Carlos Bravo Suárez
miércoles, 30 de marzo de 2011
CÓCTEL FILIPINO
Carlos Bravo Suárez
sábado, 26 de marzo de 2011
LA HABITACIÓN DE INVITADOS
Aunque probablemente haya sido siempre así, en los tiempos actuales la presencia de la muerte y la enfermedad parece aterrarnos más que nunca. En nuestras sociedades del bienestar y el culto al cuerpo, nos cuesta mucho aceptar que somos seres vulnerables. Sin embargo, en cualquier momento pueden irrumpir en nuestras vidas de manera inesperada el dolor y el sufrimiento. Tal vez por eso, el cáncer, hoy no siempre incurable, siga siendo un tema tabú que tendemos a disfrazar con eufemismos que pretenden ocultar la realidad. Ni la literatura ni el arte modernos suelen tratar de frente y sin tapujos estas dramáticas situaciones desgraciadamente frecuentes. La novela La habitación de invitados, que fue publicada el pasado año en nuestro país y ha obtenido un destacable éxito internacional, aborda el tema sin tópicos ni sentimentalismos, de una manera creíble, sincera y literariamente eficaz.
Carlos Bravo Suárez
domingo, 20 de marzo de 2011
FINESTRAS Y SU ERMITA DE SAN VICENTE
Hasta el despoblado Finestras se llega por una pista de tierra que puede tomarse a la entrada de la localidad de Estopiñán del Castillo y que atraviesa uno de los brazos del pantano de Canelles por el estilizado puente de Penavera. La primera parte de ese camino coincide con el PR-HU116 que, unos tres kilómetros antes de llegar al citado puente, desemboca en el PR-HU45 que proviene de Estaña y Caserras del Castillo. Tras Finestras, el sendero continúa su recorrido por la extensa y despoblada sierra del Montsec.
La última vez que estuve en Finestras fue el pasado mes de febrero en una larga excursión con el Centro Excursionista de la Ribagorza, siguiendo el PR-HU45 desde el pueblecito de Estaña. Para quienes no quieran andar tanto pero tampoco deseen usar demasiado el coche, yo recomendaría dejar éste en el puente de Penavera y seguir durante seis kilómetros las marcas del PR hasta llegar a Finestras, en una caminata de algo menos de dos horas. Y, por supuesto, desde aquí continuar la excursión hasta el hermosísimo paraje en que se encuentra la ermita románica de San Vicente.
Finestras quedó despoblado en los años cincuenta del pasado siglo XX, tras la construcción del embalse de Canellas que anegó buena parte de sus tierras de cultivo. Su principal fuente de riqueza era el aceite que proporcionaban sus abundantes olivares. Las casas del pueblo, hoy arruinado en su mayor parte, se distribuyen en torno a una amplia plaza, en cuyo lado oriental se hallan las ruinas de la iglesia parroquial de Santa María. Una de las casas, llamada casa “El Coix” (El Cojo), se encuentra arreglada y sus propietarios visitan el pueblo con bastante frecuencia. La última vez que estuve allí pude adquirir un pequeño libro, titulado “Mi querido Finestres…”, escrito por la señora Patrocinio Pena Pociello. En él se recrean algunos aspectos de la vida en el lugar antes de su despoblación definitiva. De allí extraigo los nombres de las diez casas que constituían la pequeña localidad en aquel momento: Soque, Agustí, Pociello, Coix, Salduga, Figuerol, Benedet, Gabriel, Tarrone y Portomeu.
Del extremo de la plaza en que se halla la iglesia, arranca el camino que lleva a la “muralla china” y a la ermita de San Vicente. A los pocos metros encontraremos los restos de la llamada Casa del Señor, con una puerta de piedra en arco de medio punto en su fachada occidental. El nombre del edificio parece hacer referencia a un pasado de economía feudal. Un sendero que sale a nuestra izquierda nos llevaría al despoblado lugar de Fet y nos permitiría continuar por las bellas tierras del Montsec. Otro más corto a nuestra derecha nos lleva a la más moderna ermita de San Marcos, donde hay un mirador excepcional del pantano de Canellas y de la “muralla china”, a cuyas entrañas dirigimos nosotros nuestros pasos.
Para ello debemos seguir, con cierto cuidado y atención, un camino señalizado con hitos de piedras y claramente apreciable que primero desciende de manera muy pronunciada para luego ascender por una ladera algo más húmeda y boscosa. Un poco antes de llegar a la ermita, debemos superar un pequeño paso con una sirga que permite agarrar las manos y cuatro escalones de hierro que exigen algo de precaución pero que apenas entrañan peligro. Una vez salvado este pequeño escollo, llegamos al recinto medieval donde se hallan los restos de la ermita de San Vicente. Se trata de una pequeña construcción religiosa de tipo castrense que fue consolidada y restaurada en el año 1999, dentro de un programa de restauración de lugares históricos de difícil acceso llevado a cabo por la empresa Prames. Con motivo de aquellas actuaciones fue editada una serie de libritos muy interesantes, uno de los cuales, escrito por José Luis Acín Fanlo, está dedicado a esta ermita de San Vicente. Allí encontrará el lector una precisa y detallada descripción de las características arquitectónicas del lugar y una breve explicación de los trabajos de restauración en él realizados.
