sábado, 22 de junio de 2024

EXCURSIÓN CONJUNTA DE MAB Y CER DEL VALLE DE ARÁN A FRANCIA



El pasado domingo, los clubes Montañeros de Aragón de Barbastro y Centro Excursionista Ribagorza de Graus realizaron una excursión desde la localidad aranesa de Bossòst a la francesa de Arlos, siguiendo las orillas del río Garona. La actividad se enmarca en el proyecto común del llamado “Camino del destierro del obispo San Ramón”, iniciado hace ya varios años por ambos clubes. Un año más, y ya van siete, la propuesta conjunta obtuvo una exitosa respuesta y contó con la participación de 49 excursionistas. El club barbastrense comenzó primero este proyecto desde la propia capital del Somontano y, en 2016, el CER se sumó a él en una etapa entre las poblaciones ribagorzanas de Capella y Roda. El próximo 29 de septiembre, ambos clubes darán por terminado este recorrido transfronterizo por etapas con la llegada a la población francesa de Saint Bertrand de Comminges.

El domingo, los 37 participantes del club barbastrense salieron de la capital del Somontano en autobús a las 7 horas y recogieron a los del CER en Graus a las 7.30, para seguir por carretera hasta Bossost, donde se unieron varios miembros más del CER que se había desplazado hasta allí en coche desde Benasque. A las 9.30 horas, comenzó la caminata desde el centro de Bossost, siempre en dirección al norte y por la margen derecha del río Garona. Enseguida llegamos a la localidad de Les y, pasada esta, hicimos una primera parada junto a una bonita ermita románica dedicada a San Blas.

Seguimos, siempre junto al río Garona, por verdes senderos entre húmedos y frondosos bosques y evitando la carretera que transitaba en paralelo por la otra orilla del río. Tras algunos tramos más estrechos en sube y baja que obligaban a prestar toda la atención, llegamos a Pont de Rei. Allí, con la amable ayuda de los Mossos de Escuadra, cruzamos la carretera y pasamos a la margen izquierda del río, entrando enseguida en territorio francés. Junto a un pequeño embalse, hicimos una parada para comer y continuamos por un carril bici asfaltado que transitaba junto a un canal de aguas azules. Sobre las tres de la tarde, llegamos a Arlos, donde ya nos esperaba el autobús. Habíamos recorrido 17,5 km, con 350 m. de desnivel negativo y 170 positivo, en unas cinco horas y media. A la vuelta, hicimos una parada en Bossòst para tomar un refresco y comentar la excursión. El 29 de septiembre, volveremos a Francia para llegar a Saint Bertrand de Comminges y dar por terminado este recorrido por etapas que empezamos hace unos años y que nos ha permitido disfrutar conjuntamente de la historia, el patrimonio, los paisajes y la convivencia y camaradería montañeras.

sábado, 15 de junio de 2024

POLILLA


Nacida en Barcelona en 1985, Alba Muñoz es periodista y escritora y trabaja en comunicación y como guionista en diversos proyectos audiovisuales. Ha sido también reportera independiente en los Balcanes, Oriente Medio y Sudeste Asiático entre otras zonas del mundo. En 2018 y 2019, vivió en Sudáfrica y ha colaborado en diferentes medios de comunicación y diarios españoles. Ahora, la editorial Alfaguara acaba de publicar “Polilla”, su primera novela.

Narrada en primera persona, “Polilla” es una novela que mezcla el reportaje periodístico con la autobiografía. Se trata, en cierto modo, de una crónica periodística convertida en ficción. O, como ha expresado la propia autora en alguna entrevista, de “una autobiografía novelada, una no ficción escrita con las herramientas de la ficción, de la novela”. A partir de una investigación periodística, la autora indaga también sobre sí misma en el pasado y el presente, sobre sus relaciones familiares y su propia vida sentimental, amorosa y sexual.

