El río de la luz, Javier Reverte, Plaza y Janés, 2009, 500 páginas.
Los libros de viajes de Javier Reverte están entre mis lecturas favoritas. Son magníficos los relatos de sus recorridos por Centroamérica, África, Grecia o el río Amazonas. En su último libro, El río de la luz, el escritor madrileño narra, con la maestría habitual, el viaje que en el año 2006 realizó por las tierras de Alaska y Canadá.
Como en obras anteriores, una buena parte del itinerario seguido en El río de la luz tiene una motivación literaria. Si en Vagabundo en África Reverte seguía los pasos del protagonista de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad y en Corazón de Ulises el periplo de La Odisea de Homero, en El río de la luz el autor sigue la estela de Jack London, quien a finales del siglo XIX participó en la carrera del oro (gold rush) que llevó a miles de personas a los yacimientos descubiertos en Alaska y Canadá. Fue en aquel viaje cuando London decidió hacerse escritor y contar los días de la fiebre del oro en unos inolvidables relatos ambientados en las frías tierras de América del Norte.
Reverte empieza la narración en la ciudad canadiense de Vancouver, desde donde, por el famoso paso del noroeste, continúa viaje hacia Alaska. Allí irá en busca del río Yukon, que nace en Canadá pero que transcurre en su mayor parte por el estado de Alaska. Emulando a los antiguos buscadores de oro y a su admirado Jack London, Reverte navega en canoa en compañía de algunos amigos por un tramo del poderoso río, entre rápidos y acantilados vertiginosos. Una aventura que resulta vivificadora para el escritor, quien ha titulado su nuevo libro El río de la luz en contraposición a su anterior El río de la desolación, pues en su navegación por el Amazonas contrajo entonces el paludismo por la picadura de un mosquito.
Reverte es un viajero siempre preocupado por conocer los aspectos culturales de los lugares que visita. Igual que en sus anteriores libros viajeros, el lector, a la vez que sigue al escritor en su recorrido, va recibiendo interesantes y amenas lecciones de geografía, de historia o de literatura. En este libro, como corresponde a la rica y salvaje naturaleza de Alaska y Canadá, también de flora y de fauna. Especialmente interesantes son las referencias a los distintos tipos de osos que pueblan aquellas lejanas tierras del Gran Norte.
Acompañar a Javier Reverte en sus diferentes viajes por el mundo constituye siempre un verdadero placer y una fascinante aventura literaria.
Los libros de viajes de Javier Reverte están entre mis lecturas favoritas. Son magníficos los relatos de sus recorridos por Centroamérica, África, Grecia o el río Amazonas. En su último libro, El río de la luz, el escritor madrileño narra, con la maestría habitual, el viaje que en el año 2006 realizó por las tierras de Alaska y Canadá.
Como en obras anteriores, una buena parte del itinerario seguido en El río de la luz tiene una motivación literaria. Si en Vagabundo en África Reverte seguía los pasos del protagonista de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad y en Corazón de Ulises el periplo de La Odisea de Homero, en El río de la luz el autor sigue la estela de Jack London, quien a finales del siglo XIX participó en la carrera del oro (gold rush) que llevó a miles de personas a los yacimientos descubiertos en Alaska y Canadá. Fue en aquel viaje cuando London decidió hacerse escritor y contar los días de la fiebre del oro en unos inolvidables relatos ambientados en las frías tierras de América del Norte.
Reverte empieza la narración en la ciudad canadiense de Vancouver, desde donde, por el famoso paso del noroeste, continúa viaje hacia Alaska. Allí irá en busca del río Yukon, que nace en Canadá pero que transcurre en su mayor parte por el estado de Alaska. Emulando a los antiguos buscadores de oro y a su admirado Jack London, Reverte navega en canoa en compañía de algunos amigos por un tramo del poderoso río, entre rápidos y acantilados vertiginosos. Una aventura que resulta vivificadora para el escritor, quien ha titulado su nuevo libro El río de la luz en contraposición a su anterior El río de la desolación, pues en su navegación por el Amazonas contrajo entonces el paludismo por la picadura de un mosquito.
Reverte es un viajero siempre preocupado por conocer los aspectos culturales de los lugares que visita. Igual que en sus anteriores libros viajeros, el lector, a la vez que sigue al escritor en su recorrido, va recibiendo interesantes y amenas lecciones de geografía, de historia o de literatura. En este libro, como corresponde a la rica y salvaje naturaleza de Alaska y Canadá, también de flora y de fauna. Especialmente interesantes son las referencias a los distintos tipos de osos que pueblan aquellas lejanas tierras del Gran Norte.
Acompañar a Javier Reverte en sus diferentes viajes por el mundo constituye siempre un verdadero placer y una fascinante aventura literaria.
Carlos Bravo Suárez
Hola Carlos. Te dejo unos enlaces sobre un par de libros. El primero es sobre la edición de "En ruta", de Jack London:
ResponderEliminarhttp://www.marbotediciones.com/ficha_en_ruta.html
Muchas gracias, Jaime. No conocía ese libro y tiene pinta de ser muy interesante. Intentaré conseguirlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Carlos,
ResponderEliminarMe gustaría comentar contigo algo, y no veo por ningún sitio una cuenta de correo.
Te dejo la mia: prensa@tropoeditores.com
Un saludo y gracias,
C
Te mando un e-mail para que dispongas de mi cuenta de correo, que también te pongo aquí.
ResponderEliminarcarlosbravosuarez@gmail.com
Gracias por visitar mi blog y un cordial saludo.