domingo, 24 de diciembre de 2023

EL DESERTOR


Abdulrazak Gurnah (Zanzíbar, 1948) es un escritor de origen tanzano, afincado en Inglaterra desde hace más de medio siglo, que en 2021 recibió el Premio Nobel de Literatura. Es el sexto escritor africano que ha recibido ese galardón en sus 120 años de existencia. La concesión de tan importante premio supone siempre un escaparate excepcional y ha permitido que sus novelas se traduzcan a numerosos idiomas y se estén publicando también en nuestro país. Gurnah, que emigró a Inglaterra en su juventud, se doctoró en 1982 por la Universidad de Kent, ejerció la docencia en las universidades de Bayero (Nigeria) y de Kent, donde dio clases de literatura hasta su jubilación en 2017. Es autor de numerosos cuentos, ensayos y una decena de novelas, entre las que destacan “Paraíso”, “A orillas del mar” y “La vida, después”, todas ellas publicadas en España por Salamandra en los últimos dos años. “El desertor”, otra de sus grandes novelas, acaba de ser publicada en nuestro país, también por Salamandra y con la traducción de Rita da Costa García.

“El desertor” transcurre principalmente en una ciudad situada en las costas africanas del Océano Índico, en la isla de Zanzíbar, antigua colonia británica de lo que actualmente es Tanzania, país que se independizó del Reino Unido en 1961, fusionando los territorios y los nombres de la antigua Tanganica continental y la isla de Zanzíbar. La mayor parte de la novela sucede en la época colonial británica y solo la parte final transcurre tras la independencia del nuevo país africano. En cualquier caso, la ciudad de referencia y que más aparece citada en la novela es Mombasa, actualmente en Kenia y uno de los principales puestos del África oriental. La novela cuenta dos historias narrativas distintas en dos momentos históricos y cronológicos diferentes. La historia de amor entre el británico Martin Pearce y la nativa musulmana Rihana, que transcurre a finales del siglo XIX, y la de la familia de los hermanos Amín, Rashid y Farida y la relación de Amín con la bella y enigmática Jamila, que se sitúa a mediados del pasado siglo XX. Los dos relatos tienen puntos de confluencia en algún momento del desarrollo narrativo del relato.

Salvo los pocos personajes británicos de la novela, los demás son todos musulmanes. En ellos, la religión tiene una presencia fundamental y condiciona en buena medida sus vidas. Por otro lado, hay una ascendencia india en algunos de los personajes y la novela muestra el crisol y la mezcla racial y el cruce de culturas de Zanzíbar, con presencia de árabes, comerciantes indios y nativos originarios isleños. El personaje Rashid va a estudiar a Londres y tiene algunas características biográficas del propio Abdulrazak Gurnah, pero, como el escritor ha señalado, no coinciden entre ambos ni las fechas ni los motivos de sus respectivos viajes a Inglaterra.

Los principales temas de la novela son la multiculturalidad, el colonialismo y sus efectos, el exilio, el choque de culturas diferentes, el encuentro y desencuentro entre la tradición y la modernidad, el desarraigo, la religión, la dificultad de inserción en la sociedad inglesa de los emigrantes africanos y, sobre todo, el amor, con los tabúes, las presiones familiares y los prejuicios y diferencias raciales y sociales que dificultan el disfrute libre de la relación amorosa. Es un tanto desalentador que en las dos historias, con medio siglo de diferencia, sigan vigentes los mismos problemas y obstáculos.

Abdulrazak Gurnah es un gran contador de historias que se recrea en las descripciones, llenas de vida y colorido, de las calles de la ciudad y el interior de las casas, y que profundiza en los personajes cuyas personalidades y relaciones va forjando y tejiendo con lentitud en un sólido desarrollo literario. Su estilo es elegante y cuidado y juega con maestría con la diversidad de enfoques narrativos para contar la historia desde distintos puntos de vista. Hay aspectos de la escritura del escritor tanzano que recuerdan al maestro egipcio, y también Premio Nobel, Naguib Mahfuz y sus novelas cairotas. Hay gusto por la literatura en el libro y referencias a escritores como Stevenson, Shakespeare o Rimbaud. Incluso Farida se convierte en autora de un libro de poesía y Amín y Rashid en narradores epistolares de buena parte de la novela.

“El desertor” es una magnífica novela, bella y triste a la vez en las historias que cuenta, y llena de realismo, referencias geográficas y culturales, reflexiones sociales, pasión y viveza. Tras su deleitosa lectura, uno queda con más ganas de leer sus otras novelas ya publicadas y las que aún quedan por traducir a nuestra lengua. La concesión del Premio Nobel nos ha permitido descubrir esta vez a un novelista de enorme fuste y gran altura literaria.

   “El desertor”. Abdulrazak Gurnah. Salamandra. 2023. 336 páginas.



jueves, 21 de diciembre de 2023

EXCURSIÓN Y COMIDA NAVIDEÑA DEL CER EN LA ERMITA DE SAN MARTÍN



Un año más, el Centro Excursionista Ribagorza celebró el pasado domingo su despedida de la temporada en la ermita de San Martín, en la sierra de Torón, en el término municipal de Secastilla, entre los valles del Ésera y el Cinca. En un día muy soleado, la jornada festiva constó de una excursión circular desde Graus y una suculenta comida al aire libre junto a la ermita. En la excursión participamos 46 caminantes y en la comida, rematada con cotillón navideño, 58 comensales.

Los participantes en la caminata salimos de Graus a las 8.30 horas y nos dirigimos a Grustán, primero por el GR-1 y luego por el sendero de la Ruta de los Miradores. En el despoblado Grustán, hicimos una parada de descanso junto a la bonita iglesia románica de Santa María, cuyo interior visitamos. Ya siempre por el GR-1, por el tramo de sendero inaugurado el pasado año, subimos hasta la Sierra de Torón, más conocida en la zona como de San Martín o de Panillo. En lo alto de la sierra, dejamos el GR-1 y, por una pista a la izquierda, a las 12.30 horas, llegamos a la ermita de San Martín.

Tras una visita al nuevo mirador instalado en la zona, con magníficas vistas del Cinca y del Pirineo, al aire libre, a algo más de mil metros de altitud, con muy buena temperatura, y en las mesas que ya estaban dispuestas, los 58 comensales dimos buena cuenta de la magnífica comida preparada por la Peña La Meliguera de Capella. En un espléndido ambiente, rematamos la comida con un cotillón navideño y un animado baile.

Sobre las 15.30 horas, un grupo de excursionistas iniciamos la caminata de bajada. Descendimos por la ermita de San Pedro de Verona, la Piedra Plana y el barranco del Torroc y, casi a las 18 horas, y ya oscureciendo, llegamos de vuelta a Graus. En el itinerario completo, habíamos recorrido una distancia de 23 km, con 780 m. de desnivel. Estuvimos unas seis horas y media caminando. A las que hay que sumar las tres horas largas de comida campestre y celebración. Un magnífico broche para cerrar la temporada anual del Centro Excursionista Ribagorza. El próximo año volveremos con nuevas excursiones. Feliz Navidad.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2023/12/21/excursion-y-comida-navidena-del-cer-en-la-ermita-de-san-martin-1699172-daa.html? utm_source=Whatsapp&utm_medium=social&utm_campaign=mobile_web

domingo, 10 de diciembre de 2023

EL BUEN DEBUT NOVELÍSTICO DE REBECA ARGUDO

“Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” es la primera novela de Rebeca Argudo, brillante periodista que publica con regularidad ingeniosas y contundentes columnas de opinión en diversos diarios nacionales. Siempre alejada de la imperante y asfixiante corrección política al uso, la escritora, que vive a caballo entre Mallorca y Madrid, acaba de hacer, por encargo de la editorial Harper Collins, su primera incursión en la narrativa. Y supera la prueba con solvencia y buena nota.

Llama la atención al lector el largo título de la novela. A decir de su autora, se trata simplemente de una frase de su agrado y que tiene poco que ver con la historia que cuenta el relato. “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” está narrada en primera persona y en modo epistolar. La narradora, Paula, deja a su antiguo amante, Martín, unas páginas sobre la mesa de la cocina, encabezadas por la frase LÉEME. Él todavía no lo sabe, pero si lo hace, encontrará en esas líneas las respuestas a un montón de preguntas que se ha hecho o que se está haciendo, a las que se hará y las que hubiera preferido no hacerse. Y, si decide leerlo, si finalmente hace caso a una indicación precisa en un momento inusitado, es muy probable que, al llegar a la palabra FIN, su vida haya cambiado para siempre. Porque en esas páginas, que son también las que el lector tiene ahora entre sus manos, su novia le hace la más sorprendente de las confesiones: en sus vidas razonablemente felices, llenas de amigos intelectuales, gin-tonics y muebles de diseño, ha tenido lugar el más absurdo y atroz de los sucesos. Además de la introducción, el libro se divide en tres partes que giran en torno a ESE DÍA, así con mayúsculas, con un antes y un después respecto a ese momento crucial de su relación.

