jueves, 21 de febrero de 2008

UNA RUTA MUDÉJAR EN LA RIBAGORZA

Todos sabemos que Aragón es tierra mudéjar. Y más desde que las numerosas manifestaciones de este estilo artístico en nuestra comunidad han sido declaradas Patrimonio Mundial. La gran mayoría de estas joyas mudéjares se halla en el centro y el sur del territorio aragonés, en las provincias de Zaragoza y de Teruel. Sin embargo, también en la provincia de Huesca encontramos algunas sorprendentes muestras septentrionales de este arte. A ellas, y en concreto a las existentes en la comarca de la Ribagorza, vamos a referirnos en este artículo.

Llamamos mudéjares (del árabe mudayyan: "aquel a quien se permite quedarse") a los musulmanes que permanecieron en territorio de dominio cristiano. Más tarde fueron denominados moriscos y en 1610 fueron definitivamente expulsados de España. Estos mudéjares desarrollaron un estilo artístico de origen hispanomusulmán que fue luego aprendido y utilizado con pleno dominio y destreza por artistas judíos y cristianos en nuestro país. Tendremos, por tanto, unas primeras obras de estilo mudéjar realizadas por musulmanes, pero también otras posteriores efectuadas por cristianos, incluso después de que los moriscos hubieran sido obligados a abandonar España a principios del siglo XVII.

Aunque las principales y más conocidas obras de este estilo artístico se hallan más al sur, en nuestra provincia -como hemos dicho- encontramos varias manifestaciones del mismo. Son magníficas las yeserías del Santuario de Santa María de Dulcis, en las afueras de Buera, en en la comarca del Somontano, y las de la iglesia parroquial de la Asunción de Peralta de la Sal, en La Litera. Ambas muestras del mejor trabajo en yeso en estilo mudéjar son del siglo XVII y ya realizadas por lo tanto por artesanos cristianos. Aún posteriores, y de menor belleza y finura, son las de la iglesia de San José de Calasanz de Peralta de la Sal, construida en 1715 sobre la casa natal del santo pedagogo. Aunque Peralta pertenece hoy a la comarca de La Litera, se halla muy próxima a la localidad ribagorzana de Juseu que, como enseguida veremos, alberga las más destacadas yeserías de esa comarca vecina y, por sus características, las decoraciones en yeso de las iglesias de ambas poblaciones pertenecen, casi con total seguridad, a la misma escuela o taller y pueden tener incluso la misma autoría. Vamos a referirnos con más detalle en este artículo a la presencia de varias muestras de este estilo mudéjar en la comarca de la Ribagorza.

Las más antiguas, y también las más septentrionales de toda la comunidad aragonesa, de época medieval, son las puertas de la catedral de Roda y de la iglesia del vecino pueblo de Merli. Ambas son trabajos de decoración en madera con formas estrelladas que datan del siglo XIII. En la extraordinaria catedral rotense hay, además, una magnífica colección de tejidos medievales de elaboración oriental, andalusí y mudéjar, de época califal (siglo XI) y únicas en la provincia. También de estilo mudéjar es el magnífico coro de madera de la iglesia de San Román, situada en la entrada norte del Congosto de Olvena, en el término municipal de La Puebla de Castro. Esta magnífica construcción románica se halla en el despoblado de Castro, en un paraje gran belleza, con magníficas y espectaculares vistas del desfiladero de Olvena, del pantano de Barasona y de la majestuosa cordillera pirenaica. Su valioso retablo central, de finales del siglo XV, decora actualmente el altar mayor de la iglesia parroquial de La Puebla de Castro. En su espléndido coro, de finales del siglo XIII o principios del XIV, destacan las sorprendentes pinturas policromadas de vivos colores que muestran en su decoración motivos vegetales, heráldicos -referidos a la antigua Baronía de Castro-, escritura islámica, caras humanas y unas llamativas representaciones de animales; algunos de ellos de una sorprendente fantasía, como el elefante con pezuñas de buey que carga un palanquín en forma de castillo sobre sus espaldas. 

Las muestras más tardías del mudéjar ribagorzano, a las que vamos a prestar ahora nuestra atención, son las yeserías barrocas, del siglo XVII, de las iglesias parroquiales de Juseu, Torres del Obispo, Aler y Aguinalíu. A ellas vamos a referirnos con mayor detalle. Sin duda las más importantes y valiosas de estas yeserías son las de la iglesia de San Julián de Juseu. Su sobriedad y austeridad exteriores no hacen sospechar el deslumbrante trabajo de orfebrería en yeso que decora su interior. No hace mucho tiempo restauradas, lucen ahora en todo su esplendor y luminosidad. Las diversas formas geométricas y estrelladas configuran una unidad temática y el conjunto decorativo, de un intenso blanco sobre el fondo más oscuro, alcanza una gran vistosidad. 

En el caso de Juseu, sabemos que toda la decoración mudéjar de su iglesia de San Julián se realizó en el siglo XVII; es más, conocemos su cronología y su autor porque se conservan diversos documentos en el Archivo Histórico de Protocolos de Zaragoza en los que se certifica el pago de diversas cantidades a Juan de Marca por los trabajos que realizó en esta iglesia entre diciembre de 1661 y noviembre de 1662. Se trataría por tanto de un autor cristiano que utiliza las técnicas que trasmitieron los mudéjares y de las que eran verdaderos maestros. Por este mismo documento sabemos que este artista había nacido en Sanseda, en el Bearn francés, y que en 1662 se casó con Josefa Gaget. Las yeserías de Juseu son de una gran belleza y su valor ha sido recientemente reconocido, como indica a la entrada del pueblo un cartel que las incluye -así ocurre también con las pinturas de San Román en La Puebla de Castro- dentro del mudéjar considerado Patrimonio Mundial. Pero además de por sus extraordinarias yeserías, Juseu merece una visita por la probada hospitalidad de sus gentes, por el aroma medieval de sus calles y por la amplia panorámica del Pirineo que se divisa desde el elevado roquedo sobre el que se alzaba su antiguo castillo, del que sólo se conserva parte de su foso excavado en la piedra.

