Se cumplen ahora setenta años de la llamada Bolsa de Bielsa, uno de los episodios más destacados de la pasada Guerra Civil. En la primavera de 1938, unos siete mil hombres de la 43 División del ejército republicano, amparados en la accidentada geografía pirenaica, resistieron durante algo más de dos meses los ataques del ejército rebelde, muy superior en número de efectivos y en material de guerra utilizado.
Este episodio bélico ha despertado un considerable interés en los últimos años. Se han hecho exposiciones, se han filmado vídeos y hasta se ha organizado alguna travesía andando por el Puerto Viejo de Bielsa, rememorando el desesperado éxodo que llevó a civiles y combatientes derrotados hasta el otro lado de la frontera. Entre los libros que tratan el tema destaca “La Bolsa de Bielsa: el heroico final de la República en Aragón”, editado en 2005 por la Diputación Provincial de Huesca, con abundancia de fotografías procedentes del Museo de Bielsa y un completo texto histórico de Antonio Gascón Ricao. Además de una detallada información sobre las operaciones militares, el texto se enriquece con fragmentos de los diarios de dos contendientes en la lucha, uno de cada bando. Las observaciones del republicano Enrique Satué Buisán y del alférez franquista Ramiro Sobregrau aportan una visión cotidiana y doméstica, muy a ras de suelo, o de trinchera, del conflicto.
El 9 de marzo de 1938 el ejército franquista lanzó una fuerte ofensiva que logró romper el frente de Aragón. En la provincia de Huesca el avance hacia el este fue rápido e imparable. El día 28 de ese mes cayó la estratégica ciudad de Barbastro y el día 31 las fuerzas rebeldes tomaron Graus y Benabarre. Aínsa cayó el 5 de abril y, aunque el día 2 ya habían llegado al pueblo algunas patrullas nacionales, la localidad ribagorzana de Campo, junto al río Ésera, fue definitivamente ocupada el 11 abril. Benasque, al final del valle de este río y junto a la frontera francesa, fue conquistada el día 14, con lo que las fuerzas franquistas pasaron a controlar por completo la carretera que va desde Graus hasta esta localidad. De esta manera la 43 División republicana, al mando de Antonio Beltrán “El Esquinazau”, quedó desconectada del Ejército del Este que operaba en Cataluña y se cerró el flanco oriental de la Bolsa de Bielsa. Cuando el día 15 de ese mismo abril el gobierno francés cerró la frontera amparándose en el tratado de no intervención, el aislamiento de las fuerzas republicanas fue completo.
Más o menos, la línea oriental de la Bolsa quedó establecida de sur a norte en la Peña Montañesa y la sierra Ferrera, el collado de Cullivert -entre Viu y Laspuña-, Cotiella, la peña de las Once, el collado de Coronas o Barbaruens, el puerto de Sahún y las altas montañas situadas al noroeste de Benasque. Desde el 3 de abril, el collado de Coronas y el puerto de Sahún, los dos principales lugares estratégicos del flanco, situados entre las comarcas de Ribagorza y Sobrarbe, quedaron a cargo de dos batallones de la 102 Brigada Mixta, con un tercer batallón en la reserva situado en San Juan de Plan. Los republicanos, aunque mal armados y equipados, disponían de la ventaja de tener sus posiciones defensivas en las zonas más elevadas de la línea montañosa.
A principios de mayo, tras avanzar por la carretera de Aínsa a Campo, fuerzas de la 3ª de Navarra del ejército franquista tomaron posiciones defensivas en el valle del Ésera, entre Campo y Benasque, relevando a las unidades de la 62 División. Los rebeldes no pensaban encontrar tanta resistencia en el enemigo y se preparaban para un asedio más largo del esperado.
El mes de mayo se inició con lluvia, frío y nieve, y así continuó hasta el final de la Bolsa. Estas notas que el soldado Satué escribió en su diario son elocuentes sobre la verdadera situación de las fuerzas republicanas: “Como dotación única de utensilio y menaje recuerdo que el tres de mayo pasado me habían dado de calzado, en la compañía, en el sector de Laspuña, unas alpargatas de las típicas hechas en el valle de Bielsa, por carecer de botas para los milicianos en el mentado asedio, queridos lectores, con un par de alpargatas dos meses, por trincheras llenas de agua y de barro, andando constantemente, lloviendo, nevando, con barro hasta la rodilla, y teníamos que resistir con ellas o sin ellas”.
