domingo, 14 de julio de 2024

SE REEDITA "EL PEÓN EN EL TABLERO", UNA NOVELA BREVE DE IRÈNE NÉMIROVSKY


 

Irène Némirovsky (1903 - 1942) nació en Kiev en el seno de una acaudalada familia judía que, en 1919, huyó de la revolución bolchevique para afincarse en París. Hija única, tuvo una infancia no demasiado feliz y solitaria, aunque en la capital francesa recibió una educación exquisita y esmerada. Debutó en la literatura con 19 años con un texto publicado en una importante revista de la época. Se licenció en Letras en la Universidad de la Sorbona y. en 1929, saltó a la fama literaria con el gran éxito obtenido por su novela “David Golder”, ya en formato libro. En los años treinta, publicó un buen número de novelas que la convirtieron en una de las escritoras más prestigiosas de Francia.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión alemana de Francia marcaron trágicamente su destino. Su solicitud de la nacionalidad francesa fue denegada varias veces por el régimen de Vichy y, en 1942, fue detenida y deportada a Auschwitz, donde murió asesinada junto con su marido, Michel Epstein. En 2002, y de manera casual, sus hijas descubrieron el manuscrito de su novela “Suite francesa”, que fue publicada en 2004 y obtuvo un enorme éxito, recibió importantes galardones a título póstumo y se convirtió en su obra cumbre y más conocida. La obra literaria de Irène Némirovsky sigue estando de actualidad y sus novelas se siguen traduciendo y reeditando en numerosos países. En España, la editorial Salamandra, al igual que ha hecho con otros libros de la autora, acaba de reeditar “El peón en el tablero”, con traducción del francés de José Antonio Soriano Marco.

“El peón en el tablero” es una novela corta que fue publicada originariamente en Francia en 1934. Está ambientada en el París de esa misma época, en la década de los años treinta, en un periodo de entreguerras marcado por una aguda crisis económica y social. Su protagonista es Christophe  Bohun, un hombre de cuarenta y tres años, que vive en un espacioso piso de París, propiedad de su padre, un anciano moribundo que fue un antiguo magnate del acero y del petróleo, cuyo posterior fracaso financiero lo obligó a vender su empresa a uno de sus socios. Christophe, por recomendación de su padre, trabaja en esa misma empresa con un modesto sueldo y en un puesto monótono que desempeña con desgana y no le proporciona ninguna satisfacción. Además de con su padre, que se ha reservado una pequeña parte de la casa y un sirviente personal, Christophe vive con su mujer Geneviève, su hijo Philippe, de 18 años, y su prima Murielle, separada de su marido. Aunque aparece algún otro muy secundario, estos son, prácticamente, los únicos personajes del libro. Cinco personajes en distintos momentos de la vida y con muy distintas experiencias pasadas y expectativas futuras.

El eje principal del relato es el carácter de Christophe y su devenir familiar, anímico y económico. Se trata de un hombre abúlico, insatisfecho y sin ninguna ilusión por la vida. Así lo expresa él mismo al inicio de la novela: “Pero si me dijeran ‘Mañana morirás’, no me pesaría ni por un instante: no amo la vida. No hay en ella nada bueno salvo lo físico, como suele decirse del amor. Me gustaría ser un animal, una planta, una piedra”. “¡Una existencia humana, que consista en algo más que la preocupación por el dinero, por la comida diaria y por el trabajo!”. Algunos días de lluvia, al salir de casa, me dan ganas de tenderme en mitad de la calle y esperar a que el primer autobús que pase se me lleve por delante”.

Toda la novela desprende un aire gris y desencantado, con el que tal vez la autora, a través de su personaje, un simple peón en el tablero, pretende mostrar el momento general de desasosiego y desilusión que vive la sociedad de la época, y que presagia el desastre que se avecina. La novela adquiere así un tono de un marcado pesimismo, que la inscribe en las corrientes literarias y filosóficas de corte existencialista. Aunque para algunos lectores, la narración tal vez se resienta de cierta falta de trama y movimiento, la autora pretendió, con una prosa directa, ágil y desnuda, condensar en un relato breve toda una visión trágica y fatalista de la existencia humana. La frecuente reedición y demanda de sus obras parece indicar la vigencia de la literatura de Irène Némirovsky en nuestros días. Una vigencia que es aún más evidente en la novela que acabamos de reseñar.  

