domingo, 20 de marzo de 2022

TOKIO AÑO CERO


“Tokio año cero” es la primera novela de la Trilogía de Tokio. Las posteriores “Ciudad ocupada” y “Tokio Redux” completan la gran triada narrativa japonesa del escritor británico David Peace, una de las figuras más destacadas y originales de la novela negra actual. Nacido en 1967 en Osset, en el condado de Yorkshire, David Peace estudió en Manchester, trabajó como profesor de inglés en Estambul y, salvo un breve paréntesis de dos años en que regresó a Inglaterra, lleva viviendo en Japón desde 1994. Actualmente reside en Tokio con su mujer y sus dos hijos.

David Peace se dio a conocer con el Cuarteto de Yorkshire (“1974”, “1977”, “1980” y “1983”), cuatro novelas difíciles, tremendamente impactantes y originales, muy pesimistas y de intriga tortuosa, inspiradas en un famoso asesino en serie que actuó en el condado natal del autor en las décadas de los 70 y los 80 del pasado siglo XX. Posteriormente, publicó “GB 84”, ambientada en la época del gobierno de Margaret Thatcher, y “Maldito United”, basada en la vida de  Brian Clough, un conocido jugador de fútbol y posterior manager, que intenta reflejar la corrupción que reinaba en el fútbol inglés en los años 70. “Tokio año cero” fue publicada en Inglaterra en 2007 y editada por primera vez en castellano en 2013 por Mondadori. El pasado año, la meritoria editorial asturiana Hoja de Lata (hay que recordar que David Peace asistió a la Semana Negra de Gijón de 2021) la reeditó en nuestro idioma en la excelente traducción de Javier Calvo. Hoja de Lata ha publicado también recientemente las otras dos novelas que componen la Trilogía de Tokio.

La narración de “Tokio año cero” comienza el 15 de agosto de 1945, justo el día en que el emperador Hirohito anuncia en una alocución radiofónica la rendición de Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo día, aparece estrangulada una mujer joven en un parque de Tokio y el inspector detective Minami debe desplazarse al lugar del suceso. Este es el prólogo de la novela que, dividida en dos partes, transcurre un año después, entre el 15 y el 28 de agosto de 1946, a razón de un capítulo por día. En ese tiempo, aparecen en otros lugares de la ciudad varios cadáveres más de chicas muy jóvenes estanguladas.

El detective inspector Minami, protagonista de la novela y narrador del relato en primera persona, será uno de los policías encargados de la investigación de esas misteriosas muertes. Minami es un policía cumplidor y meticuloso, pero con su exiguo sueldo apenas le llega para mantener a su mujer y sus hijos. Además, tiene una amante a la que conoció durante los bombardeos y un oscuro pasado en la guerra en China. Para sacar algo más de dinero y poder tener acceso a los calmantes que necesita y de los que se ha hecho adicto coquetea con un jefe mafioso de Tokio que lo chantajea.

La novela está, en parte, inspirada en un personaje real: un depredador sexual que había sido soldado del ejército japonés, condecorado durante la guerra, y que violó y estranguló a un buen número de mujeres. Además de este personaje real y del cínico y atormentado Minami, aparecen en el libro un buen número de personajes: muchos policías que trabajan con Minami, el capo mafioso del que depende, su amante, los familiares de las chicas que mueren, un periodista ambiguo y chantajista… La verdad es que el lector debe afinar su atención ante tantos nombres japoneses que no resulta fácil retener.

La novela está ambientada en el Japón inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Un país devastado, derrotado y hundido, con multitud de desaparecidos y de personas sin casa que han perdido a sus familiares y que sobreviven como buenamente pueden. Que asisten humillados a los privilegios de los soldados estadounidenses que han ocupado el país y que depuran responsabilidades por los comportamientos de los soldados y mandos nipones durante el conflicto. Con bandas de mafiosos y emigrantes formosanos y chinos que se disputan violentamente el control de los mercados y los alimentos. Con trenes atestados de gente, con suciedad y piojos, con muchachas que se prestan a todo a cambio de protección y comida. Un retrato desolador de un país derrotado y hundido que, sin embargo, y eso ya no lo vemos en el libro, no tardó mucho en salir de ese estado de pobreza para iniciar su despegue económico.

David Peace escribe con una prosa singular y distinta, cargada de repeticiones machaconas que funcionan como mantras y desvelan a veces las obsesiones personales del personaje narrador. Hay sonidos para indicar el tic-tac del reloj o para mostrar el picor y la necesidad de rascarse. Y muchos términos japoneses que aparecen traducidos en un glosario al final del libro. Peace es un escritor diferente y único, creador de un lenguaje personal  y unas tramas enrevesadas y complejas pero narrativamente fundamentadas y sólidas. Solo comparable con James Ellroy, su reconocido maestro y su influencia más evidente.

“Tokio año cero” no es un libro fácil ni tal vez apto para todo tipo de lectores, pero es, sin duda, una novela descomunal, de esas que dejan una huella imborrable en el lector y permanecen largo tiempo en su memoria.

    “Tokio año cero”. David Peace. Hoja de lata. 2021. 432 páginas.

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