Canadá.
Richard Ford. Anagrama. 2013. 512 páginas.
Richard Ford (Jackson, Mississippi, 1944) es uno de los
más destacados narradores de la literatura estadounidense actual. Autor de seis
novelas, entre las que destaca la trilogía protagonizada por Frank Bascombe (El periodista deportivo, El Día de la Independencia –Premio
Pulitzer 1995– y Acción de Gracias), de varios libros de relatos –espléndida
su primera colección Rock Springs de
finales de los ochenta– y de un libro de memorias personales titulado Mi madre, el escritor norteamericano ha
publicado recientemente en nuestro país su última novela Canadá, que buena parte de la crítica literaria ha considerado como
uno de los mejores libros editados durante el pasado año 2013.
Canadá es una larga
novela dividida en dos partes de casi idéntica extensión a las que se añade una
tercera más corta a modo de epílogo. Las dos primeras transcurren durante el
año 1960 y la tercera en 2010, cincuenta años más tarde del grueso de la narración.
El relato está contado en primera persona por Dell Parsons, un joven que tenía
quince años cuando sus padres fueron encarcelados tras atracar un banco cerca
de su casa familiar en Montana. Dell y su hermana gemela Berner quedan
desamparados y solos, pero no esperan a que los servicios sociales del estado
se hagan cargo de ellos. Berner huye de inmediato para vivir su vida y Dell es
ayudado por una amiga de su madre que lo lleva a Canadá para que trabaje con su
hermano Arthur Remlinger, un hombre de pasado oscuro y actitudes violentas.
Canadá es una
hermosa novela que puede considerarse como un relato de iniciación. El narrador
recuerda en primera persona aquel año de 1960 que marcará para siempre tanto su
vida como la de su hermana. Desde el presente, y ayudado por el diario que su
madre escribió en la cárcel, reconstruye aquellos días en que se vio obligado a
vivir hechos extraordinarios que aceleraron su maduración y condicionaron su
futuro y su visión del mundo y del ser humano. La primera parte de la novela
cuenta la peripecia familiar del protagonista, que debe cambiar con frecuencia
de residencia por la condición de piloto militar del padre, un hombre optimista
pero con poca cabeza que se ve forzado a dejar el ejército tras verse
involucrado en algunos negocios sucios que le llevarán a atracar un banco para
saldar las deudas contraídas. La segunda parte del libro, que transcurre ya en
Canadá, a pocos kilómetros de la frontera estadounidense, constituye todo un
relato de adaptación y supervivencia del joven en un medio inhóspito y hostil
de gran dureza.
Richard Ford es un narrador con un gusto especial por las
descripciones detallistas que confieren al relato un gran realismo a veces casi
fotográfico. La observación minuciosa de la realidad física que rodea al
protagonista y el relato de sus reflexiones intimas y sus pensamientos hacen
que la novela avance con cierta lentitud, pero la dotan sin duda de una gran
solidez y del fuste de las narraciones clásicas. La historia de Dell y la
familia Parsons, leída en muy pocos días y en largas tiradas de varias horas,
ha supuesto para mí una absorbente experiencia literaria que, en cierto modo,
me ha recordado aquellas lecturas ya algo lejanas de los grandes clásicos de la
novela.
Carlos
Bravo Suárez
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