domingo, 29 de septiembre de 2013

LA MAESTRÍA LITERARIA DE ALICE MUNRO

      
 Mi vida querida. Alice Munro.  Lumen.  2013. 336 páginas.

Alice Munro (Ontario, Canadá, 1931) es una de las voces más sobresalientes del panorama literario internacional de las últimas décadas. Aunque también ha publicado alguna novela, la escritora canadiense destaca sobre todo como autora de relatos cortos. Ya octogenaria, con Mi vida querida, su último libro, acaba de dar otra lección de su brillante e impecable magisterio literario.

Mi vida querida es una colección de catorce relatos breves, casi todos ambientados en el Ontario natal de la autora, en la época de la depresión y de la segunda guerra mundial. Ese periodo de su infancia ha sido frecuente fuente de inspiración en la obra literaria de Munro, que vivió sus primeros años en una granja de esa región canadiense hoy muy industrializada.

Los relatos de Mi vida querida tratan del amor y el desamor, de infidelidades adúlteras, de reencuentros y desencuentros, de deseos inconfesables, del paso del tiempo, de soledades tristes u obligadas y, casi siempre, de perdedores y personajes que en mayor o menor medida han extraviado sus vidas. De la existencia en suma; con sus luces y sus sombras y su constante fluir cotidiano hacia la muerte.

Llaman la atención sobremanera por su singularidad los cuatro últimos relatos del libro, que no son cuentos de ficción sino una unidad distinta de carácter autobiográfico en los que, como la misma autora explica en la breve introducción a los mismos, son “lo primero y lo último –y lo más íntimo– de lo que tengo que decir sobre mi propia vida”.

Toda esa densidad de contenidos se halla envuelta en una prosa sencilla y natural, que narra con admirable economía lingüística y lograda contención unas historias de un realismo cotidiano que se muestra, sin embargo, repleto de sentimientos y emociones. A veces solamente apuntados para que el lector haga por sí mismo su propia composición de los hechos. Pocos escritores logran un equilibrio tan extraordinario entre el contenido y la forma, entre lo que cuentan y la manera que tienen de contarlo. Porque Alice Munro simplemente narra, con sabia mirada observadora y objetivismo distante, unas hermosas historias que pretenden captar la vida misma, con sus penas y alegrías, en un momento histórico en que las penurias y la depresión económica hacen que aquéllas proliferen mucho más que éstas.

Alice Munro puede situarse sin caer en la exageración a la altura de los mejores escritores de relatos de la literatura universal. La comparación que de ella se ha hecho con el maestro Chéjov no parece desmesurada en absoluto. Tal vez la obra de la escritora canadiense todavía no sea suficientemente conocida en nuestro país; aunque Javier Marías y su exquisito círculo literario reconocieron su talento otorgándole el Premio Reino de Redonda en el año 2005. Y eso que, por entonces, Munro aún no había publicado el magnífico libro de relatos que acabamos de reseñar.

Carlos Bravo Suárez


domingo, 22 de septiembre de 2013

EROLAS, UN DESPOBLADO CON ERMITA FRENTE A RODA DE ISÁBENA



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Erolas (o Eroles) es un despoblado situado casi enfrente de la localidad ribagorzana de Roda de Isábena, en la margen izquierda de este río, prácticamente a la altura de la llamada casa de la Huerta. A la casa Erolas se puede acceder andando tras cruzar el río Isábena por el puente medieval de Roda, siguiendo las marcas del GR-18.1, sendero que continuamos brevemente al otro lado del río para girar luego por una pista a la derecha que se dirige hacia el sur. Al cabo de poco rato, es necesario tomar a nuestra izquierda otra pista de tierra que sube hacia la casa, situada a 820 m. de altitud, en un cerro que algunos mapas denominan Corona de Erolas.