El día 15 de mayo, domingo, llegaron a Bielsa, casi por sorpresa, Juan Negrín, Presidente del Gobierno de la República, y Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor del Ejército. Procedentes de Tarbes, habían cruzado la frontera por el Col de la Gela y el puerto de Barrosa. El motivo aparente de su presencia en la zona de conflicto era su deseo de condecorar personalmente a los más destacados resistentes de la Bolsa. Sin embargo, otra intención más oculta se escondía tras la inesperada visita.
Los mandos republicanos preparaban una inminente ofensiva del Ejercito del Este que desde la zona de Balaguer permitiera recuperar los valles del Noguera Pallaresa y el Noguera Ribagorzana, en poder de los franquistas desde principios de abril. En las cuencas de esos ríos se hallan algunas centrales hidroeléctricas fundamentales para el abastecimiento de las industrias de guerra catalanas. La 43 División tenía también un papel asignado en dicha ofensiva. Debía romper el cerco franquista en dos direcciones. Hacia el este, tomando la carretera de Graus a Benasque y colocando entre dos fuegos a las fuerzas franquistas atacadas desde Cataluña, y hacia el suroeste, estableciendo un nuevo frente en el Cinca. Si no se conseguía alcanzar este río, el objetivo prioritario era establecer una larga línea que uniera los avances de la 43 División (Aínsa - Arro - Foradada - Campo - Graus) con los del Ejército del Este (Balaguer - Alfarrás - Tamarite de Litera - Purroy de la Solana - Benabarre).
Antonio Beltrán, escaso de efectivos y munición y con la moral de algunos de sus subordinados no demasiado alta, renuncia a parte del ambicioso plan y decide que va a centrar sus primeros esfuerzos en controlar la carretera que va de Benasque a Campo, descendiendo desde sus posiciones en el puerto de Sahún. Tras conquistar Campo, una fuerte columna deberá dirigirse a Fuendecampo y Arro y tomar Aínsa. Una vez consolidada esta posición, desde Aínsa se lanzarían dos columnas que se abrirían respectivamente hacía El Grado y Graus, donde se esperaba contactar con las otras fuerzas republicanas en avance.
Relacionado con este ambicioso plan de ataque está el intento de construir un aeropuerto en Pineta. El aterrizaje forzoso de una avioneta en el lugar ha hecho concebir esperanzas sobre la posibilidad de construir allí una pista que permita la llegada y el despegue de los aviones. Para ello es necesario drenar con tierra un pequeño embalse y realizar los trabajos durante la noche para no ser descubiertos por el enemigo.
Las fuerzas cercadas no disponen de apoyo aéreo y el único lugar por el que podían recibirlo, el pequeño aeródromo de Belsierre, ha sido destruido por los bombardeos de los rebeldes. Los aviones franquistas, muchos de ellos cazas alemanes e italianos que despegan del aeropuerto de Castejón del Puente, bombardean con creciente insistencia y sin oposición ni réplica las posiciones republicanas. Para que la planeada reacción de los gubernamentales pueda prosperar es fundamental intentar reducir el enorme desequilibrio aéreo que existe entre ambos bandos. Sin embargo, las adversas condiciones climáticas de esos días harán avanzar muy lentamente las obras del aeropuerto de Pineta, que en ningún momento del conflicto llegará a estar operativo.
Este episodio bélico ha despertado un considerable interés en los últimos años. Se han hecho exposiciones, se han filmado vídeos y hasta se ha organizado alguna travesía andando por el Puerto Viejo de Bielsa, rememorando el desesperado éxodo que llevó a civiles y combatientes derrotados hasta el otro lado de la frontera. Entre los libros que tratan el tema destaca “La Bolsa de Bielsa: el heroico final de la República en Aragón”, editado en 2005 por la Diputación Provincial de Huesca, con abundancia de fotografías procedentes del Museo de Bielsa y un completo texto histórico de Antonio Gascón Ricao. Además de una detallada información sobre las operaciones militares, el texto se enriquece con fragmentos de los diarios de dos contendientes en la lucha, uno de cada bando. Las observaciones del republicano Enrique Satué Buisán y del alférez franquista Ramiro Sobregrau aportan una visión cotidiana y doméstica, muy a ras de suelo, o de trinchera, del conflicto.
