Perarrúa es un pequeño y acogedor pueblo ribagorzano situado a diez kilómetros de Graus, en la carretera A-139 que lleva al valle de Benasque. La población, que constituye municipio junto a la vecina Besiáns, se sitúa a orillas del río Ésera, en su margen derecha. El mayor atractivo de la localidad es su bonito puente medieval, pero toda ella tiene un gran encanto con su caserío próximo al río bajo los restos del castillo de El Mon, que vigila la zona desde un pelado y altivo peñasco. Desde el pueblo pueden realizarse numerosas excursiones por bellos paisajes y lugares con historia. Una de ellas, organizada no hace mucho por el Centro Excursionista de la Ribagorza, es la que pretendo describir en este artículo.
Se trata de una excursión circular que discurre por las dos orillas del río Ésera y que puede hacerse tomando Perarrúa como punto de partida y de llegada. Desde esta población, donde puede dejarse el vehículo si lo hemos utilizado para llegar hasta allí, hay que caminar algo más de un kilómetro en dirección al norte por la citada carretera A-139. Poco antes de llegar al desvío de Besians, en una curva, veremos a la derecha el arranque de una pista que deberemos tomar tras abandonar el asfalto. Casi enfrente de este desvío, al otro lado de la carretera, hay una granja de vacas que no debemos rebasar y que nos puede servir como referencia. Enseguida de iniciar el recorrido por la citada pista forestal, dejaremos otra a nuestra derecha. Este camino, dando algo más de vuelta, se encuentra en lo alto de la sierra con el que nosotros vamos a seguir. Nuestra pista va ascendiendo por una zona algo sombría entre un bosque de pinos. Al cabo de algo más de una hora, llegamos a un cruce de caminos con bonitas vistas abiertas, sobre todo del valle de Fantova, cuyo histórico castillo divisamos con claridad sobre una colina. En este punto confluyen el camino antes citado y una empinada pista que viene desde el pueblo de Centenera. Este último sendero corresponde al PR-HU49, que ya no vamos a abandonar hasta el final de nuestro recorrido.
El PR-HU49 es uno de los senderos de pequeño recorrido más interesantes de los que transitan por el viejo condado de Ribagorza. En dirección este a oeste, este PR se inicia en la casa Pelegrín, bajo los morrones de Güel, y termina en la collada de Pano, en la divisoria del Ésera y el Cinca. Entre tanto, pasa por lugares tan llenos de historia y atractivo como Fantova -con su torre defensiva circular y la ermita románica de Santa Cecilia-, La Puebla de Fantova, el castillo de El Mon de Perarrúa o -historia más reciente y nota singular- el templo budista de Panillo. Nosotros lo vamos a seguir hasta Perarrúa, la antigua Petra Rubea, de sonoro nombre y reminiscencias romanas.
Volviendo a nuestra excursión, muy cerca del cruce en que nos habíamos parado encontramos una pequeña balsa junto a un pivote con las marcas blancas y amarillas de los PR. A la derecha del camino, en medio de un campo y envuelta en una maleza que dificulta el acceso hasta ella, destaca la casa de Castellblanc, llamada Castenblán por las gentes de la zona. Se trata de una casa fuerte cuyo elemento más destacado es una llamativa torre que probablemente desempeñó funciones defensivas y quedó después incorporada a la vivienda. Su muro norte muestra gran rusticidad y tres bonitas ventanas alineadas verticalmente. La casa conserva algunas arcadas y unas oscuras bodegas con bóveda y arco fajón en su centro. En el dintel de una ventana puede verse un interesante relieve.
Volvemos al camino, que es una pista en mal estado. Muy pronto hay que cruzarla y tomar un sendero. En este punto del recorrido las marcas del PR están algo pérdidas y puede haber confusión. En algún momento se han suplido con un pequeño mojón o hito de piedras. Enseguida saldremos a una pista que si seguimos hacia la izquierda nos llevará a La Corona, un pequeño despoblado de casas grandes y una bonita calle única de muros de piedras. El lugar se sitúa en un pequeño altiplano con magníficas vistas en todas las direcciones. Nos puede sorprender la ausencia de iglesia. Sin embargo, muy cerca del pueblo, junto a una cortada impresionante que asoma a Santaliestra y proporciona magníficas vistas aéreas de esta localidad, se encuentra la ermita de Santiago, que merece la pena visitar. Es una pequeña ermita sobre cuya actual cabecera se levantan tres pilares de piedra de lo que fue una doble espadaña. Parece probable que la ermita fuera románica en su origen y que la actual puerta de entrada se abriera donde anteriormente estaría el ábside orientado al este.
