domingo, 24 de febrero de 2019

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y VIDAS CRUZADAS


"Kentukis" es la segunda novela de Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978), una emergente escritora argentina muy cosmopolita que, mediante diversas becas literarias, ha vivido en un buen número de países repartidos por todo el mundo, muchos de los cuales aparecen en esta nueva narración. De ella leí, y reseñé en esta sección hace ya tres años, el magnífico libro de relatos "Siete casas vacías" (Páginas de espuma, 2015), aunque tengo pendiente de lectura su novela "Distancia de rescate" (publicada en Argentina en 2013 y en España en 2015 por Literatura Random House), aclamada por la crítica y muy premiada, de la que se está preparando una próxima adaptación al cine.

"Kentukis" podría aparentemente inscribirse dentro de la narrativa de ciencia-ficción y ser considerada una distopía, aunque, dados los trepidantes avances tecnológicos recientes, ambas consideraciones podrían ponerse claramente en duda, pues la ficción ideada en la novela sería hoy técnicamente realizable. Los "kentukis" son unos peluches o mascotas tecnológicas con formas de animales (conejito, cuervo, dragón, topo o lechuza) que ponen en relación, de manera caprichosa y no elegible, a dos personas ubicadas en diferentes lugares del planeta. Una es el “amo”, dueño del kentuki que ha comprado en una tienda, y la otra es el “ser”, administrador a distancia del aparatejo, que posee una cámara en sus ojos desde la que el remoto usuario puede invadir la intimidad del propietario de la mascota. Se establece así una conexión, que solo se rompe si el kentuki se queda sin batería, entre dos personas que viven en diferentes lugares del mundo. Esos dos individuos, que en principio no se conocen, van estableciendo el tipo de relación que quieren mantener. Los kentukis están en el mercado y se van poniendo de moda y extendiéndose cada vez más por una sociedad que parece necesitarlos para combatir la soledad, incluso alguno de los protagonistas intenta especular y hacer negocio acaparando un buen número de estos peluches.

Con este punto de partida, Samanta Schweblin construye un relato ágil, muy bien escrito y entretenido, que se lee con interés y agrado. Por la novela desfilan personajes de variada condición que se reparten por todos los rincones del planeta, estableciendo una aleatoria relación de vidas cruzadas. Son más de veinte las localizaciones geográficas que aparecen en el relato. Lugares como  South Bend, en Estados Unidos; Mendoza, en Argentina; Oaxaca, en Méjico; Trinidad; Dubai; Umbertide, en Italia; Erfurt, en Alemania; Lima; Barcelona; Cuba; Ciudad del Cabo; Aukland; o Honningsvag, situada en “lo más al norte de Europa”. Incluso hasta la remota localidad de Surumo, invadida por las cabras en la frontera entre Brasil y Venezuela, llega la presencia de un kentuki.

Los personajes, hombres y mujeres, nos presentan muchas situaciones propias de la modernidad: la soledad, las prisas, la falta de comunicación o las difíciles relaciones de pareja o entre padres e hijos. Son cinco historias que van reapareciendo de manera alternante, a modo de sucesivos flashes o momentos, y que podrían constituir breves relatos autónomos. El vínculo común es la existencia del kentuki, artilugio que nos hace reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes de las nuevas tecnologías y la relación de estas con los humanos, con los límites y retos morales y éticos a los que nos obligan a enfrentarnos. También sobre muchas de las vergüenzas y debilidades que encubren: la pedofilia, el maltrato, la extorsión, el voyerismo, los celos, la agresividad, el sexo, la prostitución o la extorsión y el chantaje. Y la lucha por establecer una cierta situación de dominio entre los dos polos del kentuki, la de quien elige mirar y la del que escoge ser mirado. La tecnología en sí misma, y eso aleja al relato del género de la ciencia-ficción, apenas tiene protagonismo en la novela, en la que importan sobre todo las relaciones entre los humanos y de estos, eso sí, con la tecnología.

Samanta Schweblin ha construido una fábula atractiva y amena en la que nos pone frente al espejo de la modernidad tecnológica y logra un equilibrio literario y humano entre la crítica y la crónica, entre la dureza y la ternura, entre la emoción, el sentimiento y la dependencia. Una novela que, aunque pueda parecer por momentos algo inverosímil, nos coloca frente a la realidad insoslayable de la presencia de unos avances tecnológicos que están revolucionando las relaciones entre los humanos, cuyas vidas han invadido de manera similar en prácticamente todos los rincones del planeta.

“Kentukis”. Samanta Schweblin. Literatura Random House. 2018. 224 páginas.

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