primer viaje a Bosnia, la joven periodista conoce a Darko, un chico bosnio que en ese momento está en Sarajevo trabajando como traductor. Curiosamente, Darko vive en Barcelona, donde se exilió tras la guerra yugoslava, y habla castellano y catalán. La intensa relación entre ambos es otro de los ejes narrativos del libro. Como también lo es la relación familiar de la joven con su padre y en menor medida con su madre. La narradora analiza introspectivamente su experiencia amorosa con Darko y retrospectivamente sus vínculos familiares con sus progenitores y las de ellos entre sí. Por cierto, el título del libro procede de la manera como el padre llamaba a su hija cuando era niña. Aunque, metafóricamente, podría entenderse como la atracción que esos insectos sienten por el fuego pese al riesgo de quemarse al acercarse a él.

Parte importante de la novela es la visión que en ella se da de la actual Bosnia. Cuando se escribe el libro, han pasado quince años desde los acuerdos de paz de Dayton y Bosnia sigue siendo una sociedad empobrecida donde las mafias campan a sus anchas. Lo expresa así Fadilla, una de las mujeres bosnias que aparecen en la novela: “Bosnia está atravesando tres transiciones a la vez: de la guerra a la paz, del comunismo al capitalismo y de un sistema político controlado a una hipotética democracia. Después de la guerra nos convertimos en un bebé tutelado por papá Estados Unidos y mamá Europa. Papi y mami siguen estando ahí, pero sabemos que nos han abandonado. Los poderosos son criminales, se hicieron ricos durante la guerra. Conozco los índices de corrupción y crimen organizado. ¡La mafia es lo único que funciona en este país!”. La capital Sarajevo es también desmitificada y vista como una ciudad sucia, donde conviven señoriales edificios austrohúngaros, viejas mezquitas otomanas, una catedral, gigantescos bloques de estilo soviético y una biblioteca de factura morisca que fue pasto de las llamas.

Por su original combinación de crónica periodística y relato autobiográfico, por los interesantes temas que trata, por su estructura narrativa y su prosa ágil y eficaz, “Polilla” supone un brillante debut de Alba Muñoz en el mundo de la narrativa. Esperemos que este prometedor inicio tenga continuidad en el futuro.

“Polilla”. Alba Muñoz. Alfaguara. 2024. 192 páginas.


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