Hace
unas semanas, con mis amigos Josep Miquel Menal y Alberto Rubio, pude llegar a
uno de los lugares más interesantes y de más difícil acceso de la Ribagorza oriental: las
ruinas de la iglesia románica de San Pedro, o Sant Pere, de Cornudella,
situadas en lo alto de un tozal de formas redondeadas invadido casi por completo por la
vegetación, a 1.062
metros de altitud, en el mismo emplazamiento donde estuvo
anteriormente ubicado el importante castillo medieval de Cornudella.
En
la actualidad, acceder a San Pedro de Cornudella no es tarea fácil. Si nosotros
lo conseguimos fue, sobre todo, gracias al magnífico blog “Habitantes de la
nada”, donde se explica con detalle un itinerario a este recóndito y poco
conocido lugar ribagorzano. Siguiendo esas indicaciones, logramos encontrar los
escasos trazos aún visibles del antiguo camino y alcanzar finalmente, con
bastante dificultad y no poco esfuerzo, las ruinas de la iglesia en lo alto de
la sierra.
Nuestro
punto de partida fue Ribera de Vall, uno de los diversos núcleos que
constituían el antiguo término de Cornudella, actualmente integrado en el
extenso municipio de Arén. Dependían también del llamado Castro Cornudella las
aldeas de L’Hostalet, El Sas, San Martín de Sas, Puimolar, Iscles, Soperún,
Suerri y Tresserra. No existe por tanto una localidad que lleve el nombre de
Cornudella, sino diversos núcleos que, sometidos antiguamente al poder del
viejo castillo, se agrupan hoy bajo la denominación de Cornudella de Baliera. El
Baliera es el río que atraviesa este pequeño valle y que, como el homónimo de
mayor caudal situado algo más al norte con el que no hay que confundir, vierte
sus aguas al Noguera Ribagorzana por su margen derecha.
Lo
más destacado de la pequeña aldea de Ribera de Vall –donde todavía permanece algún habitante– es la portada de su iglesia parroquial
dedicada a San Miguel, en cuya piedra clave hay grabado un bonito crismón
trinitario. Al parecer, esta portada fue trasladada íntegramente hasta aquí desde
la vieja iglesia de San Pedro de Cornudella durante el siglo XIX, seguramente
poco después de la desamortización eclesiástica.
Desde
la iglesia de Ribera de Vall hay que bajar hasta el barranco de Solá y, tras
atravesarlo, buscar la manera de ascender hacia los restos de la iglesia, cuya
torre, que asoma todavía por encima de los árboles del bosque que la rodean,
puede servir de guía a nuestros pasos. Seguimos algunas trazas del viejo camino,
pero a medida que vamos subiendo éstas son cada vez menos identificables entre
la exuberante vegetación que se va apoderando de todo. Un poco antes de llegar
a la iglesia, entre unos bancales en los que el sendero se desdibuja por
completo, hallamos aún en pie algunos muros de un edificio que corresponde al
parecer a la antigua borda de Peroi. Absolutamente emboscados, y tras
aproximadamente una hora de camino desde nuestra salida de Ribera, encontramos
finalmente con gran alegría las ruinas de la iglesia de San Pedro de
Cornudella.
Aquí
estuvo también, como se ha dicho al principio, el importante castillo medieval
de Cornudella. Tal vez algunos de los muros de piedra que se hallan en las
proximidades de la iglesia de San Pedro pertenecieran al mismo. El Castro
Cornudella se encuentra documentado desde el siglo X y fue una de las
avanzadillas ribagorzanas y aragonesas que, según Manuel Iglesias Costa, pudo
desempeñar durante el siglo XI un importante papel en la conquista de Benabarre
y en la fallida toma de Graus por parte del rey Ramiro I. En los siglos XII y
XIII fueron sus tenentes las importantes familias ribagorzanas de los Gauzpert
y los Aguinalíu, y en el año 1313 el rey Jaime II firmó varios documentos en
este castillo. Durante los siglos XVI y XVII aún permanecía activo y pertenecía
a la familia de los Calasanz.
En
el volumen XV del libro “Viaje literario a las iglesias de España”, editado en
1851, Jaime Villanueva transcribe el acta de consagración de la iglesia de San
Miguel en el castillo de Cornudella, efectuada el día 21 de noviembre del año
1138 por Gaufredo, obispo de Roda y Barbastro. Parece casi del todo seguro que
es esta la misma iglesia que después pasó a denominarse, en un cambio de
advocación que no era infrecuente, de San Pedro de Cornudella, la cual, por
tanto, habría sido construida en la primera mitad del siglo XII.
A
pesar de su actual estado de ruina, es evidente que estamos ante un templo de
gran calidad arquitectónica, que muestra la pujanza que la familia Gauzpert, titular
del castillo de Cornudella, tenía en aquel tiempo. Se trata de una construcción
románica de una sola nave dividida en tres tramos, cubierta con bóveda de cañón
y con ábside semicircular orientado al este. La techumbre del templo se ha ido
desmoronando sobre su interior, anegándolo de ruinas entre las que han crecido
varios robles que amenazan con apoderarse del recinto. En la parte interior de
lo poco que queda del ábside, puede verse aún la losa rectangular del antiguo altar
mayor.
