sábado, 16 de noviembre de 2024

AVENTURAS, MAR, AMOR Y GUERRA EN LA ÚLTIMA NOVELA DE ARTURO PÉREZ-REVERTE


Fiel a su costumbre de escribir prácticamente un libro al año, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) acaba de publicar “La isla de la mujer dormida”, su última novela. Periodista, corresponsal de guerra durante más de veinte años, miembro destacado de la Real Academia Española de la Lengua, navegante, el escritor cartagenero es autor de más de una treintena de novelas y de centenares de artículos periodísticos. Polemista sin pelos en la lengua y libre del corsé de la corrección política imperante, con más de veinte millones de lectores en el mundo y traducido a más de cuarenta idiomas, Pérez-Reverte goza de un enorme éxito literario en nuestro país y de un gran reconocimiento internacional. Tras su brillante homenaje a Sherlock Holmes y a los relatos de misterio en “El problema final”, reseñada en esta sección el pasado año, con “La isla de la mujer dormida” el escritor cartagenero vuelve a la novela de aventuras en el mar. En este caso, con el telón de fondo de la Guerra Civil española, aunque su acción se sitúa lejos de nuestras fronteras.

“La isla de la mujer dormida” transcurre en 1937 en dos planos geográficos distintos: la pequeña isla griega del mar Egeo que da título al libro y la ciudad de Estambul. Durante la Guerra Civil española, la marina del bando nacional pone en marcha una operación encubierta en el mar Egeo para sabotear los envíos de armas desde la Unión Soviética a la Segunda República. Los ataques se realizan desde una lancha torpedera facilitada por los nazis, a cuyo mando se ha puesto a Miguel Jordán Kyriazis, español de madre griega, que ha trabajado como marino mercante y que, tras ser reclutado por el ejército y hacer un cursillo en Alemania, es ascendido directamente a teniente de navío. La tripulación a su cargo es mercenaria y variopinta en sus procedencias: un piloto griego, contrabandista, supersticioso y lobo de mar; un telegrafista inglés, ex alcohólico, irónico e irreverente que cita a Shakespeare con frecuencia; un torpedista holandés, desertor de la marina de su país; y otros tres marinos griegos y uno albanés.

La isla en la que se esconden es propiedad de un aristócrata griego, que vive en ella con su esposa, una mujer madura, antigua modelo, que aún retiene parte de la deslumbrante belleza que tuvo en su juventud. En los mares próximos a la isla, se desarrollarán los ataques de la torpedera, descritos pormenorizadamente con una prosa vívida y vigorosa y, como no podía ser de otro modo en el autor, un amplísimo despliegue de léxico marinero. Además de guerra y aventuras en el mar, en el reducido espacio isleño asistiremos a las turbias y morbosas relaciones del complejo triángulo amoroso que van a componer el desengañado aristócrata, un hombre culto y bibliófilo; su melancólica y vitalmente derrotada mujer; y el joven, serio, responsable y apuesto, teniente español, con un físico y unos rasgos más propios de un escandinavo.

En trama más breve y paralela, encontramos a dos espías españoles residentes en Estambul. Uno del bando franquista y otro del republicano. Ambos juegan al ajedrez y se sonsacan  mutuamente informaciones para seguir en la ciudad disfrutando de sabrosas comidas, rematadas con el servicio de refinadas prostitutas turcas. El republicano tiene como patronas de su pensión a dos españolas anarquistas, aunque él sea comunista y esté bajo la minuciosa observación de un implacable y ceñudo comisario ruso. Hay, pues, además de aventuras en el mar, otros ingredientes en la novela como el espionaje y el amor. La canción francesa “Parlez-moi d’amour”, de Lucciene Boyer, muy popular en los años treinta, se cita con frecuencia en el libro y lo enmarca en su principio y su final.

