domingo, 13 de julio de 2025

"ASALTAR LA TIERRA Y EL SOL", LA AVENTURA TRÁGICA DE LA COLONIZACIÓN FRANCESA DE ARGELIA


Desde hace un tiempo, encontramos en la literatura francesa una corriente de un cierto revisionismo histórico, que pretende reinterpretar a través de la ficción la versión más tradicional o comúnmente aceptada de algunos hechos relevantes de la historia del país vecino. Así ha ocurrido con algunos personajes o episodios de la Revolución de 1789, el colaboracionismo con los alemanes en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial o el colonialismo francés en tierras africanas o asiáticas. En este último punto, en concreto en la aventura colonial francesa en Argelia, se inscribe la novela “Asaltar la tierra y el sol”, publicada en 2022 en Francia, donde ha tenido un fuerte impacto y ha recibido importantes premios literarios. Recientemente ha sido publicada en España por la meritoria editorial Sexto Piso, con traducción del francés de David M. Copé.

El autor de la novela es Mathieu Belezi (Limoges, 1953), pseudónimo literario de Gérard-Martial Princeau, profesor de matemáticas que ha ejercido la docencia en Estados Unidos y viajero incansable que ha vivido en México, Nepal, India y distintas islas griegas. Aun siendo un escritor minoritario, desde hace veinte años se dedica en exclusiva a la escritura y actualmente reside entre Roma y París. Autor de una quincena de títulos, tras el éxito de “Asaltar la tierra y el sol”, muchos de sus libros se están reeditando en su país y traduciendo internacionalmente. En España, solamente estaba traducida su novela “Era nuestra tierra”, publicada por El Aleph en el año 2010.

“Asaltar la tierra y el sol” es una novela breve, pero muy intensa y de fuerte impacto en el lector. El relato se sitúa a mediados del siglo XIX, cuando la fragata Labrador parte del puerto de Marsella y cruza el Mediterráneo en dirección a Argelia. “Son los primeros años de la colonización francesa, y centenares de familias han decidido dejarlo todo atrás y probar suerte en un territorio tan desconocido como prometedor. Séraphine es una de las muchas madres que han desembarcado en la colonia y, a pesar de las arengas patrióticas y la incesante cantinela optimista de las autoridades, desde su llegada no ha percibido sino una hostilidad como jamás había presenciado. En paralelo, un soldado francés a las órdenes de un capitán despiadado narra las brutales campañas en las que los militares arrasan pueblos enteros, violan, asesinan y humillan a aquellos a quienes dicen civilizar”. Aunque se cargan más las tintas en las atrocidades del ejército invasor, militarmente superior e imbuido de la superioridad moral del supuesto civilizador de un pueblo atrasado al que se pretende ayudar, la novela tampoco cae en maniqueísmos simplistas. Más bien muestra la inacabable espiral de venganzas atroces y cómo, cuando la violencia, la enfermedad, la miseria y el horror se adueñan de los instintos más primarios, prevalece la irracionalidad y la civilización se confunde con la barbarie.

La novela se divide en siete capítulos que van alternando los títulos de “Trabajo duro” y “Baño de sangre”. En “Trabajo duro”, la narradora es Séraphine, una mujer que se ha embarcado en la aventura colonial con su marido y dos hijos y ha arrastrado con ella a su hermana, también casada y con otros dos hijos. Con un tono sombrío y pesimista Séraphine, va contando todas las penalidades que viven su comunidad y su familia, a la que se le han otorgado siete hectáreas de terreno, desde su llegada a Argelia: un clima inhóspito, el duro trabajo en el campo, una devastadora epidemia de cólera que provoca espanto y muerte, la violenta hostilidad de los autóctonos… Hay una frase repetida en boca de la narradora que ilustra su angustiosa situación: “¿habían acabado ya nuestras desgracias?” Los capítulos de “Baño de sangre” están narrados por un soldado anónimo de un destacamento militar que protege a los colonos y que está al mando de un capitán violento y despiadado, que se convierte en uno de los protagonistas del relato. Su frase más repetida, que justifica sus desmanes, es “¡no sois ningunos ángeles!”.

Mathieu Belezi usa una prosa elaborada y rica, de periodo largo y sintácticamente muy bien estructurada. Aplica, sin embargo, y casi paradójicamente, algunos de los usos modernos que la tecnología ha traído a la escritura de nuestro tiempo: ausencia de mayúsculas al inicio de frases, carencia de puntos finales al término de los párrafos… Podría decirse que la novela está dotada de una belleza trágica, combinando precisas, y a veces preciosas, descripciones con narraciones detalladas de sucesos terribles contados con una crudeza espeluznante. En cualquier caso, el resultado es una novela breve y muy contundente, en la que Belezi ha llevado a cabo su particular ajuste de cuentas con la historia de su país y ha mostrado sin ambages la sinrazón de la trágica aventura de la colonización francesa en Argelia.

“Asaltar la tierra y el sol”. Mathieu Belezi. Sexto Piso. 2024. 132 páginas