“El peón en el tablero”. Irène Némirovsky. Salamandra. 2024. 208 páginas

domingo, 30 de junio de 2024

"EL AMO DE LA PISTA", LA NUEVA NOVELA DE LUIS MATEO DÍEZ, PREMIO CERVANTES 2023

Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) es uno de los grandes escritores actuales en lengua española. En reconocimiento a su brillante y dilatada carrera literaria, el autor leonés recibió el pasado año el Premio Cervantes, el más importante galardón de las letras hispanas. El jurado lo eligió “por su prosa singular, que sorprende por sus continuos y nuevos desafíos, su pericia y dominio del lenguaje, así como su humor expresionista con el que retrata la complejidad humana”. Miembro de la Real Academia Española desde 2001, ha obtenido por dos veces el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica con sus novelas “La fuente de la edad” (1986) y “La ruina del cielo” (1999). Ha publicado más de una veintena de novelas, además de numerosos libros de relatos y algunos ensayos. Coincidiendo con la reciente entrega del Premio Cervantes, la editorial Alfaguara ha publicado “El amo de la pista”, su última novela.

“El amo de la pista” se inscribe plenamente en las características propias de la narrativa de Luis Mateo Díez, alejada por completo de cualquier pauta realista y convencional a la hora de abordar su lectura. Nos encontramos de nuevo aquí con una historia totalmente inventada, con unos parámetros tragicómicos, poblada de personajes estrafalarios y atípicos, siempre antihéroes o héroes del fracaso, en una especie de extravío literario, lleno de irrealidades, tan habitual en la escritura del autor leonés. La historia transcurre también en esta ocasión en una geografía inventada, en una de esas ciudades de sombras del reino o la comarca de Celama. Esta vez, en la ciudad de Borenes, con todo un universo de nombres inventados para sus barrios, calles, plazas y rincones, por los que deambulan casi en soledad los personajes del libro. Y con ese cine Paladio y su concurrida “fila de los mancos”.

El protagonista y narrador en primera persona de la novela se apellida Cantero, un joven desorientado, frágil y pusilánime, que quedó huérfano y fue acogido por sus tíos, Romero y Calacita, que no tenían hijos. Su tío se siente traicionado por él y lo expulsa de su casa sin contemplaciones. Ya en el instituto, Cantero cayó bajo la influencia de Cirro Cobalto (el amo de la pista), un tipo petulante y mistificador que lo embauca y dirige sus pasos. Siempre a la espera de grandes acontecimientos futuros, lo pondrá en contacto con dos nuevos personajes, el misterioso Lombardo y la guapa y no menos enigmática Denís, con quienes vivirá rocambolescas y disparatadas situaciones, entre la irrealidad y el surrealismo. Cantero se alojará en la pensión Estepa, regentada por una mujer turca que siempre habla de sí misma en tercera persona, y donde también residen dos atractivas moscovitas, unos cuantos balcánicos y un ilusionista que actúa en la ciudad. Uno de los aspectos más sólidos de las novelas de Mateo Díez son los personajes. A los ya citados hay que añadir en esta novela a don Gardiel, un médico inhabilitado, deseoso siempre de operar a cualquier precio; o a Parmeno, un exseminarista algo meapilas obsesionado con el pecado y la confesión, defensor incluso del castigo físico para alejar los malos pensamientos. Y, por descontado, el tío Romero y, mucho más, la fogosa tía Calacita, muy presente en el relato.