Para continuar nuestro itinerario, debemos regresar hacia La Corona y tomar el viejo camino de herradura que desciende a Santaliestra. Es un bonito sendero entre pinos, en una zona húmeda y muy poblada de musgo. Poco antes de llegar a Santaliestra, el camino desemboca en la pista para vehículos que baja también desde La Corona. Enseguida alcanzamos la carretera que podemos cruzar frente a una granja de pollos, junto a la cual continúa un camino de cemento. Si se dispone de tiempo, es siempre recomendable realizar una visita más detenida a Santaliestra, pueblo que logró sobrevivir a la amenaza de un pantano que no hace mucho tiempo se cernió sobre él.
Nuestro recorrido continúa en dirección al río Ésera. Justo al llegar a su orilla encontramos la fuente de Santaliestra, en un agradable paraje muy refrescante en los días de calor. Además de la fuente con dos hermosos chorros de agua, podemos ver un antiguo lavadero público y la entrada al puente colgante que deberemos atravesar. El lugar ha sido acondicionado recientemente y se han colocado en él varias mesas de madera y dos paneles explicativos referentes al lavadero y al citado puente. Es éste un puente colgante, construido con tablas y sirgas, aprovechando las pilonas de piedra que quedaron de un puente anterior. El balanceo que se produce al atravesar el actual resulta algo inquietante, pero el paso es ancho, sus tablas fueron no hace mucho renovadas y ofrecen total seguridad.
El camino continúa, siempre bien señalizado y sin posibilidad de pérdida, por la margen derecha del río Ésera. Es una pista agrícola muy propicia para recorrer andando o en bicicleta de montaña, sobre todo en los agradables días de la primavera. El camino discurre entre campos de labor, con la sierra siempre a nuestra derecha y las azuladas aguas del Ésera a nuestra izquierda. Desde Santaliestra hasta Perarrúa hay poco más de cinco kilómetros que se recorren en agradable y suave paseo. Entre ambos pueblos se encuentra la pequeña localidad de Besians, cuya plaza mayor atravesaremos. Un poco antes de llegar al pueblo, es muy recomendable desviarse unos metros a la izquierda para contemplar el precioso puente románico que cruza el río. A la salida de la población en dirección a Perarrúa, se ha acondicionado recientemente un corto camino peatonal que lleva a La Vila, núcleo original de Besians, donde se levanta la iglesia de San Juan Bautista, con un bello ábside hace unos años restaurado. Muy cerca de Besians, se encuentra Perarrúa, principio y final de nuestro recorrido. Antes de llegar a sus primeras casas, a la derecha del camino podemos ver la mitad de lo que fue un antiguo pozo de hielo. El pueblo merece un paseo detenido. En el cementerio de la localidad puede verse la ermita románica de la Virgen de la Ribera. En lo alto, el ya citado castillo de El Mon, hacia donde continúa el PR-HU49 que nosotros hemos seguido hasta aquí. Saldremos del pueblo por un puente moderno para vehículos. En paralelo a él, luce en toda su belleza el viejo puente medieval.
Hemos realizado una excursión circular en torno al río Ésera, eje central de nuestro recorrido. Caminando por viejos lugares que quedaron despoblados por estar en lo alto de las sierras y por bellas poblaciones que desde sus primigenios núcleos vigilantes descendieron junto al río en busca de nueva vida.