“La isla de la mujer dormida” es, ante todo, una emocionante novela de aventuras, de hombres cuya primera patria es el mar, al que pertenecen por encima de ideologías, países y creencias. Desde luego, detrás de la historia contada está la pasión y la experiencia marineras de Pérez­-Reverte y su gran bagaje de lecturas sobre el tema que acumula desde la infancia. Toda la extensa literatura del mar, desde Homero a la numerosa bibliografía de piratas y corsarios de diferentes épocas o de las hazañas bélicas de las guerras en los mares. Especial referencia merece la literatura de Joseph Conrad, nombrado varias veces en el libro, que se inicia con una cita suya, aunque no sea ésta marinera. Hay que decir que, como ha comentado el autor en algunas entrevistas, casi todo en la novela es ficción, desde la isla en que sucede hasta las acciones bélicas que en ella se narran, pues nunca hubo presencia militar española en la zona ni sabotajes organizados contra los barcos soviéticos que surcaban esas aguas con ayuda para la República. Todo lo ha diseñado con encaje, precisión y esmero el propio novelista.

Aventuras, mar, amor, guerra, emoción, intriga, magníficos personajes principal y secundarios, brillantes referencias literarias, trabajada estructura narrativa y… entretenimiento asegurado. Otra magnífica novela del prolífico y siempre exitoso Arturo Pérez-Reverte, que sigue contando historias convincentes y acentuando el adverbio “solo” y los pronombres demostrativos.

“La isla de la mujer dormida”. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2024. 416 páginas.

domingo, 3 de noviembre de 2024

"ROPA DE CASA", LAS MEMORIAS PERSONALES DE IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN

Tras publicar el pasado año la magnífica novela “Castillos de fuego”, Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) ha sorprendido con “Ropa de casa”, un libro que recoge sus memorias personales y su proceso de formación como escritor. Con una impecable trayectoria, Martínez de Pisón es, sin duda, uno de los escritores más sólidos de la literatura española actual. Desde que hace ya cuarenta años publicara “La ternura del dragón”, el escritor zaragozano, afincado en Barcelona, ha escrito una quincena de novelas, entre las que destacan “Carreteras secundarias”, “Dientes de leche”, “El día de mañana”, “La buena reputación”, “Derecho natural”, “Fin de temporada” o la reciente “Castillos de fuego”. También es autor del ensayo “Enterrar a los muertos”, el libro de relatos “Aeropuerto de Funchal” y la novela de no ficción “Filek, el estafador que engañó a Franco”.

Con “Ropa de casa”, Martínez de Pisón ha escrito un magnífico libro de memorias de estructura clásica, cronológicamente lineal y con el contexto de los cambios socioeconómicos que llevaron a España de la dictadura franquista a la democracia. En cualquier caso, el escritor se centra fundamentalmente en sus recuerdos familiares y vivencias personales, entre las décadas de los sesenta y los noventa del pasado siglo. Y lo cuenta de manera sencilla y honesta, desde la humildad del hombre común, exenta de cualquier pretenciosidad, y sin cargar las tintas en el contexto social y político, que queda como un mero telón de fondo de su trayectoria vital y su crecimiento como escritor y persona. Una vida exenta de grandes problemas, con una infancia feliz, una juventud de estudiante con inquietudes humanísticas, una vocación de escritor satisfecha muy pronto y la consecución de una vida familiar estable con su novia de toda la vida y la posterior paternidad.

Este es el resumen que hace el propio autor al inicio del capítulo 7 de su libro. “Me pregunto ahora a quien, aparte de mí y mis allegados, pueden interesar estas páginas, que cuentan una vida en la que no han pasado demasiadas cosas. Digamos que, en comparación con otras, la mía ha sido una vida pequeña. Pero, en fin, no solo a los pomelos y a las naranjas se les puede sacar el jugo: también a las mandarinas. He gozado siempre de buena salud, he vivido rodeado de afecto y me he podido dedicar profesionalmente a lo que ha sido mi pasión, la literatura. Supongo que no hace falta mucho más para sentirse un privilegiado. A lo mejor este libro es solo un testimonio de emoción y gratitud hacia la gente que ha hecho que me sienta así, la gente que ha sido importante para mí. Un posible resumen del libro sería: niño en el Logroño de los años sesenta, muchacho en la Zaragoza de los setenta, aprendiz de novelista en la Barcelona de los ochenta. Un resumen aún más escueto diría que este es el relato de la formación de un escritor, porque uno es escritor desde mucho antes de escribir sus primeras líneas: en esa niñez y en esa juventud está la sustancia de la que luego se va a nutrir su mundo literario”.