Como ya sabíamos por sus magníficos artículos, Rebeca Argudo escribe muy bien. Así que la buena prosa, la elegancia estilística y la cuidada sintaxis estaban garantizadas en la novela. Pero además el relato está bien construido, es original y construye una trama entretenida y bien resuelta. La narración se mueve entre el thriller, el enredo emocional, la novela femenina (que no feminista) y la comedia negra, con un delicioso tono tragicómico lleno de elocuencia, vivacidad y frescura. Con un lenguaje agudo y mordaz, en la novela encontramos amor y desamor, enredos amorosos, infidelidades y engaños, reuniones y cenas de amigas, celos… y una inesperada situación final muy sorprendente. Aunque si hubiera que elegir el tema central del libro podría decirse que plantea el dilema de qué hacer cuando descubrimos los secretos más íntimos de nuestros allegados. Todo contado con mucho humor e ironía y con un magistral equilibrio entre la puntual gravedad y el divertimento literario que envuelve todo el relato. Como escribe Karina Sainz Borgo estamos ante “un thriller delirante, como el gazpacho de Rossy de Palma, al borde de un ataque de nervios”. Pedro Narváez también acierta al asegurar que “la novela es tremendamente divertida, delirante, y a la vez, conserva un poso triste”.

Además de la siempre nerviosa y algo neurótica Paula y el impenitente conquistador Martín, destacan las amigas de la narradora, en especial la enigmática y misteriosa Ana. O el personaje que, sin un nombre concreto, es denominado como El Escritor, objeto de una sátira mordaz en un despiadado retrato algo hiperbólico para acentuar su ridiculización. Aunque su autora no parece coincidir demasiado con esa apreciación, algunos críticos han querido ver similitudes entre “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” y novelas como “Bonjour tristesse”, de Françoise Sagan, o “El diario de Bridget Jones”, de Helen Fielding, y sus correspondientes adaptaciones cinematográficas. Otros han encontrado en la novela reminiscencias a la española de la estadounidense Patricia Highsmith. Tal vez se den algunas de estas concomitancias, pero si algo destaca en el libro que reseñamos es su fresca y singular originalidad.

Y lo que es indudable es que “Todos los hombres tristes llevan abrigos largos” supone un brillante debut narrativo de Rebeca Argudo. Y que, a partir de ahora, además de leer con deleite sus jugosas columnas periodísticas, quedamos a la espera, ojalá no demasiado larga, de su segunda novela. 

“Todos los hombres tristes llevan abrigos largos”. Rebeca Argudo. Harper Collins. 2023. 208 páginas.

 

EL CER SUBIÓ SU BELÉN MONTAÑERO A LA CIMA DEL TURBÓN



Un año más, el Centro Excursionista Ribagorza subió su belén montañero a la cima del Turbón, una mítica montaña que, envuelta en mágicas leyendas ancestrales, se halla ubicada, a 2492 m. de altitud, en el corazón mismo de la comarca ribagorzana. Fieles a la tradición, veintiocho miembros del club grausino cumplimos el pasado miércoles, 6 de diciembre, este rito prenavideño que constituye una de las citas más destacadas del calendario anual de la entidad excursionista.

Los participantes en la actividad salimos de Graus a las 7.30 horas para dirigirnos por carretera en nuestros vehículos hasta Las Vilas del Turbón. Desde allí, pudimos abreviar la aproximación a la montaña por una pista forestal y pasadas las 8.30 horas iniciar nuestra ascensión a pie. El día era bueno; con una temperatura agradable y ausencia de viento, aunque con algunos restos de nieve en el camino. Tomamos un sendero a la izquierda de la pista y, entre bojes y matorral, empezamos a ascender por una pronunciada subida. En un collado, en espacio abierto y con el llamado Frontón de las Brujas frente a nosotros, hicimos la primera parada para reagruparnos.

Desde allí, iniciamos la parte más dura de la ascensión por la conocida como Canal de los Pasos, una zona más expuesta que por la presencia de algunos tramos con nieve exigía una mayor precaución. Entre imponentes rocas, giramos a la izquierda y salimos a un espacio más cómodo que enlaza con el camino tradicional de ascenso. Desde esta parte más alta y abierta de la montaña, descendimos ligeramente hasta la Portella, donde nuestro camino confluyó con el que sube por el valle de San Adrián desde la cara norte. Pasado este tramo, en el que había algunas placas de hielo bajo la fina superficie nevada, encaramos la subida final. Sin viento y con la nieve que seguía en buen estado y sin apenas espesor, sobre las 11.30 horas, llegamos a la cima del Turbón, donde, a 2492 m. de altitud, colocamos, como siempre con mimo, nuestro belén en una oquedad entre las piedras de la cumbre.

Tras reponer fuerzas y las fotos de rigor, iniciamos el descenso que realizamos por el mismo itinerario por el que habíamos subido. Sobre las 14.30 horas, llegamos a los coches y terminamos la excursión. Fueron algo menos de ocho kilómetros, con unos 850 metros de desnivel, en algo más de cinco horas y media con las paradas. Antes de volver a Graus, hicimos una parada en el bar del balneario de Las Vilas del Turbón para disfrutar de un rato de asueto. Una temporada más, habíamos cumplido con la tradición de subir el belén hasta la cima de nuestra montaña más querida.



jueves, 30 de noviembre de 2023

EXCURSIÓN DEL CER AL VALLE DE BUJARUELO


El pasado domingo, el Centro Excursionista Ribagorza organizó una excursión al valle de Bujaruelo, en la zona periférica de Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en la comarca de Sobrarbe. Fue un recorrido, en parte circular, desde Torla hasta San Nicolás de Bujaruelo, siempre a orillas del río Ara. En un día con algunas nubes, pero con una buena temperatura para la práctica del excursionismo.

Los veintiséis participantes en la actividad salimos de Graus a las 7 horas y fuimos hasta Torla por carretera en nuestros vehículos. Sobre las 8.30 horas iniciamos la excursión andando junto al Camping San Antón, un poco más arriba de Torla. Desde el aparcamiento de la carretera, tomamos un sendero y fuimos a ver la ermita de San Antón, una modesta construcción de tipo rupestre incrustada en una oquedad rocosa. Descendimos para tomar otro sendero que remonta el río Ara por su margen derecha. En el puente de Santa Elena, cruzamos el río y continuamos subiendo por la margen izquierda. Tras algunos tramos algo resbaladizos próximos al río, y después de pasar por un precioso bosque de abetos, llegamos a San Nicolás de Bujaruelo. Cruzamos de nuevo el río Ara por el bello puente de piedra de un solo ojo, posiblemente del siglo XVI,  y llegamos a las ruinas de la ermita medieval de San Nicolás y al Refugio de Bujaruelo, donde hicimos una parada para comer algo y recuperar fuerzas.

Tras el receso, iniciamos la vuelta por la pista de acceso de vehículos que sube desde el puente de los Navarros. Por el camino, contemplamos algunas hayas centenarias y, al llegar al puente de Santa Elena, retomamos el sendero por el que habíamos subido. Salimos de él para, por una pronunciada bajada, descender hasta la carretera y acercarnos a ver el puente de los Navarros, cuya antigua construcción de origen medieval se halla junto a la más moderna posterior. Ya por la carretera fuimos hasta el aparcamiento donde habíamos iniciado la excursión y, sobre las 14.30 horas, dimos esta por terminada. La distancia recorrida fue de 18 km, con unos 650 m. de desnivel acumulado, y un tiempo invertido de algo menos de seis horas con las paradas. 

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2023/11/29/excursion-del-cer-al-valle-de-bujaruelo-1694498-daa.html?fbclid=IwAR0NZ4U-yZRjwJ1G4Aqx_CtjhatE_nboiqJqVgLhQjVyC0CzrP01NT3OFH8V

domingo, 26 de noviembre de 2023

PIRINEO NOIR

“Pirineo Noir” es una magnífica novela policiaca ambientada en el Pirineo oscense. Su autora es María Pérez Heredia (Zaragoza, 1994), que publicó su primer libro, “Esos días raros de lluvia” (2013), con diecinueve años. Su segunda novela, “Starman” (2017), tuvo una excepcional acogida por parte de la crítica especializada. Ha publicado también el relato juvenil “Eydís y el largo invierno” (2017), ilustrado por David Guirao, así como diversas colaboraciones, cuentos y artículos de crítica literaria. Desde 2017, vive en Francia, donde ha trabajado en la Universidad de Grenoble como profesora de literatura española. “Pirineo Noir”, publicada en la colección Roja & Negra, de la editorial Reservoir Books del grupo Penguin Random House, es su tercera novela y su debut en el género negro.

“Pirineo noir” transcurre en el pueblo ficticio de As Boiras, situado en los Valles Occidentales del Pirineo aragonés, muy cerca de Hecho, en la comarca de La Jacetania. Allí aparece el cadáver mutilado de una joven, hija de un influyente senador francés. El crimen recuerda a los sucedidos tres décadas atrás, cuando murieron varias jóvenes de la zona de manera parecida. El autor de aquellos asesinatos fue Marzal Castán, conocido como “el Carnicero del Valle”, que acaba de salir de la cárcel y se halla confinado en un piso franco, aquejado de una enfermedad terminal. Las sospechas actuales se dirigen hacia algún admirador del asesino que intenta copiar sus métodos. Para ayudar a la Guardia Civil en sus investigaciones, llega a As Boiras el comisario Kevin Girard, uno de los mejores agentes de la policía francesa, especializado en psicópatas. Le acompaña su mujer Alice Leclerc, que cuando ocurrieron los crímenes anteriores tenía trece años y vivía en As Boiras con su madre y su padrastro, propietarios del mejor hotel de la localidad. Alice era amiga de una de las niñas que murieron entonces y, posteriormente, escribió un libro sobre aquellos hechos que la hizo famosa, pero que la convirtió también en persona non grata en As Boiras. Alice será la narradora de la novela y su principal personaje.

