domingo, 28 de julio de 2013

MISTERIO Y HUMOR EN LA TOSCANA

                                         
El caso del mayordomo asesinado. Marco Malvaldi. Destino. 2013. 207 páginas.

 Marco Malvaldi (Pisa, 1974) es uno de los nuevos valores de la literatura italiana. Se dio a conocer con la trilogía del BarLume, cuyo primer título, La brisca de cinco, reseñamos aquí hace unos meses. Ahora Destino, en su colección Áncora y Delfín, ha publicado en nuestro país su última novela, El caso del mayordomo asesinado, traducción más que libre del título original italiano Odore di chiusco, que creo viene a equivaler a nuestro “olor a cerrado”, usado aquí con su frecuente sentido metafórico.

El caso del mayordomo asesinado mezcla de manera equilibrada y eficaz la intriga y el humor. Se trata de una novela breve y ligera que hace pasar un rato agradable al lector manteniendo en él el suspense con una permanente sonrisa en los labios. Abusando del uso actual del género, podríamos decir que se trata de una novela negra ambientada a finales del siglo XIX, concretamente en unos días del año 1895, en el castillo de una familia noble de la Toscana, que con mucha ironía se acerca a la línea clásica de las narraciones que tienen como protagonista al detective Sherlock Holmes, coetáneo ficticio del comisario Artistico y de los demás personajes del relato de Malvaldi.

Si habitualmente en las novelas de asesinatos en mansiones el primer sospechoso es siempre el mayordomo, en ésta este personaje es la víctima cuyo extraño asesinato hay que resolver. A la intriga de la investigación, se añade aquí una aguda e irónica descripción, a veces rozando lo caricaturesco, de la nobleza finisecular, en un momento en que la unificación italiana hace tambalear sus privilegios seculares de clase. Ese momento histórico, que tan bien recoge  Tomasso di Lampedusa en El Gatopardo, está tratado con un hilarante sentido del humor que no hace menos ácida la crítica al estamento aristocrático, necesitado en aquel tiempo de airear sus mansiones y castillos para sacar de sus estancias el olor a cerrado y entrar así en la nueva y galopante modernidad. Probablemente porque al menos “es necesario que todo cambie para que todo siga igual”.

En la narración en tercera persona se van intercalando algunos pasajes del diario personal de Pellegrino Artusi, un personaje que, según se indica en las páginas finales de la novela, existió en la realidad y que acude al castillo en calidad de invitado por haber escrito ya en aquel tiempo un libro pionero de recetas de cocina. El comisario, el gastrónomo y un fotógrafo retratista acompañan a los diversos personajes de la decadente familia del barón de Roccapendente y su servidumbre en esta intriga de regusto clásico que se resuelve, por tanto, de manera lógica, racional y deductiva.

Una novela corta, que puede parecer un divertimento del autor, pero que se inscribe dentro de su estilo breve, entretenido e irónico, destinado a hacer pasar un buen rato al lector con una historia que conjuga el misterio con buenas dosis de humor inteligente.


Carlos Bravo Suárez

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