La iglesia parroquial de Torres del Obispo, primero llamada de Santa María y posteriormente de Nuestra Señora de la Asunción, y tal vez en un primer momento convento mozárabe, es de origen románico pero muy reformada en los siglos XVI y XVII. De fines del XVI data posiblemente su magnífica portada plateresca y del siglo XVII la ampliación de su nave central con dos naves laterales que fueron decoradas con yeserías barrocas de estilo mudéjar. De lacerías que dibujan octógonos y estrellas de ocho puntas y situadas en las cúpulas, en el intradós de los arcos laterales y en el arco del presbiterio, tienen muchas similitudes con las de Juseu y es muy probable que el citado Juan de Marca fuera, por las mismas fechas, el autor de ambos trabajos decorativos. Destacan en esta población, además de su iglesia parroquial y sus comentadas yeserías mudéjares, su Plaza Mayor y las calles Mayor y Estrecha, que constituían su núcleo original amurallado -con los llamados "portalez" como entradas al recinto- en el periodo medieval. Es muy característico su esbelto campanario ("campanal") cuya base era el ábside de la iglesia románica primitiva y cuya torre, construida en 1883, tiene una original forma semicilíndrica rematada por una veleta en forma de gallo ("el gallet") que se ha convertido en el símbolo de la localidad y en el nombre de una sencilla, pero meritoria, publicación local. 

Más modestas muestras de trabajos decorativos de estilo mudéjar en yeso encontramos en las iglesias parroquiales de Aler y Aguinalíu. La iglesia de la Asunción de Aler, en algunos lugares denominada de Santa María, es de origen medieval y fue consagrada por San Ramón, obispo de Roda-Barbastro, en 1105, aunque se reformó y amplió en los siglos XVI y XVII cuando se añadieron algunas capillas, en una de las cuales encontramos unas yeserías de tradición mudéjar con decoración de lazos y formas estrelladas. También en la iglesia parroquial de San Martín de Aguinalíu, en una nave lateral, y bastante deterioradas por la humedad, hay yeserías mudéjares. En la parte baja del pueblo, en la pequeña capilla del Santo Cristo, perteneciente a la casa Huguet, encontramos también otras modestas yeserías, actualmente pintadas de azul. En este pintoresco pueblo ("nido de águilas") merece la pena visitar los restos de las antiguas salinas ("puteo salinarum"), que se conservan no lejos de la localidad, en el camino que une esta población con el vecino pueblo de Juseu. A finales del siglo X, todavía en pleno dominio árabe de la zona, se halla documentado, en un valiosísimo texto del año 987, la disputa entre Juseu y Aguinalíu por la propiedad de este valioso salinar. Perteneciendo en esa época la zona a la Cora musulmana de Lérida, curiosamente el caso es asignado para su arbitrio a un presbítero cristiano llamado Fetunio, o Fortuño, que era juez mozárabe en Lérida. Eso, además de indicar la concordia que reinaba en esos momentos entre árabes y cristianos, puede hacer pensar en la existencia en esta pequeña comarca de una importante comunidad mozárabe, es decir, de cristianos, cuyos cultos eran tolerados a cambio del pago de los correspondientes tributos, dentro de un territorio de dominio musulmán.

Las yeserías mudéjares ribagorzanas se hallan en las iglesias de los citados cuatro pueblos, todos ellos vecinos y situados en el pequeño valle del Sarrón, entre las poblaciones de Graus y Benabarre. Las similitudes de las decoraciones y su datación en el siglo XVII hacen pensar en la existencia de un único taller trabajando en todas ellas y es muy probable -como tenemos documentado en las más destacadas y valiosas de San Julián de Juseu- que todas lleven la autoría de Juan de Marca. Son, por lo tanto, decoraciones barrocas realizadas por cristianos que han aprendido las técnicas decorativas de tradición mudéjar y que aplican éstas con considerable maestría y dominio.

Tal vez sea osado comparar estas muestras tan septentrionales del estilo mudéjar con las extraordinarias joyas artísticas del centro y del sur de nuestra comunidad, pero también las aquí reseñadas merecen ser conocidas y admiradas dentro de un arte cuyo conjunto ha sido declarado recientemente Patrimonio de la Humanidad.


BIBLIOGRAFÍA

 -María Pilar Navarro Echeverría, "Yeserías mudéjares en Huesca", Revista Argensola, nº 110, Huesca,1996.
 -Manuel Gómez de Valenzuela, "Juseu, Torres y Aler: Barroco con decoración mudéjar en la Ribagorza", Seminario de Arte Aragonés, 1979. 
 -Gonzalo Borrás Gualis y otros autores, "Tierra mudéjar. El mudéjar aragonés, Patrimonio Mundial.", Heraldo de Aragón, Zaragoza, 2002. 
 -VV. AA., "La Ribagorza", Colección RUTAS CAI por Aragón, nº 8, Zaragoza, 2003. -Ramón Lasaosa y Miguel Ortega, "Guías de Huesca: Ribagorza", Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1995.

 Carlos Bravo Suárez (Artículo publicado en el Diario del Alto Aragón)

(Fotos: Puerta de la iglesia de Merli, coro mudéjar de San Román de Castro y Juseu, yeserías de la iglesia de San Julián -dos fotos -y pueblo)

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