domingo, 12 de junio de 2016

EL DESLUMBRANTE DESCUBRIMIENTO DE LUCIA BERLIN


Manual para mujeres de la limpieza”. Lucia Berlin. Alfaguara. 2016. 432 páginas.

Lucia Berlin (Juneau, Alaska, 1936 - Marina del Rey, California, 2004) tuvo una vida de película. Hija de un ingeniero de minas y de una madre alcohólica y racista, nació en Alaska, vivió parte de su infancia en El Paso (Texas) con un estrafalario abuelo dentista, pasó la adolescencia y primera juventud en Chile como una señorita de clase alta, sufrió una escoliosis que le obligó durante años a utilizar un corsé ortopédico, retornó a Estados Unidos y estudió en la Universidad de Nuevo México donde tuvo como profesor a Ramón J. Sender, se casó a los 19 años y tuvo dos niños, se divorció y volvió a casarse con un músico de jazz al que abandonó por un amigo de su marido también músico de jazz y que resultó ser adicto a la heroína, tuvo otros dos hijos, pasó apuros económicos y realizó diversos trabajos como mujer de la limpieza o recepcionista en un centro médico, cayó en el alcoholismo y estuvo en varios centros de desintoxicación, pasó un tiempo en México con una hermana enferma terminal de cáncer de pulmón, vivió en una autocaravana, trabajó como profesora en la Universidad de Colorado y acabó viviendo en el garaje acondicionado como vivienda anexa de la casa de uno de sus hijos en Los Ángeles, donde murió con un libro en la mano a los 68 años.

Durante todo ese tiempo, y siempre inspirada en sus propias vivencias, Lucia Berlin escribió un total de 77 relatos breves. Aunque en vida publicó varios libros en editoriales pequeñas y en algunas revistas, su gran descubrimiento como escritora excepcional se produjo el pasado año cuando la importante editorial Farrar Staus and Giroux publicó en Estados Unidos “Manual para mujeres de la limpieza”, una colección de sus mejores relatos que alcanzó enseguida un enorme éxito de crítica y ventas. En España el libro ha sido editado recientemente por Alfaguara con una espléndida traducción de Eugenia Vázquez Nacarino.

“Manual para mujeres de la limpieza” contiene 43 relatos, más de la mitad de los que escribió su autora en vida, y toma el título de uno de ellos, en el que Berlin cuenta sus experiencias en uno de sus empleos eventuales como trabajadora de la limpieza a domicilio. Se trata de unos relatos siempre conectados entre sí, que permiten seguir la vida itinerante e intensa de Lucia Berlin desde la infancia hasta prácticamente los días previos a su muerte. Son unas narraciones deslumbrantes, magníficas, excepcionales, escritas con una mezcla de intensidad, naturalidad y fluidez muy poco comunes. Combinando gran variedad de recursos y con una prosa ágil y directa, Lucia Berlin nos sumerge en unas experiencias vitales de gran dureza, donde encontramos alcoholismo, adicción a drogas duras, sordidez o marginación, pero también ternura, poesía, humor, melancolía y lucha por la vida. Podríamos usar, y no sería equivocado, el viejo término de realismo sucio para intentar etiquetar estos cuentos excepcionales; aunque la literatura de esta escritora única y extraordinaria no encaja del todo en ninguna etiqueta demasiado reduccionista o encasilladora.

La completa edición de Alfaguara contiene dos prólogos: uno de la escritora Lydia Davis y otro del editor Stephen Emerson. Davis empieza el suyo con este certero y descriptivo párrafo: “Las historias de Lucia Berlin son eléctricas, vibran y chisporrotean como unos cables pelados al tocarse. Y la mente del lector, seducida, fascinada, recibe la descarga, las sinapsis se disparan. Así nos gusta estar cuando leemos. Con el cerebro en funcionamiento, sintiendo latir el corazón”.

Aunque hay influencias y conexiones literarias evidentes en la narrativa de Berlin, tal vez sean dos las que más destaquen entre todas ellas: el clásico Chejov y el contemporáneo y paisano Raymond Carver. En cualquier caso, hay que insistir en la condición única de las historias de Lucia Berlin. Y concluir afirmando, sin temor a exagerar, que constituye sin duda uno de los grandes descubrimientos literarios de los últimos tiempos.

Carlos Bravo Suárez

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