Con un perfecto dominio de todos los recursos literarios, sorprendente y muy meritorio en una autora tan joven, María Pérez Heredia ha construido una entretenida y muy bien elaborada novela negra, que mantiene la atención y la intriga en el lector hasta sus páginas finales. A pesar del arranque algo tópico en este tipo de relatos, con la presencia de un asesino en serie, autor de crímenes crueles y sangrientos, la novela evoluciona por una línea más personal y, a la solidez de la trama policiaca, añade otros elementos de interés. Sobresale la figura de la propia narradora, Alice Lecrec, en cuya personalidad pasada y presente se profundiza en la novela. Se incide en su relación de íntima amistad con Ana, hija de  Marzal Castán y también asesinada por este, cuando Alice vivió en As Boiras en su juventud. También en las difíciles relaciones con su madre y su padrastro, en su situación conyugal con el comisario Girard y en el rechazo que sufre por buena parte de la localidad pirenaica a la que ha vuelto tras larga ausencia. De hecho, el relato transcurre en dos planos temporales. En la narración presente se intercalan en cursiva algunos breves episodios del pasado vividos por Alice con su amiga Ana.

Otro aspecto destacado de la novela es la importante presencia y protagonismo en ella del paisaje pirenaico. Según ha contado en alguna entrevista, María Pérez Heredia veraneaba en su infancia y adolescencia en el Pirineo oscense y conoce de primera mano ese impresionante marco geográfico, siempre adecuado para cualquier tipo de relato, y también la complejidad y atmósferas cerradas que suelen impregnar a las pequeñas sociedades rurales. En esta línea, “Pirineo Noir”, ya desde su título, se inscribe en la emergente corriente de la novela policiaca de carácter rural, en contraste con el género negro clásico, tanto cinematográfico como literario, que suele tener una ambientación más urbana. Esta novela puede relacionarse, por tanto, con el exitoso “country noir” estadounidense, del que hemos reseñado varios títulos en esta sección, y, por descontado, con las narraciones del escritor francés Bernard Minier, que transcurren también en espacios pirenaicos, tanto franceses como españoles. Por otro lado, la crítica ha vinculado esta novela con las de autores del género tan destacados como Gillian Flynn, Joyce Carol Oates y Virginia Feito. Y, por su adictiva y trepidante trama, se ha querido ver en ella reminiscencias de la exitosa “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, de Joel Dicker.

Esta novela sitúa a María Pérez Heredia como una de las nuevas voces más deslumbrantes y llamativas de la literatura española actual, a la que habrá que prestar una especial atención en el futuro. Pese a su exultante juventud, ha demostrado en los libros ya publicados que puede dominar distintos géneros y registros literarios con sorprendente maestría y madurez. Y, desde luego, “Pirineo Noir” es una novela de muy recomendable lectura, que, con sus personajes Kevin y Alice, podría tener una continuidad en una posible saga literaria y hasta, por sus características tan cinematográficas, ser trasladada con bastantes garantías de éxito a la pantalla. 

“Pirineo Noir”. María Pérez Heredia. Reservoir Books. 2023. 480 páginas.



 

jueves, 16 de noviembre de 2023

ASCENSIÓN DEL CER AL PICO FRAGINETO


El Centro Excursionista Ribagorza realizó el pasado domingo una ascensión al pico Fragineto, en la Sierra de Guara. Fue un recorrido circular desde La Tejería, pasando por la ermita de la Fabana, el barranco de Calcón y las Gargantas. Con subida por el collado de Lizana o de Fragineto y bajada por el de Petreñales. En un día con fuerte viento en el inicio de la excursión, que fue, por suerte, progresivamente amainando a medida que avanzaba la mañana.

Los participantes en la actividad salimos de Graus a las 7 horas y nos dirigimos por carretera en dirección a Huesca, para desviarnos antes por una carretera secundaria que, pasando junto a Liesa e Ibieca, desemboca por una corta pista forestal en La Tejería y un aparcamiento posterior. Sobre las 8.45 horas comenzamos a andar por un sendero que transita por un bosque de pinos. Pasamos junto a la arruinada ermita de la Fabana y llegamos al barranco de Calcón, que llevaba bastante caudal. Algunos nos pusimos el calzado de agua que habíamos traído para la ocasión y remontamos el bello paraje conocido como las Gargantas.

Terminado el tramo acuoso, dejamos a la derecha el camino que lleva al Tozal de Guara y continuamos por un sendero que, en fuerte subida, nos condujo al Cuello Lizana o de Fragineto. Tras una breve parada, seguimos por una trocha con subida aún más pronunciada, que obliga a alguna fácil trepada, hasta alcanzar una cresta que, sin gran dificultad, permite coronar la cima del pico Fragineto, situada a 1734 m. de altitud.

En la cima, hicimos una parada para comer y disfrutamos de las espléndidas vistas que desde allí se contemplan. Las nubes bajas nos impedían ver con nitidez las nevadas montañas septentrionales, aunque casi debajo de nosotros vimos el pequeño pueblo de Nocito. Hacia el este, y frente a nosotros, teníamos el Tozal de Guara y, un poco más allá, el Cubilars y el Cabezo. Hacia el sur, el embalse de Vadiello y las llanuras de la Plana de Huesca.  Continuamos por la cresta de la Ronera y algunos nos acercamos a la Punta Corcurezo, a pocos metros del camino. Descendimos por un espeso bosque de bojes y acebos hasta el collado de Petreñales y seguimos bajando hasta cerrar el círculo y continuar por las Gargantas, el barranco de Calcón y la ermita de la Fabana, por donde ya habíamos subido. Poco antes de las 17 horas llegamos al aparcamiento y terminamos la excursión. Habíamos recorrido 18,5 km, con 1050 m. de desnivel acumulado, en unas ocho horas con paradas. Una excelente jornada excursionista, con preciosos paisajes y muy buen ambiente de grupo.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2023/11/16/ascension-del-cer-al-pico-fragineto-1691324-daa.html?fbclid=IwAR3ma5dkrttBvAJy7uo616r3xxYGu1OBjDOhY4SiN-s_sJ-OgHb1Ya7Ddvg


domingo, 12 de noviembre de 2023

MI PADRE ALEMÁN

“Mi padre alemán” fue la obra finalista del II Premio de No Ficción Libros del Asteroide. Su autor es Ricardo Dudda (Madrid, 1992), hijo de padre alemán y madre española, periodista y escritor, miembro de la redacción de “Letras Libres” y actual columnista de “The Objective”, que ha publicado un buen número de artículos en diversos diarios, y el libro “La verdad de la tribu. La corrección política y sus enemigos” (Editorial Debate, 2019), sobre la nueva ortodoxia asfixiante e inquisitiva de lo políticamente correcto.

En “Mi padre alemán”, escrito en primera persona, Ricado Dudda investiga y reconstruye parte de la vida de su padre, Gernot, un publicista de éxito, actualmente octogenario, que reside en El Hoyo, junto a la localidad murciana de Cabezo de Torres, donde padre e hijo mantuvieron una serie de largas conversaciones para la confección del libro que nos ocupa. Gernot Dudda nació en 1940 en la Prusia alemana, en plena guerra mundial. Tuvo que abandonar su casa familiar y, tras huir del ejército ruso y cruzar de la Alemania oriental a la occidental, pasó varios años de su infancia en campos de refugiados en la deprimida y arruinada Alemania de la postguerra. Recuerda como en uno de esos campos “una empresa de Atlanta les regalaba un líquido marrón que sabía a medicamento y que luego se llamaría CocaCola”.  Luego vino a España, donde recondujo su vida y, como dice su hijo, se convirtió en “el único alemán prusiano luterano trombonista refugiado de la Segunda Guerra Mundial que le reza a la Virgen del Rocío”.

“Mi padre alemán” es una sugerente combinación de biografía, ensayo y no ficción narrativa, una mezcla de historia familiar y general, en la que los recuerdos particulares se inscriben en el contexto más amplio de la historia de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y su dura postguerra. En esa simbiosis, destaca el personaje del abuelo Richard, de quien su nieto Ricardo descubre que, como jefe de una policía estatal, sirvió a las órdenes de Friedrich Jeckeln, de las SS, que dirigió muchas de las matanzas de judíos perpetradas por los nazis en Bielorrusia, Rusia, Letonia y Lituania en 1943 y 1944. Su posterior reingreso en la policía de la nueva Alemania ilustra sobre la política de la nueva administración de mirar para otro lado ante la amplísima colaboración de la sociedad alemana con el nazismo. El propio Ricardo Dudda constata este hecho en una entrevista reciente: “¿Cómo es posible que yo descubriera su pasado nazi y la Administración alemana no supiera nada? Miraron para otro lado, al igual que hicieron los rusos en la zona oriental. Si revisaban unos y otros el historial de todos los individuos, no habría quedado posiblemente ninguno y, en ese contexto, lo que urgía era levantar un país de las ruinas”.

Como escribe el crítico literario Luis M. Alonso “las historias que van surgiendo se entrelazan con el ensayo y la reflexión oportuna”. “El pasado y el presente revolotean de manera más ordenada que caprichosa entre las confesiones del padre, ciertas lagunas de la memoria y un compromiso con la verdad que empuja al autor a descartar las piezas del puzzle que pueden confundirnos. Lo mismo sucede cuando las viejas fotografías cobran vida desempolvando a los actores de las historias. La propia escritura inspira confianza al lector, el estilo es sobrio y en ocasiones humorístico, como en los momentos en que Dudda admite indefensión cuando se trata de expresarse en la lengua paterna que desconoce”.