 Buena parte de “Polilla” transcurre en Bosnia. Con 21 años, la autora, a través de un anuncio en el tablón de la Universidad de Barcelona, se apunta a una expedición periodística a Bosnia, con la intención de investigar el tráfico de mujeres que, según algunos informes devastadores, situaban al nuevo país balcánico como el burdel de Europa. Tras los acuerdos de paz de diciembre de 1998, la presencia de numerosos funcionarios internacionales y de cascos azules de la ONU y soldados de la OTAN propició la llegada de gran número de mujeres procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas, que acabaron trabajando como prostitutas en los burdeles bosnios. El escándalo internacional hizo que el nuevo gobierno bosnio cerrara esos prostíbulos, pero ello supuso la creación de redes clandestinas de prostitutas bosnias, controladas por las siniestras y violentas mafias locales. Algunas organizaciones trabajan para ayudar a esas mujeres sacándolas de la influencia de las mafias y protegiéndolas en secretas casas de acogida. Sobre ese problema y su situación presente pretende investigar la narradora en su primer y sus sucesivos viajes a Bosnia. Alba conocerá a una mujer bosnia que trabaja en las casas secretas de acogida y ella la pondrá en contacto con algunas jóvenes que habían sido prostituidas.

Por otro lado, en su primer viaje a Bosnia, la joven periodista conoce a Darko, un chico bosnio que en ese momento está en Sarajevo trabajando como traductor. Curiosamente, Darko vive en Barcelona, donde se exilió tras la guerra yugoslava, y habla castellano y catalán. La intensa relación entre ambos es otro de los ejes narrativos del libro. Como también lo es la relación familiar de la joven con su padre y en menor medida con su madre. La narradora analiza introspectivamente su experiencia amorosa con Darko y retrospectivamente sus vínculos familiares con sus progenitores y las de ellos entre sí. Por cierto, el título del libro procede de la manera como el padre llamaba a su hija cuando era niña. Aunque, metafóricamente, podría entenderse como la atracción que esos insectos sienten por el fuego pese al riesgo de quemarse al acercarse a él.

Parte importante de la novela es la visión que en ella se da de la actual Bosnia. Cuando se escribe el libro, han pasado quince años desde los acuerdos de paz de Dayton y Bosnia sigue siendo una sociedad empobrecida donde las mafias campan a sus anchas. Lo expresa así Fadilla, una de las mujeres bosnias que aparecen en la novela: “Bosnia está atravesando tres transiciones a la vez: de la guerra a la paz, del comunismo al capitalismo y de un sistema político controlado a una hipotética democracia. Después de la guerra nos convertimos en un bebé tutelado por papá Estados Unidos y mamá Europa. Papi y mami siguen estando ahí, pero sabemos que nos han abandonado. Los poderosos son criminales, se hicieron ricos durante la guerra. Conozco los índices de corrupción y crimen organizado. ¡La mafia es lo único que funciona en este país!”. La capital Sarajevo es también desmitificada y vista como una ciudad sucia, donde conviven señoriales edificios austrohúngaros, viejas mezquitas otomanas, una catedral, gigantescos bloques de estilo soviético y una biblioteca de factura morisca que fue pasto de las llamas.

Por su original combinación de crónica periodística y relato autobiográfico, por los interesantes temas que trata, por su estructura narrativa y su prosa ágil y eficaz, “Polilla” supone un brillante debut de Alba Muñoz en el mundo de la narrativa. Esperemos que este prometedor inicio tenga continuidad en el futuro.

“Polilla”. Alba Muñoz. Alfaguara. 2024. 192 páginas.


domingo, 2 de junio de 2024

NUEVOS CUENTOS DE MARIANA ENRÍQUEZ


 

Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) es una escritora de culto y una de las voces más destacadas de la literatura argentina actual. Hasta el punto de convertirse en un fenómeno social en su país y, como si fuera una estrella del rock, llenar los teatros donde lee sus textos, presenta sus libros o es entrevistada. Enríquez es periodista y docente y ha publicado las novelas “Bajar es lo peor” (1995), “Cómo desaparecer completamente” (2004), “Este es el mar” (2017) y, sobre todo, “Nuestra parte de noche”, obra con la que ganó Premio Herralde de Novela en 2019 y que la consagró internacionalmente. Además de cultivar otros géneros literarios, la escritora es apreciada especialmente por sus libros de cuentos: “Los peligros de fumar en la cama” (2009), “Las cosas que perdimos en el fuego” (2016, y reseñada en esta sección) y “Un lugar soleado para gente sombría”, recientemente publicada en nuestro país, como todos sus libros anteriores, por Anagrama.