El 9 de marzo de 1938 el ejército franquista lanzó una fuerte ofensiva que logró romper el frente de Aragón. En la provincia de Huesca el avance hacia el este fue rápido e imparable. El día 28 de ese mes cayó la estratégica ciudad de Barbastro y el día 31 las fuerzas rebeldes tomaron Graus y Benabarre. Aínsa cayó el 5 de abril y, aunque el día 2 ya habían llegado al pueblo algunas patrullas nacionales, la localidad ribagorzana de Campo, junto al río Ésera, fue definitivamente ocupada el 11 abril. Benasque, al final del valle de este río y junto a la frontera francesa, fue conquistada el día 14, con lo que las fuerzas franquistas pasaron a controlar por completo la carretera que va desde Graus hasta esta localidad. De esta manera la 43 División republicana, al mando de Antonio Beltrán “El Esquinazau”, quedó desconectada del Ejército del Este que operaba en Cataluña y se cerró el flanco oriental de la Bolsa de Bielsa. Cuando el día 15 de ese mismo abril el gobierno francés cerró la frontera amparándose en el tratado de no intervención, el aislamiento de las fuerzas republicanas fue completo.
Más o menos, la línea oriental de la Bolsa quedó establecida de sur a norte en la Peña Montañesa y la sierra Ferrera, el collado de Cullivert -entre Viu y Laspuña-, Cotiella, la peña de las Once, el collado de Coronas o Barbaruens, el puerto de Sahún y las altas montañas situadas al noroeste de Benasque. Desde el 3 de abril, el collado de Coronas y el puerto de Sahún, los dos principales lugares estratégicos del flanco, situados entre las comarcas de Ribagorza y Sobrarbe, quedaron a cargo de dos batallones de la 102 Brigada Mixta, con un tercer batallón en la reserva situado en San Juan de Plan. Los republicanos, aunque mal armados y equipados, disponían de la ventaja de tener sus posiciones defensivas en las zonas más elevadas de la línea montañosa.
A principios de mayo, tras avanzar por la carretera de Aínsa a Campo, fuerzas de la 3ª de Navarra del ejército franquista tomaron posiciones defensivas en el valle del Ésera, entre Campo y Benasque, relevando a las unidades de la 62 División. Los rebeldes no pensaban encontrar tanta resistencia en el enemigo y se preparaban para un asedio más largo del esperado.
El mes de mayo se inició con lluvia, frío y nieve, y así continuó hasta el final de la Bolsa. Estas notas que el soldado Satué escribió en su diario son elocuentes sobre la verdadera situación de las fuerzas republicanas: “Como dotación única de utensilio y menaje recuerdo que el tres de mayo pasado me habían dado de calzado, en la compañía, en el sector de Laspuña, unas alpargatas de las típicas hechas en el valle de Bielsa, por carecer de botas para los milicianos en el mentado asedio, queridos lectores, con un par de alpargatas dos meses, por trincheras llenas de agua y de barro, andando constantemente, lloviendo, nevando, con barro hasta la rodilla, y teníamos que resistir con ellas o sin ellas”.
El día 15 de mayo, domingo, llegaron a Bielsa, casi por sorpresa, Juan Negrín, Presidente del Gobierno de la República, y Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor del Ejército. Procedentes de Tarbes, habían cruzado la frontera por el Col de la Gela y el puerto de Barrosa. El motivo aparente de su presencia en la zona de conflicto era su deseo de condecorar personalmente a los más destacados resistentes de la Bolsa. Sin embargo, otra intención más oculta se escondía tras la inesperada visita.
Los mandos republicanos preparaban una inminente ofensiva del Ejercito del Este que desde la zona de Balaguer permitiera recuperar los valles del Noguera Pallaresa y el Noguera Ribagorzana, en poder de los franquistas desde principios de abril. En las cuencas de esos ríos se hallan algunas centrales hidroeléctricas fundamentales para el abastecimiento de las industrias de guerra catalanas. La 43 División tenía también un papel asignado en dicha ofensiva. Debía romper el cerco franquista en dos direcciones. Hacia el este, tomando la carretera de Graus a Benasque y colocando entre dos fuegos a las fuerzas franquistas atacadas desde Cataluña, y hacia el suroeste, estableciendo un nuevo frente en el Cinca. Si no se conseguía alcanzar este río, el objetivo prioritario era establecer una larga línea que uniera los avances de la 43 División (Aínsa - Arro - Foradada - Campo - Graus) con los del Ejército del Este (Balaguer - Alfarrás - Tamarite de Litera - Purroy de la Solana - Benabarre).
