Hace unos años, con motivo de su señalización como ermita rupestre, publiqué unas líneas en este mismo Llibré de Fiestas sobre la ermita de San Martín de la sierra Capella. Hoy vuelvo a escribir sobre este importante y bello lugar de esta querida localidad, a la que me unen estrechos lazos familiares, para hablar de su reciente limpieza, desescombro y recuperación que permiten conocerlo más a fondo y confirmar el enorme interés histórico y artístico que tiene desde tiempos muy antiguos.
Hay que empezar diciendo que el artífice de la reciente limpieza y recuperación de esta ermita ha sido Joaquín Sesé, de casa El Grausino, al que unos llaman Quinón y otros Quinito, y al que todos sus amigos consideramos una excelente persona, entre cuyas virtudes más destacadas figuran la nobleza y la tenacidad. De esta última ha echado mano para, prácticamente en solitario, efectuar en los últimos meses un destacado y meritorio trabajo de desescombro y limpieza que permite que la ermita luzca ahora su valor de manera más nítida y evidente.
En fechas recientes, tuve el gusto de visitar de nuevo la ermita en compañía del propio Joaquín y de Javier Rey, arqueólogo de la Diputación General de Aragón que comprobó in situ la importancia del lugar, del que elaboró un informe y se comprometió, en la medida en que la difícil situación económica actual lo haga posible, a impulsar futuras excavaciones que permitan desentrañar parte de lo mucho que aún esconde este todavía bastante enigmático lugar.
Los trabajos realizados por Joaquín Sesé permiten observar con mayor claridad las diferentes fases de construcción de la ermita y del recinto que la contiene. Será ya cuestión de los expertos desentrañar las épocas cronológicas a las que corresponden dichas etapas, las más antiguas de las cuales podrían remontarse incluso al periodo visigótico. Parece probable que la puerta principal de la iglesia, antes de su acortamiento, se abriera, por la imposibilidad física de hacerlo hacia el sur, en el muro septentrional. Y que, por los indicios hallados, en el lado occidental de la construcción hubiera en su momento un cementerio o necrópolis.
La presencia de numerosas muestras de cerámica antigua en la zona, así como los restos de una ermita probablemente románica dedicada a Santa Eulalia, de la que se conserva buena parte de la base de sus gruesos muros, y de otros restos en la zona conocida como San Chulián en el llamado Cerro Castiella, refuerzan la idea de una presencia poblacional tal vez importante en la margen izquierda del río Isábena, al otro lado del majestuoso puente medieval, frente a la actual Capella.
Esta Capella siempre querida a cuyos habitantes de hoy quiero desear unas muy felices Fiestas Mayores.
Artículo publicado en el Llibré de las Fiestas de Capella en agosto de 2013.
Todas las fotos de la ermita y desde la ermita fueron tomadas en julio de 2013.
Todas las fotos de la ermita y desde la ermita fueron tomadas en julio de 2013.
Que bonitas las imágenes Carlos, y que grietas tan preocupantes en el interior del ,ábside y la bóveda de horno.
ResponderEliminarUn saludo amigo.
Gracias, Cristian. Esas grietas llevan ya tiempo, aunque es verdad que no auguran nada bueno. Saludos.
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