Sin duda la construcción más interesante de Erolas es su ermita románica, dedicada a San Esteban, que hacía las funciones de capilla familiar y se encuentra al sur de las ruinas de la antigua casa, pegada a una de sus edificaciones. Se trata de una ermita muy poco conocida que no aparece en ninguna de las principales publicaciones que tratan sobre el románico en la comarca. Hasta hace pocas fechas, en que visité el lugar con mi buen compañero de andanzas Joaquín Sesé, tampoco yo sabía de su existencia a pesar de haber pasado muy cerca en algunas excursiones. Fueron mis amigos grausinos Ángel Aventín, Jaime Lagüens y Francisco Martí quienes me lo dieron a conocer y me indicaron cómo llegar hasta él. Francisco Martí ha hecho una magnífica descripción de la ermita en su completa página web sobre el románico en Ribagorza.

No soy yo ningún especialista en este arte constructivo, pero lo primero que llama la atención de la ermita de casa Erolas es la manifiesta diferencia entre el ábside, de claro estilo románico y fechable por lo tanto en época medieval, y la nave de dimensiones reducidas que parece de construcción muy posterior. El primero está levantado con sillares regulares y bien alineados; la segunda es de materiales más rústicos e irregulares. La puerta de la ermita se abre hacia occidente y es bastante estrecha, con tres dovelas de piedra tosca o toba que forman un arco de medio punto. En la dovela central hay grabada una cruz de manera muy rudimentaria.

También de piedra tosca o toba es un curioso arco a modo de espadaña, de doble pieza y rematado por una cruz, que se levanta sobre la puerta de entrada. En el interior de la ermita, además de la mesa del altar, solo hay una pila de agua bendita en el lado meridional y una ventana, hoy cegada, en el mismo centro del ábside. Parte de las paredes de la nave están revocadas y parecen tener algunos restos de posibles pinturas anteriores. La techumbre es de losas que alguien ha protegido recientemente con unas lonas blancas. Lo más antiguo y destacado de la ermita es sin duda su ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera. Su exterior queda ahora en parte cubierto por la tierra y está coronado por una cornisa de algunas piedras toscas jalonada con peculiares canecillos.

Sobre Erolas, que en la actualidad pertenece al municipio de Isábena, no he encontrado demasiada documentación histórica. En el libro Roda de Isábena en los siglos X-XIII, de Núria Grau Quiroga, editado por la Institución Fernando El Católico en el año 2010 en Zaragoza, el lugar es citado en varias ocasiones. Sin embargo, en sus páginas aparecen indistintamente las denominaciones Erolas y Eroles. La primera se refiere sin duda siempre a nuestro lugar ribagorzano; la segunda parece aludir, varias veces de manera inequívoca, a la población de ese nombre sita en la comarca catalana del Pallars Jussà.

La primera referencia histórica a Erolas data de un documento del 16 de septiembre de 1079. En el Cartulario de Roda, en unas donaciones hechas a la catedral de San Vicente, se incluye la frase “et una terra in Erolas”. En un pergamino del año 1262 en que se fija el límite entre los términos de San Esteban del Mall y Roda de Isábena, aparecen citados los Vilars d’Erolas. Hay que decir aquí que muy cerca de la casa Erolas, un poco más al norte y en la misma margen izquierda del río Isábena, se encuentra una casa llamada El Villar. En ese mismo siglo XIII, en una memoria de los censos que pagaban los hombres de Roda al obispo, aparecen varias veces los nombres de Ramón de Erolas y Iohan Bufa de Erolas. Por último, en 1236 hay una copia de una escritura con la firma de Pedro, o Petrus, de Eroles, canónigo rotense; aunque en este caso, atendiendo a la diferenciación antes citada, tal vez se refiera a la mencionada población pallaresa. 

Sin embargo, en "Focs y morabatins de Ribagorza (1381-1385)" que publicó José Camarena Mahiques, y que consulto en "Historia del Condado de Ribagorza", de Manuel Iglesias Costa, aparecen en el fogaje de Roda y su término de 1385 los nombres de Guiamo d'Eroles y Bernat d'Eroles.