Luis  Mateo Díez es un novelista excepcional y extraordinario, original y diferente. Que escribe con una prosa de periodo largo, una sintaxis con abundancia de oraciones subordinadas y un léxico muy rico y algo añejo. Un clásico, sin duda de estirpe cervantina, que puede parecer de épocas pasadas. Dicho esto como alabanza, pues hoy, por desgracia, son muy pocos los que escriben con su solvencia y exquisitez. “El amo de la pista” destila ingenio e imaginación. Siempre lejos de cualquier realismo convencional y con un enfoque expresionista, la novela conjuga un sentido del humor disparatado y del absurdo con un transfondo melancólico y una preocupación por la dimensión moral de los personajes. Alerta a la vez del peligro de los manipuladores y del riesgo, tan real en nuestro tiempo, de ser embaucados por mistificadores carentes de principios que solo buscan su interés.

A sus 82 años, Luis Mateo Díez sigue siendo un escritor prolífico, de portentosa lucidez y enorme maestría literaria. No parece exagerado pensar, y así lo deseamos para nuestro propio disfrute lector, que de su pluma y su imaginación surjan nuevas y brillantes narraciones que se añadan a su ya impecable y extraordinaria trayectoria.

“El amo de la pista”. Luis Mateo Díez. Alfaguara. 2024. 296 páginas

 

sábado, 22 de junio de 2024

EXCURSIÓN CONJUNTA DE MAB Y CER DEL VALLE DE ARÁN A FRANCIA



El pasado domingo, los clubes Montañeros de Aragón de Barbastro y Centro Excursionista Ribagorza de Graus realizaron una excursión desde la localidad aranesa de Bossòst a la francesa de Arlos, siguiendo las orillas del río Garona. La actividad se enmarca en el proyecto común del llamado “Camino del destierro del obispo San Ramón”, iniciado hace ya varios años por ambos clubes. Un año más, y ya van siete, la propuesta conjunta obtuvo una exitosa respuesta y contó con la participación de 49 excursionistas. El club barbastrense comenzó primero este proyecto desde la propia capital del Somontano y, en 2016, el CER se sumó a él en una etapa entre las poblaciones ribagorzanas de Capella y Roda. El próximo 29 de septiembre, ambos clubes darán por terminado este recorrido transfronterizo por etapas con la llegada a la población francesa de Saint Bertrand de Comminges.

El domingo, los 37 participantes del club barbastrense salieron de la capital del Somontano en autobús a las 7 horas y recogieron a los del CER en Graus a las 7.30, para seguir por carretera hasta Bossost, donde se unieron varios miembros más del CER que se había desplazado hasta allí en coche desde Benasque. A las 9.30 horas, comenzó la caminata desde el centro de Bossost, siempre en dirección al norte y por la margen derecha del río Garona. Enseguida llegamos a la localidad de Les y, pasada esta, hicimos una primera parada junto a una bonita ermita románica dedicada a San Blas.

Seguimos, siempre junto al río Garona, por verdes senderos entre húmedos y frondosos bosques y evitando la carretera que transitaba en paralelo por la otra orilla del río. Tras algunos tramos más estrechos en sube y baja que obligaban a prestar toda la atención, llegamos a Pont de Rei. Allí, con la amable ayuda de los Mossos de Escuadra, cruzamos la carretera y pasamos a la margen izquierda del río, entrando enseguida en territorio francés. Junto a un pequeño embalse, hicimos una parada para comer y continuamos por un carril bici asfaltado que transitaba junto a un canal de aguas azules. Sobre las tres de la tarde, llegamos a Arlos, donde ya nos esperaba el autobús. Habíamos recorrido 17,5 km, con 350 m. de desnivel negativo y 170 positivo, en unas cinco horas y media. A la vuelta, hicimos una parada en Bossòst para tomar un refresco y comentar la excursión. El 29 de septiembre, volveremos a Francia para llegar a Saint Bertrand de Comminges y dar por terminado este recorrido por etapas que empezamos hace unos años y que nos ha permitido disfrutar conjuntamente de la historia, el patrimonio, los paisajes y la convivencia y camaradería montañeras.

sábado, 15 de junio de 2024

POLILLA


Nacida en Barcelona en 1985, Alba Muñoz es periodista y escritora y trabaja en comunicación y como guionista en diversos proyectos audiovisuales. Ha sido también reportera independiente en los Balcanes, Oriente Medio y Sudeste Asiático entre otras zonas del mundo. En 2018 y 2019, vivió en Sudáfrica y ha colaborado en diferentes medios de comunicación y diarios españoles. Ahora, la editorial Alfaguara acaba de publicar “Polilla”, su primera novela.