Pues hay que decir que el libro sí resulta de gran interés para el lector común. Escrito con la prosa precisa y fluida habitual, sin retóricas ni adornos innecesarios, recorremos la vida del escritor desde sus orígenes familiares. Su padre era militar y murió prematuramente cuando Ignacio tenía diez años. Su madre, una mujer valiente y decidida, abrió varias tiendas de ropa y sacó adelante a sus cinco hijos huérfanos, siempre arropados por el cariño del resto de la familia. El abuelo materno era carlista convencido y en su biblioteca descubrió Ignacio algunas de las novelas de Valle-Inclán que lo iniciaron en la buena literatura. Ni con su padre militar ni con su abuelo carlista sufrió el escritor choque generacional alguno, pues ambos murieron antes que Franco.

Su madre zaragozana quiso que todos sus hijos nacieran en Zaragoza, pero la infancia del escritor en los sesenta transcurrió en Logroño, pequeña ciudad provinciana, donde su padre estaba destinado. A principios de los setenta, la familia se trasladó a Zaragoza. Ignacio estudió con los jesuitas y cursó Filología Hispánica en la universidad, con profesores tan sabios y eruditos como Aurora Egido y José Carlos Mainer. En la década de los ochenta se traslada a Barcelona, donde estudia Filología Italiana, inicia su carrera como escritor y consigue publicar muy pronto sus primeros libros en la emblemática editorial Anagrama de Jorge Herralde. A Barcelona se traslada su novia de Zaragoza, profesora de instituto, con quien se casa por lo civil y tiene dos hijos.

Mención especial merece el apartado literario del libro. Martínez de Pisón conoce y trata a muchos de los mejores escritores del momento y a cada uno dedica algunas líneas y, en algunos casos, jugosas anécdotas. Carlos Barral, Vázquez Montalbán, Muñoz Molina, Brice Echenique, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Cristina Fernández Cubas o Bernardo Atxaga, con quien viajó a Edimburgo, son algunos de ellos. Y los aragoneses José Antonio Labordeta, José Luis Melero, Luis Alegre, Javier Tomeo, Cristina Grande o los prematuramente muertos Félix Romeo y Chusé Izuel.

En resumen, una estupenda autobiografía que se lee con el deleite de una novela. Y que, en mi caso, por ser de la edad del autor, haber estudiado Filología Hispánica y vívido también los años ochenta y noventa en Barcelona, he disfrutado especialmente.

“Ropa de casa”. Ignacio Martínez de Pisón. Seix Barral. 2024. 304 páginas.




 

sábado, 19 de octubre de 2024

"LA GUARDIA DEL ALBA", UNA BRILLANTE Y COMPLETA BIOGRAFÍA DE JOSEP CONRAD


Con motivo de la celebración este año del centenario de su muerte, se ha publicado en nuestro país “La guardia del alba”, una completa biografía del gran escritor polaco Joseph Conrad (1857 – 1924). Su autora es la historiadora estadounidense Maya Jasanoff, catedrática en la Universidad de Harvard, que ha publicado varios ensayos, no traducidos al español, y colabora en importantes medios escritos como The New York Times, The Guardian y The New York Review of Books. El libro, subtitulado “Joseph Conrad en el nacimiento de un mundo global”, fue publicado originalmente en 2017 y, ahora, Debate lo ha editado en España con traducción del inglés a cargo de María Serrano Giménez y Francesc Pedrosa Martín.

“La guardia del alba” es una lúcida y brillante exploración en la vida, la obra y la época del escritor polaco, que se trasladó muy joven a Inglaterra (más tarde adquirió la nacionalidad británica), se hizo marinero y viajó por buena parte del mundo, desde el Sudeste Asiático y Australia al Congo y el Caribe, y adoptó el inglés como lengua literaria. Se trata de un completo recorrido por el periplo vital de Conrad, desde sus orígenes familiares hasta su muerte, pero también de su inserción en el contexto social y político de su tiempo, con atención especial a las grandes transformaciones que se producen en el transporte marítimo (con el paso de las embarcaciones a vela a los modernos barcos de vapor y la construcción de los canales de Suez y Panamá) y en la expansión del colonialismo europeo y estadounidense en las décadas finales del siglo XIX e iniciales del XX. Una época que, según la autora del libro, supone el nacimiento de un mundo global, embrión y precursor, en buena medida, del que vivimos más ampliamente en nuestros días.