Carlos Bravo Suárez
Se trata de una excursión circular que discurre por las dos orillas del río Ésera y que puede hacerse tomando Perarrúa como punto de partida y de llegada. Desde esta población, donde puede dejarse el vehículo si lo hemos utilizado para llegar hasta allí, hay que caminar algo más de un kilómetro en dirección al norte por la citada carretera A-139. Poco antes de llegar al desvío de Besians, en una curva, veremos a la derecha el arranque de una pista que deberemos tomar tras abandonar el asfalto. Casi enfrente de este desvío, al otro lado de la carretera, hay una granja de vacas que no debemos rebasar y que nos puede servir como referencia. Enseguida de iniciar el recorrido por la citada pista forestal, dejaremos otra a nuestra derecha. Este camino, dando algo más de vuelta, se encuentra en lo alto de la sierra con el que nosotros vamos a seguir. Nuestra pista va ascendiendo por una zona algo sombría entre un bosque de pinos. Al cabo de algo más de una hora, llegamos a un cruce de caminos con bonitas vistas abiertas, sobre todo del valle de Fantova, cuyo histórico castillo divisamos con claridad sobre una colina. En este punto confluyen el camino antes citado y una empinada pista que viene desde el pueblo de Centenera. Este último sendero corresponde al PR-HU49, que ya no vamos a abandonar hasta el final de nuestro recorrido.
El PR-HU49 es uno de los senderos de pequeño recorrido más interesantes de los que transitan por el viejo condado de Ribagorza. En dirección este a oeste, este PR se inicia en la casa Pelegrín, bajo los morrones de Güel, y termina en la collada de Pano, en la divisoria del Ésera y el Cinca. Entre tanto, pasa por lugares tan llenos de historia y atractivo como Fantova -con su torre defensiva circular y la ermita románica de Santa Cecilia-, La Puebla de Fantova, el castillo de El Mon de Perarrúa o -historia más reciente y nota singular- el templo budista de Panillo. Nosotros lo vamos a seguir hasta Perarrúa, la antigua Petra Rubea, de sonoro nombre y reminiscencias romanas.
Volviendo a nuestra excursión, muy cerca del cruce en que nos habíamos parado encontramos una pequeña balsa junto a un pivote con las marcas blancas y amarillas de los PR. A la derecha del camino, en medio de un campo y envuelta en una maleza que dificulta el acceso hasta ella, destaca la casa de Castellblanc, llamada Castenblán por las gentes de la zona. Se trata de una casa fuerte cuyo elemento más destacado es una llamativa torre que probablemente desempeñó funciones defensivas y quedó después incorporada a la vivienda. Su muro norte muestra gran rusticidad y tres bonitas ventanas alineadas verticalmente. La casa conserva algunas arcadas y unas oscuras bodegas con bóveda y arco fajón en su centro. En el dintel de una ventana puede verse un interesante relieve.
Volvemos al camino, que es una pista en mal estado. Muy pronto hay que cruzarla y tomar un sendero. En este punto del recorrido las marcas del PR están algo pérdidas y puede haber confusión. En algún momento se han suplido con un pequeño mojón o hito de piedras. Enseguida saldremos a una pista que si seguimos hacia la izquierda nos llevará a La Corona, un pequeño despoblado de casas grandes y una bonita calle única de muros de piedras. El lugar se sitúa en un pequeño altiplano con magníficas vistas en todas las direcciones. Nos puede sorprender la ausencia de iglesia. Sin embargo, muy cerca del pueblo, junto a una cortada impresionante que asoma a Santaliestra y proporciona magníficas vistas aéreas de esta localidad, se encuentra la ermita de Santiago, que merece la pena visitar. Es una pequeña ermita sobre cuya actual cabecera se levantan tres pilares de piedra de lo que fue una doble espadaña. Parece probable que la ermita fuera románica en su origen y que la actual puerta de entrada se abriera donde anteriormente estaría el ábside orientado al este.
Para continuar nuestro itinerario, debemos regresar hacia La Corona y tomar el viejo camino de herradura que desciende a Santaliestra. Es un bonito sendero entre pinos, en una zona húmeda y muy poblada de musgo. Poco antes de llegar a Santaliestra, el camino desemboca en la pista para vehículos que baja también desde La Corona. Enseguida alcanzamos la carretera que podemos cruzar frente a una granja de pollos, junto a la cual continúa un camino de cemento. Si se dispone de tiempo, es siempre recomendable realizar una visita más detenida a Santaliestra, pueblo que logró sobrevivir a la amenaza de un pantano que no hace mucho tiempo se cernió sobre él.