Narrada en primera persona, “Polilla” es una novela que mezcla el reportaje periodístico con la autobiografía. Se trata, en cierto modo, de una crónica periodística convertida en ficción. O, como ha expresado la propia autora en alguna entrevista, de “una autobiografía novelada, una no ficción escrita con las herramientas de la ficción, de la novela”. A partir de una investigación periodística, la autora indaga también sobre sí misma en el pasado y el presente, sobre sus relaciones familiares y su propia vida sentimental, amorosa y sexual.

 Buena parte de “Polilla” transcurre en Bosnia. Con 21 años, la autora, a través de un anuncio en el tablón de la Universidad de Barcelona, se apunta a una expedición periodística a Bosnia, con la intención de investigar el tráfico de mujeres que, según algunos informes devastadores, situaban al nuevo país balcánico como el burdel de Europa. Tras los acuerdos de paz de diciembre de 1998, la presencia de numerosos funcionarios internacionales y de cascos azules de la ONU y soldados de la OTAN propició la llegada de gran número de mujeres procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas, que acabaron trabajando como prostitutas en los burdeles bosnios. El escándalo internacional hizo que el nuevo gobierno bosnio cerrara esos prostíbulos, pero ello supuso la creación de redes clandestinas de prostitutas bosnias, controladas por las siniestras y violentas mafias locales. Algunas organizaciones trabajan para ayudar a esas mujeres sacándolas de la influencia de las mafias y protegiéndolas en secretas casas de acogida. Sobre ese problema y su situación presente pretende investigar la narradora en su primer y sus sucesivos viajes a Bosnia. Alba conocerá a una mujer bosnia que trabaja en las casas secretas de acogida y ella la pondrá en contacto con algunas jóvenes que habían sido prostituidas.

Por otro lado, en su primer viaje a Bosnia, la joven periodista conoce a Darko, un chico bosnio que en ese momento está en Sarajevo trabajando como traductor. Curiosamente, Darko vive en Barcelona, donde se exilió tras la guerra yugoslava, y habla castellano y catalán. La intensa relación entre ambos es otro de los ejes narrativos del libro. Como también lo es la relación familiar de la joven con su padre y en menor medida con su madre. La narradora analiza introspectivamente su experiencia amorosa con Darko y retrospectivamente sus vínculos familiares con sus progenitores y las de ellos entre sí. Por cierto, el título del libro procede de la manera como el padre llamaba a su hija cuando era niña. Aunque, metafóricamente, podría entenderse como la atracción que esos insectos sienten por el fuego pese al riesgo de quemarse al acercarse a él.

Parte importante de la novela es la visión que en ella se da de la actual Bosnia. Cuando se escribe el libro, han pasado quince años desde los acuerdos de paz de Dayton y Bosnia sigue siendo una sociedad empobrecida donde las mafias campan a sus anchas. Lo expresa así Fadilla, una de las mujeres bosnias que aparecen en la novela: “Bosnia está atravesando tres transiciones a la vez: de la guerra a la paz, del comunismo al capitalismo y de un sistema político controlado a una hipotética democracia. Después de la guerra nos convertimos en un bebé tutelado por papá Estados Unidos y mamá Europa. Papi y mami siguen estando ahí, pero sabemos que nos han abandonado. Los poderosos son criminales, se hicieron ricos durante la guerra. Conozco los índices de corrupción y crimen organizado. ¡La mafia es lo único que funciona en este país!”. La capital Sarajevo es también desmitificada y vista como una ciudad sucia, donde conviven señoriales edificios austrohúngaros, viejas mezquitas otomanas, una catedral, gigantescos bloques de estilo soviético y una biblioteca de factura morisca que fue pasto de las llamas.

