La maestra de piano. Janice Y. K. Lee. Salamandra, 2009. 348 páginas.
Hay que empezar diciendo que La maestra de piano es una novela que logró un importante éxito en Estados Unidos, donde se publicó a principios del pasado año. Tras ser traducida a varios idiomas, también está triunfando en muchos otros países. Y tal vez sea necesario aclarar que en este caso –no tiene por qué ocurrir siempre lo contrario- el éxito del libro va unido a su calidad literaria, tanto por la historia que cuenta –un relato denso, de personajes complejos, ambiciones, supervivencias y pasiones intensas– como por la manera de contarla, dosificando la intriga y manteniendo la atención del lector que va devorando sus páginas hasta su desenlace.
La novela está ambientada en Hong Kong en dos momentos históricos distintos que se van alternando ágilmente en la estructura del relato: los años de la ocupación japonesa de la entonces colonia británica durante la Segunda Guerra Mundial y los primeros años de la década de los cincuenta, cuando Hong Kong va recuperando poco a poco el esplendor perdido tras el conflicto. La novela muestra la complejidad de la sociedad hongkonesa de aquel tiempo. La variedad de razas y culturas que la componen y la tupida red de intereses y equilibrios en que se sostiene. Todo se viene abajo cuando los japoneses invaden la colonia y confinan en campos de internamiento a los británicos y a otros occidentales. Muchos de los integrantes de la minoría selecta que hasta entonces dominaba la colonia y vivía instalada en el lujo y las continuas fiestas de sociedad se ven de repente inmersos en una situación de penuria y privaciones en la que la supervivencia es el único objetivo. Y es en esos años cuando se muestra la auténtica manera de ser de unos personajes que en su mayor parte se mueven por la ambición y el egoísmo, que dejan al descubierto con su comportamiento ante la adversidad su baja catadura moral y su hipocresía. Sólo Will Truesdale –y en cierta manera Claire y Trude, aunque ésta se sirva de su belleza física para salir adelante en los tiempos difíciles- muestra una integridad que sin embargo le acabará conduciendo a la soledad y a la amargura. Mientras los ambiciosos sin escrúpulos y los hipócritas que envuelven su egoísmo en un falso patriotismo mantienen su situación de privilegio y reciben el aplauso de los otros.
Una espléndida primera novela de Janice Y. K. Lee, nacida en Hong Kong, formada en la universidad de Harvard, editora de algunas revistas en Nueva York y regresada posteriormente a su ciudad natal hoy integrada en China. Una de esas novelas que sumergen al lector en un mundo despiadado y complejo de intereses y pasiones. Una narración que desprende el aroma de los grandes relatos de siempre.
Carlos Bravo Suárez
Hay que empezar diciendo que La maestra de piano es una novela que logró un importante éxito en Estados Unidos, donde se publicó a principios del pasado año. Tras ser traducida a varios idiomas, también está triunfando en muchos otros países. Y tal vez sea necesario aclarar que en este caso –no tiene por qué ocurrir siempre lo contrario- el éxito del libro va unido a su calidad literaria, tanto por la historia que cuenta –un relato denso, de personajes complejos, ambiciones, supervivencias y pasiones intensas– como por la manera de contarla, dosificando la intriga y manteniendo la atención del lector que va devorando sus páginas hasta su desenlace.
La novela está ambientada en Hong Kong en dos momentos históricos distintos que se van alternando ágilmente en la estructura del relato: los años de la ocupación japonesa de la entonces colonia británica durante la Segunda Guerra Mundial y los primeros años de la década de los cincuenta, cuando Hong Kong va recuperando poco a poco el esplendor perdido tras el conflicto. La novela muestra la complejidad de la sociedad hongkonesa de aquel tiempo. La variedad de razas y culturas que la componen y la tupida red de intereses y equilibrios en que se sostiene. Todo se viene abajo cuando los japoneses invaden la colonia y confinan en campos de internamiento a los británicos y a otros occidentales. Muchos de los integrantes de la minoría selecta que hasta entonces dominaba la colonia y vivía instalada en el lujo y las continuas fiestas de sociedad se ven de repente inmersos en una situación de penuria y privaciones en la que la supervivencia es el único objetivo. Y es en esos años cuando se muestra la auténtica manera de ser de unos personajes que en su mayor parte se mueven por la ambición y el egoísmo, que dejan al descubierto con su comportamiento ante la adversidad su baja catadura moral y su hipocresía. Sólo Will Truesdale –y en cierta manera Claire y Trude, aunque ésta se sirva de su belleza física para salir adelante en los tiempos difíciles- muestra una integridad que sin embargo le acabará conduciendo a la soledad y a la amargura. Mientras los ambiciosos sin escrúpulos y los hipócritas que envuelven su egoísmo en un falso patriotismo mantienen su situación de privilegio y reciben el aplauso de los otros.
Una espléndida primera novela de Janice Y. K. Lee, nacida en Hong Kong, formada en la universidad de Harvard, editora de algunas revistas en Nueva York y regresada posteriormente a su ciudad natal hoy integrada en China. Una de esas novelas que sumergen al lector en un mundo despiadado y complejo de intereses y pasiones. Una narración que desprende el aroma de los grandes relatos de siempre.
Carlos Bravo Suárez
Una novela como las de antes.
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