El libro ancla su génesis literaria en un trabajo que el autor escribió sobre su padre en una clase de bachillerato. Y surge, en un proyecto largamente aplazado, de las conversaciones entre padre e hijo en un entorno agradable y motivador. Ambos hablan sobre el pasado familiar, pero también de la vejez, la culpa, el desarraigo o lo voluble de la identidad. Su padre nació en la ciudad de Elbing, entonces prusiana y de población casi cien por cien alemana y hoy casi por completo polaca, de donde se ha borrado toda huella germánica. Durante el pasado siglo los cambios de fronteras en el centro y el este de Europa fueron muy notables, de tal manera que “uno podía nacer de una nacionalidad y morir de otra; un individuo podía ser ruso toda su vida y morir lituano; nacer ucraniano y morir polaco; ser de origen alemán, vivir en Polonia unos años y morir como ucraniano”.

“Mi padre alemán” es un libre breve pero denso, de lectura amena y entretenida, escrito en una prosa fácil y con una acertada mezcla de temas y géneros literarios.

“Mi padre alemán”. Ricardo Dudda. Libros del Asteroide. 2023. 216 páginas


miércoles, 8 de noviembre de 2023

EXCURSIÓN OTOÑAL POR EL VALLE DE ESTÓS.



El pasado domingo, el Centro Excursionista Ribagorza y la Agrupación Deportiva Hospital de Benasque organizaron conjuntamente una excursión por el valle de Estós para disfrutar de los paisajes otoñales en este atractivo valle benasqués. Fue un itinerario en su mayor parte circular con paradas en las cabañas de Santa Ana, la Coma y el Tormo y en las Gorgas Galantes. En un día plenamente otoñal, con cielos completamente cubiertos, pero sin lluvia y con temperaturas agradables durante la excursión.

Los participantes del CER salimos de Graus a las 7 horas y fuimos a Benasque en nuestros vehículos, dando un rodeo por el valle del Isábena por el cierre de la N-260 entre Campo y Seira. A las 8.30 horas nos dimos cita con los excursionistas procedentes de Benasque en el aparcamiento del valle de Estós, donde iniciamos la caminata. Desde la pista que lleva hacia el valle, tomamos un sendero alternativo que transita en paralelo entre bosque y sale de nuevo a la pista algo antes de cruzar el río Estós por el puente de Aguacari. Tras pasar la cabaña de Santa Ana, descendimos hasta el río Estós, lo cruzamos por otro puente y pasamos a la margen izquierda del río, que remontamos por un sendero que, entre bosques y sucesivos barrancos con más caudal del habitual, nos llevó a la cabaña de la Coma y los restos del viejo y quemado cuartel militar, hasta desembocar en la cabaña del Turmo, llamada del Tormo por los autóctonos del valle.

En esta emblemática cabaña, que popularizaron los Celtas Cortos hace unos años en una de sus canciones, hicimos una breve para comer algo. Una batida de caza próxima nos obligó a cambiar nuestros planes y a desechar la programada subida al ibonet de Batisielles. Decidimos retornar al aparcamiento por el camino tradicional, del que nos salimos en un par de ocasiones para contemplar las Gorgas Galantes, varias cascadas del río Estós que, tras las fuertes lluvias recientes, derrochaban caudal y mostraban un aspecto espectacular. Tras cerrar el círculo junto a la cabaña de Santa Ana, terminamos poco después nuestro itinerario en torno a las 14.30 horas. Los treinta participantes en la excursión recorrimos una distancia de 14 km, con 630 m. de desnivel, en algo menos de seis horas con paradas incluidas. Y, pese a los pronósticos que indicaban lo contrario y los abundantes nubarrones negros que cubrían el cielo, realizamos todo el recorrido sin que la lluvia hiciera acto de aparición.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2023/11/03/excursion-otonal-por-el-valle-de-estos-1688503-daa.html?fbclid=IwAR0R8V4OFzGou6aKG0FYnfZCmNAvhfByDy71C87RW3NRUdZX8raIDZgU438

domingo, 29 de octubre de 2023

DOS BREVES NOVELAS CHINAS


Aparte de autores clásicos o algún Premio Nobel, son muy pocos los escritores chinos cuyos libros llegan a traducirse al español y a otros idiomas europeos. Sin embargo, en los últimos años parece haber surgido en aquel extenso país un buen número de destacados autores jóvenes que empiezan a despertar interés en algunas editoriales occidentales. Uno de estos escritores es Shuang Xuetao, nacido en 1983 en Shenyang, en el noreste de China, y actualmente residente en Pekín. La narrativa completa de Shuang Xuetao consta de seis volúmenes de ficción. En 2020 ganó el premio al mejor autor chino menor de 45 años y alguna de sus novelas ha sido llevada al cine y a la televisión. Ahora, la editorial Almadía acaba de publicar en español “Moisés en la llanura”, que contiene dos novelas breves de Shuang Xuetao y ha sido traducido conjuntamente por el escritor español Munir Hachemi, de padre argelino y madre andaluza, y la china Xuan Le, que ha traducido al chino mandarín a escritores como García Márquez y Julio Cortázar.

“Moisés en la llanura” contienes dos nouvelles o novelas breves: la que da título al libro y “El aeronauta”. La primera tiene 86 páginas y la segunda, 64.  Ambas transcurren en el noreste de China, en la provincia de Dongbei, que antiguamente se conocía como Manchuria, una zona de inviernos fríos y ventosos en la que las casas se estructuran en torno al llamado “kàng”, una cama bajo la que hay una suerte de estufa que sirve tanto para cocinar como para mantenerla caliente por la noche. A pesar de su brevedad, ambas novelas tienen tramas bastante elaboradas y personajes bien trazados. Con una economía de medios, el autor crea relatos muy densos y de gran intensidad, en los que se abarcan largos periodos de tiempo con saltos cronológicos del pasado al presente y presencia de varias generaciones familiares en los personajes. Según el traductor Munir Hachemi, la narrativa de Shuang se caracterizan por “seguir un estilo realista, sintácticamente no muy complejo, con un humor ácido muy característico y un enorme nivel de detalle en la construcción de la trama y los personajes”.

El relato “Moisés en la llanura” contiene dos historias diferentes que luego convergen. Por un lado, en un episodio algo más costumbrista, las relaciones entre dos familias vecinas que luego se separan porque una de ellas cambia de lugar de residencia. Por otro, en un relato de corte más policiaco, se investiga el misterioso asesinato de varios taxistas a manos de algún cliente. En su excelente artículo “Shuang Xuetao, revelación de la literatura china 'millennial'”, publicado recientemente en The Objective, José S. de Montfort escribe que “Moisés en la llanura” es un inventivo noir, caleidoscópico y extraño. “Lo que menos importa en esta nouvelle es desentrañar el acertijo, averiguar la identidad de los criminales e instigar razones o esclarecer causas para los hechos. La ficción está urdida en base a tramas entrelazadas (en su base, el asesinato de varios taxistas), de una forma harto cinematográfica, y está preñada de nebulosas de recuerdos. La base del relato son unos meses de 1995, pero el texto va y viene del pasado al presente”.

“El aeronauta” es un relato más sencillo en su trama. También aquí vemos a dos familias que acaban emparentadas y que abarcan tres generaciones, dos de cuyos miembros desaparecen misteriosamente y son buscados por otro miembro familiar. Con el fondo de los cambios políticos y sociales ocurridos en China, con referencias a la época de Mao, la Revolución Cultural, las caídas en desgracia política, el desempleo y la necesidad del éxito económico y social, encontramos un realismo que casi podríamos denominar “sucio”, con alcoholismo, violencia familiar o torturas políticas, mezclado con elementos de tipo más surrealistas y casi humorísticos en la parte final de la novela.  

Como indica José S. de Montfort, a Shuang Xuetao “se le ha comparado con Hemingway por la franqueza directa de su prosa, que tiene que ver unas veces con la precisión y otras con un particular sentido del humor (algo grotesco). Asimismo, se le referencia en la línea de Murakami, y ello se debe a que su narrativa, por momentos, se desliza -sin previo aviso- hacia lo fantástico y lo surreal, sin dejar nunca de lado el realismo más canónico”. Aunque en una entrevista reciente, Xuetao confiesa que los autores a quienes más relee son los novelistas J.S. Monroe y Kazuo Ishiguro.

A pesar de la dificultad que para el lector español, al menos en mi caso, supone la retención de los nombres chinos de los personajes, estas dos novelas breves de Shuang Xuetao me han gustado mucho y me han parecido literariamente muy interesantes. Esperemos que se sigan traduciendo a nuestro idioma otras obras de este autor.

“Moisés en la llanura”. Shuang Xuetao. Editorial Almadía. 2023. 160 páginas.

jueves, 19 de octubre de 2023

EXCURSIÓN CIRCULAR DEL CER DESDE ESCUAÍN

El Centro Excursionista Ribagorza realizó el pasado domingo una atractiva excursión circular desde Escuaín, en el municipio en Puértolas, en la comarca de Sobrarbe. Durante el recorrido, ascendimos por el Cuello Ratón hasta el cordal de lomas y cerros cuya máxima altitud es el Tozal de Basón y descendimos de nuevo a Escuaín por el Cuello Viceto. En un día nublado, pero sin lluvia y con buena temperatura.