Antonio Beltrán, escaso de efectivos y munición y con la moral de algunos de sus subordinados no demasiado alta, renuncia a parte del ambicioso plan y decide que va a centrar sus primeros esfuerzos en controlar la carretera que va de Benasque a Campo, descendiendo desde sus posiciones en el puerto de Sahún. Tras conquistar Campo, una fuerte columna deberá dirigirse a Fuendecampo y Arro y tomar Aínsa. Una vez consolidada esta posición, desde Aínsa se lanzarían dos columnas que se abrirían respectivamente hacía El Grado y Graus, donde se esperaba contactar con las otras fuerzas republicanas en avance.
Relacionado con este ambicioso plan de ataque está el intento de construir un aeropuerto en Pineta. El aterrizaje forzoso de una avioneta en el lugar ha hecho concebir esperanzas sobre la posibilidad de construir allí una pista que permita la llegada y el despegue de los aviones. Para ello es necesario drenar con tierra un pequeño embalse y realizar los trabajos durante la noche para no ser descubiertos por el enemigo.
Las fuerzas cercadas no disponen de apoyo aéreo y el único lugar por el que podían recibirlo, el pequeño aeródromo de Belsierre, ha sido destruido por los bombardeos de los rebeldes. Los aviones franquistas, muchos de ellos cazas alemanes e italianos que despegan del aeropuerto de Castejón del Puente, bombardean con creciente insistencia y sin oposición ni réplica las posiciones republicanas. Para que la planeada reacción de los gubernamentales pueda prosperar es fundamental intentar reducir el enorme desequilibrio aéreo que existe entre ambos bandos. Sin embargo, las adversas condiciones climáticas de esos días harán avanzar muy lentamente las obras del aeropuerto de Pineta, que en ningún momento del conflicto llegará a estar operativo.
En los últimos días de mayo, la ofensiva del Ejército Republicano del Este en el Segre sólo produce tímidos avances en dirección a Tremp. El día 1 de junio la operación emprendida puede considerarse un absoluto fracaso. Por otro lado, los intentos de la 43 División de tomar la carretera de Campo a Benasque no han pasado de algunos infructuosos tiroteos. Los bombardeos de la aviación rebelde se han intensificado y el mando franquista está completamente decidido a liquidar por la vía rápida la resistencia de la Bolsa. La ruptura de sus defensas se producirá principalmente por su flanco oriental.
Liquidado el intento de reacción republicana en el este, los franquistas envían desde Lérida nuevas fuerza de refresco al Pirineo oscense, entre ellas dos banderas del Tercio y dos tabores de Regulares con los temidos “moros”. Los rebeldes pasan a tener unos catorce mil hombres en el cerco de la Bolsa, prácticamente el doble que los asediados.
En el flanco oriental, el día 6 de junio los franquistas toman algunas posiciones en las proximidades del collado de Cullivert. Los días 7 y 8 la aviación rebelde efectúa constantes bombardeos, principalmente sobre las poblaciones de Plan, San Juan de Plan y Gistaín. El día 8 los republicanos intentan tomar la iniciativa en el puerto de Sahún, pero cuando una avanzadilla se mueve con sigilo para sorprender al enemigo es obligada a retroceder por disparos procedentes de sus propias filas. El tremendo error alerta al enemigo y muestra la falta de coordinación en las filas republicanas.
Entre los días 9 y 10 de junio, los franquistas, desde el valle de Benasque y con fuerte apoyo de la artillería y la aviación, logran tomar el puerto de Sahún y el collado de Coronas, abriendo así definitivamente el flanco oriental de la Bolsa. Antonio Beltrán, en sus recuerdos manuscritos “Acciones defensivas de la 43 División en el Pirineo aragonés”, culpa a Hernández de la Mano, jefe de la 102 Brigada, de haber abandonado sus posiciones en los lugares citados y huir con sus hombres primero al puerto de Gistaín y después a Francia. Independientemente de lo que pueda haber de verdad en esas afirmaciones, no hay que olvidar que Beltrán y Hernández eran comunista y socialista respectivamente y que, en algunos momentos puntuales, en la 43 División, mayoritariamente comunista, parecen aflorar las desconfianzas entre mandos de diferentes tendencias políticas. Sea como fuere la suerte de las fuerzas republicanas estaba echada y la derrota definitiva era ya inevitable.