Por su original combinación de crónica periodística y relato autobiográfico, por los interesantes temas que trata, por su estructura narrativa y su prosa ágil y eficaz, “Polilla” supone un brillante debut de Alba Muñoz en el mundo de la narrativa. Esperemos que este prometedor inicio tenga continuidad en el futuro.

“Polilla”. Alba Muñoz. Alfaguara. 2024. 192 páginas.


domingo, 2 de junio de 2024

NUEVOS CUENTOS DE MARIANA ENRÍQUEZ


 

Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) es una escritora de culto y una de las voces más destacadas de la literatura argentina actual. Hasta el punto de convertirse en un fenómeno social en su país y, como si fuera una estrella del rock, llenar los teatros donde lee sus textos, presenta sus libros o es entrevistada. Enríquez es periodista y docente y ha publicado las novelas “Bajar es lo peor” (1995), “Cómo desaparecer completamente” (2004), “Este es el mar” (2017) y, sobre todo, “Nuestra parte de noche”, obra con la que ganó Premio Herralde de Novela en 2019 y que la consagró internacionalmente. Además de cultivar otros géneros literarios, la escritora es apreciada especialmente por sus libros de cuentos: “Los peligros de fumar en la cama” (2009), “Las cosas que perdimos en el fuego” (2016, y reseñada en esta sección) y “Un lugar soleado para gente sombría”, recientemente publicada en nuestro país, como todos sus libros anteriores, por Anagrama.

“Un lugar soleado para gente sombría” contiene, igual que sus otros dos libros de relatos, doce cuentos que pueden inscribirse de manera general en el denominado género de terror. Pero este género adquiere en la narrativa de la escritora argentina unas características y connotaciones propias y personales. En estos cuentos se produce una equilibrada simbiosis entre la realidad y la fantasía. Se parte de un relato que describe realidades cotidianas en barrios urbanos o poblaciones rurales, con problemas de delincuencia, drogadicción, inseguridad, enfermedad o despoblación y abandono, a los que se van incorporando elementos de terror y fantasía, que se van adueñando de la narración y elevan la inquietud en el lector. Y este tránsito se hace de manera fluida, sin cambios demasiado bruscos ni violentos. Como si esos terrores ya estuvieran dentro de la realidad y formaran parte o surgieran de ella. Pareciendo en ocasiones que esos horrores crecientes fueran, en cierto modo, producto de los propios miedos que los personajes llevan dentro de ellos mismos.

En “Mis muertos tristes”, una mujer, que vive en un barrio cuyos habitantes se sienten asediados por la creciente delincuencia, habla con los fantasmas de su madre y de algunas víctimas de la violencia que la inseguridad ciudadana desencadena. “Los pájaros de la noche” parte de algunas leyendas de la región de Paraná, según las cuales algunas mujeres eran castigadas y convertidas en pájaros. “La desgracia en la cara” hace referencia a la enfermedad monstruosa que se transmite entre las mujeres de una familia. En “Julie”, uno de mis relatos preferidos, se nos presenta a una familia argentina que vive en Estados Unidos y vuelve a Argentina, de cuya sociedad y sus defectos no dejan que quejarse, para tratar el extraño caso de su hija y sus supuestas relaciones sexuales con fantasmas. En “Metamorfosis”, encontramos de nuevo la relación de una mujer madura con su cuerpo enfermo. También la enfermedad protagoniza “La mujer que sufre”. “Un lugar soleado para gente sombría”, que da título al libro, transcurre en Los Ángeles y tiene como tema principal la muerte de la joven Elisa Lam, personaje real cuyo cadáver apareció en el tanque de agua del céntrico Hotel Cecil de la ciudad californiana. “Los himno de las hienas” es un relato en el que el horror surge de un lugar donde ocurrieron hechos siniestros durante la dictadura militar argentina. En “Diferentes colores hechos de lágrimas”, título de una canción del grupo musical The Velvet Underground, son los vestidos de mujeres maltratadas los que se impregnan y transmiten el terror. Un hecho trágico de la infancia persigue a los personajes en “Cementerio de heladeras”. “Un artista local” es el relato que más me ha gustado del libro. Tiene la atmósfera de algunos cuentos de Lovecraft y transcurre en un pueblo perdido, arruinado desde que el tren dejó de pasar por él, donde llueve sin parar y vive un extraño pintor. Cierra el libro “Ojos negros”, una historia angustiante en un centro de acogida de personas sin hogar.