Los dieciocho participantes en la actividad salimos de Graus a las 7 horas con nuestros vehículos y nos dirigimos por carretera hasta Escuaín, desde donde a las 8.30 horas iniciamos la excursión andando. A la entrada del pueblo, tomamos el GR-15 que luego se desvía hacia Bestué y el Cañón de Añisclo. El sendero asciende en fuerte pendiente por un espeso bosque de pinos hasta llegar a un primer collado, conocido como Cuello Ratón.

Desde allí, el terreno ya es abierto con amplios y herbosos prados. Se suceden los collados y los cerros en onduladas subidas y bajadas. Pasamos por el Tozal de San Martín, la Collata Ascal, el Tozal de Cachifulloso, la Plana Sorripas, el Tozal de Basón, el Cuello de Piedra Ficata y el Tozal de San Vicenda. Con 2132 m. de altitud, el Tozal de Basón es el punto más elevado de ese cordal, desde el que disfrutamos de excepcionales vistas de Castillo Mayor, Sestrales, Mondoto y el Cañón de Añisclo, entre otros lugares. Menos nítidas por la presencia de nubes bajas fueron las vistas de  Monte Perdido, las Tres Marías, el circo de Gurrundué, Foratarruego, la pala de Montinier o la Portiella de Tella. Y algo más alejadas las de Cotiella, punta Llerga o Peña Montañesa por el este.

Terminado el cordal, descendimos al Cuello Viceto, donde hicimos una parada para comer. Continuamos bajando hacia la caseta de observación de aves y un sendero que discurre entre bosque de bojs y pinos y desemboca en una pista que, por la margen derecha del río Yaga y sus famosas gargantas, nos condujo hasta Escuaín, donde llegamos a las 15.30 horas. El recorrido había sido de 16,2 km, el desnivel acumulado de 1120 m y el tiempo invertido de siete horas. Tras un paseo por Escuaín, volvimos a Graus por carretera. Habíamos disfrutado de un magnífico día de excursionismo.



 

domingo, 15 de octubre de 2023

TE DI OJOS Y MIRASTE LAS TINIEBLAS


“Te di ojos y miraste las tinieblas” es la tercera novela de Irene Solà (Malla, Barcelona, 1990). Tras el poemario “Bestia”, de 2012, la escritora catalana debutó en la narrativa en 2018 con “Los diques” y obtuvo en 2019 un considerable éxito de crítica y lectores con la magnífica y original “Yo canto y la montaña baila”, reseñada en esta sección, que fue traducida a más de treinta idiomas. Ahora, de nuevo en Anagrama, publica “Te di ojos y miraste las tinieblas”, escrita como las anteriores originariamente en catalán y también traducida al castellano por Concha Cardeñoso Sáenz de Miera.

Como ya hiciera en su anterior novela, Irene Solà ambienta “Te di ojos y miraste las tinieblas” en la Cataluña más rural y profunda. En este caso, en  la zona montañosa de Las Guillerías, en la confluencia de las comarcas de la Selva y Osona, en torno a la población de Sant Hilari Sacalm, entre la plana de Vic y las estribaciones del macizo del Montseny. La novela transcurre principalmente en la masía Clavell, en un tiempo cronológico de un solo día, dividida en seis partes: madrugada, mañana, mediodía, tarde, atardecer y noche. Sin embargo, el tiempo narrativo abarca desde el siglo XVI hasta la actualidad, con numerosos saltos en el tiempo y la presencia de las diferentes generaciones, principalmente de mujeres, que han habitado en la remota masía.

La propia editorial Anagrama proporciona una precisa sinopsis de la novela en su promoción: “Escondida entre riscos lejanos, en algún remoto lugar de las Guillerías transitado por cazadores de lobos, bandoleros, emboscados, carlistas, hechiceras, maquis, pilotos de rally, fantasmas, bestias y demonios, la masía Clavell se agarra al suelo como una garrapata. Es una casa, sobre todo, habitada por mujeres, y donde un solo día contiene siglos de recuerdos. Los de Joana, que para encontrar marido hizo un pacto que inauguró una progenie aparentemente maldita. Los de Bernadeta, a quien le faltan las pestañas y, de tanta agua de tomillo que le vertieron en los ojos cuando era una niña, acabó por ver lo que no debía. Los de Margarida, que en vez de un corazón entero tiene uno de tres cuartos, rabioso. O los de Blanca, que nació sin lengua, con la boca como un nido vacío, y no habla, solo observa. Estas mujeres, y más, hoy preparan una fiesta”.

En una versión moderna y libre de lo que tiempo atrás se llamó realismo mágico, Irene Solà mezcla la realidad y la fantasía, la historia y las leyendas, las tinieblas y la luz, el día y la noche, la vida y la muerte. Como explica la propia autora, “una de las ideas centrales que me ha interesado mucho para el desarrollo de este libro tiene que ver con el folclore regional, el imaginario visual y la tradición oral que se generan en torno al pacto con el demonio”. Pero, como se recoge en una nota al final del libro aludiendo a las fuentes bibliográficas consultadas, hay mucho más del folclore popular, la literatura oral y las tradiciones y la historia de la zona geográfica en que se desarrolla la novela. Desde cuentos y leyendas referidas al demonio hasta numerosos recetarios que se plasman en los suculentos guisos que preparan las diferentes mujeres de la masía. También el personaje masculino del Clavel y sus correrías está en buena medida inspirado en el legendario bandolero Joan Sala i Ferrer, más conocido como Serrallonga, ajusticiado públicamente en 1634.

El relato, que tiene un buen ritmo narrativo, con una prosa a veces algo barroca y recargada, está impregnado de recetas y sabores, olores buenos y malos, sexualidad y erotismo a veces llenos de morbosidad, partos, escatología, torturas… En una entrevista reciente, Irene Solà precisa así el proceso narrativo de su novela: “Me imagino la voz narrativa como una presencia fantasmagórica más que se pasea por esta casa y se acerca a los personajes. Durante la investigación, con las recetas, los procesos judiciales por bandolerismo… este lenguaje va apareciendo de manera muy orgánica desde la perspectiva de las mujeres muertas, que nacieron muchos años antes y para las que un móvil es un espejito mágico”. 

Sin quitar mérito a la novela, en mi opinión, y sin poder resistirme a las odiosas comparaciones, no alcanza el grado de perfección y cualidades literarias que mostraba la anterior “Yo canto y la montaña baila”. Hay momentos de abigarramiento y cierta confusión lectora en algunos tramos narrativos de “Te di ojos y miraste las tinieblas”. Tal vez por un exceso de voluntad de estilo y afán de modernidad literaria a la hora de ensamblar en el relato materiales de procedencia más tradicional y folclorista. Y esto, que es un mérito en buena parte de la novela, parece volverse en contra de facilitar la comprensión al lector en algunas secuencias del relato. En cualquier caso, “Te di ojos y miraste las tinieblas” es una novela notable y digna de recomendación. Y en Irene Solà encontramos a una de las voces más jóvenes y destacadas de nuestra literatura.

“Te di ojos y miraste las tinieblas”. Irene Solà. Anagrama. 2023. 176 páginas.

jueves, 5 de octubre de 2023

EL CER EN EL ARCO GEOTECTÓNICO Y EL IBÓN DE PIEDRAFITA


El pasado sábado, en un día soleado y caluroso, el Centro Excursionista Ribagorza realizó una excursión circular desde Búbal, con paradas en el arco geotectónico y en el ibón de Piedrafita, en la comarca del Alto Gállego.

Los once participantes en la actividad salimos de Graus a las 7 horas para dirigirnos por carretera con nuestros vehículos hasta Búbal, una población que quedó deshabitada en 1970, tras la construcción del pantano homónimo, y que hoy ha sido impecablemente rehabilitada con fines artísticos y educativos. Dejamos los coches a la entrada de la localidad y tomamos un sendero que asciende por un tupido bosque húmedo y frondoso. Llegamos a una zona abierta, con buenas vistas de la sierra de la Partacua a un lado y del valle de Panticosa y elevadas montañas como el Garmo Negro, el Arguala o el Palas por el otro.  En un cruce bien señalizado, iniciamos la ascensión hacia el Arco Geotectónico de Piedrafita por un sendero empinado y algo pedregoso. En una media hora desde el cruce, llegamos al arco, una curiosa formación geológica desde la que disfrutamos de espectaculares vistas y donde nos hicimos numerosas fotos.