De
las paredes del templo, de gran grosor y sillería perfectamente trabajada, es
la meridional la que mejor se ha conservado. En ella se abre la puerta de
entrada, cuyas dovelas exteriores con su correspondiente crismón fueron
trasladadas, como ya he dicho, a la iglesia de Ribera de Vall durante el siglo
XIX. En la parte alta del exterior de este muro sur destaca una línea de
arquillos ciegos de decoración lombarda y, sobre ella, un friso del que aún
puede verse un tramo con el típico ajedrezado jaqués, aquí más parecido al que
encontramos en el cercano monasterio de Santa María de Alaón que le serviría sin
duda de modelo. Bajo este friso se abre una bonita ventana de arco de medio
punto y doble derrame.
En
el extremo sudoccidental del templo se levanta una torre campanario de la que
aún permanece en pie una buena parte. Es de base cuadrada y forma prismática,
aunque curiosamente en los pisos superiores se convierte en circular por su
vertiente interna. En su lado oeste tenía adosado un edificio de dimensiones
considerables del que aún quedan algunas paredes. Muy cerca del extremo
oriental de la iglesia encontramos entre los árboles un “pilaret” o peirón
dedicado a San Pedro apóstol. Su hornacina, que ha sido recientemente protegida
con una ventana de aluminio, conserva en su interior la imagen del santo con un
libro en una mano y las llaves del cielo en la otra.
Si
desde las proximidades de la iglesia nos asomamos hacia el norte por el lado
más acantilado de la sierra, tendremos magníficas vistas de los pequeños
núcleos que componen la llamada Ribera de Cornudella, con las paredes
orientales de la sierra de Sis a nuestra izquierda y, más a nuestra derecha,
los escarpes meridionales de la sierra ya catalana de Sant Gervàs.
La
parroquia de San Pedro de Cornudella dependió desde su origen de la catedral de
Roda. A finales del siglo XII se cita en algunos documentos a un Bernardo, abad
de Cornudella, lo que hace pensar en la presencia de una pequeña comunidad de
clérigos en esta iglesia. De ella salieron algunos ilustres eclesiásticos que
unían el nombre del lugar al suyo de pila. Al parecer la iglesia fue abandonada
definitivamente tras la desamortización del siglo XIX. Algunas personas mayores
de las aldeas de la zona nos dijeron que no hace muchos años aún se iba a San
Pedro en romería el 29 de junio, día de su santo titular.
Según
indica Manuel Iglesias Costa, en el mismo tozal donde se halla San Pedro de
Cornudella, siguiendo la cresta de la sierra en dirección a poniente, quedan
algunos restos de otra construcción románica más pequeña que estaría dedicada a
Santa María. Nosotros, ya con el día acabándose y ante la dificultad que
entraña moverse por una zona tan boscosa, desistimos de buscarla y dejamos el
intento para otra ocasión más propicia.
La
magnífica iglesia de San Pedro de Cornudella fue sin duda un lugar de gran
importancia en la historia de Ribagorza. Su alejada ubicación y su difícil acceso
parecen haberla abocado irremisiblemente a un abandono y olvido que de ninguna manera
merece.
Carlos Bravo Suárez
Artículo publicado hoy en Diario del
Alto Aragón
Imágenes: Iglesia de San Pedro de
Cornudella (siete primeras fotos), pilaret de San Pedro junto a la iglesia,
camino de subida a San Pedro, colina donde se halla la iglesia, vista desde San
Pedro (la ribera de Cornudella y la sierra de Sis al fondo), iglesia de Ribera
de Vall (exterior, portada, crismón e interior, que estaban pintando cuando
hice la foto en el pasado mes de junio)
Fantastico articulo, este es un lugar que tengo pendiente desde hace tiempo, yo tenía referencias por la colección de Románico de Jose Luis Acín.
ResponderEliminarA ver si este otoño me atrevo a intentarlo, no parece muy sencillo el acceso, a ver como me va...
Un saludo.
Gracias, Cristian. Tus blogs "Despoblados de Huesca" y "Despoblados medievales de Huesca" son magníficos y tu trabajo, impresionante. Un saludo muy cordial y a tu disposición para lo que sea menester.
ResponderEliminarSoy hijo de Cornudella. Y desde muy pequeñito he ido a este lugar el 29 de junio a la romería. Es una ubicación espectacular. Hace ya muchos años que no vivo allí, pero subo a S. Pere siempre que puedo. No se merece el estado de abandono en el que se encuentra. Aunque ahora han acondicionado un poco el acceso y es más facil
ResponderEliminarActualmente (Septiembre de 2016) el camino de Ribera de Vall a San Pedro de Cornudella está limpio y balizado (escasa pero suficientemente) como variante del sendero PR-HU 46.
ResponderEliminarSaludos.