domingo, 25 de abril de 2021

VIDAS SAMURÁIS

“Vidas samuráis” es la primera novela de Julia Sabina (Madrid, 1982), doctora en Ciencias de la Comunicación y Estudios Cinematográficos por la Universidad de la Sorbonne de París y actualmente profesora de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Alcalá. Con “Vidas samuráis”, que ya va por su segunda edición, ha tenido un exitoso y prometedor debut en el mundo de la literatura.

“Vidas samuráis” está narrada en primera persona por Maribel, una joven veinteañera madrileña que, tras terminar Historia del Arte y salir de una ruptura sentimental con su novio, pide una beca para realizar su tesis doctoral en una universidad francesa. Aunque ella prefería París, la poco cuantiosa beca le es concedida para Lille, una ciudad más pequeña y periférica donde va a transcurrir prácticamente toda la novela. En su deseo de integrarse en la vida francesa, Maribel afrontará allí una serie de situaciones nuevas, tanto académicas como sentimentales. Vivirá al principio en una residencia de estudiantes, buscará otra vivienda a través de una inmobiliaria, compartirá piso con personajes algo siniestros, se enfrascará en nuevas y liosas experiencias sentimentales que la van a llenar de indecisiones y dudas, trabajará como camarera en un bar de perdedores e irá resolviendo cada una de las situaciones que se le presenten con ingenio, voluntad y sentido del humor.

Así lo explica la propia autora del libro, que vivió ocho años en Francia, en este texto que transcribo en parte:Esta es una historia en la que me reconozco y me salvo. Maribel, mi protagonista, es una samurái de la vida, una heroína que toma muchas malas decisiones y algunas buenas. Una más de tantos jóvenes que hasta hace poco se movían a sus anchas por el continente, hasta que los Brexit, Italexit, Frexit… y coronavirus han empezado a hacer renacer las fronteras. Por ellos, he titulado a esta novela ‘Vidas samuráis’ porque los samuráis viajaban, aprendían y luchaban, como han hecho tantos de ellos durante estos movidos años de crisis permanente. Y también porque la salsa samurái (una salsa de color rosáceo y de ingredientes inespecíficos) con la que sazonan los kebabs en Lille es lo único que Maribel, la protagonista, termina considerando como realmente francés ya que la Francia que se encuentra no es la de los croissants, las boinas y Sartre y Simone de Beauvoir bebiendo café”.

La novela está dividida en 27 capítulos que tienen una estructura bastante cinematográfica y que son como una sucesión de escenas que transcurren en diferentes espacios. Es una narración lineal, con introducción, nudo y desenlace, con mucho diálogo y con una prosa de frases cortas que hacen que el relato se lea con facilidad. El libro aborda el tema de los jóvenes con preparación que deciden abandonar España, pero desde una perspectiva de cierto sentido del humor e ironía, en un tono más de comedia que de crítica política o social. Hay pasajes o secuencias, como el de la fiesta subterránea en París, que tienen un cierto aire surrealista. También hay una gran variedad de personajes, además de la protagonista y narradora: profesores y profesoras de la universidad, la mujer de la inmobiliaria, los personajes con quienes comparte piso, el dueño del bar en que trabaja…Tal vez, como contrapunto y pareja casi cervantina de Maribel, haya que destacar a Paula, la inicial y tenaz compañera de residencia y luego amiga de la protagonista.

A modo de resumen y conclusión, acudo de nuevo a las palabras de la propia autora sobre la intención de su novela: “En el proceso de intentar ser francesa fui testigo de la soledad de muchos, de situaciones grotescas y otras divertidas. La intención de estas páginas no es contar la compleja realidad de Francia (que también), ni las vicisitudes de la vida académica (que también), sino recrear los sentimientos de una juventud desorientada, pero con muchas ganas de vivir. En mi caso, nunca habría imaginado que el único sentido de aquellos turbulentos ocho años de vida en Francia era escribir esta novela”.

“Vidas samuráis” es una novela bien estructurada, amena y divertida. Un brillante debut como novelista de Julia Sabina, de la que esperamos nuevas narraciones que den continuidad a este prometedor inicio.

