Torre de Obato es una pequeña localidad ribagorzana situada a unos seis kilómetros de Graus, a cuyo municipio pertenece. Su caserío se levanta sobre un pequeño montículo en la margen derecha del río Ésera. Su iglesia parroquial, dedicada a San Pedro, es de origen románico, probablemente del siglo XIII, pero con muchos añadidos posteriores. Recientemente ha sido despojada de algunos de esos elementos agregados, quedando su ábside más al descubierto y ganando el conjunto en atractivo. Junto a ella hay una cruz de término de piedra, con cinco toscas caras esculpidas en su capitel. Las casas del pueblo no son muchas, pero están bien arregladas y forman un conjunto acogedor. Las más destacables son las de Carllán, con oratorio propio, y Sopena, unidas ambas mediante un paso elevado.
Sobre su topónimo es bastante convincente la interpretación que ofrece Carlos Rizos en su interesante "Toponimia de Ribagorza. Graus II. Zonas de Barasona, Graus y Panillo". En su primera mención histórica en 1339, el pueblo aparece como Turris Doato. El término "Doato" procedería del antropónimo cristiano latino "Deodatus" ("dado o entregado a Dios"), de donde viene el apellido Duato. En los siglos XV y XVI se documentan las formas Torre Doato y Torre Dobato. La "d" inicial del segundo término fue más tarde interpretada como preposición y se desgajó del antropónimo, dando lugar al actual Torre de Obato. Rizos aboga por sustituir esta denominación por la más genuina de Torre Dobato, más próxima, además, a la forma Torrobato que se utiliza coloquialmente en toda la comarca.
Menos convincente resulta la hipótesis, solamente apuntada por Manuel Iglesias Costa en su "Historia del condado de Ribagorza", que relaciona el posible origen del pueblo con la construcción de numerosas torres y pueyos en torno a Graus para facilitar su conquista por Sancho Ramírez en 1083. Torre de Obato sería tal vez en su origen Torre de Ato, en referencia a Ato Galíndez, señor de Abizanda en la segunda mitad del siglo XI.
En el informe sobre los pueblos de Ribagorza realizado en 1549 con motivo de la visita al condado de don Martín de Gurrea, nombrado nuevo conde un año después de la muerte de su padre, se comprueba un cierto litigio entre el titular del condado y los habitantes de Torre de Obato. El bayle o alcalde de la localidad, Francisco Castán, y el prohombre local, Ferrando Salanona (o Salanova), en representación del pueblo, hacen saber al futuro conde que éste no tiene derecho de renta sobre el lugar, que es de realengo, y que todos sus vecinos son infanzones, por lo que están exentos de pagarle tributos. Además, el bayle de la localidad es elegido por sus habitantes y no por el propio conde o el bayle general del condado como en los lugares de dependencia feudal. Don Martín no parece quedar muy satisfecho con esas prerrogativas y mantiene que el pueblo está dentro de los límites del condado y debe estar, por tanto, bajo su jurisdicción. El litigio sigue abierto cinco años más tarde, pues en el informe de 1554 se incluye Torre de Obato entre "los lugares del condado que son de Señores temporales donde el Conde tiene la jurisdicción criminal y cierta pretensión en apelación de la civil y otros derechos".
La existencia de una casa del Carllán, casi un palacio renacentista, en Torre Obato indicaría con toda seguridad la residencia de un carlán en la localidad. Los carlanes, presentes en varios lugares de Ribagorza, eran señores que tenían jurisdicción sobre un territorio y derecho a percibir tributos sobre el mismo. Al parecer, el nombre de La Cazanía, en Barbaruens, procedería de La Carlanía y habría sido antiguamente un territorio perteneciente a la casa Carllán de Torre de Obato.
