jueves, 24 de agosto de 2023

EL CER EN LA FAJA DE LAS FLORES

En una actividad fuera del programa oficial del club, doce miembros del Centro Excursionista Ribagorza realizamos la semana pasada una excursión a la Faja de las Flores, en Ordesa. Fue un itinerario circular con inicio y final en la Pradera, con subida por las clavijas de Cotatuero y descenso por la Fajeta.

Los doce excursionistas salimos de Graus a las 5.30 horas y nos dirigimos en coche hasta Torla, donde llegamos poco antes de la 7 horas. Allí cogimos el autobús que durante el verano lleva a la Pradera, desde donde empezamos el recorrido a pie. En la parte más oriental de la Pradera, junto a la hornacina con una imagen de la Virgen del Pilar, tomamos un sendero a nuestra izquierda que se dirige al circo de Cotatuero. El camino asciende sin tregua por un bello bosque de hayas y pinos hasta llegar a las paredes del circo, que solo permiten continuar subiendo si se pasa por las clavijas de Cotatuero.

Equipados con los arneses que llevábamos en las mochilas y con el obligatorio casco, iniciamos el ascenso por una chimenea rocosa con algunas clavijas iniciales y con diversas trepadas de no mucha dificultad. Llegamos así a la línea de clavijas en una zona de paredes verticales y aéreas, pero equipada con una sirga o línea de vida que permite anclar los mosquetones de los arneses. Pasamos este tramo, con mayor o menor tensión según la experiencia de cada uno en estos trances, y llegamos a la parte alta del circo, con las cascadas casi secas, donde hicimos un descanso y tomamos algo de comer.

Tras la parada, seguimos ascendiendo sin pausa por terreno rocoso bastante empinado hasta alcanzar un collado, desde el que divisamos preciosas vistas del cañón de Ordesa, el Taillón, la Brecha de Roldán, el Casco, el Cilindro, Monte Perdido y el pico Añisclo, entre otros. En esta parte del camino vimos muchas flores de nieve o edelwéis. Girando hacia el oeste, llegamos al inicio de la impresionante Faja de las Flores.

Se trata de un estrecho sendero, aunque sin peligro si se camina con atención, que durante casi cuatro kilómetros transita a una altitud de unos 2400 m. y que permite contemplar impresionantes vistas aéreas del valle de Ordesa. Terminada la faja, paramos a comer en los llanos de Salardons, donde recibimos la visita de tres sarrios que se nos acercaron muchísimo y pudimos fotografiar.

Después del descanso, iniciamos el descenso, que puede hacerse por dos caminos que luego confluyen: las clavijas de Carriata o La Fajeta, un sendero de pronunciada y escalonada bajada, con un tramo estrecho que le da nombre. Elegimos esta segunda opción y, con cuidado en algunos puntos, bajamos hasta un sendero ya más cómodo que nos devolvió a la pradera de Ordesa, donde cerramos el itinerario circular. Fueron 16 km, con 1150 m. de desnivel y nueve horas de recorrido con paradas.




 

domingo, 20 de agosto de 2023

EL NIÑO DEL GALLO NEGRO


El niño del gallo negro es la primera novela de la escritora alemana Stefanie vor Schulte (Hannover, 1974). Galardonado con el prestigioso Premio Mara Cassens al mejor debut literario en lengua alemana en 2021, el libro ha tenido un gran éxito en Alemania y ha sido traducido a varios idiomas. Stefanie vor Schulte es escenógrafa y diseñadora de vestuario y el año pasado publicó su segunda novela Schlangen im Garten, que aún no ha sido publicada en nuestro país. El niño del gallo negro ha sido editada recientemente en español por Seix Barral, con traducción de Lidia Tirado.

