domingo, 4 de octubre de 2009

UNA NOVELA TURCA

La bastarda de Estambul, Elif Shafak, Editorial Lumen, 2009, 381 páginas

Hay países de los que normalmente sólo sabemos lo poco que sobre ellos aparece cada cierto tiempo en los medios de comunicación. En algunos casos podemos llegar a conocerlos directamente, casi siempre de manera superficial, gracias a algún viaje que suele resultar breve. Hay escritores, como el maestro Naguib Mahfuz, cuyos libros nos permiten adentrarnos en sociedades tan complejas como la egipcia. Turquía es también un país extenso y complejo, lleno de contrastes, al que la lectura de La bastarda de Estambul puede ayudar a entender y conocer algo mejor.

La autora de esta atractiva novela es Elif Shafak, nacida en 1971 en Estrasburgo e hija de padres turcos. Actualmente vive entre Turquía y Estados Unidos y alterna en sus obras el uso del turco y del inglés. La bastarda de Estambul es su último libro, que, traducido a varios idiomas, está obteniendo un importante éxito internacional.

El relato cuenta la historia de una familia formada sólo por mujeres que vive en el centro de Estambul. Está constituida por la abuela, la madre y cuatro hermanas. Estas últimas son muy distintas entre sí y representan en cierto modo la compleja diversidad de la Turquía actual. Zeliha es atea, fuma, viste con minifalda, lleva piercing y tiene un taller de tatuaje; Banu es absolutamente religiosa, lee El Corán y practica los rezos musulmanes; Feride tiene un carácter variable y cambia continuamente de peinado siguiendo las modas televisivas; Cevriye es profesora de Historia y defiende la Turquía moderna surgida del régimen de Attaturk. Al inicio de la novela, Zeliha tiene una hija bastarda llamada Asya, a cuyo padre nadie conoce y que se va a convertir en el principal personaje femenino de la narración.

El único hermano varón de las cuatro mujeres fue enviado a Estados Unidos para ser salvado de la maldición que pesa sobre los hombres de la familia, que suelen morir prematuramente. En Arizona se casa con una estadounidense divorciada de un armenio con quien tuvo una hija. De esa manera se introducen en la novela muchos aspectos de la cultura armenia. También la difícil relación existente entre los turcos y los armenios por el recuerdo histórico de las matanzas que éstos sufrieron a manos de aquéllos en la segunda década del pasado siglo.

De todo ello va surgiendo un relato bien trabado, con inesperados enredos que ponen en relación a todos los personajes y conducen a un sorprendente final. La novela nos permite conocer mejor a la sociedad turca, incluidos algunos de sus gustos culinarios, y recorrer las calles de Estambul, una ciudad populosa que constituye en sí misma un verdadero cruce de civilizaciones y culturas.

Carlos Bravo Suárez

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