Fray Ignacio de Sopena, originario de Torre Obato, fue abad del monasterio de San Victorián desde 1746 hasta 1768. Fue el abad número setenta y seis de los ochenta y uno que tuvo el importante monasterio sobrarbense. Cuando accedió al cargo, fray Ignacio tenía cuarenta años y llevaba quince profesando en San Victorián. Se distinguió, según parece, por su religiosidad, su prudencia y su suficiencia literaria. Murió el 29 de octubre de 1768 en el propio Torre de Obato, cuando realizaba una visita pastoral a los pueblos del abadiado. Aunque las crónicas no lo recogen, es casi seguro que expiraría en su casa Sopena natal, donde hoy aún se conserva un sello con su nombre (fray Ignatius) y el escudo de la casa.
Pedro Lacasa y Broto, también nacido en Torre de Obato, probablemente en casa Carllán, fue monje de San Victorián y prior de la villa de Campo. En 1761 se graduó como licenciado en Teología en la Universidad de Toulouse y desde 1763 fue calificador de la Inquisición.
Aunque nacido en el vecino Torre de Ésera, en la casa Vidal, en 1807, desde 1835 hasta su muerte fue cura párroco de Torre de Obato Ramón Baldellou, conocido en la comarca como "mosen Acequias". Su hermana estaba casada en casa Sopena, donde todavía se guardan los libros de este singular sacerdote. Fue un impulsor de la economía agraria comarcal con la proyección y construcción de numerosas acequias y canales que favorecieron los cultivos de regadío. Sabemos que el propio Joaquín Costa, gran admirador de su capacidad e inventiva, le dedicó un artículo titulado "Un cura ingeniero", y que en 1891, con mosén Baldellou todavía vivo aunque "a punto de bajar al sepulcro", propuso un homenaje como reconocimiento de los ribagorzanos a su figura, pero no logró el apoyo institucional necesario para llevar adelante su iniciativa. En "El Llibré" de las fiestas de Graus de 1993, José María Auset Viñas, sobrino nieto de Costa y recientemente fallecido, escribió una semblanza biográfica de este peculiar y emprendedor sacerdote. Este año se cumplen dos siglos de su nacimiento y parece un buen momento para volver a recordar a "Mosen Acequias".
A un kilómetro y medio de Torre Obato, a la izquierda de la carretera que lleva de este pueblo a Ejep (o Ixep), se encuentra la ermita de la Virgen de Cunillero. Es una construcción de nave rectangular con tejado de losas prácticamente hundido en su totalidad. En su portada aparece inscrita la fecha de 1721. En su interior había un retablo que mostraba a la Virgen con un grupo de conejos -cunills en el habla de la zona- correteando en torno a su manto. Por el mes de mayo se iba a esta ermita en romería.
En la llamada Cuadra de Sopena, muy cerca del río Ésera, se encontraba la ermita conocida como de la Virgen de la Leche, hoy completamente desaparecida. Procedentes de ella, se guardan en Torre de Obato un retablo y un interesante cuadro, probablemente del siglo XVII y tal vez de un pintor valenciano, que muestra a la Virgen con ambos pechos desnudos y amamantando al niño Jesús. El motivo de la virgen dando el pecho al niño, denominado de la Virgen de la Leche, es bastante frecuente en la iconografía religiosa desde los primeros tiempos del cristianismo. Aparece en numerosas pinturas medievales, renacentistas y barrocas. En España hay bastantes ejemplos en Cataluña y en la Comunidad Valenciana, pero menos en Aragón, y el cuadro de Torre Obato es prácticamente desconocido. La más interesante y conocida muestra de este motivo en nuestra provincia es el precioso frontal de la ermita de la Virgen de Rigatell de Betesa, en el municipio de Arén, conservado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Es una de las obras atribuidas al llamado taller de Ribagorza, que en el siglo XIII realizó un conjunto de interesantes trabajos en la comarca.