Maya Jassanoff, que ha rastreado a Conrad leyendo sus libros y realizando algunos de sus viajes, apuesta por una biografía que, siendo lineal en lo cronológico, adopta una estructura poliédrica y poco convencional, con variados enfoques y una suma bien amalgamada de los diferentes aspectos que engloban la complejidad de una vida, una obra y una época abordadas con amplitud. La autora muestra sus intenciones en el prólogo. “En este libro me dispongo a explorar el mundo de Conrad empleando una brújula de historiadora, la gráfica cronológica de una biógrafa y el sextante de navegación de una lectora de ficción. A través de la narración de la historia de su vida deseo entrelazar las historias de Europa, Asia, África y Latinoamérica  –y los océanos entre ellas–, y reflexionar acerca de lo que Conrad explicó sobre estas regiones en cuatro de sus novelas más conocidas: ‘El agente secreto’, ‘Lord Jim’, ‘El corazón de las tinieblas’ y ‘Nostromo’”. 

El punto de partida son los orígenes familiares intensamente polacos del escritor. Józef Teodor Konrad Korzeniowski, que este era su nombre de pila, nació en Berdichef, una ciudad que hoy pertenece a Ucrania y entonces al imperio zarista. Sus padres eran fervientes católicos y activos nacionalistas polacos, de una Polonia entonces engullida por sus vecinos. Por ello, fueron perseguidos y deportados a Rusia, lo que aceleró su muerte y dejó pronto huérfano al joven Konrad. Importante personaje familiar fue para él su tío Tadeusz, sensato tutor y prudente consejero a lo largo de buena parte de su vida, y con gran presencia en el libro.

Sorprendió a todos, y parece asombroso, que a los dieciséis años Konrad decidiera abandonar una región sin salida al mar para hacerse marinero. Tras pasar por Italia y Marsella (donde tuvo un intento de suicidio), se trasladó a Londres y durante veinte años, antes de escribir una sola palabra, trabajó como marino profesional, ascendiendo penosa y lentamente en la escala de rango, y navegó por medio mundo. Esos viajes inspiraron luego sus obras literarias y lo convirtieron en uno de los grandes “escritores de mar”, aunque su mejor libro, “El corazón de las tinieblas”, está inspirado en su navegación por el río Congo. Uno de los aspectos más destacados del libro de Maya Jasanoff es la conexión que establece entre la vida de Conrad y su literatura, cómo traslada a sus relatos las experiencias vividas en sus viajes como marinero. En cualquier caso, Conrad nunca acabó de adaptarse a los progresos de la navegación marina y siempre añoró el “romanticismo” de las embarcaciones a vela de sus primeros años frente a la posterior modernidad del vapor. También en sus apreciaciones éticas y morales sobre el colonialismo europeo modificó su pensamiento y pasó de defender la superioridad blanca y del imperio británico a una abierta crítica a la hipocresía occidental que disfrazaba de libertad y progreso lo que era en realidad una explotación despiadada. Su experiencia en el Congo belga fue probablemente determinante en ese cambio.

Son muchas las cuestiones que se abordan en esta espléndida biografía de Conrad y su mundo. La edición en España del libro de Maya Jasanoff, en el año del centenario de su muerte, es un merecido homenaje al gran escritor anglo-polaco.

“La guardia del alba”. Maya Jasanoff. Destino. 2024. 432 páginas

jueves, 10 de octubre de 2024

RUTA CIRCULAR DESDE LASCUARRE EN EL MARCO DE "EN CLAVE ARAGÓN".


Unas sesenta personas participaron el pasado domingo en una excursión circular desde Lascuarre, organizada por el Centro Excursionista Ribagorza. La actividad formaba parte del festival “En clave de Aragón”, que se celebró durante todo el fin de semana en esta villa ribagorzana. Tras la caminata, los excursionistas y otros participantes en el festival disfrutaron de una multitudinaria comida popular al aire libre en una de las plazas del pueblo.

