domingo, 22 de septiembre de 2013

EN LA FRONTERA


Estampas del valle. Rolando Hinojosa-Smith. Xordica. 2013. 138 páginas.

Rolando Hinojosa-Smith (Mercedes, Texas, 1929) es el más importante de los escritores chicanos, estadounidenses de origen mejicano que escriben tanto en español como en inglés. Hinojosa es autor de una extensa serie narrativa titulada Klail City Death Trip, o El viaje de la muerte de Klail City, que narra la vida de los chicanos en la ciudad ficticia de Klail City, situada en el también ficticio condado de Belken -inspirado en Hidalgo, condado natal del autor-, en la frontera tejana entre Estados Unidos y México. Esa larga saga literaria se inició en 1973 con la novela Estampas del Valle, que de manera acertadísima la editorial aragonesa Xordica ha publicado recientemente en nuestro país.

Estampas del Valle contiene una sucesión de escenas breves escritas en una rica mezcolanza de muy diversos registros literarios. Un mestizaje de técnicas y recursos narrativos que se despliega en paralelo a la mixtura racial y cultural que encarna ese Valle que se corresponde con el espacio geográfico cierto del fronterizo valle del río Grande. Aunque ya asoman algunos miembros de las familias Buenrostro y Malacara, que luego tendrán una cierta preponderancia en los siguientes libros del condado de Belken y su capital Klail City, por las páginas de Estampas del Valle desfilan multitud de personajes que se interrelacionan en parentescos, amistades, funerales, noviazgos, revoluciones o disputas violentas en cantinas. Son más de mil los personajes que aparecen en la larga saga narrativa iniciada por Hinojosa-Smith hace ya cuarenta años.

A su manera siempre original y metafórica, el propio autor chicano explica esta variedad en una nota preliminar al libro: “Estas estampas son y están como las greñas de Mencho Saldaña. Unas cortas, otras largas y todas embadurnadas con esa grasa humana que las junta y las separa sin permiso de nadie”.

Y a esa hibridación literaria se le añade además una mixtura de registros léxicos que recogen el habla de las gentes llanas de esa frontera, y que muestran y demuestran la variedad y la riqueza de nuestro idioma español. Hinojosa, con su miscelánea narrativa, nos permite conocer mejor esa geografía fronteriza en la que la lengua hispana hunde sus raíces desde hace siglos. También sabemos, a través de esas piezas cortas que componen el libro, de las complejas relaciones entre los gringos y los mejicanos. O lo que es lo mismo, de los bolillos que llegaron con la biblia en una mano y la cachiporra en la otra y la raza, forma en que la comunidad de origen mejicano tiende a denominarse a sí misma.

Otro aspecto destacado del libro es la ironía y el manifiesto sentido del humor ante una realidad que hasta en sus momentos más dramáticos tiene su parte graciosa y a veces, como verá el lector en el funeral narrado en una estampa del libro, alcanza incluso el surrealismo. Y otro elemento de la novela es la presencia general de una visión estoica, que roza a veces el fatalismo: “Mucha gente no lo cree pero la suerte, así como el tiempo y la memoria, viene y va; hay unos que la tienen buena, otros que les cae mala y hay otros que se adueñan de una suerte infinitamente más negra que la sombra del canelón.” Gracias a Xordica, y en mi caso a casi una casualidad que puso el libro en mis manos, hemos tenido la suerte de conocer en nuestro país a este excelente escritor que algunos han propuesto para el premio Cervantes por sus indiscutibles méritos.

Carlos Bravo Suárez

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