Descendimos por el mismo itinerario de nuevo hasta el cruce y nos dirigimos hacia el ibón de Piedrafita, en cuya orilla hicimos otra parada. Tomamos luego un sendero que transita junto al barranco que desagua del ibón y fuimos a parar a una pista. Pasamos junto al Parque Faunístico de Lacuniacha y abandonamos la pista forestal a la izquierda para seguir por un estrecho sendero, llamado camino de Candón, sin poste indicador de entrada, pero con pinturas rojas en su recorrido. Disfrutamos de la sombra y la belleza de un magnífico hayedo y nos detuvimos en algunos bucólicos parajes llenos de humedad y verdor. El camino desemboca de nuevo en Búbal donde, antes de llegar al aparcamiento y dar por terminada nuestra excursión, fuimos a ver un bonito puente sobre el barranco de Sarronal y pasamos junto a la iglesia de San Martín. Habíamos recorrido algo más de 16 km con un desnivel acumulado de 865 m., en unas siete horas y media incluyendo las paradas. Y nos esperaba un largo viaje de regreso a Graus por carretera.

domingo, 1 de octubre de 2023

EL PROBLEMA FINAL


Si hay en nuestras letras un escritor prolífico y con un enorme éxito y reconocimiento nacional e internacional ese es Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951). Periodista, corresponsal de guerra durante más de veinte años, miembro destacado de la Real Academia Española de la Lengua, navegante, el escritor cartagenero es autor de más de una treintena de novelas y de centenares de artículos periodísticos. Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Autor de prácticamente una novela por año, Pérez-Reverte, en un nuevo cambio de registro narrativo, acaba de publicar “El problema final”, un brillante homenaje a Sherlock Holmes, el mítico detective londinense creado por Arthur Conan Doyle, y a la novela clásica de misterio.

“El problema final” transcurre en el mes de junio de 1960 en la idílica isla griega de Utakos, frente a Corfú, donde un temporal mantiene aisladas a nueve personas alojadas en el único y pequeño hotel isleño. Una joven turista inglesa, que ha viajado hasta allí con una amiga, aparece muerta en extrañas circunstancias en el interior del pabellón de la playa. Enseguida se producen dos nuevas y enigmáticas muertes con evidentes signos de violencia. Ante la imposibilidad de la llegada de la policía griega mientras dure el temporal, los residentes deciden que sea Basil Rathbone, el más famoso de los actores que encarnaron a Sherlock Holmes en la gran pantalla, y que se encuentra casualmente hospedado en el hotel, quien se haga cargo de la investigación. El actor, ya en el ocaso de su carrera cinematográfica, deseoso de revivir añorados tiempos pasados, acepta el encargo y recibe la ayuda del español Paco Foxá, un escritor de literatura de quiosco que también se halla de vacaciones en el hotel. Foxá es un gran conocedor de las novelas de Sherlock Holmes y junto al vetusto actor va a revivir la figura literaria del doctor Watson, compañero inseparable del detective británico. Ambos iniciarán una investigación, basada en el clásico razonamiento lógico y deductivo holmesiano, que mantendrá la intriga y la atención de los lectores hasta la última página de la novela.

Ya desde su título, sacado de un relato del propio Arthur Conan Doyle, todo en “El problema final” constituye un tributo a la novela policiaca y de misterio de corte clásico. No hay nada aquí de la novela negra tan de moda en estos tiempos, ni sangre a borbotones, ni puñetazos, ni persecuciones, ni tacos, ni expresiones soeces, ni nada que se le parezca. Se trata de una novela-problema, de un misterio que debe resolverse como un problema matemático, con gente educada que conversa mucho y se trata de usted. A la manera de las novela del Sherlock Holmes de Conan Doyle y de otros maestros del género, como Agatha Christie, Ellery Queen, John Dickson Carr y otros. Y para ello, Pérez-Reverte toma prestados muchos de los elementos canónicos de este tipo de novelas. Uno de ellos, muy presente en “El problema final”, es el enigma clásico del crimen inverosímil cometido en una habitación cerrada.

Como ha expresado con precisión el propio escritor, en la novela pueden observarse dos niveles: “el nivel de novela policial, de enigma, y el del lector con enciclopedia audiovisual y lectora”. Porque en el libro hay una abrumadora presencia de citas y referencias literarias y cinematográficas que demuestran la vasta documentación y el apabullante grado de lecturas y conocimiento del tema presentes en la concepción de la novela. Aunque hay referencias a numerosos autores, Reverte ha resumido así parte de su procedimiento literario en una entrevista reciente: “Y tomé dos elementos fundamentales: el ambiente es Agatha Christie, pero los personajes y el desarrollo son Sherlock Holmes. Introduje a Holmes, con una cuña, dentro de Agatha Christie. Y luego metí yo mi iniciativa, mis caprichos, guiños, bromas. Hay incluso bromas personales que solo conozco yo...”. Es decir, la novela es también, y sobre todo, un divertimento, un juego de ajedrez, un pulso cómplice entre el novelista y el lector.

Y todo ello escrito en una prosa impecable, con una trama que es un preciso mecanismo de relojería y que contiene mucha conversación, mucho diálogo entre sus personajes. Porque esta es posiblemente la novela más dialogada de Pérez-Reverte. Una novela como las de antes pero con envoltura y estructuración modernas, en la que cada página es una intriga, una emoción, una sorpresa. Que se lee como un suspiro porque el lector no puede abandonar su lectura hasta llegar al final y resolver el problema.

“El problema final”. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2023. 328 páginas.

lunes, 25 de septiembre de 2023

EXCURSIÓN CONJUNTA DE MAB Y CER POR EL VALLE DE ARÁN


Los clubes Montañeros de Aragón de Barbastro y Centro Excursionista Ribagorza de Graus realizamos el pasado domingo una excursión conjunta entre las poblaciones de Viella y Bosost (Vielha y Bossòst en aranés), en el valle de Arán. La actividad se enmarca en el proyecto común del llamado “Camino del destierro del obispo San Ramón”, iniciado hace ya varios años por ambos clubes. Un año más, y ya van seis, la propuesta conjunta obtuvo una exitosa respuesta y contó con la participación de 54 excursionistas.

Los participantes del club barbastrense salieron de la capital del Somontano en autobús a las 7 horas y recogieron a los del CER en Graus a las 7.30, para seguir por carretera hasta Viella, donde poco antes de las 9,30 iniciamos la excursión andando. Siempre en dirección al norte, nos dirigimos hacia Bosost, pasando durante el camino por las poblaciones de Gausac, Es Bordes y Era Bordeta y flanqueando el río Garona, primero por la margen izquierda y luego por la derecha, pasando de una a otra por el denominado Pònt deth Saut deth Lop o Puente del Salto del Lobo. Un poco antes, en el Pònt de Arròs, habíamos hecho una parada para el almuerzo. El camino tuvo tramos de pista asfaltada, pista de tierra, calles de pueblos y sendero más estrecho. A lo largo de la caminata, nos cruzamos con algunos paseantes y numerosos ciclistas y disfrutamos en buena parte del recorrido de espesos y sombríos bosques, verdes, húmedos y musgosos. También recibimos por nuestra izquierda diversos torrentes y las aguas del Río Joèu, que procede de la Artiga de Lin y toma su caudal del que se filtra en el Forau de Aigualluts, en el valle de Benasque.

Sobre las 14.30 horas llegamos a la bella localidad de Bosost, donde destaca su magnífica iglesia románica de la Purificación. Allí hicimos una larga parada antes de emprender el viaje de regreso en autobús. La distancia de la excursión fue de 18 km, con un desnivel positivo de 200 m. y uno negativo de 550, y en ella invertimos cinco horas. Habíamos disfrutado de un bonito día de excursionismo, con una buena temperatura y una agradable convivencia entre los participantes. En el próximo año, tenemos intención de realizar las dos etapas que nos restan del Camino de San Ramón, que culminaremos en la localidad francesa de Saint Bertrand de Comminges.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2023/09/20/excursion-conjunta-de-mab-y-cer-por-el-valle-de-aran-1679124-daa.html?fbclid=IwAR3e41EMq5aKKq6SalPc5vWPsr2KdhQ4_Fb6xe49SV3P-CXoB-fPGtHJNO4 

domingo, 17 de septiembre de 2023

LA VIDA DE OPPENHEIMER

Julius Robert Oppenheimer (Nueva York, 1904 - Princeton, 1967) fue una destacada figura histórica del pasado siglo XX. Sobresaliente físico teórico y brillante profesor de la Universidad de Berkeley, es considerado como “el padre de la bomba atómica”. Oppenheimer lideró el Proyecto Manhattan que llevó al diseño y confección de las primeras bombas atómicas, dos de las cuales fueron lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, con los efectos devastadores de todos conocidos. Recientemente, se ha estrenado en todo el mundo la película “Oppenheimer”, dirigida por Christopher Nolan y protagonizada Cillian Murphy, que ha vuelto a poner de actualidad la figura del controvertido científico estadounidense. La película está basada en el libro “Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer”, de los autores Kai Bird (1951) y Martin J. Sherwin (1937 – 2021), que fue publicado en Estados Unidos en 2005 y ganó el prestigioso Premio Pulitzer del año siguiente. Ahora, la editorial Debate ha publicado en nuestro país esta monumental biografía con traducción al español de Raquel Marqués García.

“Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer” es una extensa y exhaustiva biografía, producto de un amplísimo y minucioso trabajo de investigación realizado durante más de treinta años por sus autores, que entrevistaron a familiares, amigos y colegas y tuvieron acceso a los archivos del FBI y a cintas con discursos e interrogatorios y documentos privados del famoso científico. Escrito con una prosa ágil y brillante, a pesar de su extensión, el libro resulta ameno y entretenido, a la vez que riguroso, instructivo y didáctico.  A lo largo de sus más de ochocientas páginas, recorremos con detalle la vida de Oppenheimer, desde su nacimiento en Nueva York en 1904 hasta su muerte por un cáncer de laringe en 1967.

