domingo, 3 de julio de 2016

PECADO


“Pecado”. Laura Restrepo. Alfaguara. 2016. 350 páginas.

Laura Restrepo (Bogota, 1950) es una de las voces más destacadas de la narrativa latinoamericana actual. Además de algunos ensayos sobre la realidad política de su país, la periodista y escritora colombiana, que actualmente reside en España, es autora de una decena de novelas, entre las que destaca “Delirio”, con la que en 2004 ganó el prestigioso Premio Alfaguara. Tras su anterior “Hot sur”, publicado en 2012, Restrepo ha editado este año su nuevo libro “Pecado” que, aunque puede leerse como un conjunto de relatos casi independientes, su autora insiste en que debemos considerar como una novela.

“Pecado” está compuesta por ocho narraciones cuyo punto de conexión es la aparición en todas ellas, de una manera más o menos explícita, de alguna referencia al cuadro “El jardín de las delicias”, de cuyo autor, Hieronymus Bosch, más conocido como el Bosco, se celebra este año el quinto centenario de su muerte. La escritora colombiana se confiesa gran admiradora de esta destacada pintura, que ha contemplado detenidamente en sus numerosas visitas al Museo del Prado en Madrid y que le ha servido como inspiración e hilo conductor de su nuevo libro. Incluso, estableciendo un cierto paralelismo con la estructura del famoso cuadro, el relato “Peccata mundi” se divide en dos partes, abriendo y cerrando la novela, al modo de las dos tablas laterales que pueden cerrarse sobre la central del enigmático tríptico del gran pintor holandés.

Los relatos que componen la novela están protagonizados por diferentes personajes que cometen algún tipo de transgresión, que podemos identificar con lo que (con una vara de medir históricamente religiosa, ética o moral) hemos venido en considerar como pecados. En “Peccata mundi”, primer y último relato del libro, encontramos al propio rey Felipe II que tiene al cuadro del Bosco como brújula, hoja de ruta o mapa que le sirva de guía para gobernar su inabarcable y casi infinito reino. “Las Susanas en su paraíso” es un relato de soberbia ligada a la superioridad de clase social de unas mujeres blancas que veranean en un pueblo de pescadores negros, con uno de los cuales una de ellas vive un breve escarceo amoroso. “La promesa” cuenta una escabrosa historia de incesto entre una niña y su padre, aunque la joven logra sorprendentemente salir indemne de la aventura y dominar la situación y sus emociones, al principio desbordadas sin control. “Lindo y malo, ese muñeco” está protagonizado por un joven sicario de Medellín, al que todos conocen como el Arcángel, que se convierte en un frío y despiadado delincuente que mantiene a su madre y hermanos con el dinero de sus robos y fechorías. En “Olor a rosas invisibles”, un hombre maduro, y socialmente bien situado, recibe la llamada de un antiguo amor de juventud a la que conoció en un viaje a Egipto y que ahora, siendo ella ya viuda, le propone un encuentro clandestino en Nueva York. “Pelo de elefante” esta protagonizado por La Viuda, un verdugo metódico, pulcro y gran profesional de la ejecución, que al enamorarse de una hermosa joven va a hacer una primera y única excepción en su implacable trabajo.”El siriaco” es una extraña y sugerente narración cuyo protagonista es un santo anacoreta y estilita que, como el Simón del desierto de Buñuel, vive en lo alto de una columna y de cuyo mantenimiento en la virtud depende el futuro del rey y la estabilidad de su reíno. En “Amor sin pies ni cabeza”, la narradora va a una cárcel de mujeres a entrevistar a una mujer que, cansada de los malos tratos que recibía, mató a su marido al que después descuartizó repartiendo los restos por diversos lugares de la ciudad.

Laura Restrepo es una magnifica escritora, con una prosa rica y elegante, que usa hermosos giros del castellano iberoamericano que regalan los oídos del lector español y domina los tiempos y registros del relato de extensión media. A pesar de lo escabroso de varias de las historias (algunas, como las del incesto y la asesina descuartizadora, inspiradas en hechos reales), nunca cae en el tremendismo gratuito ni en la exageración desmedida. En ellas, parece querer mostrar la permeable y desdibujada frontera que a veces separa lo bueno de lo malo, el pecado de lo que no lo es o no se puede ya considerar como tal. Sobre todo, en estos tiempos presentes tan escasos en referencias rígidas e incuestionables.

Laura Restrepo nos presenta en este hermoso libro a un puñado de personajes supuestamente pecadores a los que, sin embargo, la voz narradora nunca juzga ni califica moralmente. Deja sencillamente que sea el lector quien extraiga sus propias conclusiones.

Carlos Bravo Suárez



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