Aunque los relatos de Marina Enríquez pueden inscribirse en la brillante tradición cuentista argentina, cuya lista integran, entre otras, figuras tan destacadas como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares o Roberto Arlt, las influencias temáticas de la escritora son sobre todo anglosajonas. De autores como Stephen King, Thomas Ligotti, Jack Kerouac, Comarc MacCarthy, Edgar Allan Poe, Henry James o H. P. Lovecraft. Y con concomitancias evidentes con escritoras argentinas coetáneas como la magnífica Samanta Schweblin. También son destacables las influencias musicales. La escritora es una gran aficionada a la música rock y, al final del libro, cita algunos discos y canciones que la acompañaron mientras escribía el libro.

En cualquier caso, los cuentos de Mariana Enríquez tienen un toque personal e intransferible y una ambientación específica que los hacen únicos, distintos y sumamente sugerentes. Unas magníficas narraciones en las que no es fácil establecer con nitidez la frontera entre la realidad y la fantasía. La escritora argentina se ha convertido por mérito propio en una de las maestras más reconocidas del relato de terror contemporáneo.

“Un lugar soleado para gente sombría”. Mariana Enríquez. Anagrama. 2024. 232 páginas.


sábado, 18 de mayo de 2024

EL NIÑO


Tras el enorme éxito de su novela “Patria” en 2016, Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) se ha convertido en una referencia imprescindible de la literatura española actual. El escritor vasco, afincado desde hace años en Alemania, es autor de trece novelas, siete libros de relatos, tres ensayos, siete libros de poesía y cinco traducciones del alemán al castellano. Ha recibido numerosos premios literarios y varias de sus novelas han sido llevadas al cine o la televisión. Ahora acaba de publicar “El niño”, el cuarto de los libros de su serie Gentes vascas, cuyos antecesores son “Los peces de la amargura” (2006), “Años lentos” (2012) e “Hijos de la fábula” (2023).

“El niño” es una novela breve que sigue el esquema galdosiano de situar unos personajes ficticios en un contexto real. El punto de partida es un suceso trágico ocurrido en octubre de 1980 en la localidad vizcaína de Ortuella, próxima a Bilbao, donde cincuenta niños de cinco y seis años y tres adultos murieron en una escuela de EGB por una explosión de gas. Sobre este fondo dramático, el escritor pone el foco narrativo en la repercusión que este hecho tiene sobre una familia ficticia, que ha perdido a su único hijo en el fatídico accidente. La familia está compuesta por el abuelo y los padres. Personaje fundamental de la novela es el abuelo Nicasio, que parece no aceptar la tragedia y vive como si su nieto Nuco, al que va a visitar cada jueves al cementerio, siguiera vivo. Los padres intentan afrontar y superar el trauma de la pérdida desde el carácter y la personalidad de cada uno. Mariaje es una mujer fuerte, luchadora, capaz de sobreponerse a lo peor y buscar soluciones prácticas. Una mujer vasca en la línea de otros personajes femeninos de Aramburu. José Miguel es un hombre fornido y a la vez tierno, pero moralmente más frágil y atormentado. Junto a estos tres personajes principales, aparecen algunos otros mucho más secundarios, como la abuela Candelaria, siempre añorante de su Extremadura natal, y ya fallecida cuando ocurre el accidente, y algunos vecinos y conocidos del pueblo.

