Hace unos meses me referí en estas mismas páginas a esta pequeña localidad ribagorzana en un artículo que trataba sobre el itinerario más oriental del GR-1 aragonés. Castigaleu se encuentra a poco más de veinte kilómetros de Graus, primero por la A-1605 y después por la A-2613. Más cerca aún se halla de Benabarre, desde donde se llega por las localidades de Tolva y Luzás.
Además de su iglesia parroquial, de estilo gótico-renacentista y, como tantas en la comarca, dedicada a San Martín, tiene la población tres ermitas románicas a las que me voy a referir en este artículo. Son las de San Isidro, San Miguel y San Andrés.
La ermita de San Isidro es la más alejada del pueblo. Se llega a ella desde lo alto del puerto de la Cabañera, o Cabanera, casi en el KM 7 de la carretera A-2613, unos tres kilómetros antes de llegar a Castigaleu viniendo de Lascuarre. Al coronar el puerto, a la izquierda de la calzada, arranca una pista de tierra que en menos de dos kilómetros nos deja en la ermita. El camino que lleva a San Isidro es, pues, cabañera o cañada real, históricamente lugar de paso de los rebaños de ganado que realizaban las trashumancia entre el llano y la montaña.
San Isidro se encuentra en el extremo norte de un promontorio rocoso a 1028 metros de altitud, en un lugar con unas vistas excepcionales. La existencia de algunos restos de un muro muy cercano a la ermita ha hecho pensar que pudiera haber aquí en tiempos pasados algún castillo o torre de vigilancia, probablemente de la época de la dominación musulmana. Su estratégica situación lo haría probable, pero son mínimos los indicios actuales que permitan asegurarlo.
La ermita fue restaurada hace unos años por suscripción popular. En su restauración participó José María Lemiñana, entonces párroco de Roda y recientemente fallecido. Es una construcción religiosa de estilo románico, de formas externas un tanto extrañas, en la que se distinguen hasta cuatro niveles o alturas diferentes. Esto tal vez se deba a la necesidad de adaptarse al sinuoso terreno sobre el que se asienta el edificio. El templo es de planta rectangular con su ábside canónicamente orientado al este. Sólo dispone de una pequeña ventana en aspillera en el lado sur del semicírculo absidal. Sobre la puerta de entrada hay un atrio cubierto y una espadaña rematada con una cruz y con una campana en su único ojo.
El bonito entorno de la ermita ha sido algo acondicionado recientemente. Se han colocado una mesa de madera y dos paneles informativos que permiten identificar los muchos lugares que se divisan desde ambos lados de esta privilegiada atalaya. La romería que se celebra el 15 de mayo, día del patrón, es una de las más concurridas de la comarca.
La ermita de San Miguel se encuentra en el extremo sur de la población, en dirección al barranco Cajigar. Se accede a ella por una bonita calle empedrada que conforma junto con la ermita un rincón de gran encanto. La nave es de planta rectangular con bóveda de cañón y ábside preceptivamente dirigido a oriente. La techumbre es de losas y a dos aguas. Sólo tiene una pequeña y sencilla ventana en su muro meridional. La puerta de entrada es de arco de medio punto con grandes dovelas. Sobre la dovela central aparece la fecha de 1687, que indica que la ermita fue reformada, como otras muchas, en el siglo XVII. Sería también entonces cuando se levantara la espadaña de un solo ojo sobre la fachada principal. El resto de la construcción data probablemente del siglo XII. Tal vez fuera esta ermita la primera iglesia de Castigaleu y posteriormente quedara como simple capilla del antiguo cementerio del lugar. Su ubicación algo escondida al final del pueblo y la existencia en la parte alta del mismo de la iglesia parroquial de San Martín hacen que pueda pasar fácilmente inadvertida al viajero. Su visita, sin embargo, merece sin duda la pena.
La ermita de San Andrés se encuentra a las afueras del pueblo. Para acceder a ella hay que tomar primero la carretera que lleva a Luzás. Aproximadamente tras un kilómetro y medio de la misma, a la derecha de la calzada, sale una empinada pista que en poco más de medio kilómetro nos conduce a la ermita. Es ésta una pequeña construcción románica con planta rectangular, bóveda de cañón y ábside como siempre orientado al este. Su exterior, tal como ocurrió en otros muchos casos, fue tiempo atrás blanqueado con cal. Sólo tiene una pequeña ventana en el muro sur, igual que sucede en las otras dos ermitas que hemos comentado. La puerta se halla en la fachada occidental. Es pequeña y de madera recubierta de chapa. En la reducida explanada en que se encuentra la ermita hay varios robles centenarios que desgraciadamente parecen estar secándose, no sé si por sus muchos años o por sufrir alguna enfermedad. A San Andrés se va en romería para la fiesta pequeña de Castigaleu, en la pascua de Pentecostés, en los meses de mayo o junio.
A las afueras de la población quedan unos restos muy exiguos de otra posible ermita románica en la llamada casa Llenero, hoy abandonada pero de gran importancia en tiempos pasados. En el término municipal de Castigaleu se encuentran también las ermitas de San José y San Pedro Mártir, que no pertenecen al estilo románico y que sólo citamos para no extendernos demasiado. Las tres que aquí hemos descrito, aunque dentro de un románico muy popular y en algún caso bastante alterado respecto a su forma original, creemos que pueden ofrecer cierto interés para quienes visiten esta pequeña y recóndita localidad ribagorzana.
