domingo, 30 de septiembre de 2012

LA HIJA DEL GENERAL



La hija del Este. Clara Usón. Seix Barral. 2012. 448 páginas.

Cuando en 2009 Clara Usón ganó el premio Biblioteca Breve con su quinta novela Corazón de napalm, ya escribimos en estas mismas páginas que la escritora barcelonesa se confirmaba como una de las voces más destacadas y originales de la narrativa española actual. Su último libro, La hija del Este, corrobora de manera absoluta esa afirmación y se convierte en mi opinión en una de las mejores novelas publicadas en nuestro país en los últimos años.

La hija del Este es una narración ambientada en la reciente guerra de los Balcanes, que culminó con la disgregación de la antigua Yugoslavia en la última década del pasado siglo XX. Clara Usón construye un espléndido relato en el que, de manera muy hábil y bien estructurada, mezcla datos históricos con conjeturas, hipótesis e incluso viejas leyendas medievales que ayudan a entender las causas del último gran conflicto bélico ocurrido en tierras europeas. Contada a través de diversas voces narrativas  -entre las que se intercalan varias galerías de algunos “héroes” serbios como Milosevic, Karadzic o Mladic-, podría decirse que se trata de una novela histórica en la que se completan con una ficción verosímil y bien hilvanada los vacíos que la realidad no puede rellenar del todo.

La hija del Este que da título al libro es la hija del general serbio Ratko Mladic, detenido el pasado año y extraditado a La Haya donde, acusado de crímenes de guerra, se halla todavía pendiente de juicio. Su hija Ana se suicidó con 23 años en 1994 tras regresar de un viaje a Moscú en compañía de otros estudiantes. Adoctrinada primero en el comunismo y después en el nuevo fervor nacionalista, la joven mantenía una estrecha relación con su padre, al que adoraba y cuyas acciones de guerra creía una  respuesta necesaria de los serbios ante la persecución e injusticias a las que estaban siendo sometidos. Sin embargo, nunca se conoce del todo a los demás y con frecuencia una misma persona ofrece diferentes caras según la circunstancia en que se halle. Por otra parte, hasta los individuos más despiadados en determinadas circunstancias son frecuentemente tiernos y cariñosos con sus seres más queridos.

En la novela, además de una gran información sobre el conflicto bélico yugoslavo y sus causas, hay una crítica directa a las doctrinas nacionalistas que se extendieron por aquel país tras la muerte del mariscal Tito, “un torbellino épico, un ciclón enloquecido que nos había devuelto a la más atroz y salvaje Edad Media”. Como dice uno de los personajes, “el nacionalismo es un invento burgués del siglo XIX que reivindica un falso pasado histórico de plenitud y promete un futuro próspero y espléndido: ¡Qué felices seremos cuando por fin volvamos a estar solos, bailando nuestros bailes y cantando nuestras canciones, sin la compañía contaminante de los otros”. Porque “el amor a la patria no se razona, es un sentimiento que está por encima de argumentos, es intemporal y sagrado”. En La hija del Este se puede observar, entre otras cosas, a qué trágicas consecuencias llevaron esas sacralizadas creencias a los habitantes de la antigua Yugoslavia.

Carlos Bravo Suárez

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