Nuestro recorrido continúa en dirección al río Ésera. Justo al llegar a su orilla encontramos la fuente de Santaliestra, en un agradable paraje muy refrescante en los días de calor. Además de la fuente con dos hermosos chorros de agua, podemos ver un antiguo lavadero público y la entrada al puente colgante que deberemos atravesar. El lugar ha sido acondicionado recientemente y se han colocado en él varias mesas de madera y dos paneles explicativos referentes al lavadero y al citado puente. Es éste un puente colgante, construido con tablas y sirgas, aprovechando las pilonas de piedra que quedaron de un puente anterior. El balanceo que se produce al atravesar el actual resulta algo inquietante, pero el paso es ancho, sus tablas fueron no hace mucho renovadas y ofrecen total seguridad.
El camino continúa, siempre bien señalizado y sin posibilidad de pérdida, por la margen derecha del río Ésera. Es una pista agrícola muy propicia para recorrer andando o en bicicleta de montaña, sobre todo en los agradables días de la primavera. El camino discurre entre campos de labor, con la sierra siempre a nuestra derecha y las azuladas aguas del Ésera a nuestra izquierda. Desde Santaliestra hasta Perarrúa hay poco más de cinco kilómetros que se recorren en agradable y suave paseo. Entre ambos pueblos se encuentra la pequeña localidad de Besians, cuya plaza mayor atravesaremos. Un poco antes de llegar al pueblo, es muy recomendable desviarse unos metros a la izquierda para contemplar el precioso puente románico que cruza el río. A la salida de la población en dirección a Perarrúa, se ha acondicionado recientemente un corto camino peatonal que lleva a La Vila, núcleo original de Besians, donde se levanta la iglesia de San Juan Bautista, con un bello ábside hace unos años restaurado. Muy cerca de Besians, se encuentra Perarrúa, principio y final de nuestro recorrido. Antes de llegar a sus primeras casas, a la derecha del camino podemos ver la mitad de lo que fue un antiguo pozo de hielo. El pueblo merece un paseo detenido. En el cementerio de la localidad puede verse la ermita románica de la Virgen de la Ribera. En lo alto, el ya citado castillo de El Mon, hacia donde continúa el PR-HU49 que nosotros hemos seguido hasta aquí. Saldremos del pueblo por un puente moderno para vehículos. En paralelo a él, luce en toda su belleza el viejo puente medieval.
Hemos realizado una excursión circular en torno al río Ésera, eje central de nuestro recorrido. Caminando por viejos lugares que quedaron despoblados por estar en lo alto de las sierras y por bellas poblaciones que desde sus primigenios núcleos vigilantes descendieron junto al río en busca de nueva vida.
Carlos Bravo Suárez
(Fotos: Perarrúa junto al río Ésera, Castellblanc -casa y detalle de ventana-, panorámica de Santaliestra, puente colgante de Santaliestra, puente románico de Besians, Besians, iglesia de San Juan Bautista de Besians, castillo y ermita de San Clemente del Mon de Perarrúa)
muy interesante,Carlos...¡A ver si un día bajamos por allí!
ResponderEliminarGracias, Chus, por leer el artículo y encontrarlo interesante. Si bajáis por la zona, estaría encantado de acompañaros o de informaros sobre esa ruta o cualquier otra. Vivo en Graus y mi móvil es 659010457. Un saludo muy cordial.
ResponderEliminarTe tomo la palabra, pero no sé cuando podremos. muchas gracias!
ResponderEliminarAcabo de intentar completar esta ruta... No me he dejado de perder.. Las indicaciones son horrorosas y deficientes, hay muchas explicaciones de las vistas pero es muy terrible y liante si quieres seguirla. Me hubiera hecho ilusión acabarla y llegar, ya que es un sendero bonito pero desgraciadamente ha salido bastante fracaso. Menos mal que iba con la bici porque por tanto perderme, seguiría aun ahí. Al final he tenido que darme la vuelta.
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