“Un lugar soleado para gente sombría” contiene, igual que sus otros dos libros de relatos, doce cuentos que pueden inscribirse de manera general en el denominado género de terror. Pero este género adquiere en la narrativa de la escritora argentina unas características y connotaciones propias y personales. En estos cuentos se produce una equilibrada simbiosis entre la realidad y la fantasía. Se parte de un relato que describe realidades cotidianas en barrios urbanos o poblaciones rurales, con problemas de delincuencia, drogadicción, inseguridad, enfermedad o despoblación y abandono, a los que se van incorporando elementos de terror y fantasía, que se van adueñando de la narración y elevan la inquietud en el lector. Y este tránsito se hace de manera fluida, sin cambios demasiado bruscos ni violentos. Como si esos terrores ya estuvieran dentro de la realidad y formaran parte o surgieran de ella. Pareciendo en ocasiones que esos horrores crecientes fueran, en cierto modo, producto de los propios miedos que los personajes llevan dentro de ellos mismos.

En “Mis muertos tristes”, una mujer, que vive en un barrio cuyos habitantes se sienten asediados por la creciente delincuencia, habla con los fantasmas de su madre y de algunas víctimas de la violencia que la inseguridad ciudadana desencadena. “Los pájaros de la noche” parte de algunas leyendas de la región de Paraná, según las cuales algunas mujeres eran castigadas y convertidas en pájaros. “La desgracia en la cara” hace referencia a la enfermedad monstruosa que se transmite entre las mujeres de una familia. En “Julie”, uno de mis relatos preferidos, se nos presenta a una familia argentina que vive en Estados Unidos y vuelve a Argentina, de cuya sociedad y sus defectos no dejan que quejarse, para tratar el extraño caso de su hija y sus supuestas relaciones sexuales con fantasmas. En “Metamorfosis”, encontramos de nuevo la relación de una mujer madura con su cuerpo enfermo. También la enfermedad protagoniza “La mujer que sufre”. “Un lugar soleado para gente sombría”, que da título al libro, transcurre en Los Ángeles y tiene como tema principal la muerte de la joven Elisa Lam, personaje real cuyo cadáver apareció en el tanque de agua del céntrico Hotel Cecil de la ciudad californiana. “Los himno de las hienas” es un relato en el que el horror surge de un lugar donde ocurrieron hechos siniestros durante la dictadura militar argentina. En “Diferentes colores hechos de lágrimas”, título de una canción del grupo musical The Velvet Underground, son los vestidos de mujeres maltratadas los que se impregnan y transmiten el terror. Un hecho trágico de la infancia persigue a los personajes en “Cementerio de heladeras”. “Un artista local” es el relato que más me ha gustado del libro. Tiene la atmósfera de algunos cuentos de Lovecraft y transcurre en un pueblo perdido, arruinado desde que el tren dejó de pasar por él, donde llueve sin parar y vive un extraño pintor. Cierra el libro “Ojos negros”, una historia angustiante en un centro de acogida de personas sin hogar.

Aunque los relatos de Marina Enríquez pueden inscribirse en la brillante tradición cuentista argentina, cuya lista integran, entre otras, figuras tan destacadas como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares o Roberto Arlt, las influencias temáticas de la escritora son sobre todo anglosajonas. De autores como Stephen King, Thomas Ligotti, Jack Kerouac, Comarc MacCarthy, Edgar Allan Poe, Henry James o H. P. Lovecraft. Y con concomitancias evidentes con escritoras argentinas coetáneas como la magnífica Samanta Schweblin. También son destacables las influencias musicales. La escritora es una gran aficionada a la música rock y, al final del libro, cita algunos discos y canciones que la acompañaron mientras escribía el libro.

En cualquier caso, los cuentos de Mariana Enríquez tienen un toque personal e intransferible y una ambientación específica que los hacen únicos, distintos y sumamente sugerentes. Unas magníficas narraciones en las que no es fácil establecer con nitidez la frontera entre la realidad y la fantasía. La escritora argentina se ha convertido por mérito propio en una de las maestras más reconocidas del relato de terror contemporáneo.

“Un lugar soleado para gente sombría”. Mariana Enríquez. Anagrama. 2024. 232 páginas.