A las ocho de la mañana, los caminantes nos dimos cita en el bar social de Lascuarre, donde fuimos obsequiados con café y torta. Desde la salida del pueblo, tomamos una pista en dirección a la Torre de los Moros. A los pocos metros, pasamos junto al antiguo convento de los Trinitarios, del que solo quedan algunas ruinas de su iglesia de la Piedad. Tras algo menos de una hora de camino, llegamos a la Torre de los Moros, una torre de vigilancia de planta rectangular, cuyo origen y basamento son tal vez medievales, aunque la construcción actual date probablemente de los siglos XV o XVI. Hace unos años, fue restaurada y se colocó en su interior una plataforma metálica que permite ascender hasta sus bordes y contemplar desde lo alto una magnífica panorámica del valle del Isábena.

Tras caminar un rato por bosque de pinos, se llega a la arruinada iglesia del Mon de Roda, núcleo central de un antiguo hábitat disperso con diversas casas diseminadas por la zona. Se desciende luego hasta un pequeño arroyo para ascender por un tramo más umbrío con algunos bellos robles y rincones más húmedos y verdes. Al final de la subida, alcanzamos la llamada Casa Chordi, restaurada no hace mucho y con un pequeño oratorio en su interior. Siempre por pista, nos desviamos un poco hacia el norte para llegar hasta la Mora de Mariñós, una antigua aldea de tres casas, hoy despoblada, en la que destaca la iglesia dedicada a San Pedro Apóstol.

Desde allí, descendimos hasta Lascuarre, pasamos junto a la bonita ermita románica de San Martín, en el cementerio de la localidad, y la majestuosa iglesia parroquial de Santa María la Mayor y bajamos hasta el local social, donde cerramos el círculo y terminamos la excursión. Habíamos recorrido 16 km, con 420 m. de desnivel acumulado, en algo menos de cinco horas con las paradas. Tras un breve descanso y unos refrescos, dimos cuenta de una estupenda comida popular al aire libre, a base de ensalada de garbanzos y una sabrosa caldereta de cordero. Una completa jornada de excursionismo, gastronomía y convivencia.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2024/10/09/ruta-circular-desde-lascuarre-en-el-marco-de-en-clave-de-aragon-1768644-daa.html?utm_source=Facebook&fbclid=IwY2xjawF03G5leHRuA2FlbQIxMQABHcePaKGT97JbpdwKyOeqFkKsSWeA7umvZ6hKNu_SwJ0p0Nvy1m-Q63_ZGg_aem_IJIhRWSI7nGNnWzEx8qmBw

sábado, 5 de octubre de 2024

"NELA 1979", AUGE Y CAÍDA DE LA CONTRACULTURA EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA

Juan Trejo (Barcelona, 1970) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha colaborado en diversas publicaciones literarias y de viajes y trabaja como traductor. Es autor de las novelas “El fin de la Guerra Fría”, “La máquina del porvenir” (ganadora del Premio Tusquets de Novela en 2014),”La otra parte del mundo” y “La barrera del sonido”.  Ahora, acaba de publicar “Nela 1979”, libro en el que ha intentado reconstruir la vida de su hermana Manuela, muerta en 1979 a los 21 años.

Como tantas familias en aquel tiempo, los Trejo emigraron desde Extremadura a Barcelona en 1962. Procedentes de la localidad de Oliva de Mérida, en la provincia de Badajoz, se instalaron en un humilde piso del barrio barcelonés de Valcarca. Componían la familia los padres y sus tres hijos: Paco, de seis años; Manuela, de cuatro; y Carmen, de apenas once meses. Juan nació en Barcelona ocho años más tarde. Manuela, Nela como ella prefería, manifestó muy pronto un carácter más rebelde que sus hermanos y tenía frecuentes choques con su madre. A los 16 años abandonó el hogar familiar y se fue a vivir por su cuenta. Enseguida entró en contacto con los ambientes contraculturales que en esos años proliferaron en Barcelona. A partir de la segunda mitad de los setenta, Nela empezó a consumir heroína, lo que la llevó primero a Génova y después a Valencia. Con 21 años, murió en un hospital valenciano, oficialmente por una perforación estomacal. El consumo de heroína era por entonces muy escaso en nuestro país y suponía un tabú y un estigma que la familia trató de ocultar.