 Conocemos sus orígenes familiares como hijo mayor de una familia de emigrantes judíos alemanes enriquecidos por la importación de tejidos, sus inicios como destacado estudiante tanto en las ciencias como en las humanidades, su difícil adolescencia, su brillantísima carrera universitaria en Harvard graduándose en un tiempo record y con la máxima calificación, su voracidad lectora y su afición a la filosofía, la ética, la poesía o el hinduismo, sus varios postgrados en distintas universidades europeas, sus juveniles inquietudes sociales y sus aproximaciones al partido comunista estadounidense y otras organizaciones de izquierda, su ayuda económica a los republicanos españoles, su trabajo como profesor universitario, su estrecha relación con su hermano Frank, sus escapadas a Nuevo México y su afición a las excursiones por el desierto y a la navegación, sus relaciones sentimentales y su matrimonio con la bióloga Kitty Puening con quien tuvo un hijo y una hija, su trabajo liderando el Proyecto Manhattan que –con el deseo de adelantar a Hitler en su búsqueda de un arma decisiva– consiguió desarrollar en la ciudad laboratorio de Los Álamos las primeras armas nucleares de la historia durante la Segunda Guerra Mundial, sus escrúpulos morales y éticos tras el lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, su oposición al desarrollo de la bomba de hidrógeno, su posición como asesor jefe en la Comisión de Energía Atómica a favor del control internacional para evitar la proliferación de armamento nuclear y frenar la carrera armamentística entre Estados Unidos y la Unión Soviética, su caída en desgracia y el proceso –impulsado por su enemigo Lewis L. Strauss– abierto contra él en plena caza de brujas del macartismo y que concluyó con la retirada de sus credenciales para poder trabajar en investigaciones científicas estatales tras ser acusado de supuestos contactos con el partido comunista, la rehabilitación de su figura y el reconocimiento de su prestigio e integridad moral y patriótica bajo la presidencia de John F. Kennedy, su alejamiento de la vida pública y su muerte prematura tras un cáncer consecuencia de su condición de fumador empedernido a lo largo de toda su vida.

El libro iba a titularse “Oppie”, abreviatura con la que cariñosamente era conocido Oppenheimer, pero sus autores decidieron finalmente decantarse por  el de “Prometeo americano”, haciendo referencia al personaje de la mitología griega que robó el fuego a los dioses para dárselo a los humanos y pagó después cara su osadía siendo condenado a sufrir un terrible y continuado castigo. La historia de Prometeo se cuenta en la tragedia “Prometeo encadenado”, atribuida con algunas dudas sobre su autoría al dramaturgo griego Esquilo. El subtítulo “El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer” hace referencia a las dos caras de la vida del controvertido y ambiguo personaje.

El libro de Bird y Sherwin, dividido en cinco partes y con una amplia galería de imágenes y fotografías en su parte final, es una completa y extraordinaria biografía sobre un personaje clave de la historia del siglo XX, que resume en cierta manera la historia de su país y de un periodo crucial de la historia de la humanidad. Y que abrió un debate, completamente vigente en nuestros días, sobre los avances y descubrimientos de la ciencia y las obligadas reflexiones éticas y morales que conllevan ante sus posibles consecuencias posteriores.

“Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer”. Kai Bird y Martin J. Sherwin. Editorial Debate. 2023. 864 páginas.


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miércoles, 6 de septiembre de 2023

DE TORRES DEL ABAD DE SAN VICTORIÁN A TORRES DEL OBISPO

Panorámica de Torres del Obispo
El Campanal, o campanario, de Torres del Obispo
Iglesia parroquial y plaza Mayor de Torres del Obispo

Torres del Obispo, localidad hoy incluida en el municipio de Graus, no ha tenido siempre la denominación toponímica con que se la designa en la actualidad. El sustantivo Torres, derivado del latín “turris” (con el significado de “torre, castillo o población fortificada”), utilizado coloquialmente a secas por sus habitantes, se ha visto casi siempre acompañado en sus denominaciones oficiales por un complemento encabezado por la preposición “de” con el significado general de “perteneciente a”. Aunque ha habido otras denominaciones más efímeras, dos han sido las principales para referirse a la población: Torres del Abad de San Victorián y Torres del Obispo. Vamos a ver en este artículo en qué momentos cronológicos se han utilizado ambas denominaciones y cuáles fueron las causas del paso de una a otra y en qué circunstancias históricas y sociales se produjo esta transformación nominal.

Como a finales del siglo XIX afirmaba el cronista local Ramón Burrel (1), es muy probable que el rey aragonés Ramiro I conquistara a los árabes la plaza ribagorzana de Torres del Obispo en el año 1063, después de la toma de Benabarre y justo antes de que el propio monarca encontrara la muerte ese mismo año en su fallido intento de ganar Graus. Pero esta fecha no está documentada y la conquista bien podría haberse producido unos años más tarde y ser un eslabón más en la asfixia a la que el nuevo rey, Sancho Ramírez, que no deseaba repetir los errores de precipitación de su padre, estaba sometiendo al castillo grausino. Al parecer, el lugar fue repoblado y organizado hacia el 1078; por lo tanto, ya estaría conquistado en esta fecha, cuando el citado Sancho Ramírez concedió a Gombau Ramón de Capella el vecino pueyo o cerro de Castarlenas. En las afrontaciones son consignadas la Torre de Asner Moret y la Mata de Torres. Poco después, este mismo rey dio a Sancho Tomás de Torre de Ésera y a Baró Mir un capmás al Pueio de Sus (tal vez el nombre anterior de Pueyo de Marguillén)  y tres más al castillo de Turino, tal vez Torres, con diezmos, primicias y oblaciones (2).

Cuando Graus fue por fin conquistado en 1083, la villa fue otorgada por Sancho Ramírez al monasterio de San Victorián de Asán, en Sobrarbe, del que pasó a depender. Según se deduce de un documento de unos años más tarde, también Torres se convirtió en pertenencia del monasterio asanense y, por ello, comenzó a denominarse Torres del Abad de San Victorián. Este documento está fechado en Monclús en noviembre de 1094 y en él se dice que Pedro I de Aragón y Ribagorza donó a Santa María de Obarra y al monasterio de San Victorián de Asán la "ecclesiam Sancta Maria cum ipsa sua parrochia et illa que dicitur Turris ab integro". Es decir, la iglesia de Santa María y la parroquia llamada Torres íntegra, con los diezmos, las primicias, las oblaciones y los derechos de defunción. También le dona toda la villa, con las tierras, viñas, edificios, árboles, aguas, acequias, molinos, prados, y muchos otros bienes inmuebles que tenía y que en el futuro pudiera adquirir. Además de eso, concedió que todos los rebaños pudieran pastar libremente en los dominios reales, sin pagar herbaje ni carnelaje (impuestos por la hierba y por la carne) y, asimismo, que los hombres pudieran aprovechar la madera del bosque. Finalmente, hay que subrayar que este documento confirma la donación "sicut olim jam antecesores mei dederant predictam ecclesiam et villam de Torres de Sancta María de Obarra" (3). En este documento se observa que el pueblo es llamado Torres de Santa María de Obarra; a partir de este momento, y para dejar clara su nueva dependencia, adquiere la denominación de Torres del Abad de San Victorián.

Según el ya citado Ramón Burrel, quien se basa sobre todo en que así lo ha transmitido la tradición local a lo largo de generaciones, el pueblo habría sido una importante plaza de la orden religioso-militar de los templarios. Este hecho no puede afirmarse con rotundidad ni documentarse, y el mencionado cronista local no aporta argumentos demasiado sólidos; pero la tradición lo ha transmitido con empeño y también en la Historia de Barbastro de López Novoa, escrita en 1861, al referirse a Torres del Obispo, entre otras cosas, se dice que "su iglesia parroquial, antes colegial, fue convento de templarios" (4).

Tras ese posible periodo de presencia de la Orden del Temple, el lugar sería restituido al abadiado de San Victorián de Asán. Torres del Obispo era la posesión situada más al sur y la más alejada del propio monasterio de las muchas que dependían de la abadía sobrarbense. En un documento fechado en agosto de 1307 y recogido en el libro Los monasterios medievales de Aragón, de Agustín Ubieto, al establecer el rey Jaime II lo que el monasterio de San Victorián debía cobrar por sus villas, se hace mención expresa de todas ellas, en su mayoría situadas entre los ríos Cinca y Ésera, y en la relación ya aparece Torres, escrito sin ningún complemento del nombre añadido. Se trata, como hemos referido, del pueblo más alejado del monasterio. De la zona geográfica más próxima al mismo, sólo aparecen citados Torrelabad, Torre de Ésera y Graus (5).

En el interesantísimo libro de Antonio Serrano Montalvo La población de Aragón según el fogaje de 1495, Torres, que consta como perteneciente al monasterio de San Victorián, tenía en ese año dieciocho fuegos, es decir, dieciocho casas, que a una media de unas cinco personas por casa daría un total de unos noventa habitantes. Lo más interesante de este documento es que se citan los nombres de esos dieciocho vecinos (cabezas de familia) del lugar, por este orden: Primo mossen Johan Garriz (rector), Johan de Santa Olalia (bayle), Miguel de la Clusa, Domingo Cepiello, Betrán de la Portella, Sancho Naval, Jaume Piquer, Ramón lo Mujerrez, Johan de Terlión, Johan Bonet, Jaume Frago, Pedro Xristoval, Tristán Moncal o Montal (miserable), Antoni Ferrer (miserable), Ramón de Font (miserable), La de Miranda (miserable), Arnau Guillem (miserable) y Martín el Vizcayno, (miserable). En una nota se dice que, en un principio, se les olvidó nombrar a tres miserables que no tenían qué comer, y que eran Tristán Montal, Antoni Ferrer y Ramón de Font. Esta expresión "miserable" se utiliza para referirse a su condición de pobres de solemnidad y vemos que de las 18 casas del pueblo, 17 si descontamos la del cura, seis eran muy pobres y tres de ellas tanto que no tenían ni para su sustento. Algunos de los nombres como Clusa (Cllusa, en el habla local), Frago, Naval o Portella son denominaciones de casas del pueblo que han llegado hasta la actualidad, o al menos hasta hace muy pocos años, y de las que los citados serían posiblemente antepasados hace ya más de quinientos años (6).

