domingo, 18 de enero de 2009

UNA BUENA NOVELA HISTÓRICA

El último templario de Aragón. José Antonio Adell. Editorial Pirineo. 2008

En este año que acabamos de comenzar se celebra el setecientos aniversario de la caída del castillo templario de Monzón en manos de las tropas del rey aragonés Jaime II. Cuando en mayo de 1309 se produjo su rendición, dicha fortaleza constituía el último reducto de la orden religioso-militar en el Reino de Aragón. Con motivo de tal efemérides, el escritor José Antonio Adell acaba de publicar El último templario de Aragón, una muy interesante y bien construida novela histórica que intenta recrear el largo asedio al que el ejército real sometió al enclave templario montisonense.

José Antonio Adell es un escritor con una larga trayectoria literaria que ha escrito numerosas obras -muchas de ellas junto a Celedonio García-, principalmente sobre costumbres, leyendas y otros temas aragoneses. Esta es, sin embargo, su primera novela. Y el escritor literano supera la prueba con buena nota. El último templario de Aragón es una bien ambientada novela que intenta reproducir con fidelidad el contexto histórico en que se produjeron los hechos que se narran. Escribir el libro ha supuesto sin duda un importante esfuerzo de investigación y documentación. La detallada ambientación geográfica de la novela es consecuencia del conocimiento directo que el autor tiene sobre los lugares, muchos y precisos, que aparecen en el libro. Sobre todo la ciudad de Monzón, pero también Binéfar y otras muchas poblaciones de las comarcas del Cinca Medio y la Litera, y, en menor medida, de las vecinas tierras de Lérida y de algunos lugares ribagorzanos como Estopiñán. Los nombres de los personajes, según se explica al final del libro, son también reales en su mayor parte.

Pero además de esa detallada ambientación el libro, como novela que es, tiene un adecuado desarrollo narrativo y logra un difícil equilibrio entre su parte más puramente histórica y la más novelesca y ficticia. El relato está narrado en primera persona por el joven Arnau Guillén. El joven binefarense es ordenado caballero de la orden al inicio de la novela y vive el largo asedio al castillo montisonense dando numerosas muestras de entereza y valentía. El joven Arnau es presentado como un templario íntegro, que se debate entre sus inclinaciones humanas y el sometimiento a los estrictos votos de pobreza, obediencia y castidad que acaba de jurar. La orden del Temple, acusada de diversos delitos sobre todo por quienes ambicionaban sus posesiones y riquezas y por aquellos que esperaban librarse de pagar sus diezmos, es tratada en general con simpatía en el libro, destacándose sobre todo su labor de ayuda a los más pobres y necesitados. Pese a ello, también se muestran las divisiones y envidias existentes entre los templarios de Monzón y su manifiesta misoginia. Además, el libro narra una apasionada e intensa historia de amor. Un amor que acaba triunfando sobre todas las adversidades.

En fin, El último templario de Aragón permite conocer mejor un episodio histórico del que se cumplen ahora setecientos años y pasar un buen rato leyendo una entretenida novela.

Carlos Bravo Suárez

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