La desaparecida ermita de la Virgen de la Leche de Torre de Obato se hallaba junto al llamado castillo de la Cuadra de Sopena, casa fuerte cuyas ruinas aún pueden verse envueltas por una maleza que dificulta su localización. Las dovelas de su portada fueron utilizadas en una de las restauraciones del ábside y de la iglesia parroquial de Torre de Obato. No tenemos apenas documentada esta construcción, pero su denominación como castillo hace pensar que en su origen fuera una torre o fortificación defensiva que desde la margen derecha del río Ésera controlara el paso por el valle. El castillo, la ermita de la Virgen de la Leche y la extensa finca de la Cuadra habrían pertenecido antiguamente a la familia Altarriba, por lo que la casa se denominó en tiempos pasados casa de Altarriba. Posteriormente, por algún suceso luctuoso, finca, casa y ermita pasaron al Cabildo Metropolitano de Zaragoza, al que las compró posteriormente la casa Sopena, pagándolas en libras jaquesas según documento que se conserva. Está también documentado que en 1834 Torre de Obato constituía ayuntamiento propio junto a la casa de Altarriba y que fue en 1845 cuando se unió a Graus.
En los límites entre Torre de Obato y el Mon de Perarrúa se halla la ermita de San Sebastián, actualmente perteneciente al municipio de Perarrúa. Es una construcción del siglo XVIII que fue restaurada en 1983 y cuya característica más destacada es la existencia de una gran carrasca que sale de uno de sus muros laterales y que parece brotar del interior mismo de la ermita. El día del patrón acudían a ella en romería los vecinos de Torre de Obato, Ejep, Arrués, Mon de Perarrúa y Perarrúa. Aunque en una fecha algo posterior a la de San Sebastián, la romería sigue celebrándose en la actualidad. Los asistentes disfrutan tras la misa de una comida campestre en el claro del bosque donde la ermita se levanta y donde se construyeron varias mesas de piedra por las que los romeros se reparten según su lugar de procedencia.
Muy cerca de Torre de Obato se encuentra la ermita románica de Santa Clara, elevada sobre un montículo en la aldea deshabitada de Puycremat. Perteneció a la parroquia de Torre de Obato mientras en el pueblo hubo cura párroco. También dependía de Torre de Obato el cercano lugar hoy despoblado de la Aldea Mora.
Como hemos podido observar, en este pequeño pueblo ribagorzano encontramos una serie de elementos históricos y culturales que atestiguan la existencia de un interesante y rico pasado. Hemos intentado rastrearlo modestamente en este artículo.
Carlos Bravo Suárez y Francisco Rubio Fuster
(Fotos: Vista panorámica de Torre de Obato, iglesia parroquial, crucero y cuadro de la Virgen de la Leche)
Publicado en el suplemento Domingo de Diario del Alto Aragón el 28 de octubre de 2007.
Publicado en el suplemento Domingo de Diario del Alto Aragón el 28 de octubre de 2007.
Hola, quiero felicitaros por este buen trabajo. Mi madre era de Ejep.
ResponderEliminarObdulia
Gracias,Obdulia, por leer el artículo y por tu comentario.
ResponderEliminarMi abuela nacio en "Torrobato"hace 130 años.48 años después de su fallecimiento y ya con 74 años vividos, he tenido la necesidad de conectar con las tierras de mis mayores. De su mano llegué hasta hasta Agustin Pesquer en el propio pueblo, el lunes hará una semana, y ahora Vd. me regala un retazo de su historia. Gracias por su labor divulgadora sobre temas del Alto Aragón, merece la pena. José E. Perallón
ResponderEliminarMuchas gracias a usted por leer este blog. Espero seguir añadiendo artículos que le interesen.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial.
Muy interesante, mi padre es de Torrobato, me ha gustado mucho conocer la historia de casa Carillán y casa Sopena. Casa Carillán es una maravilla, entrar en según que estancias es como hacer un viaje al pasado. Torrobato tiene un encanto especial y para mi muchos recuedos ya que pasé allí todos los veranos de mi infancia que fueron muy felices.
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Me alegro de haber despertado sus agradables recuerdos de infancia.
ResponderEliminarUn saludo amistoso y cordial
Yo me llamo Ricardo tengo 10 años y pues yo soy de torrobato y vivo en nacido en torrobato y me gusta mucho mi pueblo
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