RUINAS DE LA ERMITA DE SAN JULIÁN DE VILEGA
SERRADUY Y SUS NÚCLEOS DESDE EL COLL DE VENT
SIERRA DE SIS: TOZAL DE LOS MOROS Y BRÓCOLO O BROCOLOCOLL DE VENT
INICIO DEL CAMINO DESDE COLL DE VENT
FARALLONES ROCOSOS A LA IZQUIERDA DEL CAMINO
CAMINO ENTRE BOJES
SUBIDA ESCALONADA
LA ERMITA AL FINAL DEL CERRO. CRISTIAN YA HUELE LAS RUINAS
NIEBLA EN LA SIERRA DE SIS
BRÓCOLO O BROCOLO ENTRE NIEBLAS
Hemos publicado recientemente
en estas páginas varios artículos sobre algunas ruinas de ermitas románicas ribagorzanas
hasta ahora muy poco conocidas y apenas documentadas. A los restos de San
Andrés en Aguilar, San Miguel, cerca de la Casa Badía de Güel, o Santa María en
Cornudella, añadimos en estas líneas los de la ermita de San Julián de Vilega,
en plena sierra de Sis, en el término de Serraduy, hoy perteneciente al
municipio de Isábena.
Hace
unas semanas, en un día en que la niebla y la fina lluvia nos pusieron las
cosas algo más difíciles de lo esperado, logramos dar con las exiguas ruinas de
esta ignorada y enigmática ermita. Accedimos a los restos de San Julián de
Vilega desde el Coll de Vent, situado a 1304 m. de altitud, en la divisoria de
las cuencas de los ríos Isábena y Noguera Ribagorzana, justo a los pies de la
impresionante mole pétrea que constituyen el Tozal de los Moros y el
espectacular mallo conocido como Brócolo o Brocolo. Al Coll de Vent llegamos
por la pista que, procedente de Cajigar, sigue el trazado de la antigua
cabañera del ganado que se dirige a Bonansa, hoy señalizada como GR-18. También
se accede desde Serraduy, por pista y por el PR-HU46, pasando por la aldea de
Riguala que, a 947 m. de altitud, es el caserío más próximo al Coll. En Riguala
quedan en la actualidad las casas Espuña, Chulián, Vilega y Nicolau o Micolau. En
esta última, también denominada al parecer Casa Pago o del Pago, se hallan los restos
de una capilla dedicada a San Blas. Por la coincidencia de nombre, pensamos que
tal vez la ermita de San Julián de Vilega tuviera relación con la casa homónima
de Riguala. Sus descendientes actuales desconocen tal vínculo y nos dicen que
el terreno donde se encuentran las ruinas, bastante alejado de la casa y a
mucha mayor altitud, no es de su propiedad. Tal vez en tiempos más antiguos
hubiera algún tipo de nexo entre la casa y la ermita, tal como hacen pensar sus
topónimos.
Las
ruinas de la vieja ermita se esconden en lo alto del tozal de los Moros, a 1538 m. de altitud, entre los farallones
rocosos por los que transcurría la vieja cabañera que atraviesa la sierra de
Sis por su parte más elevada. Desde el Coll de Vent, y siguiendo las marcas del
GR-18, el sendero discurre bajo las impresionantes paredes verticales del lado
oriental de la sierra. El camino gira a la izquierda, por zona escalonada en
algún tramo, y acentúa su subida. Hay que abandonar luego el sendero marcado,
que continúa hacia el norte, y retroceder campo a través en dirección contraria,
hacia el extremo del tozal de los Moros. Allí, muy cerca del abismo, en el
costado más oriental de una pequeña planicie con escasa vegetación, se hallan
los restos del viejo templo. A ritmo tranquilo y sin prisas, anduvimos
alrededor de una hora desde el Coll de Vent, donde se levanta un pequeño
refugio y hay un cercado para el ganado.
De la
ermita de San Julián perduran los arranques de sus paramentos, que no levantan
más de tres o cuatro hiladas en sus zonas mejor conservadas. A pesar de lo
escaso de los restos, se advierte con nitidez que se trataba de un edificio de una
sola nave, encabezada por un ábside semicircular perfectamente orientado al sol
naciente. La cabecera es la zona más conservada y en ella se aprecia el encaje
de la nave con el cilindro absidal, ejecutado con sillarejos de mayor calibre
de los que encontramos en el resto de la construcción. La puerta abriría posiblemente
al muro meridional, algo descentrada hacia el oeste. Menos probable parece que
lo hiciera a los pies del templo. Las medidas del edificio son 10.80 metros de
largo –nave y cabecera- por 5.40 de ancho. A esto habría que sumar el grosor de
los muros, que oscila entre los 0.70 y los 0.90 metros.
Sobre
la ermita de San Julián de Villega hay escasas referencias. Entre las obras más
conocidas sobre el románico aragonés solo aparece, que nosotros sepamos, en el
libro “Arte religioso del Alto Aragón oriental de los siglos X, XI, XII y
XIII”, de Manuel Iglesias Costa, en la edición revisada y aumentada por José
Luis Acín y Enrique Calvera de 2004, donde se le dedica una página con un
escueto texto y una foto en color en que la nieve apenas permite distinguir los
contornos de la ermita. También encontramos una breve alusión en el pie de una
foto en blanco y negro en el tomo 2 del “Inventari d’esglésias”, dedicado a
Baixa Ribagorça, Alta Ribagorça y Vall d’Arán, publicado en 1978 por
el archivero y fotógrafo catalán Josep María Gavín.
En el
artículo “San Martín de Serraduy”, publicado en este diario el 11 de junio de
1989, el recientemente fallecido Francisco Castillón Cortada escribe que
Serraduy “en la actualidad consta de tres núcleos de población habitados: Pont
de Serraduy, Vileta y Riguala; los despoblados son Vilega, La Feja y
Mammusons”. Más adelante cita las siguientes ermitas: “San Martin, parroquia
(derruida), San Sebastián (ruinas), San Lorenzo (puente), San Julián en Vilega
(ruinas), San Martín, hoy parroquial (Vileta), San Blas (Vileta), de casa
Nicolau”. También escribe el siguiente párrafo que copiamos literalmente: “Durante
el siglo XV tres fueron los carlanes de la población: Gombald de Benavent, Mir
Arizal de Caserras y Ramón de Fantova. Dentro de la localidad el prior de
Obarra poseía diezmos de varias heredades y el comendador sanjuanista de Monzón
los tenía en la Vilega”.
No hemos conseguido averiguar nada sobre la
existencia de ese posible despoblado al que hace referencia Castillón Cortada.
Ya hemos dicho que la casa Vilega de Riguala está mucho más abajo que las
ruinas de la ermita y que sus actuales propietarios y descendientes desconocen
que existiera algún vínculo entre ellas.
No parece probable, aunque tampoco es del todo descartable, que hubiera antes un
poblado, del que no vimos indicios, donde hoy están las ruinas, situadas, como
se ha indicado, a 1538 m. de altitud.
En cualquier caso, de lo que no hay ninguna duda es
de que en lo alto de la Sierra de Sis, sobre las pétreas paredes rocosas del
llamado Tozal de los Moros, hubo una ermita románica que data de tiempos
medievales. Una prueba más de la inagotable riqueza patrimonial de la comarca
de Ribagorza.
Carlos Bravo
Suárez y Cristian Laglera Bailo.
Tambien hay Casa Vilega en Pardinella
ResponderEliminarHay apellidos Villega en la zona que seguramente son Vilega
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