Entre los muchos informes que se redactaron en el siglo XVI, Ubieto, en su ya mencionado libro, cita uno del canónigo Pérez de Artieda que dice, entre otras cosas, que "San Victorián es el monasterio más antiguo deste reyno y que tiene su distrito que llaman el Abadiado de San Victorián, el cual tiene de largo seis leguas, contando desde Gia hasta Torres más abaxo de Graus, y en ancho otras tantas dende La Espuña hasta Obarra, dentro del cual el abad exercita jurisdicción espiritual y en sus lugares propios de vasallos la temporal, excepto en los lugares de Rivagorza (escrito así con v), y para el exercicio del espiritual tiene su oficial en la villa de Graus, puesto que dentro del dicho distrito tiene el obispado de Lérida algunos lugares de su jurisdicción estando entremezclados unos con otros y en muchos que son del abadiado tiene también jurisdicción espiritual y colación de beneficios el dicho obispo y asimesmo hay entremezclados algunos del priorato de Roda" (7). Sabemos que en Graus las disputas por el poder temporal sobre la villa (la dependencia religiosa se mantuvo hasta mucho más tarde) culminaron con un importante pleito entre la abadía asanense y el conde ribagorzano, que un arbitraje resolvió a favor del segundo en el año 1480 (8). En el siglo XVI, los litigios son entre el conde de Ribagorza y el propio monarca Felipe II, y esta disputa por la jurisdicción de Ribagorza dio lugar a las cruentas guerras civiles que ensangrentaron el condado durante parte de dicha centuria.

En un informe de 1549, citado por Manuel Iglesias Costa en su Historia del Condado de Ribagorza, y realizado con motivo de la visita al condado del propio conde titular don Martín Gurrea y Aragón, se alude al pueblo como Torres de San Victorián y se dice lo siguiente, que intento transcribir con comas, que no aparecen en el documento citado por Iglesias, y donde suprimo algunas referencias poco claras: "Comparecieron Sebastián Santolaria, bayle del lugar de Torres de San Vitorián, [parece probable que este Sebastián Santolaria fuera descendiente del Johan Santolaria que aparece también como bayle del lugar en el informe de 1495]; Pedro Frago, [descendiente del Jaume Frago de 1495], jurado; Juan Bidal, prohombre; y consejeros, personas elegidas por el concejo general del dicho lugar. Respondieron que el lugar es del abadiado de San Victorián y son veinte y nueve vecinos y que la jurisdicción criminal es del señor conde y que ésta han visto ejercitar y que la apelación en lo civil han oído decir que también es del señor conde. Tiene en dicho lugar su señoría hueste y cabalgada y junta de homicidios y otras calonías. Hay bayle, justicia y dos jurados y el bayle pone el abad y jurados y el bayle pone el justicia. Hay tres infanzones llamados Sebastián Santolaria, Francisco Navarro y Juan Miguel Montart". (9). De este documento, que no olvidemos se hace para que el conde reivindique su poder y su autoridad sobre los diversos lugares del condado, observamos que se dice que éste, el conde, tiene cierta jurisdicción sobre el lugar, pero que el bayle (el alcalde) del pueblo, según parece entenderse, es nombrado por el abad; por lo tanto, en algunos aspectos, el conde tiene jurisdicción sobre la población, pero en otros la mantiene todavía el prelado asanense.

Pero hay más. En 1554 se realiza un censo a raíz de una sentencia dictada por la audiencia de Zaragoza a favor del conde don Martín de Gurrea y Aragón en respuesta al recurso presentado contra la pretensión real de Felipe II de incorporar el condado a la Corona. Como hemos dicho, este pleito será el origen de las sangrientas guerras civiles ribagorzanas. Este censo, también citado en su ya referido libro por Manuel Iglesias (10), y considerado por éste como muy fiable, se realiza tras recorrer don Martín, pueblo a pueblo, todo su condado y es, como dice Iglesias, el censo de la época conocido de mayor precisión. En él, aparece Torres del Abad entre los lugares del condado que son “de Señores de Iglesia”, lo que quiere decir que Torres pertenecía al abadiado de San Victorián, pero donde el conde tiene jurisdicción criminal y cierta pretensión en apelación de la civil y otros derechos, con una población de cincuenta fuegos (unos 250 habitantes). El incremento de vecinos es muy notable respecto al informe de sólo cinco años antes; por lo tanto, alguno de los dos podría ser erróneo. Sabemos que muchos censos no se ajustaban a la realidad porque, cuando se realizaban para recaudar impuestos, había vecinos que se ocultaban o incluso huían de la población. Sin pretender enredarnos en la fiabilidad de estos censos e informes, constatamos sus diferencias y observamos la situación de Torres que, como la de Graus, es de pertenencia todavía al monasterio de San Victorián, aunque sometido cada vez en más aspectos a la jurisdicción del conde de Ribagorza.

El censo anterior queda confirmado en otro informe de 1566, y en la posterior bula pontificia de 1571, citados por Ubieto en su libro sobre los monasterios de Aragón (11),  donde se detallan los cincuenta y cuatro lugares del señorío monástico de San Victorián y los tres monasterios-prioratos (además del propio de San Victorián, los de San Pedro de Tabernas y Santa María de Obarra), que alcanzaban hasta 925 vecinos, es decir, fuegos o casas, destacando el conjunto de Graus, con 300, al que sigue Torres con 50. Esta cifra, como decimos, coincide con el censo de 1554 citado por Iglesias Costa. El abadiado ejercería en ese momento su potestad sobre una población de entre 4000 y 5000 habitantes.

En el año de 1571, mediante una bula pontificia firmada por Pío V, el día 28 de junio se creaba la nueva diócesis de Barbastro y el abadiado de San Victorián perdió la jurisdicción sobre casi todos los lugares citados. Por consiguiente, Torres dejó de pertenecer a dicho monasterio para pasar a formar parte del obispado de Barbastro y, por ello, ya en 1575, adquiere su nombre moderno de Torres del Obispo.

En resumen, durante un largo periodo de unos cinco siglos (con el referido posible paréntesis templario), el lugar actualmente denominado Torres del Obispo se llamó Torres del Abad de San Victorián, por ser pertenencia, la más alejada geográficamente del centro monástico, de un extenso y poderoso abadiado. Hemos visto cómo, en ese largo periodo de tiempo, se hace necesario aclarar en ocasiones las competencias que sobre el lugar tienen el abad asanense, el conde ribagorzano o el propio monarca, y cómo ello generó una serie de conflictos que a buen seguro alterarían en muchos momentos la tranquilidad de esta población ribagorzana.


NOTAS:

(1) Ramón Burrel, Relación histórica y monografía del lugar de Torres del Obispo, Imprenta de José Perales, Madrid, 1899.

(2) VV. AA, Ribagorça. Catalunya Romanica,  Barcelona, 1998, pp. 540 y 541. Las líneas referidas a Torres del Obispo son obra de Joan Albert Adell Gisbert. Encontramos en ellas mención a una primera noticia de Torres que dataría de finales del primer milenio, cuando "el presbítero Baró fundó San Julián de Capella y de inmediato, con la citada iglesia, él mismo, se entrega al monasterio de Santa María de Torres y al abad Adroer para seguir la vida. monacal; de esta comunidad mozárabe, no se ha localizado ninguna otra noticia" Hasta aquí la cita que, unida a la presencia de un árbitro mozárabe en la resolución del litigio entre Juseu y Aguinalíu por la posesión de un pozo salinar, permite, con todas las reservas, pensar en la existencia de una importante comunidad mozárabe en la zona e incluso en un monasterio cristiano como pudiera ser el de Santa María en Torres.

(3) Adell Gisbert: op. cit. p. 541.

(4) Saturnino López Novoa, Historia de Barbastro, Sociedad Mercantil y Artesana y Heraldo de Aragón, Zaragoza, 1981, Tomo II, pp. 376 y 377.

(5) Agustín Ubieto Arteta, Los monasterios medievales de Aragón. Función histórica, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, Zaragoza, 1999, pp. 84 a 90.

(6) Antonio Serrano Montalvo, La población de Aragón según el fogaje de 1495, II, Sobrecullidas, IFC et alii, Zaragoza, p. 378.

(7) Ubieto Arteta, Agustín: op.cit. pp. 86-88.

(8) José Mª Ariño, Sentencia arbitral en la villa de Graus. 1480 Diario del Alto Aragón, Suplemento Domingo, 6 de mayo de 2001.

(9) Manuel Iglesias Costa, "Historia del Condado de Ribagorza", Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 2001, p. 382.

(10) Iglesias Costa: op. cit, p. 430.

(11) Ubieto Arteta, Agustín: op.cit., p. 88.

(Artículo publicado en El Llibré de las Fiestas de Graus de 2023)