El hombre que tuvo la fortuna de fracasar. José Luis Montes. Plataforma Editorial. 2009. 190 páginas.
Una amiga me regaló este libro porque sabe que me gusta la montaña. Enseguida me llamaron la atención la paradoja de su título y la foto de su portada. En la contraportada leí que la novela trataba de Manuel, un hombre que cambió de vida coincidiendo con la realización de su viejo proyecto de subir al Kilimanjaro.
Una vez leídos el prefacio y el primer capítulo, Éxito y fracaso, estuve a punto de abandonar su lectura. No tanto por discrepar con las ideas defendidas por el autor en esas primeras páginas, sino porque me sonaban demasiado a una cierta moralina moderna llena de “sinergias”, “energías positivas” y “mentes abiertas”, un tanto manidas y con mucho embaucador entre sus defensores. Además, literariamente, el libro tampoco prometía demasiado.
No obstante, continué leyendo y me encontré con la historia de Manuel que, según la solapa de la novela, reflejaba la propia experiencia vivida por el autor. Un dinámico empresario de éxito, con una empresa rentable que le proporciona ganancias y bienes materiales pero a la que sacrifica casi todo su tiempo y su libertad. Cuando un nuevo proyecto lleva a la empresa a sufrir inesperadas pérdidas económicas, Manuel ve el momento de venderla y cambiar las prioridades de su vida. Antes, siempre guiado por escrupulosos principio éticos, sanea su negocio en lo posible para poder abandonarlo con la conciencia más tranquila e iniciar una nueva etapa vital radicalmente diferente a la anterior. Esto coincidirá con su viaje a África para ascender el Kilimanjaro, experiencia que relata la novela con realismo y brevedad.
La tesis central del libro es el erróneo concepto que nuestra sociedad tiene del éxito y el fracaso. Asociamos el éxito a la obtención de bienes materiales que colman nuestro ego. Clasificamos a las personas por lo que tienen y no por lo que son. Las etiquetamos a la primera ojeada según su aspecto exterior atendiendo a esos prejuicios. Despreciamos el fracaso como un estigma, como algo penoso, sucio y contagioso que hay que evitar a cualquier precio. Sin embargo, esta idea del éxito tampoco proporciona siempre la felicidad. Manuel renuncia a él y toma la vía del ser en vez de la del tener. A través de la meditación, el desapego a la riqueza material y la ayuda a quienes más lo necesitan.
El libro se deja leer, aunque literariamente no sea nada del otro mundo. La historia de Manuel es la de la inversión de conceptos: el fracaso de su empresa le llevará a su verdadero éxito como persona. Más que como una novela, El hombre que tuvo la fortuna de fracasar puede leerse como uno de esos libros que tratan sobre la búsqueda del desarrollo personal al margen del afán de poseer que se ha convertido en la única medida del éxito en nuestro mundo occidental.
Carlos Bravo Suárez
Ser o tener: ¡ser!
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