Sin entrar en más consideraciones, hay que concluir señalando que la capilla de la hoy despoblada Casa Erolas es otro ejemplo más, en este caso muy poco conocido, del rico patrimonio románico de estas tierras ribagorzanas

Carlos Bravo Suárez

Artículo publicado hoy en Diario del Alto Aragón.

Fotos: Ermita de casa Erolas -frente, lateral, ábside exterior y ábside interior-, Casa Erolas desde el camino de subida, interior de la casa, puereta de entrada, horno, ventana, casa y calle, vista de Roda desde Erolas, El Villar, Roda de Isábena y el Turbón desde el camino a Erolas y puente medieval de Roda de Isábena -dos últimas fotos-.  

EN LA FRONTERA


Estampas del valle. Rolando Hinojosa-Smith. Xordica. 2013. 138 páginas.

Rolando Hinojosa-Smith (Mercedes, Texas, 1929) es el más importante de los escritores chicanos, estadounidenses de origen mejicano que escriben tanto en español como en inglés. Hinojosa es autor de una extensa serie narrativa titulada Klail City Death Trip, o El viaje de la muerte de Klail City, que narra la vida de los chicanos en la ciudad ficticia de Klail City, situada en el también ficticio condado de Belken -inspirado en Hidalgo, condado natal del autor-, en la frontera tejana entre Estados Unidos y México. Esa larga saga literaria se inició en 1973 con la novela Estampas del Valle, que de manera acertadísima la editorial aragonesa Xordica ha publicado recientemente en nuestro país.

Estampas del Valle contiene una sucesión de escenas breves escritas en una rica mezcolanza de muy diversos registros literarios. Un mestizaje de técnicas y recursos narrativos que se despliega en paralelo a la mixtura racial y cultural que encarna ese Valle que se corresponde con el espacio geográfico cierto del fronterizo valle del río Grande. Aunque ya asoman algunos miembros de las familias Buenrostro y Malacara, que luego tendrán una cierta preponderancia en los siguientes libros del condado de Belken y su capital Klail City, por las páginas de Estampas del Valle desfilan multitud de personajes que se interrelacionan en parentescos, amistades, funerales, noviazgos, revoluciones o disputas violentas en cantinas. Son más de mil los personajes que aparecen en la larga saga narrativa iniciada por Hinojosa-Smith hace ya cuarenta años.

A su manera siempre original y metafórica, el propio autor chicano explica esta variedad en una nota preliminar al libro: “Estas estampas son y están como las greñas de Mencho Saldaña. Unas cortas, otras largas y todas embadurnadas con esa grasa humana que las junta y las separa sin permiso de nadie”.

Y a esa hibridación literaria se le añade además una mixtura de registros léxicos que recogen el habla de las gentes llanas de esa frontera, y que muestran y demuestran la variedad y la riqueza de nuestro idioma español. Hinojosa, con su miscelánea narrativa, nos permite conocer mejor esa geografía fronteriza en la que la lengua hispana hunde sus raíces desde hace siglos. También sabemos, a través de esas piezas cortas que componen el libro, de las complejas relaciones entre los gringos y los mejicanos. O lo que es lo mismo, de los bolillos que llegaron con la biblia en una mano y la cachiporra en la otra y la raza, forma en que la comunidad de origen mejicano tiende a denominarse a sí misma.

Otro aspecto destacado del libro es la ironía y el manifiesto sentido del humor ante una realidad que hasta en sus momentos más dramáticos tiene su parte graciosa y a veces, como verá el lector en el funeral narrado en una estampa del libro, alcanza incluso el surrealismo. Y otro elemento de la novela es la presencia general de una visión estoica, que roza a veces el fatalismo: “Mucha gente no lo cree pero la suerte, así como el tiempo y la memoria, viene y va; hay unos que la tienen buena, otros que les cae mala y hay otros que se adueñan de una suerte infinitamente más negra que la sombra del canelón.” Gracias a Xordica, y en mi caso a casi una casualidad que puso el libro en mis manos, hemos tenido la suerte de conocer en nuestro país a este excelente escritor que algunos han propuesto para el premio Cervantes por sus indiscutibles méritos.

