domingo, 24 de agosto de 2025

"ESTALLIDO", CONSTRUYENDO UN MUNDO NUEVO SOBRE UN TERRENO MINADO


Tras ganar el prestigioso premio RTL/Lire Magazine 2024, otorgado por los lectores a la mejor novela del año, “Estallido” es una de las más recientes revelaciones de la literatura francesa. Se trata de la primera novela de Claire Deya, residente en el sur de Francia, licenciada en Historia y Literatura y reconocida guionista de cine y televisión. Traducida a diferentes lenguas europeas, “Estallido”, titulada originariamente en francés “Un  monde à refaire”, ha sido publicada en España por Galaxia Gutenberg, con traducción de Noemí Sobregués Arias.

“Estallido” transcurre en la primavera de 1945, en los meses de abril y mayo, unas semanas antes y unos días después de la capitulación de Alemania, el 8 de mayo de 1945, que supuso el final de la Segunda Guerra Mundial. Aunque Alemania había sido prácticamente derrotada y expulsada de los territorios ocupados, el suelo francés, sobre todo las costas atlántica y mediterránea, había quedado sembrado de minas de todos los tamaños y capacidades destructivas. Se calculaba que había trece millones de minas y, en un principio, solo tres mil voluntarios franceses dispuestos a trabajar en su detección y desactivación. Eso hizo que hubiera que incorporar a miles de prisioneros de guerra alemanes a esas peligrosas y difíciles labores de limpieza. A pesar de los odios y las reticencias mutuas, esta colaboración forzada entre franceses y alemanes puede considerarse como un frágil embrión de las relaciones posteriores en la nueva Europa que surgió tras las llamas de la guerra.

Los protagonistas de “Estallido” son un grupo de voluntarios franceses y prisioneros alemanes que trabajan en la desactivación de minas en el sur de Francia, en la Costa Azul, en la localidad de Hyères, no lejos de Marsella. El grupo está a cargo de Fabien, un hombre íntegro y entregado a su trabajo, que estuvo en la Resistencia durante la guerra y ha perdido en ella a su compañera sentimental. “Desde que limpiaba minas, Fabian había visto desfilar de todo: defensores y detractores de De Gaulle, miembros de la Resistencia, timoratos y fugitivos, católicos, ateos, comunistas, anticomunistas, un aristócrata, desclasados, tres italianos, dos refugiados españoles y hombres que venían de ninguna parte”. Todos comparten por diferentes motivos e intenciones un trabajo lleno de riesgo, en el que se juegan la vida como en una ruleta rusa y donde los accidentes mortales son frecuentes. Y en el que se ven sometidos a presiones por intereses particulares y económicos de quienes tiene prisa por disfrutar de nuevo de las hermosas playas provenzales o están ansiosos por retomar sus negocios inmobiliarios. Sobre la relación entre los franceses y los alemanes es ilustrativa esta reflexión de Fabien: “En cuanto a los alemanes, se negaba a hablar con ellos. Los odiaba tanto que le daba miedo. Y no quería desviarse de su objetivo. Aun así, jamás se habría imaginado trabajando mano a mano con sus eternos enemigos. Peor aún, cuando estaban en contacto con las minas, dependían unos de otros para sobrevivir. El peligro definitivo. Qué siniestra ironía”.

Dentro de ese grupo, el personaje principal de la novela es Vincent, que ha vuelto de un campo de prisioneros alemán y está obsesionado por encontrar a Ariane. Atormentado por conocer la suerte que corrió su amada durante la ocupación, se ha apuntado como voluntario con los dragaminas para intentar sonsacar información a algunos de los prisioneros alemanes que participan en esa labor. Uno de esos prisioneros con presencia importante en la novela es Lukas, un joven, lector y culto, contrario al nazismo (“¿Podían entender los franceses que también había alemanes que odiaban a los nazis?”) y también atormentado por su compleja situación. Además, otros miembros del grupo de dragaminas aparecen citados y descritos con mayor brevedad en la novela. Pero el otro personaje fundamental del relato es Saskia, una joven judía que ha sobrevivido al campo de exterminio en el que pereció toda su familia, víctima de las denuncias de los colaboracionistas franceses con los nazis durante la ocupación. Cuando vuelve a su ciudad, en su casa está viviendo otra familia, su novio se ha prometido con otra mujer y ante sus justas demandas se le conmina reiteradamente a que no cree problemas.  

Claire Deya ha elegido un episodio histórico no demasiado conocido para ambientar su primera novela. Como ella misma indica al citar sus fuentes, uno de los libros en que se ha documentado es “Où la memoire s’attarde”, de Raymond Aubrac, encargado por el Ministerio del Interior de dirigir las operaciones de drenaje de minas en Francia al acabar la contienda y uno de los pocos personajes reales que aparecen en su libro. Porque hay que decir que, por encima de la documentación histórica, prima en “Estallido” la creación literaria. Estamos ante una magnífica novela, con unos personajes ficticios muy bien perfilados, duramente golpeados por la guerra y traumatizados por su pasado inmediato, que buscan salir adelante en un mundo que quiere olvidar y dejar atrás cuanto antes la pesadilla que acaba de vivir.