Con este argumento tan luctuoso y dramático, el autor evita con solvencia el riesgo de incurrir en el exceso de sentimentalismo y emotividad. Y lo hace principalmente a través de un estilo sobrio, alejado de cualquier barroquismo y digresión innecesaria, que busca sobre todo la simplicidad y la precisión extrema. Con un relato breve y sucinto y un registro lingüístico conciso y escueto, escaso de adjetivación y con las descripciones mínimas e imprescindibles. Estructurado en capítulos breves y de lectura rápida, fácil y muy ágil.

Elemento destacadísimo de la novela es el uso de varias voces narrativas que aportan diversas perspectivas y puntos de vista a la lectura. Por un lado, encontramos un narrador en tercera persona, omnisciente y objetivo, que nos cuenta  las andanzas del abuelo Nicasio: sus idas y venidas del cementerio y su relación póstuma con su nieto muerto y con su hija y su yerno. Por otro lado, una parte del relato está contado por la madre del niño, que se convierte en informante del novelista, al que se dirige en ocasiones y a quien impone algunas condiciones sobre cuestiones que deben aparecer o no en el relato. Pero el aspecto más interesante e innovador de “El niño” es la personificación del texto en varios capítulos del libro. Aramburu ya había usado este recurso en alguna otra ocasión, pero no de manera tan destacada y seguida como en esta novela. Incluso ya desde su inicio, el novelista advierte al lector de este recurso, informándole de que los capítulos en los que el texto interviene como personaje están escritos en letra cursiva. En estos capítulos, que se intercalan a lo largo de la novela, el texto interviene con voz propia y en primera persona, haciendo algunos reproches al autor o revelando informaciones que este usó para la confección de la novela y que después eliminó o no tuvo a bien incluir en ella. Aunque el propio escritor advierte al inicio al lector que puede saltar estos capítulos, que no afectan al meollo de la historia que va a contar, en  mi opinión, constituyen todo un logro narrativo y aportan informaciones muy interesantes sobre la elaboración y el proceso creativo de la novela.

Fernando Aramburu demuestra una vez más que domina diversos registros narrativos y no puede encasillarse en ninguno de ellos. Puede escribir novelas largas y densas, divertimentos narrativos, relatos breves, ensayos, poesía… “El niño” es una novela corta pero muy intensa, conmovedora y tierna, a la vez que dura y desnuda de todo artificio superfluo, que narra las diferentes estrategias de los miembros de una familia para afrontar e intentar superar el trauma provocado por la trágica pérdida de un hijo. Una novela que deja una honda huella en el lector.

“El niño”. Fernando Aramburu. Tusquets Editores. 2024. 272 páginas.

sábado, 4 de mayo de 2024

EL REY DE VARSOVIA

“El rey de Varsovia” es la primera novela que se publica en España del escritor polaco Szczepan Twardoch (Zernika, 1979), autor de cuatro libros de relatos y diez novelas, ganador de varios premios literarios y considerado uno de los más sólidos valores actuales de las letras polacas. “El rey de Varsovia” fue publicada originariamente en Polonia en 2016 y ha sido objeto de una exitosa serie televisiva. Ahora, la exquisita Acantilado la ha editado en nuestro país en una traducción del polaco a cargo de Bogumila Wyrzykowska y Ester Rabasco. Una magnifica edición que incluye abundantes notas aclaratorias y un glosario final de términos hebreos y yiddish que ayudan a la mejor comprensión del texto

“El rey de Varsovia” transcurre en la convulsa Varsovia de los años treinta del pasado siglo, en los preludios de la Segunda Guerra Mundial, poco antes de la invasión nazi de Polonia y de la aplicación de su política de guetos y deportaciones. El protagonista es Jakup Szapiro, un boxeador judío que, además de destacar en la práctica del pugilato y ser, por ello, un héroe en su círculo hebreo, es también un matón de una mafia (dirigida por un despiadado “padrino”, anteriormente miembro del partido socialista) que aterroriza a la comunidad judía de Varsovia. Sus  extorsiones económicas proporcionan a la banda una vida lujosa y desahogada, envuelta en violencia física, sexo, prostitución, drogas y alcohol.

