sábado, 28 de junio de 2025

"HOTEL ROMA", TRAS LAS HUELLAS DE CESARE PAVESE

El escritor italiano Cesare Pavese se suicidó por una sobredosis de barbitúricos el 27 de agosto de 1950 en la habitación número 49 del Hotel Roma de Turín. Nacido en septiembre de 1908 en la pequeña población de Santo Stefano Belbo, el autor piamontés no había cumplido aún los 42 años. Pavese es uno de los escritores más destacados de la literatura italiana del siglo XX. Es autor de un buen número de novelas (“La playa”, la más  filosófica “Diálogos con Leucò”, “La casa en la colina”, “Entre mujeres solas”, “El bello verano” o “La luna y las fogatas”, entre otras), dos libros de poesía (“Trabajar cansa” y “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”), el diario póstumo "El oficio de vivir" y algunos ensayos. Licenciado en Filología Inglesa, tradujo al italiano numerosas obras de la literatura anglosajona, destacando su versión del “Moby Dick” de Herman Melville. Fue, asimismo, un pilar fundamental de la importante editorial italiana Einaudi. Ahora, el joven escritor francés Pierre Adrian (1991) ha rastreado la vida y la obra de Cesare Pavese en su libro “Hotel Roma”, publicado en Francia por la editorial Gallimard  y en España, con traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona, por Tusquets Editores.

Pierre Adrian, que se inició en la literatura con un libro sobre Passolini y ha publicado varias novelas, firma con “Hotel Roma” una magnífica obra que participa, en certera y equilibrada mezcla, de la biografía, el libro de viajes, la crónica, el análisis literario y, en más escasa medida, la ficción. A partir del hallazgo de su cadáver en su habitación del Hotel Roma turinés, Pierre Adrian rastrea con devoción y pasión la vida y la obra de Pavese. Recorre los lugares que frecuentó y donde vivió, analiza frases reveladoras y reflexiona sobre pasajes de sus libros, indaga en sus relaciones con las mujeres y en las opiniones de sus amigos y conocidos, y pone el foco, principalmente, en sus últimos pasos antes de poner fin a su vida un tórrido domingo del mes de agosto en un Turín desierto y fantasmal. En la primera página de los “Diálogos con Leucó”, la obra que más apreciaba, Pavese había escrito con bolígrafo negro: “Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿De acuerdo? No chismorreéis mucho”. Dos días antes de su suicidio Había escrito la última entrada en su diario “El oficio de vivir”: “Todo esto da asco. Palabras no. Un gesto. No escribiré más”.

Abandonada ya su pasión juvenil por Pasolini, Adrian confiesa que “Pavese, piamontés sombrío, duro, lacónico y sentencioso, pasó a ser el escritor de mis treinta años porque yo ya no buscaba un maestro, sino un amigo que me hiciera compañía. Yo ya aceptaba el mundo y había renunciado a cambiarlo”. Y  a esa compañía virtual y literaria, el escritor francés, narrador en primera persona, suma el acompañamiento físico de su pareja sentimental (“la chica de la piel morena”) a la que involucra sin piedad en sus pesquisas por los lugares pavesianos. En sus encuentros temporales (ella vive en París y él en Roma), juntos visitan Langue, la tierra idealizada de la infancia del escritor (“Había, pues, en algún lugar, un mundo incorrupto en el que se vivía sin conflictos, en el que se cultivaba la vid. Había en algún lugar una colina”), Brancaleone, pequeño pueblo calabrés donde Pavese estuvo un año confinado; y, por supuesto, Turín, su ciudad, en la que vivió, trabajó y murió. En el libro también hay referencias a personajes conocidos de la cultura italiana como el cineasta Antonioni, que adaptó al cine una novela de Pavese, la actriz Monica Vitti o los escritores Natalia Ginzburg o Italo Calvino.

Algunos han querido ver en su confinamiento en Brancaleone el primer desengaño amoroso de Pavese. Fue confinando por guardar algunas cartas de una chica comunista de la que estaba enamorado. No había intenciones políticas en ese acto, solamente sentimentales. Sin embargo, al término de su castigo, fue en busca de aquella chica, pero ella acababa de casarse con otro. En el libro se alude a la controvertida relación de Pavese con las mujeres, un tema que ha suscitado interpretaciones diversas. Aunque el escritor permaneció en permanente soltería y vivió siempre en casa de su hermana o en hoteles, mantuvo diversas relaciones sentimentales que nunca se prolongaron demasiado en el tiempo. La última fue su romance con la actriz estadounidense Constance Dowling, que trabajó un tiempo en Italia rodando una película y a quien Pavese dedicó su poemario póstumo “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. Su relación terminó cuando ella retornó a Estados Unidos. También aquí, por su proximidad temporal, algunos han querido ver una causa más de su suicidio. Sin embargo, Pavese escribió por esas fechas que  “uno no se mata por amor a una mujer, sino porque el amor -cualquier amor- nos revela en nuestra desnudez, en nuestra miseria, en nuestra vulnerabilidad, en nuestra nada".

Con un estilo pausado, elegante e intimista, “Hotel Roma” nos recuerda algunos libros de escritores españoles como Vicente Valero o José Carlos Llop que hemos reseñado en esta sección. “Hotel Roma” es una declaración de amor y un homenaje a Cesare Pavese, un escritor que, como escribió Italo Calvino, tal vez “se quitó la vida para que nosotros aprendiéramos a vivir”. Un libro a la vez sencillo y erudito, que posiblemente no gustará a todo tipo de lectores, pero que hará disfrutar a muchos. 

“Hotel Roma”. Pierre Adrian. Tusquets Editores. 2025. 208 páginas 

 

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