Aunque el 11 de junio algunos efectivos de la 72 Brigada todavía causan algunas víctimas a las fuerzas enemigas en una emboscada en el camino que lleva de Seira a Barbaruens, los franquistas toman ese mismo día las poblaciones de Plan, San Juan de Plan y Gistaín. El día 12 son liquidados los últimos focos de resistencia en la Peña Montañesa y el collado de Cullivert. En la madrugada del día 16 de junio de 1938, el último soldado republicano atraviesa la frontera con Francia. La resistencia de la Bolsa de Bielsa había terminado.
Carlos Bravo Suárez
(Imágenes: Panorámica actual de Bielsa, placa conmemorativa y monolito en el Puerto Viejo de Bielsa junto a la frontera francesa, foto de la evacuación civil en 1938 y sello dedicado a la 43 división republicana.)
Artículo publicado en el Diario del Alto Aragón)
Liquidado el intento de reacción republicana en el este, los franquistas envían desde Lérida nuevas fuerza de refresco al Pirineo oscense, entre ellas dos banderas del Tercio y dos tabores de Regulares con los temidos “moros”. Los rebeldes pasan a tener unos catorce mil hombres en el cerco de la Bolsa, prácticamente el doble que los asediados.
En el flanco oriental, el día 6 de junio los franquistas toman algunas posiciones en las proximidades del collado de Cullivert. Los días 7 y 8 la aviación rebelde efectúa constantes bombardeos, principalmente sobre las poblaciones de Plan, San Juan de Plan y Gistaín. El día 8 los republicanos intentan tomar la iniciativa en el puerto de Sahún, pero cuando una avanzadilla se mueve con sigilo para sorprender al enemigo es obligada a retroceder por disparos procedentes de sus propias filas. El tremendo error alerta al enemigo y muestra la falta de coordinación en las filas republicanas.
Entre los días 9 y 10 de junio, los franquistas, desde el valle de Benasque y con fuerte apoyo de la artillería y la aviación, logran tomar el puerto de Sahún y el collado de Coronas, abriendo así definitivamente el flanco oriental de la Bolsa. Antonio Beltrán, en sus recuerdos manuscritos “Acciones defensivas de la 43 División en el Pirineo aragonés”, culpa a Hernández de la Mano, jefe de la 102 Brigada, de haber abandonado sus posiciones en los lugares citados y huir con sus hombres primero al puerto de Gistaín y después a Francia. Independientemente de lo que pueda haber de verdad en esas afirmaciones, no hay que olvidar que Beltrán y Hernández eran comunista y socialista respectivamente y que, en algunos momentos puntuales, en la 43 División, mayoritariamente comunista, parecen aflorar las desconfianzas entre mandos de diferentes tendencias políticas. Sea como fuere la suerte de las fuerzas republicanas estaba echada y la derrota definitiva era ya inevitable.
Aunque el 11 de junio algunos efectivos de la 72 Brigada todavía causan algunas víctimas a las fuerzas enemigas en una emboscada en el camino que lleva de Seira a Barbaruens, los franquistas toman ese mismo día las poblaciones de Plan, San Juan de Plan y Gistaín. El día 12 son liquidados los últimos focos de resistencia en la Peña Montañesa y el collado de Cullivert. En la madrugada del día 16 de junio de 1938, el último soldado republicano atraviesa la frontera con Francia. La resistencia de la Bolsa de Bielsa había terminado.
Carlos Bravo Suárez
(Imágenes: Panorámica actual de Bielsa, placa conmemorativa y monolito en el Puerto Viejo de Bielsa junto a la frontera francesa, foto de la evacuación civil en 1938 y sello dedicado a la 43 división republicana.)
Artículo publicado en el Diario del Alto Aragón)
1 comentario:
Por lo que oi a mis mayores, me pregunto si sirvió para algo util aquello.
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