El
pasado lunes, el grupo grausino Tardes al Sol organizó una excursión entre las
poblaciones ribagorzanas de Aguinalíu y Juseu en la que participamos 25
personas. Fue un recorrido de ida y vuelta que incluyó una detenida visita a
estas dos pintorescas localidades, hoy pertenecientes al municipio de Graus.
Los
participantes en la excursión salimos de Graus a las 15.30 horas y nos
dirigimos en coche hasta Aguinalíu, situado a unos doce km de la capital
ribagorzana. A la entrada del pueblo, aparcamos nuestros vehículos y comenzamos
a andar por el GR-18 en dirección a Juseu. Tomamos una pista a la izquierda que
enseguida va ascendiendo hasta un collado desde el que ya vimos el viejo
salinar de Aguinalíu, con los restos de un edificio y un bosque de juncos junto
al llamado barranco Salado. Tras un pequeño descenso, nos apartamos ligeramente
de camino por nuestra derecha para ver una de las balsas de piedra de estas
salinas que hace años que dejaron de explotarse, pero cuya existencia está ya
documentada en el año 987, cuando se dictó una sentencia que atendía el derecho
de Juseu a tener parte en la extracción de la sal, que hasta entonces tenía
Aguinalíu en exclusiva.
Retornamos
al camino y ascendimos, entre campos de almendros, hasta un collado desde el
que ya divisamos Juseu, recortado entre las rocas. Allí nos hicimos una foto de
grupo y descendimos ligeramente para salirnos luego de la pista y, por nuestra izquierda,
ascender hasta Juseu, denominado Chuseu en el habla de la zona. Entramos en su
caserío, bien arreglado y cuidado, y llegamos hasta su plaza Mayor, donde se
halla su iglesia parroquial dedicada a San Julián. La austeridad exterior de
este templo del siglo XVII contrasta con la exuberancia y belleza de las
yeserías mudéjares barrocas que decoran primorosamente todo su interior. Tras
contemplarlas detenidamente, salimos de la iglesia y subimos hasta la parte
alta del pueblo, conocida como Las Rocas, donde estuve el antiguo castillo
medieval. Desde allí se divisan vistas magníficas, aunque esta vez la calima
reinante nos impidió disfrutarlas con nitidez.
Visitado Juseu,
retornamos por el mismo camino hasta Aguinalíu, cuyo topónimo es una
deformación de Aguilaníu, es decir, nido de águilas. Antes de dar por concluida
nuestra excursión, visitamos también con detenimiento Aguinalíu. Vimos su
almazara o molino de aceite y su fuente remozada y ascendimos a lo más alto del
pueblo para visitar su también recientemente restaurada iglesia parroquial
dedicada a San Martín, una de cuyas capillas laterales también está decorada
con yeserías mudéjares. Antes de volver a Graus, aún pudimos ver la pequeña
capilla dedicada al Santo Cristo, oratorio particular de la Casa Huguet con
yeserías pintadas de azul. Eran más de las ocho de la tarde cuando dimos por
terminada la excursión. Solo habíamos recorrido once kilómetros, con 375 m. de
desnivel acumulado, en más de cuatro horas. Pero habíamos disfrutado de bellos
paisajes y de varias muestras del importante patrimonio cultural y artístico de
nuestra comarca ribagorzana
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