Sin entrar en demasiados detalles, puede decirse que la ermita es de una planta rectangular sorprendentemente estrecha, terminada en un ábside semicircular canónicamente orientado al este. Adaptado a las características del terreno, el edificio aprovecha unas rocas del mismo como parte de su pared septentrional. De la bóveda de cañón de su techumbre sólo queda el tramo más próximo al ábside. El templo se iluminaba por una larga ventana en el centro del ábside y una más pequeña doblemente abocinada en su muro meridional. Las piedras de la puerta principal, abierta hacia poniente, fueron expoliadas hace tiempo y no han sido restauradas. En el interior del templo quedan varios arcos laterales ciegos, como diminutas capillas laterales proporcionadas a la estrechez de la nave. En el ábside hay algunos motivos decorativos en la piedra con zig-zags y algunas formas vegetales.
La parte más antigua de la ermita de San Vicente dataría del siglo XI, época en que el castillo musulmán ubicado en el lugar fue conquistado por Arnau Mir de Tost, vizconde de Àger y famoso y respetado caballero que actuaba en ese momento al servicio de los condes de Urgel. Según algunos documentos, este hecho habría tenido lugar el 10 de enero del año 1057. Mir de Tost conquistó otros muchos castillos próximos a Finestras. Entre otros, los de Caserras, Fet, Pilzán, Purroy, Viacamp, Falces o Estopiñán. En una zona fronteriza donde en la conquista de las tierras musulmanas confluyeron, con riesgo de choque entre sí, los intereses de los condados de Ribagorza, Pallars, Urgel y Barcelona, Arnau Mir de Tost, al servicio de todos ellos en algún momento de sus continuas correrías conquistadoras, actuó como verdadero nexo de unión y como un elemento conciliador entre las fuerzas cristianas.
Además de por el pasado medieval que evocan los restos de la ermita de San Vicente y del antiguo castillo de Finestras, estos escarpados parajes constituyen sin ninguna duda uno de los rincones más hermosos de nuestra provincia. Carlos Bravo Suárez
Artículo publicado en Diario del Alto Aragón
Fotos: Ermita de San Vicente de Finestras en la muralla china, exterior e interior de la ermita.
sábado, 12 de marzo de 2011
EL MUNDO EN BICICLETA
12.822 km. De Zaragoza a Pekín en bicicleta. Diego Ballesteros Cucurull. Autoedición. 2011. 544 páginas
En el año 2008, Diego Ballesteros realizó una verdadera hazaña al ir en bicicleta desde Zaragoza hasta Pekín. Siguiendo la ruta de la seda y los pasos del mítico viajero veneciano Marco Polo, el profesor barbastrense logró unir a lomos de su bicicleta los dos grandes acontecimientos que se celebraban aquel año: la Exposición Universal zaragozana y los Juegos Olímpicos de la capital china. Fruto de esa extraordinaria aventura es el libro 12.822 km, cuyo título refleja la distancia recorrida por Ballesteros en su largo viaje a través del continente euroasiático.
El libro está escrito a manera de diario o cuaderno de bitácora, dividido en breves capítulos que coinciden con las noventa y nueve etapas del viaje y sus escasos días de descanso. Diego nos cuenta lo que le ocurre en cada jornada, sus estados físico y anímico, sus caídas y los numerosos problemas intestinales que le dejan extenuado por momentos, los lugares -siempre económicos- en los que come y duerme, las inclemencias del tiempo que tiene que sufrir -desde los fuertes calores hasta el maldito viento en contra que supuso sin duda lo peor del viaje-, las trabas burocráticas de algunos países, las buenas y algunas -las menos- malas gentes que se encuentra en el camino.
Además de sus peripecias personales, el aventurero barbastrense añade algunas magníficas pinceladas de la historia y la cultura de los catorce países que sucesivamente atraviesa. En sus opiniones sobre las gentes de estos lugares, Ballesteros huye siempre de prejuicios y generalizaciones simplistas, y juzga a las personas según sus actos, intentando entender las causas y circunstancias que puedan ayudar a explicarlos. La realidad contradice a menudo la visión que podemos tener desde la lejanía de algunos países y de sus habitantes. ¿Podía alguien esperar que fuera Irán el más hospitalario de todos los lugares que el ciclista recorrió y que la persona más antipática que halló en ese gran país fuera precisamente una funcionaria de la embajada española?
En 12.822 no sólo realizamos con su autor un magnífico viaje repleto de intensas vivencias, también descubrimos en su manera de contarlas, además de a un gran aventurero y deportista, a una magnífica persona, modesta, sincera y llena de una fuerza interior que le hace superar las dificultades que se le presentan. A buen seguro esa fuerza psicológica permitirá también a Diego vencer las nuevas adversidades que el difícil viaje de la vida le ha puesto en el camino.
Carlos Bravo Suárez
viernes, 4 de marzo de 2011
FRUSTRACIONES Y LOGROS DE UN HOMBRE ÍNTEGRO
Con motivo del centenario de la muerte de Joaquín Costa se ha reeditado, por fin, la mejor de las biografías del gran polígrafo altoaragonés. Es la que en 1972 publicó, en la misma editorial Ariel en que ahora reaparece, el hispanista inglés George J. G. Cheyne (1915-1990), el más importante de los estudiosos de Costa, cuyo riguroso trabajo supuso un punto de inflexión en el tratamiento de la vida y la obra del “León de Graus”.
Carlos Bravo Suárez
miércoles, 2 de marzo de 2011
RALENTIZAR EL TIEMPO
Don DeLillo (Nueva York, 1936) es uno de los mejores escritores estadounidenses actuales. En los últimos cuarenta años ha publicado, además de algún ensayo y varias obras de teatro, dieciséis novelas que analizan en profundidad los entresijos de la sociedad norteamericana contemporánea. Su último libro, Punto omega, se aleja de la extensión y gusto por el detalle de narraciones anteriores y persigue, a través de la brevedad y la depuración del lenguaje, una reflexión esencial sobre el tiempo, la vida y la consciencia humana.
Carlos Bravo Suárez