La pasada semana el grupo
grausino Tardes al Sol realizó una excursión circular entre las localidades de
Alins del Monte –o del Mont, en el habla
local– y Calasanz, en la zona norte de la comarca de La Litera, la llamada Litera
Alta, en el límite de esta comarca con la de Ribagorza, con la que tiene
numerosos vínculos históricos y culturales.
Los dieciséis participantes en la actividad salimos de Graus a las 8.30 horas y nos dirigimos por carretera hasta Alins del Mont, pequeña localidad perteneciente al municipio de Azanuy. Desde esta población, una estrecha carretera llega hasta Alins. Al final de la misma, y a la entrada del pueblo, aparcamos nuestros vehículos e iniciamos nuestra excursión andando. Lo primero que hicimos fue visitar Alins, en el que destacan los restos de su castillo medieval y su magnífica iglesia románica dedicada a San Juan.
Buscamos luego el GR-23, que seguimos hasta Calasanz. El camino, de unos siete kilómetros, transcurre siempre por pista y entre bosques de pinos y campos de labor. Aunque el día fue soleado, en algunos tramos de sombra encontramos escarcha y algo de hielo. Muy poco antes de llegar a Calasanz, justo donde se hallaba su antigua fuente, nos desviamos unos metros por una pista a la izquierda para ver el pozo de hielo, uno de los más bonitos y mejor conservados de la provincia. Entramos en él, hicimos unas fotos y desde allí vimos las antiguas salinas del pueblo, que están un poco más abajo.
Volvimos al camino principal y entramos en Calasanz, preciosa localidad que junto con la vecina Peralta de la Sal componen el municipio de Peralta de Calasanz. Subimos primero a los restos del viejo castillo medieval de origen árabe, situados en un roquedo en lo alto del pueblo. Allí, junto a la ermita románica de San Bartolomé, desayunamos al sol, disfrutamos de magníficas vistas y nos hicimos la foto de grupo. Descendimos luego al pueblo y paseamos por sus calles de trazado medieval hasta llegar a la impresionante iglesia de San Cipriano. Una vecina nos dejó la llave y pudimos verla por dentro. Se trata de una construcción del siglo XVII cuyo interior alberga unas interesantes yeserías de estilo mudéjar, con similitudes a las de algunas iglesias de poblaciones ribagorzanas vecinas, entre las que destacan las de la iglesia de Juseu.
La vuelta fue por pistas y senderos no marcados y en algunos tramos bastante desdibujados y con mucho matorral incómodo en el camino. Pasamos por el cementerio de Calasanz, el Tozal de Antón y el barranco Salado, que cruzamos poco antes de ascender hasta Alins, cerrar el círculo y terminar nuestro itinerario. Fue un recorrido de 14 km, con 480 m. de desnivel acumulado. El punto más alto fueron 480 m. y el más bajo 545 m. Invertimos un total de cinco horas y media incluyendo las paradas, que en el caso de la visita a Calasanz fue bastante larga. Habíamos disfrutado de un día de sol y agradables temperaturas, en una excursión que nos llevó a dos bellos pueblos literanos con muchos atractivos históricos y patrimoniales.