jueves, 13 de enero de 2011

SUEÑOS Y PESADILLAS

El sueño del celta. Mario Vargas Llosa. Alfaguara. 2010. 464 páginas.

Mario Vargas Llosa es uno de los más grandes escritores en lengua española de los últimos tiempos. La reciente concesión del Premio Nobel de Literatura supone un merecido reconocimiento a una trayectoria literaria impecable. El sueño del celta constituye hasta el momento el último eslabón de una brillante carrera y una novela que está a la altura de las mejores narraciones del gran escritor peruano.

El sueño del celta cuenta los últimos trece años, de 1903 a 1916, de la vida del irlandés Roger Casement, un polifacético y controvertido personaje histórico que, a principios del siglo XX y como diplomático del gobierno británico, viajó al Congo y la Amazonía para comprobar el trato que recibían los nativos que trabajaban en la extracción del caucho. El idealismo de Casement, convencido de la necesaria labor moral y civilizadora del colonialismo occidental en los países pobres y atrasados, sufrió un duro revés al confirmarse con creces las denuncias del maltrato al que se sometía en ambos lugares a unos indígenas forzados a trabajar en un régimen casi esclavista para saciar la codicia sin límites de las compañías europeas. En la novela se dibujan sendos retratos escalofriantes de las condiciones de vida en la selva congoleña y la región del Putumayo peruano. Extraídos de los minuciosos informes realizados en su tiempo por el propio Casement, constituyen un auténtico descenso a los infiernos, una verdadera pesadilla que muestra los aspectos más negativos y crueles de la condición humana.


Otro aspecto interesante y fundamental en el libro es la conversión de Casement al nacionalismo irlandés y su papel en la sublevación que se produjo en Dublín en la Pascua de 1916 aprovechando el estallido de la Primera Guerra Mundial. Casement, que había sido nombrado sir por el gobierno de Londres, a partir de su experiencia en el Congo pasa a considerar a Irlanda como una colonia más del imperio británico y a idealizar de una manera casi mística el pasado y las tradiciones de la tierra de su madre. Su exaltación patriótica le llevará incluso a aliarse con los enemigos de Inglaterra con tal de ver cumplido su sueño nacionalista.


El aspecto más oscuro y aún hoy bastante enigmático del personaje es su vida sexual, plasmada en unos diarios cuya autenticidad resulta dudosa. Las experiencias que en ellos se cuentan parecen más bien la sublimación de unos deseos obligadamente reprimidos en una época y unas circunstancias en que llevarlos a efecto resultaba bastante complicado.


La novela está perfectamente estructurada en tres partes –el Congo, la Amazonía e Irlanda- y, como no podía ser de otra manera, perfectamente narrada y escrita. Vargas Llosa consigue, sobre todo, sacar a la luz las contradicciones y paradojas de las sociedades y los seres humanos y, en el caso de Casement, mostrar toda la complejidad del personaje. Porque, como se dice al final del relato tomando una cita del escritor José Enrique Rodó, “un hombre es muchos hombres”.

Carlos Bravo Suárez

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