Carlos Bravo Suárez

viernes, 20 de septiembre de 2013

TODO UN EJEMPLO


Algunos tuvimos la gran suerte de ser estudiantes de la Facultad de Filología de la Universidad Central de Barcelona cuando en ella todavía había profesores de la humanidad y la sabiduría de José Manuel Blecua, José María Valverde o Martí de Riquer, entre otros. Este último falleció el martes 17 en la Ciudad Condal, tras una larga vida de plena dedicación a la enseñanza y el estudio de la literatura. Estudiar Filología Hispánica en Barcelona era en aquel tiempo un verdadero lujo y una garantía de una completa formación humanística y literaria. Martí de Riquer conocía como nadie las literaturas catalana, española y europea, y la ciudad era un ejemplo de mentalidad abierta y universalidad. No sé cuánto queda allí de todo aquello en nuestros días.

Carlos Bravo Suárez

Carta publicada hoy en el diario El País.

jueves, 19 de septiembre de 2013

INTOLERANCIAS

El ataque de un grupo de neonazis a la librería Blanquerna de Madrid el pasado once de septiembre merece la condena y el rechazo sin paliativos por parte de todos los demócratas. Pero la misma actitud de repulsa se debe tener con los actos intolerantes, y muchas veces violentos, de grupos ultranacionalistas catalanes hacia personas o partidos que no comulgan con sus creencias y deseos. 

Hemos visto en Cataluña bastantes sedes de partidos atacadas con reiteración y a unos cuantos conferenciantes que han sido interrumpidos con gritos o que ni siquiera han podido realizar sus actos previstos en algunas universidades catalanas. Todos los demócratas sin excepción deberían condenar y perseguir con la misma firmeza esos actos de intolerancia, procedan de donde procedan y sean quienes sean sus autores. 

Carlos Bravo Suárez

Carta publicada hoy en el diario El País.

domingo, 15 de septiembre de 2013

EN LA CORTE DE ENRIQUE VIII


Una reina en el estrado. Hilary Mantel. Editorial Destino. 2013. 496 páginas.

Una reina en el estrado es una de las mejores novelas que he leído últimamente. El libro puede inscribirse en la denominada novela histórica aunque, a diferencia de lo que suele ocurrir en este género, aquí el sustantivo novela tiene más peso que el adjetivo que lo acompaña. Dicho de otra manera: Hilary Mantel ha partido de unos hechos y de una lograda ambientación en un determinado momento de la historia británica, pero ha creado un largo e intenso relato literario, con una enorme fuerza narrativa, que no tiene que ajustarse de manera fiel a una realidad histórica que, por otro lado, tampoco es conocida con absoluta precisión por los propios historiadores.

Una reina en el estrado transcurre en Inglaterra durante el reinado de Enrique VIII, desde la separación del monarca de su primera mujer, Catalina de Aragón, hasta la muerte de Ana Bolena, su segunda esposa. El tiempo interno del relato abarca prácticamente un año, entre el mes septiembre de 1535 y el verano de 1536.