“Estallido”. Claire Deya. Galaxia Gutenberg. 2024. 360 páginas

domingo, 17 de agosto de 2025

"AHORA Y EN LA HORA", VIAJE Y MUERTE EN UCRANIA


Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) se hizo mundialmente famoso con su libro “El olvido que seremos”, publicado en España en 2005. Se trata de una biografía novelada de su padre, Héctor Abad Gómez, médico, político, periodista y activista por los derechos humanos, asesinado por fuerzas paramilitares en Medellín en 1987. El libro se tradujo a numerosos idiomas y fue llevado al cine por Fernando Trueba en 2020. Héctor Abad Faciolince es también autor de varias novelas, libros de relatos y ensayos. Y ha sido columnista de opinión durante los últimos veinte años en el periódico colombiano El Espectador. Recientemente, Alfaguara acaba de publicar en nuestro país “Ahora y en la hora”, una crónica de la visita que el escritor colombiano, también con nacionalidad española, realizó a Ucrania a mediados de 2023. Un viaje cuyo trágico final dejó una profunda e indeleble herida en su memoria. 

Fue precisamente la edición ucraniana de “El olvido que seremos” la causa del viaje de Héctor Abad Faciolince a aquel país. El escritor colombiano aceptó la amable invitación de las jóvenes editora y traductora del libro para participar en una feria literaria que se iba a celebrar en Kiev. Abad fue tomando conciencia en favor de la causa ucraniana en su legítima defensa frente a la injustificada y brutal invasión rusa. Una vez en Kiev, y en una campaña de denuncia de las atrocidades rusas, el escritor aceptó finalmente, a pesar de sus reticencias y su confesado temor, viajar hasta las proximidades del frente, en la región del Donetsk, junto a otras cuatro personas. Dos, como él, eran colombianas: el político, ex comisionado para la paz en Colombia y fundador del movimiento solidario “¡Aguanta, Ucrania!” Sergio Jaramillo y la periodista Catalina Gómez, corresponsal de guerra de France 24 con experiencia en numerosos conflictos internacionales. Las otras dos eran ucranianas: el contratado chófer, guía local e intérprete Dima y la joven escritora y activista en la denuncia de los crímenes rusos Victoria Amélina. El último día de estancia en la región, mientras los cinco estaban cenando en una pizzería de Kramatorsk, un obús ruso de gran potencia cayó sobre el local dejando trece muertos y más de sesenta heridos. Una de las víctimas mortales del trágico bombardeo fue Victoria Amélina. Héctor Abad, que como el resto de sus compañeros resultó ileso, había cambiado su lugar de asiento con la joven unos minutos antes de la explosión. Por ello, el escritor colombiano ha afirmado recientemente que “este libro es el relato de mi solidaridad con Ucrania y de mi obsesión con lo que debió ser el lugar y la hora de mi muerte”.

“Ahora y en la hora” es una crónica del viaje del escritor a Ucrania, entreverada de diversas reflexiones (sobre la vejez, la familia, la amistad, el amor, la cobardía, la culpa, la escritura…) e informaciones (principalmente sobre la desgraciada historia reciente de Ucrania y del conflicto actual con Rusia desde una perspectiva histórica). Pero es un libro ausente de ficción, aunque, según confesiones del escritor, sí la hubo en su redacción inicial. Abad concibió en un principio una mezcla de crónica real y novela, alternando ambos enfoques. Sin embargo, la editorial le sugirió que eliminara la parte de ficción y dejara solamente la narración de los hechos reales. El escritor aceptó la sugerencia y el resultado, tan redondo, parece confirmar el acierto de la elección.

En la crónica hay referencias y descripciones de los principales personajes del relato. Su mujer y sus hijos que siguen su viaje desde Colombia. Los  cuatro compañeros de viaje a la región del Donbás. Sobre todo, Victoria Amélina, de una palidez casi transparente y siempre comparada a un cisne, a quien dedica al libro y por quien, y como recuerdo y homenaje, lo escribe. Pero tampoco puede sacarse de la mente a las dos gemelas, Anna y Juliya Aksenchenco, de catorce años, también muertas en el ataque ruso. Y el padre de Victoria Amélina, a quien localiza y visita en Toronto, donde vive con su segunda esposa. Hace aquí Héctor Abad una interesante reflexión lingüística al constatar que una lengua tan rica como el español no dispone de ninguna palabra para referirse a los padres que han perdido un hijo. Tenemos viudo o viuda, huérfano o huérfana, para otras pérdidas familiares, pero no hay una palabra para la mayor de las pérdidas que puede sufrir un ser humano: la de un hijo o una hija por un padre o una madre.

Además de las referencias a sí mismo, a su decadencia física (“la molesta constatación de la decadencia del cuerpo y el miedo a una vejez enfermiza”, “me siento agobiado, perseguido, traicionado por la edad”, “mi cuerpo es un territorio sitiado o invadido por ese enemigo implacable, el tiempo que pasa”), sus miedos y cobardías (“ese antiguo remordimiento por mi cobardía, por no haber sido valiente cuando las circunstancias me lo han exigido”) o su sentimiento de culpa (“aunque yo no tengo la culpa de que ese misil haya matado a estas gemelas, ni que hubiera herido en la cabeza a un bebé de ocho meses, ni que hubiera matado a tanta gente, un viejo, que estaba medio harto de la vida, se siente culpable de sobrevivir en esas circunstancias”. “Ahora y en la hora” es un libro magnífico, escrito desde el corazón, el dolor y la tristeza.

“Ahora y en la hora”. Héctor Abad Faciolince. Alfaguara. 2025. 224 páginas