Según la documentación medieval, el castillo de Muñones fue una de las fortalezas más importantes situadas al norte de la Barbitaniya, el distrito musulmán de la marca superior de al-Ándalus cuya capital era Barbastro. Con diferentes denominaciones que suponemos coincidentes, el castillo aparece citado en algunas fuentes árabes de los siglos VIII al X y en la documentación latina de finales del XI y los comienzos del XII. A partir del año 1132, las referencias escritas a la fortaleza, que geográficamente situaríamos hoy en la zona meridional de la actual comarca de la Ribagorza, desaparecen por completo.
Por algunos documentos cristianos bastante fiables, sabemos que la conquista del Castro Muñones a los musulmanes se produjo probablemente en el año 1081 y que su toma, junto a la de otros castillos próximos, resultó determinante para la conquista definitiva de Graus en el año 1083. El rey aragonés Sancho Ramírez no quiso caer en lo que consideraba un error de precipitación de su padre, Ramiro I, que encontró la muerte en su intento de tomar Graus en 1063. Por ello, recurrió a la estrategia de someter a un cerco asfixiante a la plaza grausina, conquistando antes los diferentes castillos que la circundaban y cerrando así los caminos que pudieran traer refuerzos desde el sur hasta la capital ribagorzana como le había ocurrido, unos años antes y para su desgracia, a su progenitor. En esa táctica resultaba fundamental la conquista de las fortalezas de Muñones, Lumbierre y Castro, que controlaban el acceso a Graus desde las importantes plazas árabes más meridionales. De los citados documentos se desprende que el monarca aragonés recurrió incluso a la compra de traidores, cuyos nombres se citan y a los que luego se recompensó por su favor, para acelerar la caída de estos estratégicos enclaves.
Si no hay ninguna duda de la ubicación de los antiguos castillos de Lumbierre -lugar al que dediqué hace unos años un artículo en estas mismas páginas- y Castro, uno a cada lado de la actual presa del embalse de Barasona a la entrada norte del congosto de Olvena, no ha estado nunca muy claro dónde se encontraba la importante fortaleza de Muñones. En el siglo XVI, el historiador zaragozano Jerónimo Zurita escribió escuetamente que se hallaba “cerca de Secastilla”. El doctor Cardús, en un artículo publicado en 1955 en “El Cruzado aragonés”, la sitúa en la partida denominada El Castiello, a algo más de tres kilómetros de dicha población ribagorzana. Desde entonces, tradicionalmente, se ha creído que el castro de Muñones se encontraba en ese lugar. Así lo consideró también Concepción Giménez Batarech, en su trabajo “El castillo de Muñones” publicado en 1988 en la revista “Argensola”, y algunos otros historiadores y estudiosos.
Los restos del castillo de Secastilla situados en la partida denominada El Castiello son bastante escasos. Se encuentran en un cerro rocoso visible desde Secastilla y a una hora de camino desde esta localidad. Se llega andando por el PR-HU77 que va de Secastilla a Puy de Cinca, siguiendo primero el cauce seco del río Sosa y subiendo después por su margen derecha. Tras una empinada subida, y cuando el camino comienza a llanear, podemos ver a la izquierda del sendero el citado cerro rocoso y los escasos restos del viejo castillo. En lo alto del roquedo queda en pie un lienzo de sillares de conglomerado perteneciente a la fortaleza. Un poco más abajo, hacia la base del cerro y entre la vegetación, pueden verse algunos otros restos de muros. Según los entendidos que han escrito sobre él, se trataría de un castillo árabe, probablemente del siglo X o principios del XI. Siguiendo por el mismo PR-HU77, unos doscientos metros más hacia delante y muy cerca del camino pero ahora a su derecha, se encuentran las ruinas de la ermita de San Valero. De estilo románico, conserva parte de sus gruesos muros con su ábside orientado al este. Una magnífica descripción de los restos del castillo y de la ermita puede encontrarse en la página web de Juan José Omedes (romanicoaragones.com), con texto y fotografías de Francisco Martí, cuyas precisas indicaciones que desde aquí agradezco me permitieron encontrar el enclave sin demasiada dificultad.