Pero el verdadero protagonista de la novela no es el cambiante rey Tudor ni la temperamental y malograda Ana Bolena, ni tampoco la sibilina, pálida y discreta futura reina Jane Seymour, sino el influyente consejero real Thomas Cromwell, un hombre de procedencia humilde que se convirtió en Primer Ministro y Secretario de Estado en cuyas manos dejó el rey Enrique VIII el manejo de los principales asuntos de gobierno. No se conoce con certeza la verdadera historia de este enigmático y oscuro personaje que al parecer manejaba, hasta su caída en desgracia, todos los hilos de la intrigante corte británica en un periodo especialmente complicado y convulso. Sin embargo, Hilary Mantel hace de Cromwell el eje central de su novela y el prisma a través del cual el lector vive los acontecimientos relatados. Para ello, no se recurre a una primera persona narrativa que tal vez hubiera restado omnisciencia a la historia, sino a un uso específico de la tercera persona en la que “él” es siempre Thomas Cromwell. Un verdadero logro de la autora británica que dota así a su novela de una singular y novedosa perspectiva narrativa.

La fuerza de las pasiones humanas –amor, odio, ambición, deseo– descritas con vigor en la novela, y unidas a las intrigas cortesanas y al maquiavelismo político presentes en ella, convierten a Una reina en el estrado en una obra que a la vez que histórica es perfectamente moderna y actual desde todos los puntos de vista.

Una reina en el estrado es la segunda novela de la trilogía de la autora sobre Thomas Cromwell. La primera fue En la corte del lobo, publicada en España por Destino en 2011. La tercera está todavía en proceso de escritura. Con los dos libros de la trilogía ya publicados, Hilary Mantel (1952) consiguió el importante y prestigioso Man Booker Price, que muy pocos han logrado en dos ocasiones. Desde luego, en el caso de la novela que acabamos de reseñar nos hallamos ante una verdadera joya literaria. Pocas narraciones son tan densas en sucesos y emociones y están tan literariamente bien contadas como ésta.

Carlos Bravo Suárez


domingo, 8 de septiembre de 2013

EL CÍRCULO

 

El Círculo. Bernard Minier. Roca Editorial. 2013. 512 páginas.

Bajo el hielo fue una de las novelas revelación del pasado 2012. Así lo hicimos constar en esta página con la reseña titulada Intriga en el Pirineo francés. Un año más tarde, Bernard Minier vuelve a sorprender al lector con El Círculo, otra bien construida e intrigante trama de novela negra de nuevo ambientada en el sur de Francia.

El Círculo transcurre casi íntegramente en la pequeña localidad de Marzac, un imaginario Oxford o Cambridge que se sitúa a los pies de los Pirineos galos. Si Bajo el hielo se iniciaba con la impactante imagen de un caballo decapitado en lo alto de una central hidroeléctrica situada a dos mil metros de altitud, El Círculo comienza con el descubrimiento del cadáver de una atractiva profesora en la bañera de su casa, en cuya piscina flotan numerosas muñecas esparcidas por el agua. El encargado de investigar el extraño y macabro asesinato será Martin Servaz, el mismo comandante que ya resolvió el difícil y complejo caso narrado en Bajo el hielo.

Por eso, y aunque el nuevo libro de Minier puede leerse de manera absolutamente independiente, quienes hayan leído su anterior novela se van a reencontrar con algunos personajes ya conocidos. Por ejemplo, con los dos principales colaboradores de Servaz: el joven teniente Vicent Espérandieu y la atractiva y extravagante agente Samira Cheung. Y también con el psicópata y refinado asesino en serie Julian Hirtmann que, en las últimas páginas de Bajo el hielo, logró escapar del centro de reclusión pirenaico en el que se hallaba internado.

A partir del citado asesinato, se abren diversas líneas argumentales que crean un complejo puzzle que logra atrapar al lector a lo largo de más de quinientas páginas. Bernard Minier vuelve a demostrar su habilidad para combinar el suspense con las acertadas descripciones de la naturaleza, la creación de atmósferas inquietantes y la profundización psicológica en algunos de sus personajes. Los ambientes climatológica y metafóricamente tormentosos, las personalidades complejas y atormentadas por un pasado oculto y traumático, o la dificultad para las relaciones sentimentales en algunos personajes, se encuentran entre los mejores logros de este intenso y absorbente relato.

