domingo, 26 de enero de 2014

ADIÓS A LA HABANA

                              
Mapa dibujado por un espía. Guillermo Cabrera Infante. Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores. 2013. 400 páginas.

Después de su muerte en 2005, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores ha publicado en nuestro país varios libros de Guillermo Cabrera Infante. Además del primer tomo de sus Obras completas en 2012, han sido editados La ninfa inconstante (2008), Cuerpos divinos, memorias noveladas (2010) y, a finales del pasado 2013, Mapa dibujado por un espía, que vamos a reseñar brevemente en el espacio de estas líneas.

Myriam Gómez, compañera constante, infatigable colaboradora y cuidadosa albacea de la obra del escritor cubano, encontró entre sus papeles el manuscrito de “Mapa dibujado por un espía”, un texto cuya fecha concreta de redacción desconocemos y al que su autor se refería en ocasiones con el título de “Ítaca vuelta a visitar”. Aunque parece probable que Cabrera Infante hubiera modificado el contenido de lo que, siendo ya un relato cerrado, constituía posiblemente solo un borrador, el libro constituye una interesante crónica de sus últimos meses en Cuba, antes de iniciar su largo exilio en Europa, y una buena y entretenida novela, escrita en un estilo más directo y espontáneo y menos literario y retórico que el resto de su obra.

Mapa dibujado por un espía cuenta los últimos meses de Cabrera Infante en La Habana, ciudad a la que regresa desde Bruselas, donde era agregado cultural en la embajada cubana, para asistir al entierro de su madre y de donde se va cuatro meses después con la intención de no volver. Aunque hay un breve prólogo escrito con un enfoque algo distinto, el relato de los hechos se inicia el 1 de junio de 1965, todavía en la capital belga, y termina a principios de octubre de ese mismo año, cuando el escritor abandona su país con la decisión de no regresar mientras permanezca bajo el régimen castrista.

Como destaca Antonni Munné en su certera introducción, Mapa dibujado por un espía es un libro de fondo triste y melancólico. Guillermo Cabrera Infante, que había participado en la llegada de la Revolución al poder, observa con preocupación y desasosiego crecientes cómo día a día el totalitarismo se va apoderando de la sociedad cubana, donde las paredes oyen, las delaciones están a la orden del día, los homosexuales son perseguidos por el solo hecho de serlo y cualquier opinión que se aparte de la ortodoxia pueden ser considerada contrarrevolucionaria y objeto de castigo. El escritor recorre las calles de La Habana, habla con amigos y conocidos y constata la escasez de los productos más básicos, la inoperante y absurda burocratización, las intrigas políticas, el fanatismo y la intolerancia que parecen haberse apoderado casi por completo del nuevo régimen. Y, aunque hay en él una lucha intima que por momentos parece desgarrarle, la decisión del exilio se va afianzando poco a poco en su interior como la única salida. 

Pero no todo es descripción y crítica del estalinismo en que va derivando el régimen cubano, también en esta novela tienen presencia destacada las mujeres y las conquistas sexuales y amorosas del protagonista. No sé, ni creo que sea importante, cuánto hay de realidad autobiográfica y cuánto de invención en este apartado de un relato que está siempre contado en tercera persona.

Tal vez aún queden entre sus papeles nuevos textos inéditos de este gran cronista de La Habana, que en Mapa dibujado por un espía narra el momento en que inició su disidencia.

Carlos Bravo Suárez

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