La vida crápula de Maurice Sachs. Enrique López Viejo. Editorial
Melusina. 2012. 252 páginas.
Maurice
Sachs (París, 1906 – Alemania, 1945) es un personaje de vida absolutamente
novelesca. Nacido en París, de padre de origen alsaciano y madre judía, Sachs,
que sólo al final recuperó su verdadero apellido Ettinghausen para acercarse a
los nazis, vivió de manera intensa y amoral el periodo europeo de entreguerras
en los ambientes bohemios y artísticos de la capital francesa. Aficionado sin
mesura al lujo y al placer, tuvo que huir continuamente de sus acreedores hasta
convertirse en un pícaro que frecuentó tanto los ambientes delictivos como la
amistad de escritores y artistas como Jean Cocteau, André Gide, Coco Chanel o
Max Jacob. Él mismo escribió varias obras literarias que tuvieron cierto éxito
tras su muerte y que en algún caso no carecen de valor literario. Aunque mantuvo
algunas esporádicas relaciones con mujeres y llegó a casarse con una rica heredera
estadounidense, fue manifiesta y promiscuamente homosexual y tuvo escasas y
poco duraderas relaciones sentimentales estables. Seductor, culto y enormemente
divertido, acabó convirtiéndose en un individuo poco de fiar que engañó a casi
todos sus amigos y terminó colaborando con los nazis como un vil delator. Esa
abyección final no le evitó que un oficial germano lo matara de un tiro en la cabeza y fuera
enterrado de manera anónima junto a una cuneta en suelo alemán.
Enrique
López Viejo (1958) ha publicado recientemente una interesante y amena biografía
de Maurice Sachs. El escritor vallisoletano, afincado en Mallorca, había
publicado hasta la fecha un par de obras biográficas: Tres rusos muy rusos (2008), sobre los aristócratas anarquistas
rusos Herzen, Bakunin y Kropotkin; y Pierre
Drieu la Rochelle. El
aciago seductor (2009), sobre un personaje coetáneo de Sachs, con quien
guarda algunas similitudes.
Sobre
Maurice Sachs, Enrique López Viejo ha dicho en una entrevista estas certeras palabras
que resumen fielmente su vida: “Fue un individuo
encantador y excepcional, que vivió y sufrió una vida trepidante, un ser moral
y amoral, que pudo ser un grandísimo escritor, pero que sólo fue un pobre
libertino, un ser humano que tuvo una vida desgraciada, pudiéndola haber tenido
magnífica". El libro es una biografía que se lee como si fuera una novela.
Además de la azarosa vida del protagonista, López Viejo traza un acertado
retrato de los locos años veinte y de la terrible crisis que se apoderó de
Europa en las dos décadas siguientes. Sin duda hay algunos aspectos positivos
en el personaje biografiado, pero sus numerosos vicios y su tendencia a la
picaresca y al engaño para satisfacerlos lo convierten en un personaje ética y
moralmente reprobable. Un buen complemento de esta buena biografía de López
Viejo es el libro Maurice Sachs. Un
novelista de entreguerras (Universidad de Burgos, 1997), donde Blanca
Acinas Lope realiza un brillante análisis de la obra literaria de este ambiguo
y contradictorio personaje.
Carlos Bravo Suárez
Sachs es un impresentable, como algunos otros, pero bastantes "intelectuales" teneis cierta tendencia a hacer apología de ellos, como si tuviesen una prerrogativa especial que no tienen el resto de los humanos. Luis Manteiga Pousa
ResponderEliminarNo sé si ha leído la reseña antes de hacer el comentario, pero si lo hace atentamente verá que no hago ninguna apología del personaje, sino más bien todo lo contrario.
ResponderEliminarSi, leí la reseña. Mi comentario no iba por ella, era un comentario en general. Pero creo que el simple hecho de hablar o escribir tanto de este tipo de personajes es algo que no se merecen.Hay muchas personas con vidas y obras más ejemplares que prácticamente permanecen en el olvido. Hay, en general, una tendencia hacia lo morboso.Un salúdo cordial.
ResponderEliminarClaro que, una vez muertos, no se si importa que hablen o no de uno.Aunque si me parece importante como ejemplo.
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