Por otra parte, hay que destacar que el final de la novela transcurre en una población altoaragonesa en la que fácilmente se reconoce la villa ribagorzana de Graus. El escritor francés tiene vínculos familiares con esta población y, según indica en sus páginas, fue en Graus donde comenzó a escribir el libro, cuya historia se inicia con el partido inaugural del campeonato mundial de fútbol de 2010 y termina en los días posteriores a la proclamación de España como campeona del torneo.

El Círculo es una narración que queda abierta y, por ello, esperamos que Bernard Minier no tarde demasiado en envolvernos en otra historia de intriga y misterio ambientada en esa geografía pirenaica y fronteriza que tan bien describe y que tanto nos gusta.

Carlos Bravo Suárez  

domingo, 1 de septiembre de 2013

CRISIS, CODICIA Y BUENA LITERATURA


En la orilla. Rafael Chirbes. Anagrama. 2013. 440 páginas.

Hay que empezar diciendo que En la orilla es una novela extraordinaria. Probablemente, una de las mejores que se han publicado en España en los últimos años. Un relato que retrata magistralmente la crisis actual -económica pero también social y ética- que sufre la sociedad española y algunas de las causas que la han provocado: la codicia, el dinero fácil y el todo vale para conseguirlo, el afán por aparentar y la mentalidad de nuevo rico que se ha apoderado del país en las últimas décadas. Pero En la orilla no es solo una novela sobre la crisis. Es mucho más. Es reflexión, de tono crítico, ácido y pesimista, sobre la ambición desmesurada, la familia, la vejez, la soledad, el sexo, la emigración, las relaciones laborales o el suicidio. Y es, por encima de todo, buena literatura, más allá de los tópicos doctrinarismos supuestamente progresistas que resultan casi siempre demasiado simples y maniqueos. Un libro que debería permanecer en la historia de nuestra mejor literatura reciente.

Su autor, el valenciano Rafael Chirbes (Tabernes de la Valldigna, 1949), es un escritor más que consagrado, con una importante obra narrativa a sus espaldas. Su anterior novela, Crematorio (2007), consiguió el Premio de la Crítica con un relato que mostraba la corrupción inmobiliaria y la falta de escrúpulos morales de parte de la sociedad española, y que adelantaba en buena medida la crisis que iba a venir y de cuyas cenizas trata la actual En la orilla.

En la orilla transcurre en Olba, una pequeña ciudad situada en la costa valenciana, muy cerca de Benidorm, a orillas del mar y también de un pantano que adquiere un valor simbólico, en cierto modo ligado a la podredumbre moral y ética que rige los comportamientos de buena parte de los personajes del libro, que únicamente pretenden trepar y enriquecerse a cualquier precio.

Aunque la novela está escrita a varias voces, combinando la primera y la tercera personas y diversos recursos literarios, su personaje principal es Esteban, un carpintero de setenta años, soltero, desilusionado y pesimista, que ha heredado el negocio familiar y que acaba de arruinarse al entrar en operaciones inmobiliarios que la crisis, la excesiva ambición y los falsos proyectos de su socio constructor han llevado al fracaso. A través de Esteban, y en relación con él, aparecen otros personajes de diversa condición económica y social. Sus amigos nuevos ricos, los antiguos trabajadores de la carpintería que han perdido su empleo, el padre inválido, la criada colombiana o su antigua novia Leonor, ya muerta, que se fue con uno de sus amigos y se convirtió después en una cocinera de éxito. Otro logro de la novela es su rico vocabulario, en especial en términos relacionados con la vida en el pantano y con el campo semántico de la carpintería. Y sus referencias a temas literarios como el “ubi sunt”, de reminiscencias manriqueñas, que la crisis de hoy vuelve a poner en cierto modo de actualidad.

Una excelente novela, un microcosmos literario que puede extrapolarse a la realidad de un país que en los últimos tiempos lo ha sacrificado todo a la codicia y al dinero.

Carlos Bravo Suárez