La
pequeña población ribagorzana de Besians se sitúa en la margen derecha del río
Ésera, a doce kilómetros de Graus por la carretera A-139. Junto a la vecina
Perarrúa, situada unos tres kilómetros aguas abajo, forman un pequeño municipio
que limita por el sur con el de Graus y por el norte con el de Santaliestra y
San Quílez.
El
pequeño caserío de Besians se agrupa en torno a una plaza de forma casi
cuadrangular de la que hace unas décadas le fue extirpada su iglesia
parroquial. Fue ésta sustituida por un moderno y funcional edificio religioso
situado a la entrada del pueblo. A éste se accede por un moderno puente de
hormigón que atraviesa las aguas del río Ésera. Unos metros más al sur de este moderno
acceso, queda el precioso puente medieval que constituyó durante siglos el paso
obligatorio a la localidad desde la orilla izquierda del río Ésera.
El
puente medieval de Besians es uno de los más bonitos de nuestra provincia. Con un
perfil de lomo de asno, tiene cuatro ojos y unos cuarenta y cinco metros de
longitud. Probablemente sería construido en el siglo XIII y sufriría algunas
modificaciones en el XVIII. Tiene un gran ojo central, de arco algo apuntado, y
tres laterales mucho más pequeños, dos de ellos situados en la margen izquierda
de río. Esta diferencia entre el ojo central y los laterales proporciona al
puente una considerable inclinación y acentúa su perfil alomado. Su calzada
empedrada es algo más estrecha que la de otros puentes de la época.
Una
de las singularidades del puente de Besians es tener un número par de ojos. La
mayoría de los puentes medievales solían tener un número de ojos impar. Esto
ocurría porque se intentaba evitar tener que levantar un pilar en el centro del
río, donde la profundidad es mayor y la corriente suele ser más rápida. Al ser
asimétrico, el puente de Besians también evita esa circunstancia. Su asimetría
se debe a la necesidad de adaptarse a las características del terreno y buscar
anclaje lateral en los extremos de dos salientes rocosos de sus orillas, uno de
los cuales, el izquierdo, queda algo más arriba que el otro.
El
puente de Besians está íntegramente construido de piedra. Los sillares mejores
y más grandes se colocaron en los pilares, mientras que las piedras más
pequeñas se pusieron en la parte más alta del puente. Los arcos fueron trazados
con dovelas muy estrechas y alargadas. Los pilares están protegidos por
tajamares con forma triangular, algo más pronunciados los de la parte
septentrional para cortar mejor el agua y evitar de manera más eficaz sus
frecuentes embestidas. El haber permanecido tantos siglos en pie, sobreviviendo
a numerosas riadas y crecidas, da una idea de la habilidad con que fue
construido este puente que, además, resulta enormemente atractivo desde el
punto de vista estético. Sus constructores supieron conjugar eficacia y belleza
de una manera admirable.
En
un altozano situado un poco más al oeste del actual Besians, se encuentra el
pueblo antiguo y original conocido como la
Vila. Allí, junto a varias casas arregladas
en los últimos años, se levanta la iglesia románica de San Juan Bautista y, en
este mismo lugar, se encontraba antiguamente el castillo medieval de la
localidad del que quedan aún algunos restos.
A
la Vila se puede
acceder por una pista que se toma a las afueras de Besians en dirección al
norte o por un sendero peatonal empinado y corto que arranca del extremo sur
del pueblo. En un cerro próximo pueden verse las ruinas de la antigua casa
Sesa, durante mucho tiempo la más rica y pudiente de la localidad.
Según
Manuel Iglesias Costa, el castillo de Besians sería a principios del siglo XI la
primera de las fortalezas cristianas del valle del Ésera, enfrentada a muy
escasa distancia con el castillo inicialmente musulmán de Perarrúa. La primera
cita histórica documentada de Besians data del año 908, cuando el presbítero
Malangeco donó una viña de esta población al monasterio de Obarra, al que
pertenecía el cercano cenobio de Esvu, posteriormente conocido como San Martín
de Caballera. La villa quedó adscrita a la catedral de Roda de Isábena por
concesión del rey Pedro I, en ofrenda para implorar la curación de su hijo
homónimo, a principios del siglo XII. Sin embargo, el castillo y la iglesia de
San Juan Bautista quedaron excluidos de esta concesión. En el siglo XVI es
tenente del castillo Ramón de Mur de Pallaruelo y la iglesia de San Juan pasa a
pertenecer al obispado de Barbastro.
La
iglesia de San Juan Bautista de Besians es una magnífica construcción de origen
románico con varios añadidos posteriores. Precisamente la nave rectangular románica,
con su magnífica bóveda asimétrica y su ábside orientado al este, fue
restaurada y consolidada hace sólo unas décadas. Tiene dos reducidas capillas
laterales y una pequeña cripta bajo el altar. La puerta original de entrada
estaría en el muro meridional, junto a la base de la torre campanario.
Ha
quedado en ruina y fuera de la reciente consolidación del edificio la parte que
a éste le fue añadida hacia poniente, en el siglo XVI o tal vez más tarde, para
abrir una nueva puerta de entrada y construir un coro hoy ya desaparecido. También
la torre campanario quedó sin consolidar y avanza hacia la ruina, pudiendo
dañar con ella a la nave abovedada del templo. Es probable que sea el peso de
la torre la causa de la extraña asimetría que presenta la bóveda de la iglesia.
Además, sobre el lado meridional de ésta, cerca del inicio del ábside, y
precisamente en la zona del campanario, cae desde hace unos años una gotera que
produce una visible mancha de humedad que podría dañar de manera irreversible
la techumbre de la nave si no se le pone pronto remedio.
La
iglesia de San Juan Bautista es por sus dimensiones y su composición un templo
de cierta envergadura e importancia, por encima de las características más
populares de la mayoría de las construcciones románicas de la zona. Aunque no
hay datos que permitan fecharla con exactitud, sería probablemente construida a
principios del siglo XII, tal vez sobre la base de una construcción castrense
anterior más sencilla y de menores dimensiones.
Besians,
con su caserío moderno reposando tranquilo junto al río Ésera, su hermosísimo
puente medieval y la iglesia románica de San Juan Bautista en lo alto de la Vila, presenta suficientes
atractivos para ser un lugar merecedor de una detenida y provechosa visita.
Carlos Bravo Suárez.
Artículo publicado hoy en Diario del
Alto Aragón.
Imágenes: Panorámica de Besians, puente
medieval e iglesia de San Juan Evangelista de la Vila –exterior e interior y vista desde abajo.