“Vidas samuráis”. Julia Sabina. Ediciones Destino. 2021. 304 páginas.

domingo, 11 de abril de 2021

LUZ DE FEBRERO


 

“Luz de febrero” es la última novela de Elizabeth Strout (Portland, Maine, 1956), una de las más destacadas escritoras estadounidenses actuales. Hasta ahora, Strout había publicado seis novelas, de las que cinco han sido editadas en nuestro país: “Amy e Isabelle” (Seix Barral), “Olive Kitteridge” (Duomo),Los hermanos Burgess” (Austral), “Me llamo Lucy Barton” (Duomo) y “Todo es posible” (Duomo). A finales del pasado año, también en la meritoria y exquisita Duomo Ediciones, nos llegó “Luz de febrero”, con traducción del inglés de Juanjo Estrella González.

Luz de febrero”, titulada en inglés “Olive, Again”, es una secuela o continuación de “Olive Kitteridge”, con la que Elizabeth Strout ganó en 2009 el prestigioso Premio Pulitzer de ficción. De la novela, se hizo también una miniserie protagonizada por la actriz Frances McDormand. Olive Kitteridge, profesora de matemáticas jubilada, es ahora una mujer viuda de la que en algún momento del relato se dice que tiene 78 años y que encara el último tramo de su vida con los problemas de la edad y la vejez y con el miedo a la muerte, que se ha llevado ya a algunos de sus seres queridos y merodea peligrosamente en torno a ella.

La novela transcurre en su mayor parte en Crosby, una pequeña población costera del estado de Maine, en el noreste de Estados Unidos, cerca de la frontera con Canadá. Crosby es un pequeño microcosmos literario, en la línea del “Winesburg, Ohio” de  Sherwood Anderson –que reseñamos aquí hace un tiempo– y de otras narraciones estadounidenses. Crosby es un lugar tranquilo y con poca inmigración. Hay algunos personajes de apellidos franceses, a los que algunos llaman despectivamente “franchutes”, y solo en la cercana Shirley Falls hay una comunidad somalí que está vista como algo extraño y exótico. Uno de los antiguos alumnos de Olive dice que “la señora Kitteridge, ya cuando íbamos a séptimo, nos decía que en teoría este país era un crisol de culturas, pero que en ese crisol, en realidad, nunca se acababa mezclando nada, y tenía razón”.

La novela está articulada en torno a la protagonista, Olive, y cuenta su relación con otros personajes vinculados a ella. En primer lugar, con Jack Kennison, un profesor universitario jubilado y también viudo con el que va a entablar una nueva relación y acabará casándose, siendo ya ambos setentones y sedientos de abrazos y cariño para combatir sus respectivas soledades. Hay referencias a su anterior marido, Henry, al que siempre recuerda con devoción. También a las complicadas relaciones con su hijo Christopher, su nuera y sus nietos. Con las mujeres que cuidan de ella cuando cae enferma, una de ellas simpatizante de Trump y otra, inmigrante somalí que viste con pañuelos que cubren su cabeza. Al final, otro personaje interesante es Barbara Paznik, una mujer tímida e introvertida con la que Olive establece una entrañable amistad crepuscular.

Pero, aunque el libro sea una novela, puede considerarse en buena medida como un conjunto de relatos en los que aparecen diversidad de personajes, algunos de ellos solo muy tangencialmente, o ni eso, relacionados con la protagonista. Todo ello compone una semblanza realista y cotidiana de las relaciones humanas, vistas con sus claroscuros y sus diferentes aristas, pero observadas en general desde una perspectiva comprensiva con las virtudes y, sobre todo, con las debilidades de los humanos

Hay evidentes similitudes entre Elizabeth Strout y otras escritoras actuales. Principalmente, con la canadiense y Premio Nobel Alice Munro, verdadera maestra y modelo de este tipo de literatura que intenta reflejar la cotidianidad de la vida con exquisita sensibilidad y extraordinario buen uso de los recursos literarios.

“Luz de febrero” es también, y sobre todo, una novela sobre el paso del tiempo, la vejez y el ocaso. Sobre el intento y la necesidad de vivir ese momento de la vida con dignidad y sin renunciar a sentir las más profundas emociones y sentimientos. No parece que el personaje de Olive pueda tener ya más secuelas literarias, pero seguro que Elizabeth Strout nos obsequiará con nuevas y hermosas novelas en el futuro.  

  “Luz de febrero”. Elizabeth Strout. Duomo Ediciones. 2021. 364 páginas.