Todo lo que acabo de contar lo conoce el lector casi desde el inicio del libro, que en buena medida es una investigación casi detectivesca del autor en busca de informaciones que aporten más luz sobre la vida de su hermana, de la que, tras su muerte, dejó de hablarse en las conversaciones familiares. El propio escritor ha confesado en alguna entrevista que sin la muerte de su madre no  hubiera escrito el libro. El detonante fue la tristeza con llanto que lo embargó cuando, hace unos años, vio en televisión “Sonrisas y lágrimas”, que había ido a ver al cine con su hermana cuando él tenía cuatro años. Al volver a visionarla sintió una necesidad apremiante de conocer mejor a su hermana y de intentar comprender los derroteros de su vida. 

La investigación que emprende aborda diferentes momentos temporales que confieren al relato un cierto valor de crónica de una época reciente de la historia de nuestro país. Por un lado, conocemos los antecedentes de la vida familiar en la Extremadura rural y su desembarco como emigrantes pobres en una Barcelona en pleno desarrollo. Por otro, recorremos la vida contracultural barcelonesa, de 1973 a 1979, que en la ciudad catalana estuvo impregnada de un espíritu hippy, anarquista y libertario, casi inexistente en el resto del país. Proliferaban los llamados pisos comuna, se leía la revista Ajoblanco y miles de personas participaron en las Jornadas Libertarias de 1977, celebradas en el barrio de La Floresta en el que vivió un tiempo Nela, o en las cuatro ediciones del Canet Rock entre 1975 y 1978. Recorremos lugares de encuentro como las plazas Real y de San Felipe Neri o locales como Zeleste, Magic, Café de la Ópera, London o Els Enfants. Siguiendo el rastro de su hermana, el autor entrevista a algunos de los personajes más conocidos de aquella Barcelona, y constata que, entre los que abrazaron la nueva manera de vivir, también había clases y diferentes niveles económicos. Muchos pertenecían a familias acomodadas de la ciudad y siempre tuvieron las espaldas cubiertas; otros, como Nela, procedían de extractos sociales más bajos, saltaron sin red al vacío y fueron carne de cañón. Luego vino el desencanto y la llegada de la heroína. Aunque el contacto de Nela con esa droga se produjo cuando su presencia en España era aún muy escasa y estaba al alcance de muy pocos. Tampoco en Italia, adonde Nela viaja con su pareja Valerio, importante personaje del libro, era fácil de encontrar. La devastadora epidemia de heroína se produjo más tarde, ya en la década de los ochenta.  

El choque generacional fue tremendo. Lo explica muy bien Juan Trejo en una entrevista reciente: “Aquel era un momento especial porque las viejas reglas habían caducado y las nuevas estaban por construirse. Eso hacía que la brecha entre padres e hijos fueran inmensa. Mis padres venían de un pueblecito de Extremadura, tenían un pensamiento muy rígido, como casi todos los que estaban en ese estado, digamos, de inmigración. Aquel fue un extraño momento, en el que un sector de la juventud consiguió una libertad de movimientos anómala para lo que era el país. Mi hermana creyó en eso y no hubo manera de conciliar sus ideas con las de mis padres”.

“Nela 1979” se presenta como un libro de no ficción, aunque tal vez sea más acertado definirlo como una crónica novelada. Se trata de un ejercicio de memoria personal y familiar del autor y una reconstrucción, todo lo fiel que los escasos datos lo permiten, de la vida de su hermana. Solo al final, la tenacidad indagadora de Juan Trego tiene una relativa recompensa. En cualquier caso, el libro se lee con fluidez y gusto y supone, en cierto modo, una crónica de una época, hoy algo olvidada, que tuvo, como todas, sus luces y sus sombras. 

“Nela 1979”. Juan Trejo. Tusquets. 2024. 336 páginas

 