Según cuenta José Miguel Pesqué Lecina en su libro “Secastilla. Recuerdos y vivencias”, editado por la Diputación de Huesca en 2009, en la partida de El Castiello estuvo antiguamente el originario pueblo de Secastilla, cuyo topónimo habría sido antes Socastiello, derivado del latín “sub castellum”, es decir, “debajo del castillo”. Pesqué rechaza la etimología popular que vincula el topónimo Secastilla con “septa castella” (“siete castillos”) y descarta que la fortaleza de la partida de El Castiello se corresponda con el castillo de Muñones. Tampoco cree que éste se encontrara en el cerro del Calvario de La Puebla de Castro, al que enseguida nos vamos a referir, y estima que el enclave defensivo de Muñones sería muy probablemente, por su situación estratégica, el llamado castillo de Castro, ligeramente más al sur, en el término municipal de esa misma población ribagorzana, en el lugar donde se halla perfectamente conservada la magnífica ermita románica de San Román.
Como se sabe, en la ladera meridional del cerro del Calvario de La Puebla de Castro se encuentran los restos de la antigua ciudad romana de Labitolosa. En las excavaciones que desde 1991 se realizan cada verano en la zona, se descubrieron hace unos años, en lo alto del citado cerro, en su parte más occidental, las ruinas de una antigua torre musulmana. Las sucesivas excavaciones posteriores han ido confirmando la existencia en el lugar de una importante fortaleza árabe del periodo medieval. Ángeles Magallón Botaya, que dirige los trabajos arqueológicos en Labitolosa, y José Ángel Asensio Esteban publicaron, en el número especial de San Lorenzo de este diario del año 2007, un artículo titulado “La fortaleza hispano-musulmana de La Puebla de Castro” en el que consideraban que dicho conjunto fortificado se correspondía con el castro Muñones de la documentación medieval. Los mismos profesores, junto a Fernando López Gracia, profundizaron en esa misma tesis en un completo trabajo publicado en el nº 20 de la revista “Aragón en la Edad Media” que llevaba el explícito título de “La fortaleza andalusí del Cerro Calvario (La Puebla de Castro, Huesca). Propuesta de identificación de la misma con Castro Muñones”. J. A. Asensio y M. A. Magallón acaban de publicar, ahondando en el mismo tema, el libro “La fortaleza medieval del cerro Calvario, en La Puebla de Castro: un hisno en el extremo norte de la Marca Superior de al-Andalus” (Colección Perfil de Las Guías de Patrimonio Aragonés, nº 3).
El término “Muñones” puede tener el significado de “muñón o protuberancia”, que en este caso estaría referida a una elevación de terreno, acorde con su ubicación en lo alto de un cerro. Sin embargo, el nombre también podría vincularse con el antropónimo romano Munio, y de esta manera establecerse una posible conexión con alguno de los personajes importantes documentados en la ciudad romana de Labitolosa.
Por las dimensiones y características que van tomando los restos hallados en el cerro del Calvario de La Puebla de Castro, parece que podría tratarse de un “hisn” musulmán, es decir, una fortaleza central y más importante de la que dependerían otras menores de segundo orden. El conjunto fortificado musulmán habría mantenido su importancia durante un tiempo tras su conquista cristiana para caer después en el abandono y el olvido, como siglos antes le había ocurrido a la vecina Labitolosa.
Los descubrimientos arqueológicos recientes y los estudios citados de Asensio y Magallón parecen confirmar definitivamente la hipótesis de que fuera en el cerro del Calvario de La Puebla de Castro donde se encontrara el antiguo castillo de Muñones, una importante fortaleza andalusí de la zona norte de la Barbitaniya cuya toma a finales del siglo XI supuso un fuerte impulso para la expansión territorial de los cristianos aragoneses.
Carlos Bravo Suárez
Artículo publicado en Diario del Alto Aragón.
Imágenes: Cerro del calvario con los restos del castillo de Muñones - dos fotos; en la segunda, los restos del castillo en lo alto a la izquierda y los de Labitolosa a la derecha-, cerro donde se encuentran los restos del castillo de Secastilla, lienzo del castillo de Secastilla y restos de la ermita de San Valero -dos últimas fotos-.