El niño del gallo negro es una novela difícil de catalogar. Ambientada en una cronológicamente imprecisa Edad Media, se trata de un relato oscuro y a la vez lírico y poético, que podría inscribirse en el género de la fábula con fondo histórico e incluso ser considerada en cierta manera como un cuento de hadas. La síntesis argumental que la editorial Seix Barral ha elaborado para su promoción es bastante precisa y certera: “Desde que su padre asesinó a su madre y a sus hermanos, Martin —de apenas once años— vive solo en una choza. Su única compañía es un gallo que siempre se queda dormido y se olvida de cantarle al sol en las mañanas; con él ha forjado una hermosa e inquebrantable amistad. Su oscuro pasado lleva a los aldeanos a pensar que está poseído, pero Martin es un niño con una inteligencia poco común y una desinteresada inclinación por el bien. Aunque la mala fortuna lo ha acompañado siempre, en el pintor que ha venido de lejos para restaurar la vieja iglesia del pueblo, Martin encontrará a un amigo que sabrá reconocer tanto sus poderes especiales como los de su inseparable gallo negro. Ambientado en un mundo pseudomedieval, El niño del gallo negro es un bello y oscuro cuento de hadas sobre un muchacho inocente y solitario que crece en un mundo hostil y cruel con los indefensos, rodeado de pueblerinos ignorantes, caballeros siniestros, en un reino controlado por una princesa desquiciada”.

Estamos, pues, ante una novela que fluctúa entre el relato con fondo más o menos histórico, en una Edad Media presidida por el hambre, la guerra, la superstición, la ignorancia y la crueldad (“los cadáveres gotean de los árboles como manzanas fermentadas”), y la fábula o el cuento, en que un muchacho bondadoso, cuyo compañero inseparable es un gallo negro con algunas cualidades humanas, se enfrenta a toda la siniestra maldad que lo rodea. Martín es un niño de inteligencia poco común, que parece destinado a luchar contra las fuerzas malignas que dominan el territorio en que vive y que causaron la locura de su padre que llevó a la muerte al resto de su familia. Sin embargo, como bien indica el crítico Santiago Díaz Benavides, “los aldeanos, imbuidos de supersticiones y temores, lo consideran poseído por fuerzas oscuras”. La llegada del pintor que debe restaurar la iglesia de su lugar de nacimiento da un giro a la trama y convierte la novela en un relato itinerante de ida y vuelta, en el que el niño (“un rayo de luz en tiempos oscuros”) y su inseparable gallo negro abandonan su pueblo para vivir múltiples aventuras en un paisaje desolado presidido por una devastadora ruina física y moral. Como si de un Quijote y un Sancho Panza se tratara, niño y gallo se enfrentarán a la siniestra hostilidad que los rodea.

Aunque en El niño del gallo negro encontramos muchas reminiscencias de las novelas de aventuras, incluidas las novelas de caballería, y las fabulas y cuentos ambientados en la Edad Media, la autora del libro ha señalado en una entrevista reciente dos sorprendentes fuentes de inspiración en la génesis de su novela: La carretera, del recientemente fallecido Cormac McCarthy, y la película Biutuful, del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu.

Con una prosa de bellas descripciones, por momentos poética y siempre inquietante y evocadora, Stefanie vor Schulte ha construido un atractivo y  sugerente relato que reflexiona sobre la condición humana y se enmarca en el esquema clásico de la lucha entre el bien y el mal, en el que permanece viva la esperanza de la victoria final de la luz sobre las tinieblas. No es de extrañar que la novela haya sido tan bien recibida por la crítica y los lectores alemanes y que Stefanie vor Schulte sea considerada como una de las nuevas y más prometedoras plumas de la literatura de su país. Esperemos que el futuro confirme estos buenos augurios.

El niño del gallo negro. Stefanie vor Schulte. Seix Barral. 2023. 200 páginas.

lunes, 7 de agosto de 2023

LA CHICA QUE VIVE AL FINAL DEL CAMINO


 

La exquisita editorial Impedimenta acaba de publicar en nuestro país “La chica que vive al final del camino”, una novela de culto del llamado gótico norteamericano cuya edición originaria en Estados Unidos data de 1973. De esta novela clásica de la literatura de misterio estadounidense solo había una edición española en Círculo de Lectores, del año 1974, con el título de “La niña de las tinieblas” y hoy muy difícil de encontrar.

