miércoles, 30 de marzo de 2022

DE AGUINALÍU A JUSEU, ENTRE SALINAS Y YESERÍAS MUDÉJARES


El pasado lunes, el grupo grausino Tardes al Sol organizó una excursión entre las poblaciones ribagorzanas de Aguinalíu y Juseu en la que participamos 25 personas. Fue un recorrido de ida y vuelta que incluyó una detenida visita a estas dos pintorescas localidades, hoy pertenecientes al municipio de Graus.

Los participantes en la excursión salimos de Graus a las 15.30 horas y nos dirigimos en coche hasta Aguinalíu, situado a unos doce km de la capital ribagorzana. A la entrada del pueblo, aparcamos nuestros vehículos y comenzamos a andar por el GR-18 en dirección a Juseu. Tomamos una pista a la izquierda que enseguida va ascendiendo hasta un collado desde el que ya vimos el viejo salinar de Aguinalíu, con los restos de un edificio y un bosque de juncos junto al llamado barranco Salado. Tras un pequeño descenso, nos apartamos ligeramente de camino por nuestra derecha para ver una de las balsas de piedra de estas salinas que hace años que dejaron de explotarse, pero cuya existencia está ya documentada en el año 987, cuando se dictó una sentencia que atendía el derecho de Juseu a tener parte en la extracción de la sal, que hasta entonces tenía Aguinalíu en exclusiva.

Retornamos al camino y ascendimos, entre campos de almendros, hasta un collado desde el que ya divisamos Juseu, recortado entre las rocas. Allí nos hicimos una foto de grupo y descendimos ligeramente para salirnos luego de la pista y, por nuestra izquierda, ascender hasta Juseu, denominado Chuseu en el habla de la zona. Entramos en su caserío, bien arreglado y cuidado, y llegamos hasta su plaza Mayor, donde se halla su iglesia parroquial dedicada a San Julián. La austeridad exterior de este templo del siglo XVII contrasta con la exuberancia y belleza de las yeserías mudéjares barrocas que decoran primorosamente todo su interior. Tras contemplarlas detenidamente, salimos de la iglesia y subimos hasta la parte alta del pueblo, conocida como Las Rocas, donde estuve el antiguo castillo medieval. Desde allí se divisan vistas magníficas, aunque esta vez la calima reinante nos impidió disfrutarlas con nitidez.

Visitado Juseu, retornamos por el mismo camino hasta Aguinalíu, cuyo topónimo es una deformación de Aguilaníu, es decir, nido de águilas. Antes de dar por concluida nuestra excursión, visitamos también con detenimiento Aguinalíu. Vimos su almazara o molino de aceite y su fuente remozada y ascendimos a lo más alto del pueblo para visitar su también recientemente restaurada iglesia parroquial dedicada a San Martín, una de cuyas capillas laterales también está decorada con yeserías mudéjares. Antes de volver a Graus, aún pudimos ver la pequeña capilla dedicada al Santo Cristo, oratorio particular de la Casa Huguet con yeserías pintadas de azul. Eran más de las ocho de la tarde cuando dimos por terminada la excursión. Solo habíamos recorrido once kilómetros, con 375 m. de desnivel acumulado, en más de cuatro horas. Pero habíamos disfrutado de bellos paisajes y de varias muestras del importante patrimonio cultural y artístico de nuestra comarca ribagorzana

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