Además de su iglesia parroquial, de estilo gótico-renacentista y, como tantas en la comarca, dedicada a San Martín, tiene la población tres ermitas románicas a las que me voy a referir en este artículo. Son las de San Isidro, San Miguel y San Andrés.
La ermita de San Isidro es la más alejada del pueblo. Se llega a ella desde lo alto del puerto de la Cabañera, o Cabanera, casi en el KM 7 de la carretera A-2613, unos tres kilómetros antes de llegar a Castigaleu viniendo de Lascuarre. Al coronar el puerto, a la izquierda de la calzada, arranca una pista de tierra que en menos de dos kilómetros nos deja en la ermita. El camino que lleva a San Isidro es, pues, cabañera o cañada real, históricamente lugar de paso de los rebaños de ganado que realizaban las trashumancia entre el llano y la montaña.
San Isidro se encuentra en el extremo norte de un promontorio rocoso a 1028 metros de altitud, en un lugar con unas vistas excepcionales. La existencia de algunos restos de un muro muy cercano a la ermita ha hecho pensar que pudiera haber aquí en tiempos pasados algún castillo o torre de vigilancia, probablemente de la época de la dominación musulmana. Su estratégica situación lo haría probable, pero son mínimos los indicios actuales que permitan asegurarlo.
La ermita fue restaurada hace unos años por suscripción popular. En su restauración participó José María Lemiñana, entonces párroco de Roda y recientemente fallecido. Es una construcción religiosa de estilo románico, de formas externas un tanto extrañas, en la que se distinguen hasta cuatro niveles o alturas diferentes. Esto tal vez se deba a la necesidad de adaptarse al sinuoso terreno sobre el que se asienta el edificio. El templo es de planta rectangular con su ábside canónicamente orientado al este. Sólo dispone de una pequeña ventana en aspillera en el lado sur del semicírculo absidal. Sobre la puerta de entrada hay un atrio cubierto y una espadaña rematada con una cruz y con una campana en su único ojo.
El bonito entorno de la ermita ha sido algo acondicionado recientemente. Se han colocado una mesa de madera y dos paneles informativos que permiten identificar los muchos lugares que se divisan desde ambos lados de esta privilegiada atalaya. La romería que se celebra el 15 de mayo, día del patrón, es una de las más concurridas de la comarca.
La ermita de San Miguel se encuentra en el extremo sur de la población, en dirección al barranco Cajigar. Se accede a ella por una bonita calle empedrada que conforma junto con la ermita un rincón de gran encanto. La nave es de planta rectangular con bóveda de cañón y ábside preceptivamente dirigido a oriente. La techumbre es de losas y a dos aguas. Sólo tiene una pequeña y sencilla ventana en su muro meridional. La puerta de entrada es de arco de medio punto con grandes dovelas. Sobre la dovela central aparece la fecha de 1687, que indica que la ermita fue reformada, como otras muchas, en el siglo XVII. Sería también entonces cuando se levantara la espadaña de un solo ojo sobre la fachada principal. El resto de la construcción data probablemente del siglo XII. Tal vez fuera esta ermita la primera iglesia de Castigaleu y posteriormente quedara como simple capilla del antiguo cementerio del lugar. Su ubicación algo escondida al final del pueblo y la existencia en la parte alta del mismo de la iglesia parroquial de San Martín hacen que pueda pasar fácilmente inadvertida al viajero. Su visita, sin embargo, merece sin duda la pena.
La ermita de San Andrés se encuentra a las afueras del pueblo. Para acceder a ella hay que tomar primero la carretera que lleva a Luzás. Aproximadamente tras un kilómetro y medio de la misma, a la derecha de la calzada, sale una empinada pista que en poco más de medio kilómetro nos conduce a la ermita. Es ésta una pequeña construcción románica con planta rectangular, bóveda de cañón y ábside como siempre orientado al este. Su exterior, tal como ocurrió en otros muchos casos, fue tiempo atrás blanqueado con cal. Sólo tiene una pequeña ventana en el muro sur, igual que sucede en las otras dos ermitas que hemos comentado. La puerta se halla en la fachada occidental. Es pequeña y de madera recubierta de chapa. En la reducida explanada en que se encuentra la ermita hay varios robles centenarios que desgraciadamente parecen estar secándose, no sé si por sus muchos años o por sufrir alguna enfermedad. A San Andrés se va en romería para la fiesta pequeña de Castigaleu, en la pascua de Pentecostés, en los meses de mayo o junio.
A las afueras de la población quedan unos restos muy exiguos de otra posible ermita románica en la llamada casa Llenero, hoy abandonada pero de gran importancia en tiempos pasados. En el término municipal de Castigaleu se encuentran también las ermitas de San José y San Pedro Mártir, que no pertenecen al estilo románico y que sólo citamos para no extendernos demasiado. Las tres que aquí hemos descrito, aunque dentro de un románico muy popular y en algún caso bastante alterado respecto a su forma original, creemos que pueden ofrecer cierto interés para quienes visiten esta pequeña y recóndita localidad ribagorzana.
Carlos Bravo Suárez
Fotos: Ermitas de San Isidro, San Miguel y San Andrés de Castigaleu.
(Artículo publicado en Diario del Alto Aragón)