El autor de la novela es Laird Koenig, escritor y guionista de cine, nacido en Seattle en 1927 y fallecido el pasado 30 de junio en California. Además de “The Little Girl Who Lives Down The Lane”, Koenig  escribió también, en 1970 y en colaboración con Peter L. Dixon, la novela “The Children Are Watching”, de la que hay edición española de 1974 en Noguer con el título de “Los niños vigilan”. Impedimenta anuncia ahora la próxima edición de esta primera novela de Laird Koenig, hoy prácticamente inencontrable en su traducción española.

De las dos novelas conocidas de Koenig se hicieron en su momento adaptaciones cinematográficas. “The Children Are Watching” fue llevada a la gran pantalla en 1978 con el título “Attention, les enfants regardent”, producida y protagonizada por Alain Delon. Su segunda novela, “La chica que vive al final del camino”, también fue llevada al cine en 1976, protagonizada por una jovencísima Jodie Foster, Mort Shuman y Martin Sheen, y con el guion del propio autor del libro. La reciente edición española de la novela ha sido traducida del inglés por el escritor Jon Bilbao, cuya obra narrativa ha sido editada también por Impedimenta y de quien hemos reseñado aquí varios de sus libros. 

“La chica que vive al final del camino” transcurre en una pequeña población del nordeste de Estados Unidos muy próxima al Océano Atlántico. En una de esas casas típicas de algunas localidades de Nueva Inglaterra, con porche, escaleras de madera, jardín trasero, chimenea y amplios ventanales, se han instalado un importante poeta inglés, con varios libros publicados, y su hija de trece años. La niña, llamada Rynn, es lectora de la poeta Emily Dickinson y muestra una inteligencia y una perspicacia muy superiores a las propias de la edad. Al padre, que supuestamente está siempre encerrado en su cuarto escribiendo o traduciendo, nadie consigue verlo. Eso levanta las sospechas de la señora Hallet, su casera, y su psicopático hijo Frank, pertenecientes a una bien situada y poderosa familia autóctona empeñada en marcar siempre distancias con los emigrantes que llegan al lugar. La niña recibe cada vez más inoportunas visitas de ambos y de un policía de origen italiano, que pretende protegerla de las malas intenciones del pervertido Frank Hallet. Un joven cojo y aprendiz de mago se convierte en aliado y amigo íntimo de Rynn.

La novela se inscribe literariamente en el llamado género gótico norteamericano. Según escribe Eduardo Suárez Fernández-Miranda, en la revista “Cine y Literatura”, al referirse a esta novela, “el gótico en literatura y, más concretamente, el gótico suburbano norteamericano, tiene como características fundamentales mostrar en sus obras que la engañosa tranquilidad y monotonía domésticas que parecían ser señal distintiva de los suburbios no eran sino un tenue velo que cubría los secretos macabros y sobrenaturales que acechaban en el interior de los hogares”. De todas maneras, no hay nada sobrenatural ni mágico en esta novela, que, en mi opinión, podría adscribirse con toda propiedad y sin más en la literatura de misterio. Laird Koenig juega de manera magistral con los tiempos y los ritmos de la tensión e intriga crecientes y rodea siempre el relato de una calculada ambigüedad, que alcanza su punto máximo en el desenlace de la novela.

“La chica que vive al final del camino” es, desde luego, un clásico atemporal de la literatura estadounidense y, a pesar de los cincuenta años transcurridos desde su publicación, su lectura no pierde un ápice de interés y mantiene intacta una calidad literaria excepcional. Con muy pocos personajes y un espacio narrativo que se reduce principalmente a la casa, con sus espacios interiores y las luces y sombras que se proyectan desde el exterior, Laird Koenig consiguió crear con esta novela una verdadera obra maestra de la literatura de misterio, en la que no deja de subyacer, en cualquier caso, una crítica latente a la sociedad estadounidense, que pretende esconder y tapar algunos ominosos vicios de quienes pertenecen a las familias que detentan el poder económico y social.

Hay que agradecer a la editorial Impedimenta su buen gusto literario al publicar en nuestro país esta magnífica narración en el cincuenta aniversario de su edición original en Estaos Unidos. Estaremos atentos a la anunciada próxima publicación de la primera y anterior novela del recientemente fallecido Laird Koenig.

“La chica que vive al final del camino”. Laird Koenig. Impedimenta. 2023. 272 páginas.