domingo, 7 de agosto de 2022

LOS INICIOS DEL COUNTRY NOIR


Daniel Woodrell (Springfield, Misuri, 1953) pasa por ser el creador del término “country noir” para referirse a novelas policiacas o de intriga ambientadas en el mundo rural estadounidense. Utilizó la expresión respecto a “Give Us a Kiss”, publicada en Estados Unidos en 1996. Aunque, posteriormente, el novelista de Springfield ha preferido utilizar la denominación "realismo social" o "ficción criminal" para definir su narrativa, el término “country noir” se consolidó tras la aparición de su novela “Los huesos del invierno” en 2006, su obra más destacada, llevada al cine en 2010 por Debra Granik y ganadora del primer premio del Festival de Sundance. Esta novela de culto entre los amantes del género fue publicada en España en 2013 por Alba Editorial, que también editó en nuestro país “La muerte del pequeño Shug” al año siguiente. Ambas fueron reseñadas en su momento en esta sección.

Ahora, la meritoria Sajalin Editores, siempre atenta a la literatura estadounidense de calidad, acaba de publicar “Bajo la dura luz”, la primera novela de Daniel Woodrell, editada en su país en 1986 y traducida al español por Diego de los Santos. “Bajo la dura la luz” es la primera entrega de la denominada “Trilogía de los pantanos”, cuyas siguientes dos novelas esperamos que Sajalin publique próximamente en España, también en su destacada colección “Al margen”, dedicada a la novela negra y policiaca más genuina.

Aunque sus novelas posteriores están ambientadas en las montañas de Ozark, en el estado de Misuri, de donde Woodrell es originario, el relato de “Bajo la dura luz” transcurre en la zona pantanosa del estado de Louisiana.  Principalmente, en la ficticia ciudad de Saint Bruno, pero también en los rincones más recónditos y cenagosos de los “bayou”. Saint Bruno está repartida en diferentes barrios donde sus habitantes se agrupan por sus orígenes raciales y culturales. Así, aunque a veces mezclados, encontramos a los negros o afroamericanos, los franceses y los irlandeses, cada uno con su particular y singular idiosincrasia. Y los personajes de la novela, de las tres procedencias, se mueven en buena medida por los bajos fondos de la ciudad (billares, tugurios, prostíbulos…), poblados de perdedores, adictos y delincuentes y matones de las pequeñas mafias locales.

El protagonista de la novela es el detective René Shade, una mezcla de irlandés y francés que fue boxeador y a quien todos recuerdan por sus combates finales perdidos pero nunca por los que ganó. Nació en el barrio más populoso de la ciudad y todavía vive encima de local de billar que regenta su madre, a la que el padre de René abandonó años atrás. En la novela, también aparecen sus dos hermanos, uno regenta un tugurio de los bajos fondos de la ciudad y el otro es fiscal del condado, dispuesto a trepar socialmente a cualquier precio. René Shade, con su sarcástico, divertido y descarado compañero How Lanchette, debe investigar la muerte en pocos días de dos afroamericanos en principio no vinculados entre sí: uno es un concejal con importante proyección política en la ciudad y el otro un mafioso que regenta un negocio de cine porno. La condición política del primero hace que el detective Shade reciba presiones desde la alcaldía para orientar de una manera determinada sus investigaciones. Pero el ex boxeador, aunque escéptico e irónico, es un tipo duro y profesionalmente íntegro, decidido a no dejarse presionar por nadie.

Hay otros personajes destacables, como el joven Jewel Cobb, un  macarra de pueblo, que pretende ascender en el mundo de la delincuencia, a través de un encargo hecho por un pariente. O las mujeres que aparecen en el libro, sacadas en buena manera de los estereotipos clásicos de la novela y el cine negros. Y es que el relato responde en casi todo a los cánones más clásicos de las mejores novelas y películas policiacas norteamericanas. Como ha escrito con gran acierto José María Sánchez Pardo en su página Totalnoir, “si el retrato del mundo delictivo es apabullante, no le queda a la zaga el de las autoridades policiales o políticas, en las que la estupidez, violencia y corrupción parecen florecer con la misma intensidad que la vegetación del pantano”. “Bajo la dura luz” respira esa atmósfera americana de las grandes novelas del género negro, con una trama sumamente rápida, sin tregua, en la que las descripciones, los personajes y los diálogos te sumergen en un ambiente en el que el autor se maneja con soltura, creando un estilo propio, de carácter sureño, que marcará sus siguientes obras.

Pese a no tener la originalidad ni las elaboradas tramas de las otras dos novelas del autor publicadas en España, esta primera obra de Woodrell se lee con sumo gusto y diversión porque, entre otros ingredientes,rebosa ironía, perspicacia, ritmo rápido, intriga, mordacidad, logrados personajes y afilados y chispeantes diálogos. Además del retrato social y de la crítica a la corrupción política tan evidentes en la novela. Esperemos que dos editoriales tan exquisitas como Alba y Sajalin vayan publicando en nuestro país la obra completa de quien es, sin duda, una de las principales voces de la novela negra actual estadounidense.

“Bajo la dura luz”. Daniel Woodrell. Sajalin Editores. 2022. 222 páginas.

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