jueves, 3 de octubre de 2024

MAB Y CER CULMINAN LA RUTA DE SAN RAMÓN EN SAINT BERTRAND DE COMMINGES



Los clubes Montañeros de Aragón de Barbastro y Centro Excursionista Ribagorza de Graus culminaron el pasado domingo, en la localidad francesa de Saint Bertrand de Comminges, el llamado “Camino del destierro del obispo San Ramón”, comenzado conjuntamente en 2016. Han sido ocho etapas con salidas y llegadas en Capella, Roda de Isábena, Obarra, Casa Arro de Montanuy, Forcat, Hospital de Viella, Viella, Bosost, Arlos, Chaum y, finalmente, Saint Bertrand de Comminges, recorriendo la comarca oscense de Ribagorza, la Alta Ribagorça catalana, el Valle de Arán y el sur de Francia. Siempre hacia el norte, por los valles de los ríos Isábena, Noguera Ribagorzana y Garona, y teniendo como máximas elevaciones el Port y la Tuca del Port de Viella, de 2442 y 2605 m. de altitud respectivamente. Este itinerario coincide con tramos del Camino de Santiago y con el antiguo camino histórico que unía Roda de Isábena y Saint Bertrand de Comminges, dos pequeñas poblaciones con magníficas catedrales de origen medieval.

La etapa del domingo tuvo una participación de 46 personas. Treinta del club barbastrense y trece del grausino. Además, en Francia se unieron al grupo dos miembros del Club Alpin Français de Tarbes. Y nos acompañó, buena parte del recorrido, Navidad Peguera, nacido en la localidad ribagorzana de Aneto, que emigró de niño con sus padres a Francia y vive actualmente en Bertren, muy cerca de Saint Bertrand.

La actividad se inició a las siete de la mañana para viajar en autobús desde Barbastro a Chaum. Tras casi tres horas de carretera, eran las diez cuando empezamos a andar. La mañana era algo fría y ventosa, aunque enseguida amainó el viento y disfrutamos de un día agradable y soleado. El camino discurre por una vía ciclista paralela al río Garona, por terreno llano, con verdes prados en los que pastaban plácidamente algunos caballos. Íbamos dejando a nuestra espalda la recortada silueta del Gar, la montaña más emblemática de Comminges. Pasamos por las poblaciones de Bertren, Lucan y Loures-Barouse y, poco antes de llegar a Saint Bertrand, vimos a nuestra izquierda la solitaria basílica de Saint Just.

Tras 16,5 km de recorrido, a las dos de la tarde llegamos a Saint Bertrand. La visita a su impresionante iglesia catedral de Santa María fue el broche de oro a la excursión. Un extraordinario templo gótico con orígenes románicos que visitamos con detenimiento. Llaman la atención su órgano en una esquina, su recogido claustro y, sobre todo, la magnífica sillería del coro, situado en el centro de la iglesia. Tras comer y pasear por las turísticas calles del lugar, nos esperaba un largo regreso en autobús. Felices por haber culminado un proyecto de ocho años, que nos ha deparado grandes momentos de excursionismo y estrechado fuertes lazos de amistad y convivencia.

https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/deportes/2024/10/02/culmina-la-ruta-de-san-ramon-en-saint-bertrand-de-comminges-1766772-daa.html?utm_source=Facebook&fbclid=IwY2xjawFrl6hleHRuA2FlbQIxMQABHX6-atK4__omHX0AMugKPxrBs80zTuE_Tu-LvYKtAMFIJzavl6iPIzNXMw_aem_tHn0mlt81GV11kvMWiYR4A

domingo, 22 de septiembre de 2024

"PIRINEOS. MÁS ALLÁ DE LAS MONTAÑAS": UN VIAJE POR LA CORDILLERA PIRENAICA


 

Kris Ubach, nacida en Barcelona con orígenes familiares pirenaicos, es una reconocida fotógrafa, periodista y viajera. Ha visitado más de ochenta países y publicado numerosos artículos en revistas especializadas y diversos diarios nacionales e internacionales. “Pirineos. Más allá de las montañas”, que creo que va ya por la quinta edición, es su primer libro de viajes.

“Pirineos. Más allá de las montañas” narra un viaje a través de los Pirineos, de extremo a extremo de la cordillera, de oeste a este, desde Irún hasta el Cabo de Creus. Aunque, en cierta medida, sigue el itinerario del GR-11 o senda transpirenaica, no se trata de un recorrido andando, ni siquiera es un viaje lineal ininterrumpido, sino un viaje en coche, con varios puntos de partida desde los que la autora visita diferentes lugares y también hace algunas excursiones a pie, como buena montañera y excursionista que es. Ella misma lo explica en el libro: “Por motivos prácticos y sobre todo porque una modesta escritora de viajes como yo, que vive de publicar artículos en revistas, de hablar sobre viajes en la radio y de hacer fotografías profesionales para los más variados clientes, no puede permitirse el lujo de pasar fuera de casa cuatro meses enteros como hizo Theroux, el viaje en coche desde Irún hasta el Cap de Creus se desarrolló en realidad en cinco viajes largos entre el verano de 2021 y la primavera de 2022: uno para Navarra, otro para Aragón y tres más para la Vall d’Aran, Andorra y Catalunya oriental, además de varias escapadas adicionales para completar informaciones y entrevistas”.