 El relato se inicia con la victoria de Jakub sobre otro boxeador polaco, en un combate que muestra en el público la gran rivalidad entre los clubes Macabi y Legia, a los que pertenecen respectivamente ambos púgiles y que reflejan el odio entre las dos comunidades de la ciudad: la judía y la polaca cristiana. El gobierno polaco del momento prepara ya leyes antisemitas que poco después los nazis invasores van a aplicar con mayor dimensión y saña. Por otro lado, empieza a tomar cuerpo entre la comunidad judía de Varsovia el deseo de emigrar a Palestina para integrarse en el incipiente estado israelí que allí se está creando. Además del logradísimo Jakup Szapiro, por las páginas del libro desfilan un buen número de magníficos personajes secundarios, que componen un representativo espectro social de una parte de la sociedad varsoviana y, principalmente, de sus bajos fondos. Como indica el crítico Federico Aguilar, encontramos, “una siniestra galería de personajes, igualmente sin escrúpulos, compuesta por confidentes, pistoleros, arribistas, intrigantes, asesinos, funcionarios corruptos...” Uno de los lugares de encuentro de todos ellos es un lujoso burdel regentado por una “madame”, otrora amante de Szapiro.

Uno de los aspectos más destacados de “El rey de Varsovia” es su estructura narrativa y la figura del narrador, en la que no se puede ahondar aquí demasiado para no destripar el relato al lector. El narrador es Mojżesz Bernsztajn, que tenía diecisiete años cuando Jakup Szapiro mató a su padre por no pagar el impuesto de su pequeño comercio a la mafia del barrio judío de Varsovia. Mojżesz Bernsztajn tiene ahora setenta y siete años y vive en Tel Aviv, a donde emigró. Así se presenta él mismo al inicio del libro: “A mi padre lo mató un judío alto, atractivo, ancho de hombros y con una robusta espalda de boxeador macabeo. Ahora está de pie en el cuadrilátero, es el último combate de esta noche y el último asalto de la pelea, y yo lo observo desde la primera fila. Me llamo Mojżesz Bernsztajn, tengo diecisiete años y no existo. Me llamo Mojżesz Bernsztajn, tengo diecisiete años y no soy un ser humano, no soy nadie, no estoy en parte alguna, no existo, soy un pobre y miserable hijo de nadie, y ahora estoy mirando al hombre que mató a mi padre, lo estoy mirando mientras él, bello y fuerte, está de pie en el cuadrilátero. Me llamo Mojżesz Inbar, tengo sesenta y siete años. He cambiado de apellido. Estoy sentado frente a una máquina de escribir y estoy escribiendo. No soy un ser humano. No tengo apellido. El boxeador del cuadrilátero se llama Jakub Szapiro”.

“El rey de Varsovia” combina con maestría un documentado sustrato realista, político y social, sobre la Varsovia de los años treinta con un trepidante relato de género negro, que va ganando en ritmo y acción desenfrenada a medida que avanzan sus páginas. En una suma de variados registros argumentales, encontramos desde algún elemento de tipo surrealista, como el cachalote que solo ve el narrador, hasta algunas profundas reflexiones morales sobre la condición humana y muchos momentos de violencia descritos con suma crudeza. La crítica literaria Ana Calvo lo ha resumido muy bien: “El rey de Varsovia’ es una novela nihilista, hiperbólica y magnética, que puede herir la sensibilidad del lector. Szczepan Twardoch muestra los oscuros abismos infernales, donde impera una maldad, de la que resulta imposible escapar”.

Se ha destacado el aliento tolstoiano que late en la novela, pero hay que señalar las muchas concomitancias en la descripción del gueto judío de Varsovia de los años treinta con las narraciones del escritor judío polaco Isaac Bashevis Singer, en especial con “Keyle la Pelirroja”, publicada también recientemente por Acantilado y reseñada en esta sección. “El rey de Varsovia” es una novela sobresaliente, de una calidad literaria muy por encima de la media.

“El rey de Varsovia”. Szczepan Twardoch. Acantilado. 2013. 448 páginas.