La escritora recorre, por tanto, lugares de los Pirineos vasco y navarro, aragonés (desde el que hace varias incursiones en el francés), aranés, andorrano y catalán oriental. Pero, como indica su título, no se para solo en las montañas y los paisajes, sino que va mucho más allá y atiende a la gastronomía, la cultura, los pequeños pueblos, el patrimonio, las formas de vida, la historia y, sobre todo las gentes que habitan esas montañas. Como símbolo de la condición fronteriza de los Pirineos, el primer capítulo está dedicado a la Isla de los Faisanes, llamada Île de la Conférence por los franceses, situada en la desembocadura del Bidasoa y que, desde el Tratado de los Pirineos en 1659, es española durante seis meses del año y francesa durante los seis siguientes. Luego irán apareciendo historias de brujas, molinos del Batzan, agotes proscritos, monjas de clausura, espías y contrabandistas, el Santo Grial, balnearios, pueblos deshabitados, ciclistas y puertos míticos del Tour, montañeras pioneras, nazis, historias de pastoreo antiguo y de trashumancia  moderna, vírgenes secuestradas, cultivadores andorranos de tabaco, cuadros del Museo del Prado escondidos… También hay muchas referencias gastronómicas y alusiones a personajes importantes de la literatura que visitaron los Pirineos, como Ernest Hemingway, Pío Baroja, Victor Hugo, Gustave Flaubert,  Camilo José Cela, Josep Maria Espinás o George Sand. Pero, como buena periodista, Kris Ubach busca siempre los testimonios personales y orales de gentes que viven en esas montañas o que las conocen bien por su oficio o afición. Muy interesantes son las reflexiones sobre el montañismo actual que se desprenden de la conversación que, en un  día de lluvia que les obliga a suspender la excursión que ambas habían programado, la autora mantiene con Edurne Pasaban en el refugio aranés de Montgarri.

Los lugares del Pirineo oscense visitados se agrupan en los capítulos “El Santo Grial” (San Juan de la Peña), “Canfranc y el oro de Hitler” (Canfranc), “Tomando las aguas” (Panticosa) y “Pirineo deshabitado, I y II” (Valle de Tena). Interesantes son las conversaciones con Ramón Campo sobre el tema de la estación de Canfranc y su importancia durante la Segunda Guerra Mundial; con Tere, una señora con la que habla de las iglesias mozárabes del Serrablo y la ejemplar labor en su restauración de la Asociación de Amigos del Serrablo; y con Enrique Satué sobre Ainielle y los despoblados de Sobrepuerto. Especialmente entrañable es el encuentro con Rosalía Ramón, mujer de 84 años y una de las pocas personas vivas nacidas en Ainielle, que recibe a la autora en su piso de Sabiñánigo.

Según explica Xavier Moret en el prólogo del libro, este responde a las tres fases que debe tener una buena crónica viajera. La primera consiste en documentarse bien antes de partir; la segunda, en emprender el viaje sin prisas, con los sentidos alerta y sin calendario cerrado, dejándote tentar por los desvíos y propuestas que puedan surgir en el camino; y la tercera consiste en saber contarlo, teniendo claro que el diario que recoge el día a día del viaje no es el libro, sino que hay que partir de una estructura bien trabada. Además de otros, el principal modelo literario de la autora, como de tantos cronistas de viajes, es Paul Theroux, cuya obra “El gran bazar del ferrocarril” sembró en ella el germen del interés por los viajes ya en su adolescencia

“Pirineos. Más allá de las montañas” es un buen libro de viajes, bien escrito, perfectamente estructurado y muy ameno, variado y entretenido.

“Pirineos. Más allá de las montañas”. Kris Ubach. Península. 2023. 360 páginas.